Después de ofrecer el sacrificio a la diosa Juno, la reina Dido regresa a su palacio. Al atravesar las calles cercanas al puerto, ha podido comprobar cuánto tensa a la población de Tiro la excesiva actividad. A los gritos de los carreteros pidiendo paso se unen las protestas de los viandantes; los aguadores se abren camino por entre el gentío y no dan abasto a satisfacer a tantos vozarrones sedientos; estallan disputas por todas partes. Parece ser que un estibador ha caído al agua y sólo la intervención de uno de los guardias que vigilan las naves de guerra lo ha salvado de la muerte. La amplitud de un movimiento tan desusado en el puerto da lugar a muchos comentarios. Algunos amigos de Pigmalión se pasean por delante de las naves, observan las operaciones de carga y preguntan aquí y allá. No les gusta todo esto.
- Parece ser que mi patrón, el señor Acus, no puede esperar para hacerse más rico – responde con fingida irritación el capitán de una de sus naves. – Ya sabéis, señores, hay buenas noticias de oriente y él quiere aprovecharlas.
Por otra parte, las obras que se están realizando en el patio del templo de Melqart también han causado irritación a Pigmalión. Se ha enterado de ese asunto por dos de sus fieles más íntimos, quienes participaron con él en la tortura y asesinato de Siqueo y la infructuosa búsqueda del tesoro del templo. Mientras duren las obras habrá vigilancia de noche y ello les impedirá continuar con su indagación. ¡Maldita Dido! Y, encima, tendrá que disimular esta noche en el banquete y seguir dándole excusas sobre la ausencia de su marido. Está harto y más que harto. Urge tomar medidas. Tal vez se ha equivocado. Debería derrocar a su hermana sin tardanza y, una vez en el trono, revolver la ciudad entera si es necesario para encontrar el tesoro. Sí, debe hablar con los suyos cuanto antes. Enviará un mensaje a sus consejeros: mañana, al despuntar el alba, deben acudir a su casa. Se retirarán tarde del banquete, así que su ausencia del foro a primeras horas no levantará sospechas.
--
-¿Crees que estoy bien? – pregunta Anarkasis mirándose las vestiduras.
- No te conocería ni tu madre – responde su amigo. Han cambiado de alojamiento esta mañana y se han identificado ante el nuevo posadero como un mercader griego y su criado. No hay que correr ningún riesgo. El actor ensaya en el exiguo cuarto la forma de caminar más apropiada. No es muy alto y resulta más bien delgado, pero la túnica y el manto le dan prestancia y quiere imprimir elegancia a sus gestos y sus modales. Pero sólo la justa.
- Por primera vez voy a actuar sin careta. Impresiona, ¿sabes?
- ¡Que se lo digan a todas las muchachas que te han hecho sitio en su lecho convencidas de haber encontrado un marido! Espero que en esta ocasión no tengamos que salir huyendo…
-----
Barce está aprovechando el último baño de la reina para concretar con ella los planes que le atañen. Dido pretende dar apariencia de la mayor normalidad, así que no le dirá nada a su hermana Anna hasta el momento de partir. Es demasiado joven y su nerviosismo podría delatarlas. Así que tanto ella como la nieta de Barce cenarán y se acostarán a la hora acostumbrada. En cuanto a la nodriza, acabará de preparar lo necesario y la esperará en el cuarto. La reina vendrá en cuanto acabe el banquete: va a necesitar cambiarse la ropa por otra más ligera y dar las últimas instrucciones.
Por otra parte, las obras que se están realizando en el patio del templo de Melqart también han causado irritación a Pigmalión. Se ha enterado de ese asunto por dos de sus fieles más íntimos, quienes participaron con él en la tortura y asesinato de Siqueo y la infructuosa búsqueda del tesoro del templo. Mientras duren las obras habrá vigilancia de noche y ello les impedirá continuar con su indagación. ¡Maldita Dido! Y, encima, tendrá que disimular esta noche en el banquete y seguir dándole excusas sobre la ausencia de su marido. Está harto y más que harto. Urge tomar medidas. Tal vez se ha equivocado. Debería derrocar a su hermana sin tardanza y, una vez en el trono, revolver la ciudad entera si es necesario para encontrar el tesoro. Sí, debe hablar con los suyos cuanto antes. Enviará un mensaje a sus consejeros: mañana, al despuntar el alba, deben acudir a su casa. Se retirarán tarde del banquete, así que su ausencia del foro a primeras horas no levantará sospechas.
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-¿Crees que estoy bien? – pregunta Anarkasis mirándose las vestiduras.
- No te conocería ni tu madre – responde su amigo. Han cambiado de alojamiento esta mañana y se han identificado ante el nuevo posadero como un mercader griego y su criado. No hay que correr ningún riesgo. El actor ensaya en el exiguo cuarto la forma de caminar más apropiada. No es muy alto y resulta más bien delgado, pero la túnica y el manto le dan prestancia y quiere imprimir elegancia a sus gestos y sus modales. Pero sólo la justa.
- Por primera vez voy a actuar sin careta. Impresiona, ¿sabes?
- ¡Que se lo digan a todas las muchachas que te han hecho sitio en su lecho convencidas de haber encontrado un marido! Espero que en esta ocasión no tengamos que salir huyendo…
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Barce está aprovechando el último baño de la reina para concretar con ella los planes que le atañen. Dido pretende dar apariencia de la mayor normalidad, así que no le dirá nada a su hermana Anna hasta el momento de partir. Es demasiado joven y su nerviosismo podría delatarlas. Así que tanto ella como la nieta de Barce cenarán y se acostarán a la hora acostumbrada. En cuanto a la nodriza, acabará de preparar lo necesario y la esperará en el cuarto. La reina vendrá en cuanto acabe el banquete: va a necesitar cambiarse la ropa por otra más ligera y dar las últimas instrucciones.
- Esta noche quiero estar muy bella, Barce – declara mientras la anciana comienza a colocarle las joyas sobre la túnica blanca de lino: un grueso collar de oro con lágrimas colgantes de lapislázuli y un cinturón cuyas placas, esmaltadas en azul, plata y verde, semejan las escamas de un pez. El cinturón fue un regalo de Siqueo y ambas mujeres piensan en él, sin nombrarlo.
- Tu siempre estás hermosa, niña mía – responde la anciana.
- Ésta es una ocasión especial. Mi despedida de Tiro y de mi trono. No quiero que olviden mi majestad quienes se quedan aquí. Y quienes van a acompañarme deben sentirse orgullosos de seguirme. Yo misma necesito sentirme reina por dentro y por fuera, ya que la mujer que oculto en mí está en estos momentos destrozada…
Debe sentarse de nuevo para que la anciana le calce sus sandalias de cuero con anillas de oro y le dé el último retoque. Ha dispuesto sus cabellos en numerosas trenzas enlazadas alrededor de la cabeza y algunos mechones cayendo sobre la frente. Ahora quiere también que diminutas crenchas den realce a su cuello. Por último, se coloca sobre los hombros su manto de púrpura, símbolo real, y una pequeña diadema. Barce da un paso atrás para contemplarla. Está perfecta.
- Ésta es una ocasión especial. Mi despedida de Tiro y de mi trono. No quiero que olviden mi majestad quienes se quedan aquí. Y quienes van a acompañarme deben sentirse orgullosos de seguirme. Yo misma necesito sentirme reina por dentro y por fuera, ya que la mujer que oculto en mí está en estos momentos destrozada…
Debe sentarse de nuevo para que la anciana le calce sus sandalias de cuero con anillas de oro y le dé el último retoque. Ha dispuesto sus cabellos en numerosas trenzas enlazadas alrededor de la cabeza y algunos mechones cayendo sobre la frente. Ahora quiere también que diminutas crenchas den realce a su cuello. Por último, se coloca sobre los hombros su manto de púrpura, símbolo real, y una pequeña diadema. Barce da un paso atrás para contemplarla. Está perfecta.
Los invitados han acudido ya cuando la reina Dido entra en el salón donde se servirá el banquete. Están de pie hablando en corrillos y, al anunciarse su llegada, cesan las conversaciones y quienes se hallan de espaldas se vuelven a mirarla. Tiene las facciones finas y los pómulos altos, teñidos de un leve rubor. La sonrisa ilumina sus ojos de color miel y extiende su dulzura por el rostro entero. El cabello, rubio intenso, brilla y rodea su cabeza como una aureola. Es menuda y no muy alta. Sin embargo, su persona llena el salón entero y supera a todos en grandeza. Una rápida mirada le descubre que no está Pigmalión. Se entretiene en saludar a los invitados uno a uno, por su nombre, e incluso para ganar tiempo les presenta a Anarkasis, mercader griego e invitado de honor. Por fin, algo apresuradamente llega su hermano. Dido le dirige su sonrisa más radiante y le tiende las manos.
- Querido Pigmalión – le dice – empezaba a temer que algún asunto urgente te impidiese venir. Ven, quiero que te sientes a mi lado. Y tú también, mi estimado príncipe del Senado. Deseo conocer vuestra opinión, una vez el honorable Anarkasis nos haya informado.
- Te diré que mi hijo Acus le ha dado toda la credibilidad, mi reina – responde el anciano senador, mientras se sienta a la derecha de Pigmalión – Piensa partir de inmediato.
Las mesas están colocadas formando un gran cuadrado, con las esquinas abiertas para que pasen los sirvientes. Al mercader griego le han asignado un asiento frente a la reina, al lado de Acus y su esposa Diana. Todos los comensales tienen interés en escucharlo. En Tiro, hablar de negocios es el tema de conversación más estimado. Al menos, hasta la fecha.
La reina Dido lo escucha responder con soltura a las preguntas que le hacen. Es un hombre entendido y de recursos, sin duda. Se defenderá bien. Y, con esta certeza, aparta su atención de Anarkasis y la centra, disimuladamente, en otros. Entre los comensales hay cuatro íntimos de su hermano, y ella ha dado instrucciones de que les sirvan abundante vino. Pigmalión, sentado a su lado, está bebiendo bastante. Se le ve un poco ceñudo, casi desdeñoso hacia ella. A la reina no le importa: no se da por enterada del tono irritado de sus respuestas ni de la forma desairada con que ignora al príncipe del Senado. Esto la preocupa pero, al mismo tiempo, la reconforta pensando que tratará de calmar su mal humor con vino.
Anarkasis ha explicado con detalle que, tras la caída y destrucción de Troya, el paso de los Dardanelos había quedado a merced de muchos bandidos. Sin embargo, pasados ya algunos años, los griegos han conseguido derrotarlos por mar y tierra y han tomado el control del estrecho. Ahora habrá que pagarles el peaje a ellos, pero la ruta es segura. Y, como respuesta a algunas preguntas, se ha dejado llevar por la emoción y ha glosado la salvaje hermosura de aquellas tierras. Todo el mundo ha quedado embelesado por su elocuencia al expresarse y la belleza de sus palabras.
- Eres un mercader muy raro – dice de pronto Pigmalión, deteniendo la copa a mitad de camino entre la mesa y los labios – Y te diré otra cosa: no me gustas.
Y, en un instante, en el salón se hace un silencio como de hielo.
- Querido Pigmalión – le dice – empezaba a temer que algún asunto urgente te impidiese venir. Ven, quiero que te sientes a mi lado. Y tú también, mi estimado príncipe del Senado. Deseo conocer vuestra opinión, una vez el honorable Anarkasis nos haya informado.
- Te diré que mi hijo Acus le ha dado toda la credibilidad, mi reina – responde el anciano senador, mientras se sienta a la derecha de Pigmalión – Piensa partir de inmediato.
Las mesas están colocadas formando un gran cuadrado, con las esquinas abiertas para que pasen los sirvientes. Al mercader griego le han asignado un asiento frente a la reina, al lado de Acus y su esposa Diana. Todos los comensales tienen interés en escucharlo. En Tiro, hablar de negocios es el tema de conversación más estimado. Al menos, hasta la fecha.
La reina Dido lo escucha responder con soltura a las preguntas que le hacen. Es un hombre entendido y de recursos, sin duda. Se defenderá bien. Y, con esta certeza, aparta su atención de Anarkasis y la centra, disimuladamente, en otros. Entre los comensales hay cuatro íntimos de su hermano, y ella ha dado instrucciones de que les sirvan abundante vino. Pigmalión, sentado a su lado, está bebiendo bastante. Se le ve un poco ceñudo, casi desdeñoso hacia ella. A la reina no le importa: no se da por enterada del tono irritado de sus respuestas ni de la forma desairada con que ignora al príncipe del Senado. Esto la preocupa pero, al mismo tiempo, la reconforta pensando que tratará de calmar su mal humor con vino.
Anarkasis ha explicado con detalle que, tras la caída y destrucción de Troya, el paso de los Dardanelos había quedado a merced de muchos bandidos. Sin embargo, pasados ya algunos años, los griegos han conseguido derrotarlos por mar y tierra y han tomado el control del estrecho. Ahora habrá que pagarles el peaje a ellos, pero la ruta es segura. Y, como respuesta a algunas preguntas, se ha dejado llevar por la emoción y ha glosado la salvaje hermosura de aquellas tierras. Todo el mundo ha quedado embelesado por su elocuencia al expresarse y la belleza de sus palabras.
- Eres un mercader muy raro – dice de pronto Pigmalión, deteniendo la copa a mitad de camino entre la mesa y los labios – Y te diré otra cosa: no me gustas.
Y, en un instante, en el salón se hace un silencio como de hielo.
NOTA: Algunos amigos quieren representar algún personaje. Pueden participar quienes lo deseen. De momento, estos son:
ACUS : Acus, hijo mayor del príncipe del Senado y Jefe de Expedición de Dido
ANARKASIS: Anarkasis, actor, debe hacerse pasar por mercader griego.
BETHANIA: Anna, hermana de la reina Dido
JAVIER: Icarus, lugarteniente y consejero de Eneas
KOSTAS: Kostas, cordelero, viajó en la nave de Dido.
LADY ZURIKAT: Iskias, amazona, guardaespaldas de Dido y Anna.
LEODEGUNDIA: Barce, nodriza de Siqueo y fiel sirviente y amiga de Dido
ANGELUSA: Príncipe del Senado
EDEM: Almícar, timonel de la nave de la reina Dido
MOVIE (perro de Clarice baricco): Perro de la reina Dido
TINTA DEL CORAZÓN: Un naúfrago, valiente y fiel capitán de Dido
CHARLES DE BATZ: Parepidemos Samosatense, peregrino.
GOATHEMALA: Árbol (ya veremos cuál)
CLAULLITRICHE: Diana, esposa de Acus y amiga de Dido
IRENE: una ninfa
ANARKASIS: Anarkasis, actor, debe hacerse pasar por mercader griego.
BETHANIA: Anna, hermana de la reina Dido
JAVIER: Icarus, lugarteniente y consejero de Eneas
KOSTAS: Kostas, cordelero, viajó en la nave de Dido.
LADY ZURIKAT: Iskias, amazona, guardaespaldas de Dido y Anna.
LEODEGUNDIA: Barce, nodriza de Siqueo y fiel sirviente y amiga de Dido
ANGELUSA: Príncipe del Senado
EDEM: Almícar, timonel de la nave de la reina Dido
MOVIE (perro de Clarice baricco): Perro de la reina Dido
TINTA DEL CORAZÓN: Un naúfrago, valiente y fiel capitán de Dido
CHARLES DE BATZ: Parepidemos Samosatense, peregrino.
GOATHEMALA: Árbol (ya veremos cuál)
CLAULLITRICHE: Diana, esposa de Acus y amiga de Dido
IRENE: una ninfa
* Plaza del Popolo. Detalle de Relieve.
**Detalle de sarcófago. Museo Massimo alle Terme
***Detalle de cabeza femenina. Museos Capitolinos
****Detalle de los Mercados de Trajano. Roma
*****Friso en relieve representado las artes en el Teatro Argentina de Roma.
Queridos amigos: no estoy en casa, por ello me ha sido imposible responder a los últimos comentarios del post anterior. Prometo hacerlo cuanto antes y contar con vuestra comprensión. Besazos a todos.
ResponderEliminarEspero que Pigmalión simplemente esté borracho...
ResponderEliminarISa,Que banquete de intrigas y confabulaciones,nadie cree ni en su sombra.!Que bella Barce!
ResponderEliminarcariños.
Te sigo, fascinada. Besos.
ResponderEliminarNos has dejado oliendo el vino y mordiéndonos las uñas. Espero que el vino sea bueno, un vino español del duero, no estaría mal, aunque sea para el mismísimo Pigmalión.
ResponderEliminarUn beso diosa, como siempre, en tu linea magistral.
...sentada en medio del salón, al lado de mi marido Acus, retengo el aliento sorprendida, a la espera de una respuesta a las palabras de Pigmalión; quién -pienso- está borracho...
ResponderEliminar(esto de ser parte de la historia da una emoción adicional al leer tus letras!... gracias por compartir, querida Isabel... das lecciones de hospitalidad bloggera, eso me encanta... besos!)
Acabo de leerlo y me he quedado con ganas de más
ResponderEliminarBesos.
Querida ISABEL,como siempre tus palabras son dignas de la pasión que podemos encontrar en cada historia...
ResponderEliminarTú eres una diosa del olimpo!
MIL BESOS A LA ESPERA DE TU REGRESO
¡¡¡ja!!!
ResponderEliminarAhora si que he alcanzado la fama, le guste o no a Pigmalión
ya puedo morir,
que perdurará
mi nombre.
Siempre a sus pies ReinaDido por las letras.
Espero el desenlace del banquete con impaciencia ,un saludo desde el Mar del Norte.
ResponderEliminarLa cena del desenlace...uhmm..veo una escena plena de matices..besos narradora.
ResponderEliminarSe acerca el momento de la partida. A ver si Pigmalion no hace cambiar los planes. Dido está hermosa y como siempre está usando su inteligencia y bondad. Quedan muy bien los personajes que has introducido, quiero decir los nombres.
ResponderEliminarDeseando ya el capítulo IX.
Es preciosa la foto del peinado, se ven perfectamente todos los detalles, así nos hacemoso una idea lo hermosa que iba la reina.
Glup, qué corte con Pigmalión... Me he quedado helada...
ResponderEliminarIsabel, querida, date prisa, eh, que esto está empezando a no ser aptos para cardiacos.
Un beso, Romana.
Además, eran punicos. Eran muy amantes de estas cosas. Realmente, Flauvert con su Salambó hizo mucho daño a la comprensión de esta cultura. Lo que me gusta, de tu relato, es que los narra tal como eran. Era un pueblo amante de la vida, al que le gustaban las fiestas. El vino sirio, las ropas color purpura (Tiro era famosa por su purpura... raro que en la reina no hubiera algo de ese color), los comerciantes. Se dice mucho de los griegos, pero los fenicios eran hábiles marinos, y feroces comerciantes. Gadir fue fundada en el 1100 AC, cuando Iberia era como America para los Españoles en 1492. Y lo mismo se puede decir de Kalpe, de las islas baleares, de Utica. De Cartago...
ResponderEliminarLes gustaban los giros de palabras, y los titulos rinbonbantes. Por ejemplo, el aguador seria el "El Señor del Agua" o el Banquero "El Señor del Dinero". Cosas asi.
Claro que tenian sus defectos, como un racismo tremendo. Quizás influenciado por su origen, ya que era un pueblo encajonado entre grandes imperios y el mar.
Los biografos de Anibal (que no este), diferenciaban su ejercito por Punicos, Libios, Metecos (todo habitante no punico de Carthago, pero generalmente los helenos), Libiofenicios, Heleno Punicos...
Luego, tenemos los sacrificios humanos. Lo cual no está muy claro. Si, algun dios como Baal, exigia la quema de sacrificios, si bien, se "engañaba" al dios, dandole niños nacidos muertos, etc. Y sin embargo, dejaron pronto de creer en los dioses. Les hacian los sacrificios exigidos, pero no creian en ellos. Como los romanos en la epoca Imperial, mas o menos.
Interesante civilizacion... y mas interesante tu relato Isabel. Sigue asi.
Atentamente, Edem, el Barquero. :-)
Estoy nerviosa y emocionada....sigo leyendo..
ResponderEliminarBesos
Si tu forma de manejar el suspenso, y dejarnos en ascuas es magistral.
ResponderEliminarY las imagenes que van sugiriendo un mundo perdido.
Lamentablemente debo agreagar una participacion mas, si participa un perro, alguien deberia hacerle un pequeño honor a mi gato Sirio (en el epoca el nombre ya existia como Sothis, en leguna egipcia, acota el Cangrejo Sedentario) mi gato siames de 18 años, que lamentablemente partira en breve. Aunque su dueño lo niegue, le quedan dias de vida a pesar de todo lo que estamos haciendo tratando de salvarlo de una pancreatitis. Y sera a mi a quien le toque decidir entre el camino larg y espinoso o una salida rapida y decorosa.
Si lo dice Serrat esta bien, 'no se me ocurre nada' para homenajearlo, solo acompañarlo y estar a su lado, hasta el final.
Cuidadín, cuidadín, que los malos aunque estén borrachos no pierden del todo su agudeza y Pigmalión todavía puede armar alguna, espero que el actor sepa hacer su papel extremadamente bien para que las sospechas no vayan muy lejos. ¡Pobre Dido! no se como le sentará la cena.
ResponderEliminarApoyo a Lady Zurikat a la que además le digo que siento lo de su gato, que espero sufra poco. Debe de existir un gato que viaje con todos nosotros.
Un abrazo y a esperar con impaciencia la continuación.
Como nos transportas a través de tu escritura... vaya banquete!
ResponderEliminarAguardaré en el silencio hasta que se haga palpable tu nueva historia.
Besos guapa! :)
Perdóname. No sé si te he avisado de mi cambio de residencia, Isabel.
ResponderEliminarAhora son horas perdidas. Dejé que otros contaran cuentos mientras yo era consciente de que perdia y poerdia ante todo el tiempo.
Te espero ña.
Mamen
Hola niha, Pigmalión está muy mosqueado y, además, un poco achispado. Pero, sobre todo, domina su ansia de convertirse en rey. Besitos, guapa.
ResponderEliminarSaludos, tinta del corazón, a veces la mentira es necesaria. Mira si no, cómo las novelas, el teatro, el cine, nos iluminan... Besitos, naúfrago.
Hola grabriela zayas, ¿no te animas a incorporarte con algún personaje? Te iría bien ser un artista o algo similar ¿no crees? Besos, querida.
Hola javier, me temo que en aquella época sus placeres fueran un poco más burdos. Pero sí, el vino huele bien, pero sobre todo creo que se huele el miedo. Besitos.
Hola claullitriche, si te giras a tu derecha podrás ver el rostro de Anarkasis, impenetrable por el gran dominio que tiene de su oficio, pero, al mismo tiempo, sentir con qué fuerza le está latiendo el corazón. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarSaludos, kurtz, me agobio pensando en lo largos que me salen los posts... En cualquier caso, este pequeño espacio de tiempo entre uno y otro, con vuestros ánimos y comentarios, me sugieren un millón de ideas para seguir. De modo que doy por bueno todo. Besos.
Hola gabu, me conformaría con ser sierva de las musas. Sabes, dentro de todo estas divinidades menores pueden sentarse a nuestro lado o marcharse un rato o para siempre. Pero vaya, su traición no suele conducirnos a la muerte. Besos, guapa.
Hola anarkasis, en estos momentos no necesitamos mártires ni cadáveres ni nada semejante, así que nada de morirse ya. ¡Te echarían de menos las chicas de todos los puertos! Besitos.
ResponderEliminarHola aquiles, no dejan de sacar platos y platos al banquete. Ya veremos cómo acaba todo. Besos.
Hola fernando, espero que esta cena les siente mal a algunos de los comensales y a otros, pese a los nervios, les sea favorable. ¿No te animas con un personaje? Besitos.
Saludos ula, también yo creo que Dido debía estar hermosísima, sobre todo porque su belleza procede directamente de su corazón. ¿Te decides a participar con algún personaje? Besitos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola angelusa, perdón: príncipe del Senado, aunque estés ya entrado en años, tu corazón va a resistir, ya lo verás. Besos y hasta pronto.
Hola edem, una vez más gracias por todos esos conocimientos que nos aportas de manera tan nítida y desinteresada. La reina sí lleva puesto un manto de púrpura sobre su túnica de lino. Creo que con él resalta más su majestad. Besos y hasta pronto.
Hola clarice baricco, se me olvidó poner el nombre púnico de Movie: se llamará Mook. En el próximo post lo pondré correctamente. Besitos.
Isabel si fuera un personaje podría ser un viejo maestro griego que estuviera
ResponderEliminarbajo las ordenes de la reina escribiendo la historia de ella y los origenes de su familia.....besos..es muy de la época no?...el nombre queda a tu discreción y sabiduria.
hola niña, cardiaca yo también, agradezco tu invitación, pero no sé muy bien como participar en el juego...¿pido uno y ya?, ya me diras estupenda cuentacuentos...
ResponderEliminarbesoteeee
mmm ese silencio de hielo ha escapado del salón y ha llegado hasta esta espera mía por conocer y conocer más...
ResponderEliminarUn beso!
Isabel, en esta octava entrega, al igual que en las siete anteriores, no comento nada de las mismas, solo te digo que me gusta leerte, seguiré acá.
ResponderEliminarY me dejaste en suspenso en la nueva trama... hoy si pude leerte con calma y ver que la trama... cobra mas intensidad a medida de que vengo jijijiji...
ResponderEliminarAndo celebrando un mes mas, gustas venir? te espero ;)
Es genial viajar a traves de tus textos, transporta de una forma que casi puedes sentirte allí...
ResponderEliminarOh llego un poco tarde y también al reparto de papeles (me ha encantado esa iniciativa, si me haces un hueco estaría encantada). Veremos como se rompe ese silencio, un besote de krisish
ResponderEliminarHummm lo diría porque está desconfiado o porque lleva un borrachera como un mundo, o... simplemente porque es así de desagradable (aparte de asesino, claro, porque seguro que también hay asesinos agradables)
ResponderEliminar¿Se descubrirá todo el montaje? ¿o llegarán a partir sin ninguna incidencia? Aaaah, lo sabremos en el próximo capítulo. No se vayan todavía aún hay más :)
Aquí me tienes (bueno NOS tienes) siguiendo tus escritos, que aunque como dices, algunas historias ya sé el final, me encanta leerlas de la forma que las cuentas...espero que seas consciente de que estás creando auténtica afición al Mundo Clásico.
ResponderEliminarDos besos.
Ay no, pero cómo nos haces esto!! Pronto, pronto la próxima entrega, por favor!!!
ResponderEliminarEstá demasiado entretenido y lleno de suspenso, Isabel!!!
un abrazo,
Ximena
PD: Me encantó empezar a reconocer a algunos compañeros/as en la historia, le da un toque de complicidad más especial aún...
estoy emocionada con tu ofrecimiento
ResponderEliminarY la respuesta es Amneris, la tejedora
¿qué te parece?
un abrazo, y gracias
Por esta historia, y por las que vendrán despues
Isabel: No puedo evitar imaginar a Anarkasis en aquel momento deseando calzarse una careta nuevamente, aunque probablemente tenga una salida más eficaz a las sospechas de Pigmalión.
ResponderEliminarNo quisiera interferir con tu propia idea para la historia... Se me ocurre en realidad un objeto que mencionaste, aunque inanimado, me parece que aún podría cumplir un rol en la historia, y es la copa del padre de Dido.
¡Te dejo saludos y besos!
¡Que emoción Isa! Me honraria apoyar en algo a la Reina Dido....!!! ¿no tienes por ahí el personaje de alguna danzarina oriental bien dispuesta a ayudar en esta misión? ja, ja. O no sé, otro personaje, pero de los que aporte con su granito de arena en esta aventura... ¡Bautizame tú!
ResponderEliminarbesito,
Xi
No sé si has leído el comentario de mi blog. Por si acaso, te lo escribo aquí también. Mi personaje me gusta´ría que fuera alguien "malo" (pero que su comportamiento no sea muy rastrero, ¿eh?). La elección del nombre y el personaje en sí lo dejo a tu elección. Gracias y besos.
ResponderEliminar¿Puedo ser Siqueo?(o lo que quede de él).
ResponderEliminarQuedaría muy complacida mi vena masoquista.
Muy gentil tu invitación.
Gracias.
Sigo leyendo sin perder capítulo :)
ResponderEliminarMe gusta esta versión y como llevas adelante la historia.
Aunque no te comente siempre, no me pierdo línea :)
Un gran beso, amiga y gracias..!
Fernando, tienes adjudicado el papel de viejo maestro encargado de estudiar y escribir el origen de la familia de Dido. Sí te agradecería que pensases un nombre, seguro que se te ocurre alguno bueno. Besos.
ResponderEliminarHola iralow, piensa un nombre y lo que quieres que sea ese personaje. Con eso es suficiente. Besitos.
Venga, almena, anímate con algún personaje. Puede ser divertido. Hazlo antes de que se enfríe la cena. Besotes.
Hola jaime v., me alegro que estés también en el banquete. No hace falta hablar, desde luego, pero sí estar y ver cómo se desarrolla toda esta historia. ¿Te apetece ser algún personaje? Es cuestión de animarse. Besos.
Hola marelyt, veo que te has puesto ya al corriente. Ánimo si te apetece participar de manera más intensa. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola carmen, estamos allí de verdad... ¿No te apetecería tener un papel? Piénsalo y me lo dices. Así aún lo pasaremos mejor (espero). Besos.
Hola krisish, llegas a tiempo sobradamente. Mientras haya texto para escribir, hay tiempo para incorporar nuevos personajes. Anímate con alguno. Besos.
Hola zebedeo, creo que Pigmalión está un poco borrracho y muy mosqueado. Pero, sobre todo, es que piensa que quien tiene las armas no necesita tener buenos modales. Así de crudo y de cierto. Besitos, querido. ¿No te animas con algún personaje?
Hola adrià y bienvenida gloria - un nombre muy adecuado en estas aventuras vitales -. Me alegro que estéis los dos aquí, y más todavía si os animáis a participar como personajes. Pensad, pensad... Besitos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola ximena, veo que por fin te animas y quieres ser una bailarina oriental. Serás todo lo oriental que podamos ¿Vale? Pensaré un nombre. Seguro que puedes ayudar.
Hola paula, desde ahora será Amneris, la tejedora. ¡Tendrás mucho trabajo con toda una tropa de gente navegando por los mares...! Pero eres muy dispuesta... Besos.
Hola tony, me parece buena idea ser la copa de oro del padre de Dido. ¡Hasta te saca Virgilio...! Viajarás en su equipaje. Besos.
Quiero ser la mism{isima DIDO!!!! jajajajaja qué ambiciosa... demás estará decirte que mi nick de msn es DIDO de hace millones de añosssssssss
ResponderEliminarjajaja
un besazo!
Hola kurtz, si te parece, tomo nota de tu interés por ser un "malo moderado" y dejamos pendiente el decidir el nombre y sus maldades. Seguro que a lo largo de la historia necesitaremos más de uno. ¿Te va bien esa solución? En cuanto lo tenga, te lo adjudicaré con su propio nombre. Besitos, malvado.
ResponderEliminarHola pedro, se te ve muy amoratado y hasta un poco maloliente pero sí, puedes ser Siqueo. De momento ve descansando en paz... Gracias por aceptar. Besos.
Hola trenzas, ¿será posible que no te elijas un personaje? ¿qué tal una peluquera? u otro personaje que se te ocurra. Estamos a tiempo, querida amiga, y siempre será más divertido. Besos.
Elisa de cremona, había pensado dejar los papeles de Dido y Eneas sin asignar a nadie. Creo que lo puedes comprender porque conoces la historia... ¿Por qué no piensas otro? Venga, inténtalo. Besotes.
ResponderEliminarBueno llegue por casualidad y quede impresionado, muy bueno a mi parecer..........
ResponderEliminarMe parece a mí que esa fiesta va a terminar muy mal, y que Pigmalion va a ser el responsable de ello...
ResponderEliminarNos has dejado con la ganas de más, Isabel, justo en el momento adecuado, cuando las cuerdas de la narración estaban perfectamente tensadas...
Esperaremos.
Salud
La que chilla y la que grita en medio de un cine...Mmmm, me gustaría ser un personaje del tipo Frida Kahlo pero adaptada a la época romana...Sabes? ella a pesar de su vida atormentada fue una mujer que superó tantísimos obstáculos que merece mi admiración...Carminis
ResponderEliminarGabriel: joven vigía de navio, platónicamente enamorado de Dido
ResponderEliminar¿vale así?
besotes
Hola!
ResponderEliminarIsabel, tu trabajo es longo, pero muy prefecto. Me gusta mucho de tu trabajo. No te preocpas con el tiempo. Quieres es hacer bien.
Gracias.
Bezos.
Hola Isabel, gracias anticipadas por introducirme futuramente en la historia como una ninfa. Me hace mucha ilusión :P
ResponderEliminarEl banquete se ha quedado en un suspense matador. Parece que aunque borracho, sigue siendo astuto. Veremos como continúa la historia y si se descubren los planes de Dido...pobrecilla.
Besos
Sin embargo, su persona llena el salón entero y supera a todos en grandeza.
ResponderEliminarLa imágen de la cabeza de espalda...
Qué franco Pigmalión...
Cómo sigue? Cuánto suspenso!!!
*
*
Isa: te interesaría agregar un código para que no se copie el contenido de los post?
Yo lo uso en el mío.
Besos!
Acepto tu invitación Isabel pero me gustaría jugar el rol de Karo con el que me he encariñado bastante desde el primer capítulo, si te parece bien claro. Besos de krisish
ResponderEliminarAunque me reservo para leer toda tu narración seguida cuando llegue el final, sigo con interés tus escritos, los comentarios y, con todo ello, la sorpresa del gran éxito que consigues con la participación entusiasta de tus lectores.
ResponderEliminarYo escribía ayer citando a Ovidio y me preguntaba mientras leía sus "Tristia" si su mujer algún día podría tener un sitio entre tus mujeres romanas.
Muchos besos y enhorabuena.
Querida isabel aquí estoy agradecida y respondiendo a tu invitación de formar parte de tu historia con algún personaje.
ResponderEliminarA mi se me ocurre ser una artesana que hace vasijas de arcilla a encargo de los pudientes, el nombre podría ser algo así como Cornelia o Jacinta. Dime si te parece, si no dejo el nombre a tu discreción. un abrazo
No puedo evitarlo, a pesar de seguir guardando la compostura, una gota de sudor empieza a nacer en mi sien, y mi piel empieza a clarear. De todas formas, espero que haya sido un inocente comentario..., aunque Pigamalión, de inocente, no tiene nada.
ResponderEliminarPero ¿qué habrá visto él? Si todo estaba saliendo tan bien..., ¡nadie ha cometido ningún error! De todas formas, no es tiempo de lamentos, hay que seguir con la farsa, no podemos caer en un renuncio. Que la fiesta continúe...
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Isabel Romana, tú sí que sabes como mantener en vilo a una persona. Narración exquisita.
He de darte mi enhorabuena por tu idea de hacernos partícipe de la historia. Así, entre los blogueros participantes, nos vamos conociendo. Yo por ejemplo he visitado a mi esposa y a mi padre, je. La interactividad aporta a tus relatos mayor fuerza.
P.D: ¿Algún día diré algo malo de tus post?
Hola Isabel! lo he pensado mejor y si no te parece conveniente el personaje de Karo, me encantaría ser una vestal de algún templo cuyo nombre empezara por Cri, lo dejo a tu elección. Gracias. Besotes de krisish.
ResponderEliminarHola Isabel, crees que una hechicera soñadora entraría en esta historia?
ResponderEliminarMuchos besos
la foto del detalle del sarcófago me estremeció.
ResponderEliminarA mí me gustaría ser una amiga, sirvienta, parienta, algo de Dido y me gustaría aparecer en el nuevo destino. me gustaría ser parte de la creación de lo nuevo. Si puede ser, sino lo que tu decidas.
ResponderEliminarMMM, QUE BANQUETE , PUEDE TERMINAR TODO MUY MAL .
ResponderEliminarME GUSTÓ LA ACTITUD DE ELLA AL DECIR QUE NECESITABA SENTIRSE REINA POR DENTRO Y POR FUERA , PORQUE SU INTERIOR ESTÁ DESTROZADO .
SIGO CONECTADO AMIGA
BESOS
ADAL
Querida Isabel...para mi personaje te doy dos nombres elige el que más te guste...Xylón o Damon..según mi compañera el uno significa bosque y el otro constancia...a tu gusto...un beso.
ResponderEliminarays Isabel!
ResponderEliminarNo se por que ese Pigmalión me recuerda a un miembro de mi familia!
ja!!!
sigo leyendote!!!
emocionada !
besos y besos amiga mia:)
Hola cédrik, bienvenido. Estás a tiempo de elegirte un personaje, si quieres. Saludos cordiales.
ResponderEliminarSaludos, charles de batz, este Pigmalión es bastante malvado. Estoy deseando perderlo de vista... Besos.
Hola carmen, he decidido hacerte artista plástica. Incluso tengo claro lo que vas a pintar... Besitos.
Hola iralow, a ver si el vigía mirando, mirando a la reina, se despista... Vale así. Besos.
Hola david santos, muchas gracias por tu visita. Puedes participar como personaje si te apetece, sería muy interesante. Saludos cordiales.
Hola irene, creo que tu papel quedará muy bien. Y ya veremos cómo acaba este banquete... Besos.
ResponderEliminarSaludos ferípula ¿No te animas con algún papel? Miraré en tu blog por lo del código que me sugieres. Besos.
Hola krisish, finalmente te he adjudicado el segundo papel que me pedías. Serás la vestal Crisea. Ya sabes que tienes el compromiso de la castidad...Besitos, guapa.
Saludos ybris. No sé demasiado de la esposa de Ovidio, aparte de que estaba emparentada con la familia imperial. Pero sí, puede ser muy interesante hablar de ella. Lo tendré en cuenta. ¿No te animas con algún personaje? Puede ser emocionante. Besos.
Hola ontokita, se te ve perfecta con las manos manchadas de barro... Jacinta me ha gustado. Besotes.
Hola acus, en tu comentario me has dado una idea estupenda, así que en el post nuevo que he colgado, he puesto los enlaces de todos los participantes. Pigmalión no podrá nada contra tantos... Besos, querido amigo.
Hola morgana, las hechiceras hacen falta siempre. Mira si no, la que ha echado las tabas a Acus (aunque sea de mentirijillas). Bienvenida a esta historia. Besitos.
ResponderEliminarGonzalo ¿no te animas a participar con un personaje? Respecto al sarcófago, he de señalar que se trata de uno con representación de todas las musas. Pero es que dar explicaciones muy largas de las fotos me resulta muy pesado, de ahí que abrevie tanto... Esa es, desde luego, la musa del teatro. Besos y anímate.
De acuerdo, ula, serás amiga de Dido. Besitos.
Saludos, hippie viejo, ¿no te animarías a ser un personaje? Piénsalo, puede ser muy emocionante, y más para una persona como tú. Besitos.
Hola fernando, me quedo con "bosque", ahí siempre se encuentra sabiduría. Besos.
Cieloazzul, este Pigmalión también dejará de dar la lata, seguro. ¿No te animas a ser algún personaje? Besos, querida amiga.
Isabel, qué escena más vivida, que increíble reconstrucción, no se te escapa un detalle, te comento y rápido paso a la sieguiente lectura.
ResponderEliminarEste corte es espectacular!
ResponderEliminarY sigo...