- Chisssss – dice él entre risas –. No grites de esa manera. Pareces una ratita.
- ¡Pues no me hagas reír!
Ha caído la noche. La luna, en cuarto menguante, lanza algunos rayos plateados sobre el suelo y permite distinguir las campanillas azules que crecen entre la hierba. La estatua de piedra de un ciudadano romano ha sido invadida por plantas trepadoras que quizá no tarden en alcanzarle el cuello. El sepulcro de al lado le hace sombra durante el día, de modo que la humedad y el verdín se expanden libremente por la piedra y las hojas. Hace tiempo que nadie viene a cuidar la tumba, es evidente. Por eso el suelo a sus espaldas resulta tan adecuado.
Mientras la pareja retoza sobre el recuadro de hierba, la luna ilumina un instante a un hombre que se mueve con sigilo entre las tumbas y arroja su sombra fugitiva sobre el rostro de la mujer. Pero ella tiene los ojos cerrados y la cabeza de su amante hundida en el cuello. No la pueden ver. Ni tampoco a las otras dos figuras deslizándose a poca distancia, agachadas y silenciosas, seguramente descalzas para no hacer ruido. Si cruje alguna hoja o se oye un ligero siseo, los amantes lo atribuyen a los animalillos nocturnos que suelen husmear entre las tumbas.
- Es hora de marcharme – dice ella.
- ¿Tan pronto? Quédate un poco más.
- Imposible – responde. Se incorpora hasta quedar sentada y con coquetería se recoge el cabello y comienza a sujetarlo con peinecillos. La claridad arranca destellos nacarados de su cuello y su espalda. Ella lo sabe y no se apresura a colocarse la túnica. Gira un momento la cabeza y ve a su amado tendido allí, contemplándola como si fuera una diosa. Hacía mucho tiempo que Lolia no se sentía tan feliz.
Mientras acaba de vestirse, echa una mirada en dirección a Roma. A doscientos pasos de donde ellos están, las ventanas de una posada arrojan luz a la vía Appia. Dos hachones brillan a ambos lados de la puerta, aunque no hacen falta. Nadie sale de la ciudad ni circula por las vías después de la puesta del sol. La oscuridad es muy peligrosa. Y más aún en los tramos próximos a las murallas, donde las tumbas se ciñen a ambos lados del camino y ofrecen refugio a los malhechores. Sin embargo, Lolia está tranquila. Cualquiera lo estaría si su acompañante fuese un guardia del emperador
Hace dos meses que se conocieron. No muy lejos de aquí, cinco o seis tumbas más allá de ésta. Ella acababa de enviudar y todas las tardes se acercaba paseando hasta el sepulcro de su marido. Lo echaba de menos. Y no le importaba que se hiciese tarde: su padre era el dueño de la posada, ella se había criado allí y conocía muy bien estos parajes.
No tardó mucho en fijarse en él. Llegaba siempre con el último relevo, a media tarde. Una fila de soldados y un oficial recorrían la vía para sustituir, uno a uno, a los que vigilaban desde el alba. Una tarea solitaria, porque estaban apostados a bastante distancia unos de otros. Y no muy agradable: montaban guardia al pie de las cruces en las que se ajusticiaba a los reos de baja estofa, esclavos y extranjeros, a fin de impedir que los familiares retirasen los cadáveres. Parte de la condena era dejarlos sin sepultura, expuestos durante meses o años, para que sirvieran de ejemplo.
También él se había fijado pronto en la viudita. Se la veía tan joven. Y muy apenada. Una tarde, el viento soplaba con tanta fuerza que el cestillo con las ofrendas que llevaba la viuda a la tumba de su esposo salió volando. No había nadie más en la vía. Y él sintió de pronto deseos de ayudarla. Recuperó para ella el cestillo y así hablaron por primera vez. Con el paso de los días sus conversaciones se fueron alargando, él contaba las horas que faltaban para el encuentro y ella volvió a reír. Descubrieron que detrás de la estatua de piedra de un ciudadano romano la tierra estaba mullida, que allí no llegaba el hedor de los crucificados y nada les impedía gozar del amor.
-¿Vendrás mañana? – pregunta él cogiéndole la mano y mirando con ternura a su amada. Y, en ese mismo instante, se da cuenta que algo va mal.
- ¡Por todos los dioses! – grita. Se levanta de un salto, coge la espada y corre en dirección a las cruces. Lolia se asusta, grita también y se agazapa detrás de la estatua. Los gritos de él se extienden por los alrededores, se le oye maldecir, dar pequeñas carreras y golpes. Al fin se acerca jadeante a ella.
- Han robado uno de los cadáveres – dice temblando –. Estoy perdido. Me castigarán con la muerte por descuidar la guardia.
Sobre la pareja se abate una oscuridad mortal. Las nubes ocultan la luna y la desesperación los vence. Él trata de convencer a Lolia para que se refugie ya en la posada de su padre. Pero ella se niega y no cede a sus presiones. Teme que su amante, abatido, se quite la vida. No quiere que muera.
Desesperadamente piensa, mira a su alrededor. ¿Está seguro de que se lo han llevado? ¿No se habrán asustado los ladrones al oírlo y lo habrán dejado caer en alguna parte? Quizá puedan encontrarlo. Pero él niega con la cabeza. Es consciente ahora de haber oído ruidos, pero no les dio importancia. No hay nada que hacer, su suerte está sellada. Mañana estará muerto. De pronto, Lolia se pone de pie.
- Tengo una idea – . Y sin decir nada más, lo coge de la mano y lo obliga a seguirla.
Durante varias horas ambos trabajan sin descanso, codo a codo. Utilizan unas ramas de ciprés y la lanza de él como palanca. Al fin, apoyan una escala de madera a la cruz y, a duras penas, ayudándose de las ropas de amortajar y varias cuerdas, izan un bulto informe y lo atan. El clarear del día los sorprende exhaustos. Desde el pie de la cruz, la mujer urge a su amante para que concluya. Él quita los últimos paños antes de bajar y apartar la escalera. Examinan su obra. La corrupción deforma y destruye, no permite distinguir a un muerto de otro.
Y juntos lloran, de pesar y de alivio, al contemplar crucificado el cadáver del marido de Lolia.
*Detalle de una escultura Cupido y Psique. Rodin.
**Detalle de escultura masculina. Villa Doria-Pamphili. Roma.
***Detalle de escultura femenina. Museo Massimo alle Terme. Roma.
****Detalle de relieve con un soldado. Museo Centrale Montemartino. Roma.
*****Detalle del Foro de Trajano de noche. Roma.
******Circo Máximo. Roma.
*******Flores en la terraza de isabel romana. Valencia.
amor, pasion, pareja, el engaño
Estremecedor.
ResponderEliminar¿Dónde estabas escondida?
No sé porque extraña razón mientras leía, mi mente repasaba la letra de una canción titulada "amantes hasta el fin" de Robi Draco Rosa..."que no mueran jamás, quienes amen así"
ResponderEliminarSaludos de esta rejuvenecida piel de toro lista a ser cortada de nuevo
La desesperación y el temor nos vuelve muy creativos.
ResponderEliminarBuenísimo el relato, un gran enganche de principio a fin.
Hermoso relato.
ResponderEliminarSi supieras la de recuerdos y sentimientos que despiertan en mí tus textos...
Besos.
Uf!!!
ResponderEliminarISABEL querida sólo mi alma sabe cómo han retumbado tus palabras hoy en mí...
El amor,la pérdida y el volver a renacer de las propias cenizas para emprender una nueva vida...
P.D.:Nada es sencillo ni el dolor y la la angustia de lo que ya no esta;ni las ansias de (re)construir nuevamente en el camino de la vida...
TE DEJO BESOTES Y MI CARIÑO!
ADMIRO LA NOBLEZA QUE EMPLEAS EN CADA PALABRA...
Espléndido, Isabel. ¡Cómo puede cambiarnos el miedo, y cuánto podemos conocer de nosotros mismos a través de él!
ResponderEliminarfeliz fin de semana.
¡Qué barbaridad! ¡Eres increible!
ResponderEliminarSoldados guardando cadáveres de ajusticiados, ladrones de cadáveres, encuentros de amantes al pie de una tumba, violación de otra tumba, exumación ilegal y ajusticiamiento de un muerto.
Francamente, la historia es negrísima, pero tu la cuentas con tanta dulzura que nos la vendes como una tierna historia de amor.
Sólo se me ocurre decir un cosa: ¡Te quiero! ¡Sigue así, por favor!
Encantador relato.
ResponderEliminarLos caminos del amor son inescrutables aún cuando todo a veces parece acabado.
Un amor continúa el camino del anterior.
Un beso
Extraordinario relato, como siempre sucede con los tuyos no se puede levantar la vista del escrito hasta llegar al final.
ResponderEliminar:-) Es curioso que parece ser que las mujeres en casos extremos siempre es la que piensa con más claridad.
Un abrazo
Isabel:
ResponderEliminarQue preciosidad de relato.
Siempre es un gusto venir.
Pese a ser un relato tan breve Lolia se presenta con tanta fuerza...
ResponderEliminarEstos toques tan negros y macabros me gustan bastante. :)
Un beso
Aún en su muerte, el esposo de Lolia, le regala felicidad. Primero, por ser, su última morada, el pretexto perfecto para reencontrar el amor. Segundo, por ser, su putrefacto cuerpo, la salvación para su ahora amado.
ResponderEliminarCuànto extrañaba, querida amiga, tu escritura plena, bella y precisa. Es un placer volver a leerte. Abrazos.
ResponderEliminarInteresante relato, bellamente escrito, como sueles hacerlo siempre.
ResponderEliminarGran densidad en un relato corto que comienza y termina magistralmente.
Un abrazo,
Ula
nunca se puede descuidar de la guardia...
ResponderEliminarabrazo serrano
¡Estupendo!
ResponderEliminarMujeres,... Mujeres romanas,... Precisamente mi última entrada trata sobre la mujer,... ¡Y el amor!
Besos.
...HASTA DONDE UNO SE JUEGA POR AMOR, INCREÌBLE!
ResponderEliminarHERMOSO RELATO ISABEL!
QUE TENGAS UN HERMOSO FIN DE SEMANA!!!
BESOS
ADAL
Wow.
ResponderEliminarQué final!
Yo iba calma por la historia, pensando que nada cambia bajo el sol, siguen concretándose matrimonois entre los viudos que visitan cementerios; aquí, en La Recoleta, los guardias mantienen una vigilancia estricta, para echar a los amantes necrofílicos que van a hacer el amor en las bóvedas, cuando de prontó la historia tomó tanta velocidad. Genial
Un abrazo.
Jajjajaa.. ahra, escribiendo las letritas de verificación, me vino a la cabeza: a rey muerto, rey puesto ;)
Hola gracchus babeuf, no me atrevo a responder a tu pregunta, no vaya a ser que adivines mi edad... Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola carlos a.gamboa, también yo creo que los amantes deben perdurar siempre, y siempre que perdure su amor. Me alegra que estás dispuesto a ser cortado en tiras. Besos y hasta pronto.
Saludos vade retro, desde luego que el miedo es un buen acicate, pero hay tantas veces en que nos bloquea... Besitos.
Hola kurtz, espero que no hayas sido sorpendido nunca retozando en un cementerio... Besotes.
ResponderEliminarHola gabu, maestra en amores, comprendo muy bien lo que dices. El amor brota del amor y del deseo de amar. Besos, querida amiga.
Hola vailima, seguramente nos sorprenderían nuestras reacciones ante algunas situaciones críticas. Y creo que favorablemente. Besotes.
Hola ventura, estabas tan silenciosa que creía que habías dejado de venir por aquí. La verdad es que Lolia representa bastante bien, creo yo, el sentido práctico de las mujeres romanas. Entre dos grandes males, ella elige el menor. ¡Y tiene agallas...! Con todo, el asunto debió trascender, porque lo reseña un autor antiguo. O quién sabe si era una especie de leyenda urbana... Me ha alegrado mucho oirte de nuevo. Un abrazo muy fuerte y recuerdos a otras amigas.
ResponderEliminarHola ybris, quizá el deseo de amar sea uno de los más potentes, y pocas veces estamos dispuestos a dejar escapar a nuestro amor. Besos.
Hola leodegundia, desde luego Lolia demuestra una gran capacidad para mantener la cabeza fría y, al mismo tiempo, trabajando a toda velocidad. ¿Será que las mujeres se han visto enfrentadas tantas a veces a problemas que tienen un entrenamiento especial? Un abrazo y hasta pronto.
Hola felipe sérvulo, siempre es un placer recibirte. Besos.
ResponderEliminarHola krisish, desde luego la historia tiene un punto macabro, pero teniendo en cuenta que otra vida estaba en juego... Besitos.
Hola pucca, expresas un punto de vista muy interesante. Es como si el difunto, en cierto modo, protegiera a su viuda. En cualquier caso, a ella le fue muy útil. Saludos cordiales.
Hola fgiucich, gracias por tus cálidas palabras. Un besote.
ResponderEliminarSaludos, ula, me alegra que te guste el relato en el fondo y en la forma. Besitos.
Hola mixtu, el "despistarse" en una guardia es una falta gravísima en todas partes del mundo. En este caso, da lugar a que los familiares del ajusticiado retiren el cadáver, con lo cual la justicia ha quedado a medio cumplir. Desde luego, si llegan a pillarlo, se lo cargan... Besitos.
Hola aristóteles, pasaré enseguida por tu casa con el mayor interés. Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola querido hippie viejo, el amor nos vuelve locos a todos... Feliz fin de semana. Besotes.
Hola umma1, sólo con esa referencia a que hay necrófilos que pululan por La Recoleta, me dejas patidifusa. Pero vista la historia de Lolia, habrá que vigilar a los vigilantes ¿no? A tu refrán, añadiré yo otro: "El muerto al hoyo y el vivo al bollo". Besotes, guapa.
Querida Isa, un gran placer venir a leerte,como siempre tus historias son para enternecer, para hacernos notar que tenemos corazón y que vivimos, que preciosa historia de amor y vida, como conspiran las fuerzas del amor para salvar a sus protagonistas, su amor ido ahora es la salvación de su nuevo amor, aún desde la muerte el amor trabaja por sus fieles devotos
ResponderEliminarLa historia me llega porque este es el tipo de amor que siempre he soñado dar y recibir
Gracias querida Isabel por estar siempre soy una privilegiada de estar entre tus amigos y amigas
Besines y que pases un buen finde
Naty
Isabel, tienes un don especial para narrar este tipo de historias y una no puede sino rendirse a la magia de tu prosa. ¡Felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo.
Terrible y hermoso, Isabel, saberse al límite y reaccionar para salir adelante. Realmente es sorprendente el modo en que podemos reaccionar ante el miedo y lo que descubre de nosotros mismos ante nuestros propios ojos.
ResponderEliminarHe esperado a tener un momento tranquilo para leerte detenidamente, y ha valido la pena. Maravilloso texto, querida amiga.
Salud
Es una historia bellísima.
ResponderEliminarLa vuelvo a leer y me vuelve a gustar. Bella.
Abrazos linda.
Impresionante tu relato, Isabel. Impresionante.
ResponderEliminarY extraordinaria tú escribiendo.
Un beso
Qué fuerza y agudeza da el amor, aunque lo pinten ciego. ¿No será que cuando uno ama lo único que ve es aquéllo que asegure la supervivencia de ese amor?
ResponderEliminarExtraordinaria forma de relatarnos una historia tan lúgubre y, sin embargo, bella.
Mi admiración, Isabel.Y mis saludos agradecidos por leerte.
ResponderEliminarLolia se sente tan feliz...
ResponderEliminarlas mujeres, :)
abrazo serrano
La vida y la muerte...
ResponderEliminarPor cierto, ¿vamos a saber en qué acaba este amor?????
Tengo tantas preguntas... ¿qué cadáver robaron??? ¿por qué???
¿habrá una segunda, tercera, etc. parte??
Un abrazo, un gusto leerte, aunque nos dejes con este comezón...
Miau!!! relato negro de la antiguedad, bien negro como la noche o el refran arabe de por alla (s, el el grillo). Y admirable tu capacidad de crear belleza aun en medio de tanto horror, las tumbas, el hedor de los insepultos, y hasta un hueco donde todo ello no llegue para los enamorados.
ResponderEliminarSi, tal cual dice Umma, aqui en la Chacarita o Cementerio del Oeste, hay un interes que deberia ya explotarse comercialmente casi, por entrar a hacer el amor. Un amigo de mi padre, custodio de una empresa de seguridad, recibia miles de intentos de sobornos por parte de necrofilicos varios. El summun era 'hacerlo' en la tumba de Carlos Gardel un cantante de tangos... con la idea de ¿ser Gardel? ¿hacer algo bien como una figura reconocida, algo que hace hasta una pulga? A pesar de todo, entraban y siempre terminaban aprendiendo a dos en situacion comprometida sobre una tumba.
Ando viajando...pero hoy me detengo u8n rato para leer tu pagina...cada vez me gusta mas es una idea genial hacer hablar a los personajes....
ResponderEliminarAlgunos textos preciosisimos...
En cuanto llegue a Madrid te entrego mi colaboracion
Besos querida amiga
isabel, excelente texto y excelentes imágines.
ResponderEliminarNos vemos Bsss.
¡¡Robarle el descanso eterno a su marido.!!
ResponderEliminarpeazobruja.
comía de cuervos tendría que ser su muerte
El amor nos hace cometer a veces atrocidades (a los ojos de los demás), pero qué bonito y qué bien escrito.
ResponderEliminarFelicidades.
oh, qué bonita historia!
ResponderEliminary las imágenes caen precisas al relato
Hola...
ResponderEliminarAmiga, mi amiga en la distancia...
Vaya que esta parte de la historia está bella... (así luego nacen los bebés... ji ji ji, mírame a mí... :-) )
Es así el amor lleno de risas, caricias, y pensamientos...
Sabes, casi no puedo sentarme a visitar, pero siempre están en mi mente y corazón... Tú que sabes de tantos nombres bellos, podrías darme quizá si no es mucho pedir alguna idea para nombrar a mi bebita, haz de creer que aún no le tengo nombre???
Bueno un fuerte fuerte abrazo lleno de mi cariño y el de mi beba.
Con Sal en los Labios
Un relato que no solo se hace disfrutar de la lectura sino que te deja pensando...
ResponderEliminarMagnífico.
Mi utimo post es para ti !!!!1
ResponderEliminarHola, querida amiga: gracias por ir a mi página y perdón por mi tardanza en venir.
ResponderEliminarHe leído este hermoso cuento o narración romántico-costumbrista roman con sumo placer
. Me encanta la sencillez no exenta de belleza de tu prosa, Isabel. Y el relato, por Dios, es precioso.
¿Sabes? No sé si será porque yo también escribo, pero antes de llegar al final ya intuía lo que ocurriría.
¡Es tan grande el Amor! ¡Locuras de Amor! Hoy, por tres blogs he acudido, y todos hablan de amor, incluso el mío.
Besos, amiga de Roma. Te deseo toda la felicidad y salud del mundo para seguir escribiendo tantas y tantas bellas historias.
Alicia.
Hola natasha, sí parece un amor muy intenso y, sobre todo, correspondido. Ambos corren riesgos, no sólo el soldado, sino la propia Lolia que se ha convertido en cómplice suyo. Así se manifiesta el amor verdadero, arriesgando... El honor de tu amistad es para mi. Besos y feliz semana.
ResponderEliminarHola maría dubón, y a mí que me parece que son las historias mismas las que nos rinden... Un besazo.
Saludos, charles de batz, creo que la vida, cuando nos coloca en situaciones críticas, no deja de sorprendernos (para bien y para mal) Besos, querido amigo.
Hola clarice baricco, leíste por primera vez la historia cuando se publicó en el Laberinto, el suplemento cultural del diario Milenio Portal de México. Se me olvidó consignar al pie del post que había sido publicada en ese medio (y además, gracias a tí). Que sirva esto como recordatorio. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola almena, estas romanas siempre nos dan que hablar... Besitos, guapa.
Saludos, shikilla, seguramente tienes mucha razón, la visión del enamorado va siempre en dirección a la supervivencia de su amor, pero ¡cuántas veces nos equivocamos...! Lolia estuvo muy, muy lista. Saludos cordiales.
Hola el cuaderno, bien sabes que sois vosotros mi principal estímulo para escribir. Besotes.
Hola mixtu, desde luego Lolia pasa de la felicidad extrema al peligro inminente. ¡Y bien lo sabe resolver! Besitos.
ResponderEliminarHola mª antonia moreno, esta historia se queda aquí. El cadáver robado era de un ajusticiado y lo debieron robar sus parientes para darle sepultura. En cuanto a Lolia y su amante, intuyo que nunca se arrepintieron. Besitos, guapa.
Hola lady zurikat, ya ves cuán antigua es la costumbre de hacer el amor donde se puede... Ahora que lo vuestro es especial, pues no es la necesidad la que impulsa la elección del lugar (como era el caso de Lolia) sino una especie de fetichismo necrófilo. ¡Se me hace tan extraño...! Pero en fin, ya vemos que hay gente para todo. Un superbesazo.
Hola fortunata, gracias por tu interés. Como ya he comentado a otros amigos, he terminado el tiempo de las colaboraciones, pero con los rezagados que tengan interés y paciencia, me comprometo a colgar sus textos más adelante, cuando tenga un hueco. Luego, al leerse agrupados por la etiqueta, saldrán junto con todos los demás. Besotes, guapa.
Hola, mónica... cine cuentos. Como ves, estamos en la misma onda. Besos.
ResponderEliminarHola anarkasis, veo que te has hecho defensora de los difuntos y te noto como muy envidiosa de esa Lolia y su noviete. ¡A tí te habría querido yo ver en la misma situación...! Besotes.
Hola félix, parece cierto que aquí justificaríamos los medios para conseguir el triunfo del amor. En cierto modo, Lolia se hallaba en una encrucijada moral. Besos.
Hola dinorider d'andoandor, gracias por tu elogio. Espero que te haya gustado. Saludos cordiales.
Hola con sal en los labios, es un placer recibir tu visita, sobre todo ahora que estás un poco al margen de este mundillo, gestando en tu vientre a tu niña. Un nombre que a mí me gusta mucho, resulta muy romano y muy atractivo, es el de Claudia. Si yo tuviera una hija, la llamaría así. También me gustan otros nombres: Paz, Paloma, Mar, todos ellos evocan cosas bellas. Besos y que todo vaya bien, querida amiga.
ResponderEliminarHola glauca maría, desde luego la historia da para pensar. Un besazo.
Hola paz traverso, enseguida voy a tu casa para ver ese post... Besotes.
Hola alicia rosell, muchas gracias por tu visita. Tienes mucha razón: el amor está muy presente en nuestras vidas y es natural que hablemos de él, máxime cuando continuamente nos llegan noticias de lo contrario, de la violencia, la injusticia, la guerra, el terrorismo... Hoy, más que nunca, tenemos necesidad de hablar del amor, de desear dar y recibir amor.
Un abrazo muy fuerte.
Isa!
ResponderEliminarEmpecé feliz,
continué temblando
(comienzan los problemas...me dije!)
...
y terminé sonriendo.
:)
Qué creativo es el amor!!!!
Crucificar al maidos...pero qué ocurrentes!!!!
Voy al otro!
Muá!
Cómo te echaba de menos, me ha encantado, ha sido espectacular.
ResponderEliminarMuchísimos besos.
(ya he arreglao lo del post, gracias por avisarme, jejej, no me había dado ni cuenta, ya decia yo...si es que, donde no hay..)
Estremece como el engaño puede ocasionar cosas dificiles de entender entre nosotros mismos!
ResponderEliminarAy mi admirada Isabel!!! No sólo me ha vuelto a emocionar tú historia sino todos los comentarios que genera. Son todos ellos tan sinceros, llevan tanto AMOR esas palabras... Como dicen, el AMOR mueve montañas, y en tú historia ayudó a resolver el problemilla que se les había presentado. Con AMOR el mundo cambiaría, al menos sería un poco más amable.
ResponderEliminarMillones de BESOS, Isabel.
Julia.-
Amigaaa!!!
ResponderEliminaraquí frené!!!
estoy tratando de recuperar las lecturas, he tenido mucho trabajo y poco tiempo de pasearme a mi gusto por mis sitios consentidos...
En este me he quedado de una pieza...
leerlo ha sido una sacudida!!
eres increible amiga!
estremecedor y aventurero...
besos emocionados!!!
sigo leyendo ...
Querida Isabel:
ResponderEliminarHe venido a comentar tarde este texto, pero he quedado encantado. Es sencillamente extraordinario, con tu prosa más bella y fluida. Qué experiencia más maravillosa me has dado y la historia me ha gustado muchísimo.
Con mucha admiración,
Rosa
Encantada de leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué historia....
ResponderEliminar