¿Que ha cenado un plato de setas, dices? ¿Y ha empezado a vomitar apenas concluida la cena? ¡Por todos los dioses, id enseguida a buscar a su catador! Urge saber si también él presenta los mismos síntomas. Y que alguien traiga de inmediato al médico Jenofonte, es el único del cual se fía el emperador. No me gusta nada el aspecto que tiene. ¡Vamos, vamos! Traed bacinillas, paños limpios y agua, hay que lavarle la cara y el cuello. Y quitadle esa túnica emporcada y apestosa. Si nuestro emperador Claudio ha de morir esta noche, al menos que muera limpio.
Y tú, muchacho, no trates de esconderte y ven aquí. ¿Acaso pretendes que te confunda con una columna? Has sido tú, ¿no? quien ha servido la cena al emperador. Tienes las tripas revueltas, se te ve en la cara. Aguántate el miedo y corre a avisar a la Augusta Agripina del grave estado de su marido. Si las cosas han ocurrido como sospecho, la noble señora tendrá ya preparada la ropa de luto y a su hijo Nerón impaciente por convertirse en el nuevo emperador. ¡No tiembles tanto! Si te muestras sereno, ella no se enojará contigo. Es más, creo que te dará una buena recompensa…
NOTA 1: El emperador Claudio murió la noche del 13 de octubre del año 54. No es seguro que muriese envenenado, pero es una hipótesis defendida por muchos historiadores antiguos y modernos, que atribuyen a su esposa Agripina la Menor el haber sido la instigadora. Le sucedió en el poder el emperador Nerón.
NOTA 2: Queridos amigos, gracias por vuestra paciencia. La novela “Dido reina de Cartago” está ya en el horno…
*Restos del templo de Claudio levantado por su esposa Agripina en la colina del Celio. Actualmente dentro del convento e iglesia de Santos Giovanni e Paolo. Roma.
**Detalle de la tapa de un sarcófago. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAmiga Isabel,
ResponderEliminarYo, que me tomo las cosas con cierta calma, al estilo de la Aurea mediocritas de Horacio, me disponía a hacer un comentario sobre tu CHATEAUBRIAND y su admiración por Roma, y me encuentro con que hoy es Martes y trece, y, encima, dos días antes de las (yo lo digo en femenino) Idus de Octubre, día maldito para los Romanos. Ese día del 54, dos días antes de las Idus, el 13, fue envenenado nuestro querido Claudio, el más listo y más culto de toda la familia Julio-Claudia. Y es que tuvo que hacerse el imbécil para que nadie se fijase en él y no lo quitaran de en medio, como a tantos familiares suyos. Yo estoy convencido de que fue esa perversa Agripina Minor la responsable de su envenenamiento, la misma que, siendo sobrina suya, se casó con él para hacerse con el mando del Imperio, la misma que, según se sospecha –lo leí hace tiempo en una revista francesa de prestigio-, tuvo al gran Séneca, al Filósofo, entre sus amantes, de donde nacería el propio Nerón, que por eso fue tutorado por Séneca, que podría ser su padre biológico.
Por otra parte, según todo lo que conocemos de Agripina, esa maldita mujer fue perfectamente capaz de quitar de en medio a nuestro querido Claudio. Pienso que fue una pena que un hombre como él tuviese un final tan repugnante.
Un beso,
Antonio
Hola Isabel, bonito texto, y bonitas fotos, has hecho una buena publicacion, te felicito.
ResponderEliminarUn beso
RMC
Una descripción muy interesante de lo que pudo haber sido. La verdad es que Yo Claudio, de Graves, nos acercó a esta época, y desde entonces siempre me ha parecido muy interesante.
ResponderEliminarEspero tu novela para leerla con interés.
Un saludo
Es verdaderamente un deleite venir aquí y leerte...
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay qué mal lo tuvo que pasar el pobre hombre. Menudo recordatorio, menuda fecha y qué terrible la falta de escrúpulos con el envenenamiento en cuanto uno se descuidaba un poquito, cómo eran.
ResponderEliminarEl texto es escalofriante, pues nos lleva como tú sabes transportarnos al momento único e íntimo de las personas, no de los personajes históricos.
No comeré setas en unos días, aunque están deliciosas en esta temporada, ¿verdad?
Ya me voy relamiendo con tu libro, ¡disfruta de tu propia intensidad y talento enormes, guapa!
Holla amiga . Estamos deseando conocer a "Dido"...
ResponderEliminarGraves escribió lo suyo sobre Claudio, luego la série acabó de redondear y ampliar, el efecto de un Claudio tartaja, intelectual, renqueante, goloso de las setas, et, et. No me atrevo a asegurar ninguna versión, no estuve compartiendo mesa con él ni vi las arimañas de Agripina. Los historiadores, los de entonces y los más recientes, tampoco aclaran demasiado el asunto.
Un misterio que sacas a la luz con tu elegante buen hacer, felicitaciones.
Aquí te dejo una respuesta a tu comentario sobre mi Quinto guerrero. No dispongo de otra forma de hacerlo:
Creo que no debo presentar a un protagonista impoluto, ideal, sin máculas. Él vivía su tiempo, la guerra lo marcó e hizo lo que muchos, seguir la corriente del horror. Hoy estamos igual, los jovenes van a la guerra y cometen idénticas atrocidades o son muertos. Quinto, en el contexto de su época no puede salirse del entorno, de su educación, et, sin convertirse en un héroe o en un prototipo que no quiero mostrar, sin embargo, te aseguro que esa experiencia lo deja marcado para siempre.
Un abrazo, gracias por seguirme, amiga, y disculpa mi intromisión en este, tú relato.
Suerte, Fortuna, natalí.
La verdad es que a mi Nerón y su augusta madre nunca me dieron buena espina...
ResponderEliminarSi, se habla mucho de que murio envenenado, y teniendo en cuenta de quienes se rodeaba tampoco tendria tanto de extraño, verdad, madame?
ResponderEliminarY para compensar el luto, veo que una gran noticia nos trae hoy. Ahora sí que podemos decir que el momento se acerca, entonces.
Seguimos a la espera, madame.
Buenas noches
Bisous
Qué estupenda imagen nos construíste!
ResponderEliminarLa escena nos sugiere todo y Agripina la Menor ciertamente cargó con la sospecha por toda la eternidad.
Ah, el número 13, tiene tantas historias! Hoy y aquí, la combinación de Martes y 13 es mala suerte asegurada ("en martes 13 no te cases ni te embarques)En cambio en USA es viernes 13...en fin.
Besitos y Abrazos Querida Isabel, sin supersticionessssss!
Ay, ay, esa Amanita Phalloides, querida Isabel...!
ResponderEliminar¿Quieres creerte que desde que era jovenzuelo, siempre que como setas me acuerdo de Claudio?
Pues asi es! Tambien en mi casa eramos aficionados a Roma.
Besos enormes...!
en mi casa nunca faltan, las comemos en todas las formas que podemos inventar,pero siempre tengo ese recelo al tragarlas, que problema la comida y bebida en esa epoca de tanta ambicion de poder, en fin, el hombre siempre humano....
ResponderEliminarAgripina, cuyo hijo no desmereció la fama de su madre... Admiré siempre a Claudio...
ResponderEliminar¡¡Isabel, espero ansiosa la salida de tu libro!!
Besos, muchos..
No me extraña que tuvieran catadores (pobres...) ya que el envenenamiento estaba a la orden del día!
ResponderEliminarClaro, ser emperador era ser todo!
Qué asqueroso e inhumano es el poder!
Todavía recuerdo el impacto de aquella serie, "Yo, Claudio".
Un beso
Lala
¡Voto por que el chaval encontró a Agripina con el luto preparado!
ResponderEliminarTanto Graves como la serie nos dejaron marcados a muchos.
Un abrazo.
Que bien reflejas un momento de tanta tensión ¡ el emperador asesinado!.No quisiera no ser el envenenado Claudio, sino ese pobre, casi petrificado, superado por el miedo.
ResponderEliminarY la serenidad de quién dirige la situación.
Creo que nadie ha podido olvidar, " Yo,Claudio ", que nos acercó a la historia, al igual que haces tú ahora.
Un abrazo
Claudio siempre me pareció bastante patán... en cambio Agripina... Creo que la personalidad de aquella mujer debió ser fascinante...
ResponderEliminarsaludos!
Excelente relato para presentarnos una posible hipótesis de lo sucedido!!!
ResponderEliminarMaravillosa forma de espiar a los protagonistas de la historia universal!!
Abrazos!!
Tengo la intuición o sospecha de que Claudio era consciente del veneno en las setas y las comió para elegir una muerte relativamente dulce y rápida. Robert Graves creo que también era de la misma opinión. El emperador se sentía ya muy mayor, le acosaban los dolores y los achaques. Encima, estaba harto de las intrigas de palacio, la codicia y la corrupción en su entorno.
ResponderEliminarUn relato absolutamente cautivador, querida amiga. Digna crónica de lo que probablemente para el emperador fue una muerte anunciada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Según la historia creo que Claudio hizo lo correcto, tomar el veneno antes que lidiar con un hijo como Nerón. Aunque en estas intrincadas jugadas por el poder me pregunto porqué no salió de Nerón, tal vez un descuido, pero no creo que haya sido por consideración. Mejor no sigo, pensar como emperador romano no es bueno para la salud.
ResponderEliminarBien un abrazo Isabel Romana!!!
Claro por alla pueden esperar el libro, para que llegue aca no se que tendremos que hacer, un piquete a los aviones de Iberia nuevamente?
ResponderEliminarAunque no sea seguro el asesinato de Claudia por instigación de su mujer, el relato es bello y consistente.
ResponderEliminarDa gusto leerte.
Besos.
Siempre sentí admiración por el emperador Claudio me imagino que era un hombre muy inteligente que para poder sobrevivir entre tanta corrupción se hizo el tonto para pasar desapercibido el mayor tiempo posible.
ResponderEliminarBicos
Bonitas onomasticas
ResponderEliminarun abrazo
Fortunata
Amiga mìa,con el mismìsimo NERÒN pisàndole los talones a CLAUDIO no es difìcil pensar en una conspiraciòn...
ResponderEliminarP.D.:Tal vez su esposa a modo de intentar lavar tremenda culpa alzo el templo y la historia se lo agradece!! jajajajajaja
QUE BUENA NOTICIA QUE TU NOVELA YA SE ESTÈ COCINANDOSE AMIGA!!!
ME PONE MUY FELIZ POR TÌ... =)
BESITOS CÀLIDOS
Me hiciste recordar aquel "yo Claudio", serie de la tele de otro tiempo, basada, creo, en la novela de Graves.
ResponderEliminarEstoy deseando leer la novela.
Me sorprendes al decirnos que no está claro el hecho del envenenamiento del emperador; siempre lo consideré una verdad histórica. Si Agripina era tan bruja como ha pasado a la posteridad no me cabe duda alguna de que tuvo algo que ver en la muerte de su marido, ya bien fuese con veneno o por medio de otrso métodos.
ResponderEliminarÁnimo con la novela, que ya queda menos. Un beso grande
¡Qué emoción, Isabel! y mientras, unas setitas de otoño, pobre Claudio. Me encanta la forma que tienes de recordar ciertas fechas enlazándolas con la historia de Roma y recreándolas literariamente. Casi me parece ver al pobre mozuelo (del que nunca hablan en la historia con mayúsculas) temblando de miedo.
ResponderEliminarUn gran abrazo, amiga
Que pena con Claudio, es que el poder a veces hace personas terribles.
ResponderEliminarSimplemente, genial!!!! Mis aplausos a tus letras.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Como siempre sacando una joyita de la galera. Abrazos.
ResponderEliminarPerfectamente creíble, la opción del envenenamiento, si se lee el monólogo que has escrito. Revivo la historia, contigo.
ResponderEliminarEste año no adheriste al Blog Action Day? me van a meter tantos tiros a mi por los visto.... por estos lares, pocos.
ResponderEliminarAmiga, la verdad es que la vida de los cesares tenia sus ventajas, pero tambien sus inconvenientes graves, como la siempre latente amenaza de morir asesinado... Que tiempos aquellos...
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel
Muy interesante la historia. No ví la serie, era muy pequeña y no me dejaron en casa.El libro lo tengo pero aún no lo he leído. No sabes cuánto me ilustras. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nada como tener tiempo para preparar adecuadamente las ropas de luto...
ResponderEliminarEstupenda crónica sobre la muerte de Claudio en el día del aniversario de su muerte. Y es que en la dinastía Julio_Claudia los envenenamientos eran un tema harto frecuente instituido por Livia Drusilla, la augusta abuela de Agripina la Menor. Y añadir que también viité el templo de Claudio que se halla dentro de la Iglesia de San Giovanni y San Paolo, algo que pasa desapercibido a muchos visitantes de Roma y que espero que gracias a tu foto se animen a conocer. Un besote, mi querida Isabel.
ResponderEliminar