A mi amigo el poeta Antonio Manilla, que debería celebrar este día.
¿A qué viene esa cara tan larga, Marco? Mal te irá la pesca el próximo año si, desagradecido, celebras de tan mala gana a nuestro padre Tíber. ¡Vamos, ven conmigo! Iremos al Campo de Marte y participaremos en los juegos al lado de nuestros compañeros: que nadie pueda decir que somos poco piadosos o desagradecidos hacia quien nos procura cada día el sustento.
Y anímate, muchacho, aunque Cloe no te haya mirado ni una sola vez a la cara. Eres muy hábil con la caña, pero tu juventud no te ha permitido aún hacerte experto en otras artes. Vayamos a la fiesta y luego, cuando termine, yo te enseñaré cómo se pone un cebo para pescar corazones.
NOTA: El 7 de junio se celebraba la fiesta de los pescadores en honor al río-dios Tíber. Ese día el pescado no se vendía en el mercado, sino que se reservaba al dios. Los juegos en su honor se celebraban a la orilla del río, en el Campo de Marte.
*Vista del Tíber a su paso por Roma
**Vista de los dos puentes romanos que unen la isla Tiberina, en el centro del Tíber, a las dos orillas.
Me gustan mucho estos breves textos que no son nunca superficiales, que tienen tu probada sensibilidad y tu talento creciente y comprobado.
ResponderEliminarEste acróstico podría aplicarse, no sólo a éste, sino a todos tus textos:
ResponderEliminarImaginación
Sensibilidad
Armonía
Belleza
Elegancia
Lirismo
Enhorabuena, una vez más.
Me apunto a la fiesta, al río, al Campo de Marte, al texto, a todo!
ResponderEliminarBesos
Precioso.
ResponderEliminar"un cebo para corazones"...
ResponderEliminarQue cierre maravilloso...un abrazo con mucho cariño Isabel.
Primavera... época de "pesca" ;)
ResponderEliminarEn todos los tiempos. Besos.
Tus cebos siempre nos atrapan, Isabel. Un beso.
ResponderEliminarEres, sin duda una gran pescadora. Tus cebos literarios nos atrapan cada vez.
ResponderEliminarMe voy contigo donde quieras, que mi corazón ya lo has pescado.
ResponderEliminarUn besazo.
Nunca me voy vacía de tu templo, hoy tengo en la cesta peces, ríos, roma, goce.
ResponderEliminarTe celebro Romana querida.
M
Isabel
ResponderEliminarmenos mal que no leo los libros de historia sino tus posts.
contigo es mas divertido!!!
abrazos!
Con sentido aprecio
ResponderEliminarpara;
la amiga que sabe cultivar las relaciones publicas como nadie y que lleva de nombre Isabel...
De regreso
Lo prometido
hay que continuarlo...
Mis huellas te acerco
como antes de partir
En ellas traigo
aromas de un mar bravío
que en el norte se ha quedado
apenado al decirle adiós
Su brisa me llama
y las gotas de batidas olas
que en mi cara se posaron
susurran...
que me sigue esperando
La luna, su eterna amante
con esmerada ternura
en compañía de luceros
van guiando el camino
que me acercan a tu espacio...
Ellos saben que no te olvidé
cuando era poseída por su belleza
tu estabas en mi pensamiento...
por el afecto que siempre
me has demostrado.
María del Carmen
Las cuestiones más importantes en la vida de los hombres, permanecen inalterables pese al implacable paso de los tiempos. Esta historia podría haber ocurrido hoy mismo en cualquier río...
ResponderEliminarUn saludo Isabel
Precioso texto. Breve per intenso. Pescar corazones un bello oficio.
ResponderEliminarSalud y República
Hija Isabel qué facilidad de transmitir desde la sencillez, que ternura. Me encantó
ResponderEliminarTodo lo que se podía decir sobre tu post, ya se ha dicho.
ResponderEliminarQué curioso. Bella imagen lo de pescar y poner cebos para peces y corazones...
Un beso
Querída Reina, dije que leería tu libro en los cuatro días que tenía de relax pero no pudo ser... fue en uno y del tirón, no podía parar de leer, impresionante trabajo el tuyo. Caigo rendida a sus pies...
ResponderEliminarBesos con sabor a Mar
Los hábiles con la caña pescan peces; otros, si son jóvenes y agraciados, corazones; algunos, que meten los pies en el río, un catarro casi seguro. El caso es pescar algo. Eso sí, que se lo coman los dioses no me gusta mucho. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué bonito Isabel. Me has inspirado, me viene el sabor a primavera. Desde ahora me postulo como pescador, y como pescado, a partes iguales. Besos amiga.
ResponderEliminarBebamos con Marco vino con borraja, para darle ánimo.
ResponderEliminarAhora entiendo por qué los enamorados tiran las llaves de sus candados al Tíber. Qué misterio guarda el Tíber?
ResponderEliminarYo me apunto a la pesca y que siga la fiesta.
Besos Isabel
Me quedarè pensando larrrrrrrrrgo rato en esa idea de pescar corazones...
ResponderEliminarP.D.:Nos podrìamos llamar verdaderamente dichosos de poder hacerlo??
BESITOS DESDE EL ALMA AMIGA MÌA ♣
Amiga Isabel,
ResponderEliminarEn las artes de la conquista amorosa, siempre me ha parecido mejor la pesca que la caza, porque en la pesca no hay violencia: tú echas el anzuelo y, si alguien lo muerde, es problema suyo, y quizá lo haga voluntariamente; por el contrario, en la caza tú lanzas el dardo, o lo que sea, y la pieza cae indefectiblemente.
Insisto, soy más partidario de la pesca que de la caza, por la ausencia o presencia respectiva de la violencia. Creo que en esto también reflejo el pensamiento de nuestro Ovidio.
Un abrazo,
Antonio
Eso de pescar corazones, realmente, necesita de mucho entrenamiento y bastante experiencia. Abrazos.
ResponderEliminarCómo me gustan tus sabrosos entremeses literarios, son un placer degustarlos.
ResponderEliminarCuánto se aprende contigo, Isabel.
ResponderEliminarMe gusta mucho leer estos pequeños artículos porque parece que nos desplazamos a Roma
Un abrazo
Siempre habia motivo de fiesta en Roma, una ciudad tan viva. Y no es mala cosa aprender a pescar corazones! Puede que no se cotice en el mercado, pero sería una suerte dominar esa tecnica.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
Eres maestra en pescar corazones y voluntades... Recuerdo el puente original que llevaba a la isola Tiberina, el que está destruido...
ResponderEliminar♥
ResponderEliminarExcelente escrito. Es grato leerte.
Abraz♥s
Todo el mundo arde en fiestas en estas fechas. ¿Será la primavera, el verano, el sol, las flores o el comienzo de la temporada de helados?
ResponderEliminarUn besito
Amiga, me hiciste recordar un maravilloso paseo por el Tiber, cuando con el rumbo un poco perdido ibamos en busca del Panteon...
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola, querida Isabel! Y es que no es lo mismo pescar peces que corazones. Tu relato me trae recuerdos de ese Tíber y del Campo de Marte...¡Quién pudiera estar ahora en la Ciudad Eterna...! Un beso Isabel y pasa un finde estupendo.
ResponderEliminarY tu cebo la belleza que nos capta. Precioso. Y tan tierno.
ResponderEliminarMil gracias, Isabel.
Beso.