¡Eh, viento! Sal de los farallones en los que te has refugiado en las últimas horas y ve a Roma a llevar esta noticia: que ha muerto de madrugada la noble Agripina. Di al emperador Tiberio que ya no puede herirla más, ni odiarla más, ni tratar – inútilmente – de doblegarla a su poder. Que ha expirado por su propia voluntad, valiente, digna heredera de la sangre de Augusto. Ve, viento, y llévate contigo la lluvia para que llore sobre Roma y sobre todo el imperio ya que los romanos habrán de sofocar sus lágrimas por miedo a ofender al emperador. Y no te extrañes si al regresar no me encuentras. ¿Quién desearía seguir viviendo a la vista de tanta ruindad?
NOTA 1: Agripina la Mayor murió de inanición el 18 de octubre del año 33 d.C., en la isla Pandateria, donde había sido desterrada por el emperador Tiberio. Era nieta de Augusto y madre del que luego sería el emperador Calígula. Se enfrentó a Tiberio porque sospechaba que había mandado asesinar a su marido
Germánico. Además de desterrarla a ella y sus hijos (excepto a Calígula), Tiberio hizo asesinar a sus dos hijos mayores. Se desconoce si Agripina murió por su propia voluntad o por mandato de Tiberio. He optado por la primera posibilidad. Pese a lo que expresa la voz del texto, Tiberio aún quiso humillar más la memoria de Agripina, y así, declaró "nefasto" el día de su nacimiento. NOTA 2: El próximo jueves 21, a las 19,30, en el Museo L'Iber (Museo de los soldaditos de plomo) de Valencia, su director Alejandro Noguera, el profesor y escritor Antonio Penadés y yo misma presentaremos "Dido reina de Cartago". Luego habrá un vino de honor. Quedáis invitados.
*Escultura retrato de una princesa de la dinastía Julio-Claudia. Museo Arqueológico Nacional. Madrid.
** Flores en la terraza de Isabel romana.
** Flores en la terraza de Isabel romana.
Matrona, suicidio, Roma
Buena elección y bellísimas palabras.
ResponderEliminarDe haber estado por la comunidad Valenciana me habría acercado, pena que los Picos de Europa pillen un bastante a desmano. Un abrazo.
Qué horrible forma de morir, tan lentamente. Despues del modo en que Tiberio quiso humillar su memoria declarando nefasto el dia de su nacimiento, no me extrañaría que despues de todo hubiera sido por su mandato.
ResponderEliminarBuenas noches,madame
Bisous
Tus flores,
ResponderEliminarla belleza de un adiós
y tus palabras brillan
hermosas, Isabel.
Besiños y suerte en Valencia :D
Nefasto no, pero, ciertamente infausto, si ese fue su fin.
ResponderEliminarSabrosa miscelánea con aires de otro tiempo; mis mejores augurios para tu presentación. Un gran abrazo
ResponderEliminarTriste fin el de Agripina la Mayor.
ResponderEliminarDeseo que Dido tenga mucho éxito en Valencia.
Bicos
Ojalá vinieras a Italia a presentar tu libro, Isabel. No vivo en Roma, sino en Sicilia, cuna de tanto mito! Estoy segura de que caminaríamos por la Isla de los Cíclopes juntas y, de seguro, te invitaría a tomar un buen vino.
ResponderEliminarSuerte!
Me fue imposible asistir a Granada, querida Isabel. Me hubiera gustado acompañarte, pero seguro que todo fue muy bien.
ResponderEliminarBesos...!
Espantoso.
ResponderEliminarQue vaya fenomenal tu Dido.
Un abrazo.
La muerte puede con todo hasta con el odio de los otros.
ResponderEliminarTe abrazo Romana disfrutando los senderos que recorren tus palabras.
M.
Bellisimas palabras, Isabel.
ResponderEliminarSaludos.
Emocionante reivindicación.
ResponderEliminarLo que debió de sufrir la noble matrona Agripina, en aquella isla, abandonada a sus recuerdos a su dolor infinito. Se abandono, pues, a la muerte más dulce que la vida.
ResponderEliminarTiberio permitió vivir al atolondrado Calígula, el de las botitas legionarias, ¿acaso no dicen malas lenguas que fue ese hijo de Agripina y Germánico, quien
acabó con la vida de Tiberio? Eso afirma Suetonio, que lo ahogó mientras dormía con un almohadon, pero el historiador tiene fama de difamador ¿o no?
De nuevo nos deleitas con hermosas e intensas palabras que evocan mujeres romanas y nos resultan cercanas,
mujeres al cabo. Gracias Isabel espero que todo en la bella Granada te haya resultado un éxito merecido. Besitos.
Pasé a visitarte querida amiga, y como siempre, me conmovieron tus historias¡
ResponderEliminarRenunciar a la propia vida, cuando es lo úncio que tenemos... no sé, el gesto de Agripina no me parece valiente yo díria que es bastante cobarde y fruto de la desesperación, es más valiente enfrentarse al poder y luchar que renunciar a lo único que te queda.
Besos.
Vaya fuerza que tiene ese texto.
ResponderEliminarLo describiste con garra y elegancia.
Hermosa la imagen que ilustra la invitación, Isabel.
Abrazos
Los de la dinastía Julio- Claudia estaban como las maracas de Machín. No había uno sano, ni siquiera Agripina, en su fortaleza y entereza, porque vaya hijo que engendró: un sádico y psicópata.
ResponderEliminarUn saludo.
Preciosas palabras.
ResponderEliminarA mí me gusta la dinastía Julio-Claudia, fueron personajes muy peculiares, tanto sus hombres como sus mujeres.
Un saludo!
Una mujer valiente. Me gustaría pensar que tu opción es la correcta, pero tampoco me extrañaria nada de Tiberio.
ResponderEliminarAbrazos
No me extraña que el testigo que relata esta entrada respire ante la muerte de su querida Agripina. La pobre debió de tener una vida plagada de disgustos. Con semejante marido, que incluso llegó a nombrar cónsul a su caballo y que quería llegar a la luna, las discusiones y el maltrato por parte de él estaban asegurados.
ResponderEliminarBesitos
Que tristeza INMENSA debe ser conocer el rostro de la muerte en una situaciòn tan miserable!!
ResponderEliminarP.D.:Y de haber un personaje que me fascina en la historia,ese es el vehemente CALÌGULA... ;)
MIS BESITOS GIGANTEZCOS AMIGA MÌA ♣
Bellísimo texto. Me ha encantado la manera de contar tan triste historia.
ResponderEliminarEncantada de aprender algo más sobre Roma y sus habitantes.
ResponderEliminarUn saludo y buena suerte en Valencia.
Buenas tardes venerable dama.
ResponderEliminarDolorosa muerte,también aunque sea más cruel si cabe es pensar que murió por voluntad propia ante tanta humillación,la impotencia desgarradora consumió toda su esperanza,una elección voluntaria o inconsciente le dio la paz que en vida era imposible obtener,hermoso texto,conmovedor y que me recuerda esas luchas silenciosas.
Un fuerte abrazo admirando la bella escultura por supuesto éxito en tu próxima presentación.
El viento enhebrando las malas nuevas en un texto preciso y precioso. Abrazos.
ResponderEliminarSerá el viento fiel mensajero, y la lluvia llorará la muerta virtuosa, la madre, la doliente viuda, la rebelde e impetuosa Agripina.
ResponderEliminarHasta aquí llegó el odio de Tiberio, los dioses y la historia, quedaron al mando.
Bello e inspirador Adiós, Isa.
Mi cariñoso Abrazo y los mejores deseos para el próximo Jueves!
Querida Isabel:
ResponderEliminarDentro del dolor de esta historia y de la crueldad e impiedad de Tiberio, recordar esta fecha es recordar a Agripina y hacerla fuerte frente a la fiereza del terrible emperador.
El viento sigue destilando en las diminutas gotas de lluvia este mensaje: si quisiste humillarla aun más, cruel Tiberio, la historia ha derrotado tu odio, y el 18 de octubre es ahora recordado en homenaje a Agripina.
Bendito sea este blog que fortalece la justicia poética cada día.
Isabel, querida escritora y amiga, qué feliz me hace verte navegar con los enseres de Dido por el Mediterráneo, fiel y firme capitana de tu barco. De Granada a Valencia, Dido nos vuelve a guiñar el ojo meciéndose en las dulces y azules olas que nunca la han dejado de amar.
Gracias Isabel por ser como eres y por esa pluma que te bendice.
Recibe un gran abrazo y no dudes de que allí estaré el próximo jueves espiritualmente, disfrutando con tu éxito.
Tiberio fue cruel con Agripina y tus manos la recuerdan en el aniversario de su muerte, la recuerdan y encomiendan al viento que divulgue la noticia para que se sepa de la crueldad del emperador.
ResponderEliminarBellísimo texto, como siempre.
Un abrazo y mucha suerte en Valencia, querida Isabel.
La elección no podía ser más acertada y, así, le has devuelto la dignidad a Agripina.
ResponderEliminar¿Qué tal te fue en Granada? Suerte en tu tierra. Un beso querida amiga
Una preguntilla,
ResponderEliminarveo que tienes el blog adherido a Chiron, encontré el código pero no se dónde ponerlo para que aparezca en la esquinita ¿Cómo podría hacerlo?
Gracias :D
Un besito!
Menudo pajarraco este Tiberio... digno de figurar en el museo de los horrores.
ResponderEliminarTe deseo todo lo mejor del mundo en esta nueva presentacion.
Un abrazo fuerte
Es genial la anécdota que se cuenta sobre un encontronazo que tuvo con Tiberio. Cuando lo encontró haciendo una ofrenda a Augusto, y se dirigió a él para reprocharle su hipocresía, pues adoraba como a un dios al difunto emperador, y sin embargo acosaba a sus descendientes. O cuando la fueron a detener, que le dieron tal paliza que le saltaron un ojo.
ResponderEliminarSaludos!
Debió de ser una mujer de una pieza. Enhorabuena por ese tour de éxitos.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy dignas estas palabras para la nieta de un césar y madre de otro. Tras su muerte, el despreciable Tiberio ya no lo podrá hacer más daño.
ResponderEliminarEspero que hayas disfrutado de tus minivacaciones y que todo saliese muy bien en Granada.
Sobre la teoría de que Miguel Angel hiciese el Laooconte, yo también la conocía, pero no me la creo ni por asomo. Es una obra que encaja de todas todas en las caracterísiticas de la Escuela de Rodas.
Un cordial abrazo.
Pobre Agripina, como pobres aquéllos que se enfrentaban al poder imperial...Y sobre tu presentación, espero que haya sido todo un éxito. ¡Que lástima que me quedaba un poquillo lejos, jeje! Otro beso, mi querida Isabel.
ResponderEliminar