"No puede decirse que se haya visto Roma cuando no se han recorrido las calles de sus barrios con espacios vacíos, jardines llenos de ruinas, recintos con árboles y viñas en su interior, claustros donde se levantan palmeras y cipreses, los unos se asemejan a mujeres orientales, los otros a religiosas de luto."
CHATEAUBRIAND.- Tomado del libro “A Journey to Rome”, con textos seleccionados de Dickens, Shelley, etc. por Danièle Ohnheiser. Traducción del italiano de Isabel Barceló.
*La fotografía es de la antigua Viña Barberini, en las pendientes del Palatino, donde se halla la iglesia de San Sebastiano al Palatino (fachada de la izda). Es lo más semejante que he visto en Roma a un jardín mediterráneo, con palmeras y naranjos. He elegido el ciprés... Sobre este terreno estuvo parte de la Domus Aurea de Nerón.
CHATEAUBRIAND.- Tomado del libro “A Journey to Rome”, con textos seleccionados de Dickens, Shelley, etc. por Danièle Ohnheiser. Traducción del italiano de Isabel Barceló.
*La fotografía es de la antigua Viña Barberini, en las pendientes del Palatino, donde se halla la iglesia de San Sebastiano al Palatino (fachada de la izda). Es lo más semejante que he visto en Roma a un jardín mediterráneo, con palmeras y naranjos. He elegido el ciprés... Sobre este terreno estuvo parte de la Domus Aurea de Nerón.
NOTA: Queridos amigos, sigo inmersa en las aventuras de Rea Silvia y sus amigas. Mañana nuevo capítulo.
Todo en Roma merece la pena y, por supuesto, sus ruinas.
ResponderEliminar¿Sabes lo que a mí me encanta de aquella ciudad hermosa? Sus pinos, sus altísimos y majestuosos pinos.
Un abrazo y ánimo con la novela.
Visité hace un par de años la Domus Aurea. Una vez más me impresionó la grandiosidad de esta gente. Y cuando ví los mercados de Trajano restaurados aluciné con su sentido práctico.
ResponderEliminar¡Ay, estos romanos!, que diría Asterix.
Un abrazo, Isabel.
También grande.
Roma crece y evoluciona a un ritmo precioso, pena que no pueda seguirla como merece.
ResponderEliminarBonita foto y escrito.
Gracias por todo,
Rosita
Con este paseo, de tu mano, despido el Finde, admirada Isabella.. te leo, te sigo..
ResponderEliminarBesos con mucho cariño.
No veo la equiparación del ciprés con las religiosas enlutadas pero en lo demás estoy de acuerdo con Chateaubriand. Un abrazo, Isabel.
ResponderEliminarCierto. Roma se debe pisar notando que las calles te acarician los pies.
ResponderEliminarNo se debe tener miedo a distancias ni utilizar otro transporte que los pies que van dejando huellas invisibles que la ciudad agradece.
Los minúsculos jardines encerrados entre altas tapias son los que Chateaubriand alude en su escrito.
Un fuerte abrazo, Isabel.
Es la ciudad más sorprendente del mundo. Nunca se sabe al doblar qué esquina se va a descubrir un nuevo tesoro.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
Hoy cubierta de nieve, la he visto en la tele, tendría que estar bellísima.
ResponderEliminarBicos
Muy atinada la cita de Chautebriand que, como buen romántico, se deleitaba con las glorias del pasado; y es que Roma es Roma. Buena semana, Isabel.
ResponderEliminarNo le falta razón. Roma es una ciudad que para entenderla en toda su gloria hay que pateársela como hacemos los "guiris" cuando vamos por allí.
ResponderEliminarEn autobús, aunque te cueles sin pagar, no es lo mismo.
Por eso, hay que gastar suela, aunque peligre la integridad del visitante, sobre todo en los pasos de cebra.
¡Están locos estos romanos, por Tutatis!
Un saludo.
¡¡¡Qué bien!!!! Aguardando, como todos tus lectores, ansiosa... y con gusto!!!!!
ResponderEliminarUn besote
Mmmmm......Roma!! Qué delicia pasearla preguntándote cual de tus pasos te va a proporcionar una emoción mejor que la anterior...
ResponderEliminarToda ella es museo e historia al aire libre. Y toda ella forma parte de la historia personal de quienes la hemos visitado.
Créeme, querida Isabel, que ver Roma de tu mano, viniendo a cada poco a tu casa, es una buena manera de conocerla. Nadie enseña mejor que quien ama lo que enseña.
ResponderEliminarSabes que por causas de trabajo he perdido el hilo de la novela, pero puedes estar segura de que cuando esté en el mercado la buscaré y la leeré con mucho gusto.
Hasta dentro de dos semanas.
Besos.
Tiene toda la razón. Pasear por Roma sintiendo que aquellas augustas ruinas encierran parte de nuestro pasado como civilización pone los pelos de punta, pues te hace reflexionar sobre la fugacidad de los imperior y del poder, del esplendor y la belleza. El paso del tiempo todo lo arruina, excepto la memoria de los pueblos.
ResponderEliminarSaludos
Roma produce emociones muy hondas, deja en algunas personas huellas indelebles. Yo me siento de allí... Besos.
ResponderEliminarLo mejor sería ir allí todo un año a vivir.
ResponderEliminarDe turista, clarostá!
XD
Y no sé yo si podríamos acapararlo todo...mmm...
:)
Un beso
La vida de los árboles, que semejan formas humanas con siglos de historia. Estos seres maravillosos parecen dejarse el alma en su intento que comunicarnos emociones. Solo los espíritus sensibles, los artistas prestan atención a sus increíbles confesiones.
ResponderEliminarQué grande es Chateaubriand y qué gusto disfrutar de estos pasajes y de estos paisajes.
Un gran abrazo, querida Isabel.
Querida amiga, no sabes la envidia que siento hacia ti. No sé yo lo que daría por tener la oportunidad de viajar allí y conocer esa ciudad.
ResponderEliminarUn cordial sludo.