Adiós, señora mía, noble augusta. No rehusaste las heridas
del amor ni te oí reprochar jamás al hijo de Venus su tiranía dulce. Gozaste del
amor por poco tiempo, pero su fuego caldeó tu corazón toda la vida. Adiós, Gala
Placidia, enamorada hasta los huesos y hasta el último aliento de un bárbaro,
un visigodo a quien miraba con desprecio tu propio hermano. Hoy, en el trance
de abandonar el mundo de los vivos, te he visto sonreír y sé que en tus
delirios lo veías de nuevo. Ay, señora mía, afortunada entre todas las mortales:
temo que contigo haya muerto el amor.
NOTA: Gala Placidia murió en Roma en el año 450 d.C. Era hija del
emperador Teodosio (hispano) y de su segunda esposa. Fue reina de los visigodos
por su matrimonio con Ataúlfo, asesinado a traición. Aunque luego casó con el
que sería emperador Constancio III y fue madre del emperador Valentiniano II.
*La fotografía está tomada de internet.
Si por lo menos fue feliz.
ResponderEliminarVale, Isabel.
Qué hermoso post, Isabel. Gala Placidia enamorada hasta los huesos. Y, es que por amor...¿Qué seríamos capaces de hacer? Dicen, que hasta morir. Un beso
ResponderEliminarVale más amar y perder que no amar nunca, dice una cita.
ResponderEliminarCreo que se lo he leído/escuchado a Lorenzo Silva:al final lo único que nos queda es el amor, para perdernos o para ganarnos...
ResponderEliminarQuizás estaba triste por su amor perdido...
Besitos, querida amiga.
Es un segmento del imperio menos conocido pero muy interesante también. Gracias, Isabel. Me incitas a releer, a buscar, a estudiar.
ResponderEliminarComo decía Quevedo: polvo será, más polvo enamorado...No sé si me resulta más fascinante la figura de Gala Placidia o de su hija Hortensia; con todo, un relato lleno de ternura y de melancolía
ResponderEliminar"LO veías de nuevo" me parece anfibológico. Ya me dirás.
ResponderEliminarBesos.
Hermosísimo rostro querida y venerable dama, el texto para releer, sobre todo en estos tiempos.
ResponderEliminarTe abrazo.
Pasar por la vida sin saber lo que es el amor me parece de las cosas más tristes. Es como pasar la vida sin haberla vivido.
ResponderEliminarElla fue afortunada.
:D
Un beso
El texto es bellisimo,magico; parece que la vida del ser humano no cambia de generacion en generacion. Me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos,
Bellisimas palabras, amiga... Juraria que la imagen es de uno de los retratos funerarios de El Fayum...
ResponderEliminarUhm, esos ojos en los que resplandece la luz de la vida inmortal...
Un abrazo,amiga
Una relación amorosa dentro del matrimonio. Algo que se va a convertir en los siglos venideros en algo excepcional. Los sentimientos dejarán paso a las conveniencias familiares.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy hermoso Isabel, como el amor.Besos.
ResponderEliminarMuy buena entrada y el blog en general nos brinda informacion muy interesante.
ResponderEliminarCuriosa biogrfía la de esta mujer, desde luego.
ResponderEliminarEl amor de una romana de noble cuna con un visigodo, un bárbaro, parecía casi imposible. Pero ya se sabe que las flechas de Eros desconoce de sangres, de casas reales y de culturas.
ResponderEliminarUn beso
Es mejor amar, vibrar, que nunca sentir esa energía en la piel y el alma.
ResponderEliminarBesos Isabel!
Precioso texto.
ResponderEliminarY didáctico, como acostumbras.
Un fuerte abrazo
Hay amores que son un homenaje al Amor..
ResponderEliminarMe cautivó*
besos**
No me importaría a mí reposar en una última morada tan hermosa como la suya.
ResponderEliminarSi es preciso, me enamoro... ;-pp
Un beso muy fuerte, querida romana.
Te supongo conocedora de su mausoleo en Rávena. El interior es muy hermoso. Creo que aunque haya decoración paleocristiana también hay otra bizantina. Un saludo.
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