A J. Vicent Lerma y Pepa
Pascual
- ¿Lo has visto, Antonia? Me refiero al pedestal que
tienes justo a tus espaldas. Mientras te esperaba, me he entretenido leyendo su
inscripción – Cecilia tenía el ceño
fruncido. Solía hacerlo, sin darse cuenta, siempre que pensaba con intensidad
–. ¿Crees que será muy antigua? Y quien lo dedica, Lucio Rubrio Eutiques
¿tendrá algún parentesco con mi vecino?
- Celebro que quieras averiguar más de las personas
de tu ciudad, Cecilia – respondió con una sonrisa Antonia, una matrona que
doblaba la edad a su acompañante – ¿Te interesa la inscripción o tu vecino? Si
es que te refieres al joven Lucio Rubrio,
el dueño del taller de vasijas…
Cecilia enrojeció y no levantó los ojos del suelo.
Ambas iban cogidas del brazo, de camino hacia el foro.
- Vamos niña, no te avergüences ¡era una broma! – rió
la mayor de las dos –. Te diré lo que sé: Lucio Escribonio y Lucio Rubrio,
abuelo de tu vecino, eran amigos desde la infancia, esclavos los dos. Cuando
Escribonio se convirtió en liberto, trabajó duro, se privó de muchos placeres y
ahorró dinero hasta que pudo comprar la libertad de su amigo. Años más tarde,
alcanzó el honor de ser nombrado sevir augustal. Fue entonces, según tengo
entendido, cuando su amigo Rubrio le rindió homenaje público dedicándole ese
pedestal.
Caminaron un rato en silencio, entre el bullicio de
la gente que entraba, como ellas, en la plaza del foro y, abandonando la
penumbra de los pórticos, se acercaban al templo.
- ¿Qué piensas, Cecilia? Estás muy callada.
- Pienso en la amistad y en la bondad de la piedra.
Gracias a ella, el testimonio del afecto que se profesaron estos dos hombres ha resultado mucho más duradero que sus vidas.
NOTA: La inscripción a la que alude esta
escena fue hallada en Valencia (Valentia romana) y se encuentra en esta ciudad,
encastrada en la fachada de una casa. Dice: “A Lucio Escribonio Eufemio, sevir
augustal. Lucio Rubrio Eutiquio, a su amigo.” Datada en la segunda mitad del s.
I d.C. (J. Corell, “Inscripcions romanes de Valentia i el seu territori)
Los seviri
eran magistrados, quasi sacerdotales, elegidos por el senado local. Eran los
encargados de organizar el culto imperial y los juegos públicos, por lo que
necesitaban ser personas muy acomodadas. Normalmente se concedía este honor a
los libertos. (Jordi Pons Sala).
Pero qué interesante me resulta tu lectura. Me siento como si los personajes estuvieran aquí mismo.
ResponderEliminarO yo estoy aquí mismo pero en su tiempo.
Me apasiona.
Encantadora manera de contarnos el hallazgo de esta inscripción. Eres única, Isabel.
ResponderEliminarY sí, la amistad es para siempre. Siempre la he concebido de esa manera y me enorgullece conservar los amigos a través de los años.
Un grandísimo abrazo.
Es, el mejor tesoro que se puede tener, un amigo.Un amigo, te acepta te quiere sin condiciones.Por eso hay que cuidarla como oro en paño.
ResponderEliminarQue interesante esta inscripción y el relato.
Un beso feliz verano Isabel.
Me encanta, puedes revelar ka localización exacta?
ResponderEliminarfeliz verano y muchas gracias
Isabel, qué tesoro de información y qué gusto leerte. Podrías organizar alguna visita a la Valentia romana y yo iría encantada. Un besazo enorme.
ResponderEliminarMuy interesante, Isabel.
ResponderEliminarIsabel Romana¡
ResponderEliminarCasi me haces saltar las lágrimas, al comprobar como la llama del amor por la "notissima" Valentia ha prendido en tu corazón y tu lúcida inteligencia.
Salut i pau
J.V. Lerma
Preciosa historia y delicadísima tu escritura, ¡cuánto sabes!
ResponderEliminarMi abrazo siempre admirado
La amistad es el más noble de los sentimientos.Como siempre, maravilloso relato Isabel.Muchos besos bella y sabia romana.
ResponderEliminarPrecioso! gracias por estas cositas que publicas :).
ResponderEliminarLo que se graba en piedra permanece. Y si es la amistad mucho mejor.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente el relato, las piedras dejan huella para los siglos venideros. A veces del amor y la amistad, a veces de las mentiras y las opresiones...
ResponderEliminarUn beso.
gracias, desde su sitio web que tengo un montón de conocimientos.
ResponderEliminarNo es la falta de capacidad que debilita la vida, sino la voluntad suficiente para utilizar las capacidades existentes.
continuar con el espíritu de alcanzar un sueño.
Son las ventajas de la piedra, querida amiga, capaz de hacer revivir amistades, fecundando tu imaginación, haciendo nacer nuevas palabras... esculpiré una frase para ti en tu Roma eterna y ese será mi regalo, aunque quede perdida esperando a alguien, quizás tú (me divierte pensarlo ¿jugamos?). Besos
ResponderEliminarEsos testimonios de afecto y vínculo, privados y a la vez públicos (para que todos lo sepan) son entrañables, políticamente naif y característicos de una manera de pensar antigua que ahora consideraríamos quizás hipócrita o interesada, en cierto sentido somos mucho más puritanos al guardarnos para nosotros las expresiones de afecto excepto cuando ganamos un concurso televisivo. Ahora celebramos y ofrecemos a los amigos fiestas sorpresa.
ResponderEliminar¿Esa especie de certificado público, pétreo, casi notarial, de amistad tenía algo que ver con las relaciones clientelares?, ¿marcaba una especie de territorio, de ámbito de influencias y de alianzas, que se hacía público para que todo el mundo supiera a qué atenerse?
Saludos.
Hola Tecla, creo que no nos hemos movido demasiado en algunos aspectos. Al menos, resultamos reconocibles a través de los tiempos, aunque ellos fueron muy diversos de nosotros. Besazos.
ResponderEliminarHola Isabel Martínez Barquero, la amistad es uno de los regalos de la vida que más apreciamos, aunque también tiene mucho de conquista personal. Nosotras tendríamos que hacer un monumento a internet, que tantas oportunidades nos ha ofrecido para trabar amistades a través de la distancia. Un abrazo muy fuerte.
Saludos, Berta. Así es, la amistad nos brinda alegría, consuelo y compañía a lo largo de la vida. Me alegro de que hayas disfrutado esta lectura. Besazos y feliz verano.
ResponderEliminarHola, Lales. La inscripción está en la c/ Trinquite de Caballeros, 1, en Valencia. Muy deterioriada, la verdad, lo cual dice muy poco de los valentinos por lo que respecta a su patrimonio histórico. Besazos.
Hola, Ana. Tengo que pensar eso de la visita a la Valencia romana (Valentia), muy buena propuesta. Besazos.
Saludos, dyhego. Seguro que buscando, buscando, siempre encontramos algo romano de interés. Besazos.
ResponderEliminarBueno, Castrioto (J.V. Lerma), no te imaginas lo que me estimulan tus sugerencias. Espero que la antaño la notissima Valentia de bastante que hablar en el futuro. Un abrazo.
Querida Virgi, tú te mereces un monumento a la amistad y a la sensibilidad. Besazos.
ResponderEliminarHola, Yolanda Carrasco, gracias por tus palabras, siempre me animan a continuar. Esta es la clase de ayuda que prestan las amistades... Besazos.
Gracias a tí, Mª Engracia Muñoz,por contarte entre las filas de los que cavan y excavan y sacan a la luz nuestros tesoros. Besazos.
ResponderEliminarSaludos, Cayetano Gea, cierto que lo escrito en la piedra permanece, al menos permanece más que todo lo demás. La pena es que, con frecuencia, no lo sabemos apreciar. Besazos.
Hola, Pedro Ojeda Escudero, cierto que en la piedra (y en tantas cosas intangibles) perdura lo bueno y lo malo. Hallar, de vez en cuando, lo bueno, nos reconcilia con el género humano. Besazos.
ResponderEliminarBienvenido, Obat Radang Paru Paru. Espero que todos utilicemos al máximo nuestras capacidades.
Hola Hyperión, en nuestra Roma las piedras hablan al corazón del que quiere o sabe escucharlas. Afinaré mi oído para escuchar también a esa piedra tuya, esa que piensas escribir y esconder para mí. ¡Me propongo encontrarla! y me parece, además, un juego maravilloso. No puedo imaginar un regalo mejor. Un abrazo muy fuerte, querido amigo.
ResponderEliminarHola el Peletero, tus preguntas no son fáciles de responder. Todo lo que se evidencia en público surte sus efectos, antes y ahora. ¿No se vuelve la gente loca por hacerse un selfie con un famoso/a? Es un recuerdo y un símbolo de prestigio. El hacer una dedicatoria pública enaltece a ambos, el homenajeado y el homenajeador. En este caso, no creo que tuviera que ver con el clientelismo, pues este sólo se producía -hasta donde yo sé- en personas con poder político. Un liberto no lo tenía, y este es el caso de estos dos amigos. ¿Que quisiera adularlo? Puede ser. Pero también puede ser una dedicatoria sincera, como yo he supuesto. El interior de las relaciones humanas es difícil de desentrañar, más todavía cuando se trata de seres que desaparecieron hace 2000 años y fueron tan diferentes de nosotros (y tan similares en muchas cosas).
ResponderEliminarBesazos.