«A sus doce años, la joven [Lucrecia] vivía aquellos acontecimientos con una mezcla de emoción y de asombro. Hasta entonces, igual que todas las personas cuyos padres pertenecían a la alta jerarquía eclesiástica, se contaba entre la aristocracia y como tal fue educada. Convertirse en la hija del papa, sin embargo, era un salto cualitativo extraordinario, un cambio radical. Se acostó un die siendo una muchachita noble cuya vida discurría sin sobresaltos en el ambiente familiar y he aquí que, al día siguiente, sin aviso ni preparación, se había convertido en el hombre más poderoso del orbe»
De mi obra Lucrecia Borgia (1480 – 1519) Bajo una nueva luz.
Nos encantaría que nos acompañárais en esta conferencia. Habrá también libros disponibles por si alguien quiere que se lo dedique.
Espero que pronto puedas venir a Murcia.
ResponderEliminarVale, Isabel.
Gracias, querido Dyhego. Eso espero yo también. Un abrazo muy fuerte.
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