La aglomeración de público en el foro ha ido en aumento. A los cientos de mujeres enlutadas y los ciudadanos que suelen frecuentarlo, se han sumado los tenderos de la vía Sacra, los amos de todos los figones que rodean el foro, los barberos y sus clientes. No ha quedado ni un alma en las basílicas y los pretores, de común acuerdo con los litigantes y sus abogados, han levantado a toda prisa la sesión para acercarse a la curia. Los rumores que se difunden son inquietantes: parece que los senadores han perdido el norte y las matronas no les van a la zaga. Han ocupado el foro, el lugar sacrosanto de los varones. Nadie quiere perderse un duelo semejante. Si un ejército enemigo viniera en este momento a sitiar Roma, no encontraría ni a un solo ciudadano fuera de las murallas.
El Cónsul, a fin de ser visto y oído por todos, se ha colocado en la parte superior de la escalinata, delante de las puertas cerradas de la curia. Le han rodeado varios senadores y, un par de escalones más abajo, permanecen en pie Faustina y varias damas ilustres. Poco a poco en el foro se va imponiendo el silencio.
- Ciudadanos – dice el Cónsul elevando la voz – habéis escuchado el ofrecimiento que han hecho las matronas romanas. La generosidad habitual en ellas se ha visto, en este caso, incrementada con su sentido del deber y su amor a la patria. ¿No es admirable que se preocupen de que en pleno combate, cuando los enemigos blanden sus armas amenazantes sobre nuestras cabezas, luchemos libres de preocupaciones sabiendo que les hemos dejado resuelto el porvenir? ¡Oh quírites! ¿Qué otro pueblo puede decir, como nosotros, que sus esposas velan por el bienestar de sus maridos hasta en la guerra?
Las mujeres se revuelven, incómodas. No les gusta mucho cómo ha empezado su discurso el Cónsul. Los hombres, en cambio, lo encuentran interesante y mueven las cabezas arriba y abajo en señal de aprobación.
- La propuesta de las mujeres tiene muchas ventajas para nosotros. Algunas las han señalado ellas mismas por boca de su portavoz, pero no dejaré pasar la oportunidad de añadir alguna más. – Antes de continuar, el Cónsul pasea la vista por los centenares de cabezas que bullen a sus pies y se asegura de haber captado la atención de todos.
- El mayor beneficio que le encuentro es éste: seguramente disminuirá la mortandad entre los combatientes, lo que redunda directamente en favor nuestro y de la entera república. ¿Qué marido no luchará con todas sus fuerzas para impedir que hieran o maten al otro marido? Una vez se acostumbren los hombres a compartir las responsabilidades y delicias del matrimonio, no querrán volver a ejercerlas y disfrutarlas ellos solos. Defendiéndose el uno al otro, cada uno de los maridos obtiene dos ganancias: prevenir el dolor y sufrimiento de su esposa impidiendo que se quede medio viuda, y librarse él mismo de tener que afrontar el matrimonio a solas.
Pese a la seriedad del Cónsul, la ironía de sus palabras arranca carcajadas a lo largo del gran anillo blanco que rodea la masa negra de las matronas. Ellas mantienen un silencio hostil.
- Os preguntaréis qué ocurrirá en el caso, más frecuente, de que los dos esposos no estén librando combates fuera de Roma al mismo tiempo. También en esto obtendremos ventajas, ciudadanos. El que vaya a la guerra habrá sido exhortado por el otro marido a regresar con vida, y el solo recuerdo de los sufrimientos domésticos que habrá de arrostrar el infeliz en su ausencia infundirá fortaleza y vigor a su brazo. Luchará más y mejor. El que se quede en casa, si es joven, deseará emular cuanto antes al otro y enrolarse en el ejército; si es mayor, la necesidad de suplir al joven en todas sus funciones le hará rejuvenecer... al menos temporalmente. Y lo que es más importante para nosotros, ciudadanos: en todo momento tendremos la seguridad de saber que nuestras esposas no estarán solas ni un instante.
Brotan comentarios de indignación entre las mujeres. Faustina y sus compañeras se mantienen erguidas y firmes, procuran que en sus rostros no se trasluzca ninguna emoción. Pero los hombres están muy crecidos y el Cónsul ha de levantar ambas manos para pedir atención y silencio.
- Confieso que esta mañana – dice reanudando el discurso – cuando he visto a todas estas matronas llenando el foro, me he preocupado. Luego, al escuchar de su propia boca una propuesta tan acertada, mi corazón se ha expandido y ha evocado con afecto al añorado Cónsul Marco Porcio Catón. Recordaréis que hace unos años, en una disertación pronunciada en este mismo foro, se lamentaba con amargura de que los romanos no fueran capaces de sujetar a sus mujeres. Es admirable que ni siquiera a un estadista de su inteligencia se le hubiera ocurrido una solución tan sencilla: dos maridos para gobernar a cada romana. Uno podrá ser fuerte cuando el otro flaquee, ser severo si el otro da signos de ablandarse. ¡Cuánto mejor vigilada estará la casa y la familia con cuatro ojos! Los maridos se reforzarán mutuamente y podrán ejercer sobre sus esposas un control mayor. El respetado Catón cumplió uno de sus dos sueños al ver destruida Cartago hasta sus cimientos. Ahora está en nuestras manos, ¡Oh quírites! , hacer realidad el otro: conseguir que las matronas romanas se queden en casa.
- Confieso que esta mañana – dice reanudando el discurso – cuando he visto a todas estas matronas llenando el foro, me he preocupado. Luego, al escuchar de su propia boca una propuesta tan acertada, mi corazón se ha expandido y ha evocado con afecto al añorado Cónsul Marco Porcio Catón. Recordaréis que hace unos años, en una disertación pronunciada en este mismo foro, se lamentaba con amargura de que los romanos no fueran capaces de sujetar a sus mujeres. Es admirable que ni siquiera a un estadista de su inteligencia se le hubiera ocurrido una solución tan sencilla: dos maridos para gobernar a cada romana. Uno podrá ser fuerte cuando el otro flaquee, ser severo si el otro da signos de ablandarse. ¡Cuánto mejor vigilada estará la casa y la familia con cuatro ojos! Los maridos se reforzarán mutuamente y podrán ejercer sobre sus esposas un control mayor. El respetado Catón cumplió uno de sus dos sueños al ver destruida Cartago hasta sus cimientos. Ahora está en nuestras manos, ¡Oh quírites! , hacer realidad el otro: conseguir que las matronas romanas se queden en casa.
Los gritos con que fueron acogidas estas palabras no eran difíciles de discernir. Protestaban las mujeres, se reían a carcajadas los hombres, aprovechándose de no tener a su lado a sus esposas. Hacía tiempo que no disfrutaban tanto.
Los pretores eran los magistrados encargados de impartir justicia. Se elegían anualmente por votación. No tenían un lugar fijo, sino que donde ellos colocaban su silla, quedaba instalado el tribunal. Solían colocarse dentro o cerca de las basílicas.
Quirites es una palabra de significado incierto, si bien se cree que se utilizaba para referirse a los ciudadanos romanos en el ejercicio de sus funciónes cívicas. De ahí que suela aparecer en los discursos del foro.
NOTA: Nuestro amigo Francisco Ortíz, en su blog http://novelanegraycinenegro.blogspot.com/ ha iniciado una serie de post sobre la novela "37 horas" en la que tiene gran importancia el amor.
* Puertas de la Curia Romana, en la actualidad en la basílica de San Juan de Letrán.
**Figura masculina. Museo Centrale Montemartino.
*** y **** fragmentos de mosaicos. Museo Centrale Montemartino
Mmmmm... parece que el cónsul ha avivado el fuego y no es conciente de las llamas que acaba de generar. Y creo que Faustina y las demás son algo más que un gineceo. Fascinante la evolución de este relato.
ResponderEliminarInteresante Contraataque... La ironia y la mala leche están puestas en todo el discurso.
ResponderEliminarEsto era tipico de los discursos romanos... con esos giros se conseguia el proposito de desacreditar al contrario. Lo que me extraña es que el Consul directamente no ordenara procesar por Maiestas a Faustina. O por lo menos a su marido que la sacara del foro. Por cierto, este ya se podia olvidar de un cargo publico. Todos sabemos que las mujeres dominaban ( y ahora, no creais :-) ) a los romanos, pero eso de puertas adentro. De puertas afuera tenian que dar una imagen de virilidad. Creo que ningun romano que se preciara votaria a alguien que no era capaz de sujetar a su mujer en publico.
Pero muy brillante, Isabel, muy brillante. Un Consul como Caton hubiera mandado a los lictores a arrestar a Faustina. Lastima que no sepamos el nombre del Consul... eso me diria algo mas sobre el. Escauro, quizas?. Ese tenia narices para esto y algo mas. O algun Metelo?.
En fin, informame un poco mas, o Barda de las letras romanas.
Un saludo de Edem
Iluso el cónsul, lo único que conseguirá con esta afrenta es movilizar las habiles mentes de las matronas conducidas por una que lo es aún más: Faustina.
ResponderEliminarMe ha encantado el texto y muy graciosa la solución del cónsul....pero a las matronas romanas no habia nadie(ni hay) que las controlase...yo viví en Roma y lo experimenté en propia piel.
ResponderEliminarun saludo. Ana
¡Menuda réplica! Pero no espero menos de Faustina, seguro que contaba con algo así... Con las agallas de estas mujeres ¡ni con dos maridos podrían silenciarlas!
ResponderEliminarPor cierto ¿se castigaba de alguna forma al marido que no controlaba eficazmente a su mujer? ;-)
contrataque interessante...
ResponderEliminare como siempre fsacinante tu relato...
E el consul... :)
beijos europeus
Sí, los hombres podemos ser muy idiotas, qué duda cabe...
ResponderEliminarQué tensión!! esto sí que es un verdadero duelo dialéctico...Estaré muy atenta a la respuesta de Faustina. Saludos de krisish.
ResponderEliminarHola marta drooker, ya ves que el Cónsul entra a matar...pero los romanos no habrían llegado a ser lo que fueron si el conjunto de la sociedad no hubiera estado a una buena altura. Las mujeres fueron un soporte importante. Ya veremos qué pasa. Besos.
ResponderEliminarTe sigo leyendo con pasión.
ResponderEliminarLas mujeres se revuelven, incómodas. No les gusta mucho cómo ha empezado su discurso el Cónsul. Los hombres, en cambio, lo encuentran interesante y mueven las cabezas arriba y abajo en señal de aprobación.
ResponderEliminarSIEMPRE tan diferentes :)
Besos amiga
Hola edem. Tienes razón al señalar que la acción de Faustina se sale de toda norma y, quizá, algún cónsul rígido hubiera actuado contra ella. No obstante, esto último lo pongo un poco en duda, porque, aunque su atrevimiento fuera enorme, una acción directa del cónsul contra las matronas (o una de ellas) tampoco pienso que hubiera recibido apoyo de la multitud (y las multitudes pesaban mucho en Roma). De hecho, ante una manifestación de mujeres semejante a ésta, el citado M.Porcio Catón evitó enfrentárseles directamente diciendo algo así "no quiero dar lugar a que se diga que el Cónsul llamó la atención a las matronas romanas". Hay un fuerte respeto mutuo, aunque produzca una enorme incomodidad que las mujeres se "inmiscuyan" en asuntos que ellos consideran de su exclusiva incumbencia. En cuanto a Faustina, ha sido muy repetuosa, dentro del atrevimiento: primero ha anunciado al Cónsul que las matronas quieren ser escuchadas, ha esperado respuesta y, después, ha pedido permiso para hablar y ha vuelto a esperar a obtenerlo. Es decir, que su acción es instólita pero no agresiva ni descortés. Creo que el cónsul, del que no conozco el nombre, debió ser persona bienhumorada... Por otra parte, he de decir que el texto de Aulo Gelio no dice que se pronunciaran discursos, sino que la multitud de mujeres enlutadas entre las que pasó el cónsul, pedían casarse con dos maridos. Me ha parecido que el introducir estos discursos nos daba la oportunidad de contrastar argumentos y formas de actuar de unos y otras y reflejar esa cierta tensión entre hombres y mujeres y también la tolerancia en sus relaciones. Creo que con el último post se comprenderá mejor todo esto. ¡Siento no poder darte más datos, edem! Besos.
ResponderEliminarHola vade retro y lidia achahuanco. El poder del Cónsul es enorme y sus palabras, por mucho que ofendan a las mujeres y traten de ridiculizarlas, son difíciles de contestar. Ha sido muy duro. Ya veremos cómo salen de ésta las matronas...Besos.
ResponderEliminarHola Ana, si tu apuestas porque las mujeres consigan escapar al control de los maridos, seguro que tienes razón. ¡
ResponderEliminarHola ana, igual que las mujeres romanas, se me ha rebelado el teclado y ha mandado orden de publicar mi respuesta a tu comentario sin haberla concluido. Ya vés cómo están las cosas. Quería decir que si tu misma das fe de la "ingobernabilidad" de las romanas, no me cabe duda de que saldrán con bien de ésta. Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola elena, el contraataque ha sido muy duro, Faustina tendrá que pensar bien y rápidamente qué responder. Que yo sepa, no existía ningún castigo al hombre que no sujetaba a su mujer en público, porque ella no cometía ningún delito. Pero sí, como decía edem, un hombre cuya autoridad sobre su esposa quedara en entredicho, perdía prestigio. En este caso concreto, está por ver cómo termina, porque lo cierto es que habla Faustina, pero la acompañan muchas matronas, esposas de otros senadores y personajes importantes. Son muchos los hombres "afectados" por esta acción, así que quizá los efectos queden diluidos... Muchos besos.
ResponderEliminarHola mixtu, me alegra que estés por aquí. Ojalá tus besos europeos lleguen a todas las mujeres...
ResponderEliminarEggy, creo la capacidad de los hombres y de las mujeres para hacer tonterías es bastante pareja. Todos/as necesitamos un poco de humildad. Y creo que estos discursos apuntan un poco en esa dirección: hay que bajar los humos. Besos.
Hola krisish, este duelo dialéctico responde a una tensión real, aunque cordial. Verdaderamente, el foro está que arde. Besos.
Hola gregorio luri, celebro que no hayas abandonado tu pasión romana. ¡Estaba realmente alarmada creyendo que había perdido tu favor! Un millón de besos.
ResponderEliminarHola patricia 333. Qué duda cabe que las reacciones son diversas entre hombres y mujeres. Aunque te habrás dado cuenta que, en el post anterior, se terminaba diciendo algo así como que los hombres gritaban a los senadores que "estaban locos si pensaban que ellos se casarían con dos mujeres". Quiero decir que las reacciones son distintas, pero hay un interés común. Besos, guapa.
ResponderEliminarTe devuelvo la visita, y agradezco haberme dejado caer por aquí. Roma, aparte de mi casa, siempre ha sido una de mis pasiones.
ResponderEliminarY, como todas mis pasiones, ha tenido su vertiente dolorosa.
Bendita nostalgia.
Un besazo
El centro experimental de arte y pensamiento, la Fundación Hispánica y Lord Byron ediciones tiene el placer de invitarlos a la presentación de la decimoquinta edición de la antología Nueva Poesía Hispanoamericana, a realizarse el día martes 19 de septiembre del 2006 a horas 8 de la tarde.
ResponderEliminarEl evento contara con la presentación del poeta peruano residente en Madrid Leo Zelada y el crítico de arte español Joan Luis Montane.
Leerán sus textos los poetas:
1.-Jaime B. Rosa (España)
2.-Juan Carlos Gómez Rodríguez (España)
3.- Isabel Blanco (España)
4.- Eduardo Toba (España)
5.- Carmen Real (Argentina)
6.- Alberto Lauro (Cuba)
7.- Mara Romero (México)
8.- Bella Clara Ventura (Colombia)
9.-Carlos Salem (Argentina)
10.-Carmen Rojo (España)
La dirección es Calle San Pedro 22 (por metro Atocha).
Ingreso libre.
A ver...a ver...como la valiente Faustina logra llevar a cabo su plan...seguramente se esperaba este contraataque del Consul quien parece estar mas en la defensiva frente a tanta determinacion, aunque respetuosa, de las matronas....
ResponderEliminarEspero la continuacion con mucha curiosidad!!!
Un saludo
Saludos, show must go on, un placer que vengas por aquí, sobre todo si tienes una vinculación afectiva con Roma. También para mí Roma es una ciudad muy especial, que ha marcado mi vida. Bendita nostalgia, sí. Besos.
ResponderEliminarHola leo zelada graceja, gracias por tu invitación. Los contertulios que vienen por aquí seguro que toman nota. Lamentablemente, no puedo desplazarme a Madrid, pero os acompaño con el corazón y os deseo mucho éxito. Saludos muy cordiales.
ResponderEliminarBueno tictac, en este momento tu nombre suena a bomba...ya veremos cómo reacciona Faustina y si logra o no salirse con la suya, que es la de todas las mujeres. ¡Esto promete emoción!. Besos.
ResponderEliminarNo era Faustina... pero en la lejana Valentia otra mujer a seguir era Viria Acte.
ResponderEliminarAntinoo
Compruebo que tu pasión por la sociedad romana sigue en aumento, también la mía por leerte.
ResponderEliminarMuy muy grato volver a disfrutar con tus historias. Saluditos
Muy inteligente el discurso de Faustina y también ágil la respuesta del cónsul. Los romanos se inquietan. Espero con impaciencia la respuestas de las matronas romanas.
ResponderEliminarCatón dijo en el 195 a.C. refiriéndose a las mujeres, Tan pronto como hayan empezado a ser iguales, serán superiores.
Hábil el Consul, muy hábil.
ResponderEliminarSu reacción inteligente tal vez no fue previsto por las matronas.
Querrían ellas estar "vigiladas" constantemente por cuatro ojos?
El cunsul las puso en ridículo cuando habla del amor y el cuidado que se tendran los esposos, con tal de protegerlas a ella ...
Espero ansiosa el siguiente paso de Faustina & cia.-
Hola antinoo, ya me está picando la curiosidad por saber algo de Viria Acte. ¡Las romanas de valencia debían/debíamos ser también muy interesantes... Gracias por la noticia y saludos cordiales.
ResponderEliminarSaludos esther, las pasiones tienen mal arreglo: si tratas de sofocarlas, crecen más y, si las alimentas, no digamos... esta mía por Roma no cesa. Me alegra que estés de nuevo por aquí, disfrutando con Faustina. Besos.
ResponderEliminarHola lía, Catón era bastante misógino y el discurso en que dijo esa frase que tú citas es de antología. Creo que con ello queda bastante claro que los romanos recelaban de las mujeres y de ningún modo querían que intervinieran en la vida pública. En esta época de Faustina (siglo II a.C.)ellas no tenían interés en participar de manera directa en la política, pero en el siglo siguiente Fulvia (que quedó presentada en "La muchacha de Catulo") sí quiso hacerlo y pagó un alto precio. En fin. Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola maría del norte, el Consul les ha metido un rejón de muerte, ha sido realmente duro con ellas, y muy inteligente como dices, porque al aceptar su envite y volverlo contra ellas consigue "desarmarlas" mediante el ridículo y no por la fuerza. Con todo, en mi opinión el golpe más fuerte lo ha dado al principio de su discurso, al acusarlas directamente de egoismo: mientras ellos se juegan la vida, ellas están en casa tranquilamente. Este malestar de los hombres respecto a las mujeres, aparece alguna otra vez a lo largo de la historia, aunque, obviamente, las cosas no son como ellos las pintan. Ya veremos cómo se las arreglan ellas ahora. Besos.
ResponderEliminarHola bilonguis, un placer recibir tu visita. En general, las romanas y los romanos son muy interesantes y capaces de provocar en nosotros/as grandes emociones. Espero que nos frecuentemos. Besos.
ResponderEliminarMe gusta muchísimo cómo llevas el argumento, cómo nos haces ver vívidas a esas masas oyentes. Tu talento e inteligencia brillan aquí. Gracias por todo.
ResponderEliminarGracias Isabel por tu parabienes,
ResponderEliminarTus post literarios me parecen muy creativos.
Sorry por no saludar antes,es que estoy lìado con la organizaciòn de este evento.
Un abrazo.
Querida Isabel, al fin logro llegar
ResponderEliminara tu casa, lugar colmado de pasiones que me apasionan...Tengo mucho que leer para ponerme al día
y será un deleite. Luego, que me de a tan placentera tarea, podré ir dejando mis huellas en cada post. Por ahora, me mueve el cariño
y la gratitud por tu presencia constante en el jardín de las héspérides y, por supuesto, la admiración por tu talento al regalarnos esta mágica llave a otro tiempo y otras vidas, a la vez, diversas y tan semejantes a
las circunstancias, pasiones y
despropósitos de nuestro tiempo.
Como diría alguien por aquí:¡nada
nuevo bajo el sol".
Abrazos chilenos
Saludos francisco ortiz y gracias a tí por tus palabras y tu continua presencia en esta Roma virtual, aunque no por eso menos amada. Besos.
ResponderEliminarHola leo zelada grajeda, está más que comprendido que vayas de cabeza. Sí me gustaría que, concluido el evento, si cuelgas algún post en tu blog al respecto, me lo comuniques para darle la mayor difusión. Besos y suerte.
ResponderEliminarHola eritia, mucho me temo que te lleve tiempo el ponerte al día, así que no tengas prisa ni te agobies por ello. Dentro de unos días voy a tomar vacaciones y me marcharé a Roma, así que tendrás tiempo sobrado para esa tarea. Me alegra mucho que estés de regreso, así compartiremos las manzanas de oro de tu jardín. A propósito, Hércules también estuvo en Roma (según sus leyendas) y era muy venerado allí. A las mujeres les estaba prohibido entrar en su templo. Hay historias curiosas respecto a este dios. Besitos y hasta pronto.
ResponderEliminarY si la propuesta del cónsul ganara, me pregunto qué tipo de ceremonia matrimonial se utilizaría: "cun manu", "sine manu" , por "confar Reatio" o por "coemptio"? Estamos ante un contraataque que nos hace esperar con suma curiosidad el próximo capítulo. Abrazos.
ResponderEliminarEse pragmatismo que caracterizaba a la civilización romana,sin duda podía llegar muy lejos,tanto como para proponer una nueva concepción sobre la idea del matrimonio...muy practica,si...pero nada convincente para las mujeres romanas.
ResponderEliminarHola fgiucich. Creo que la complicación sería tremenda, más en una sociedad tan amante de las leyes y sus complejidades. De hecho, la ley era un elemento clave de cohesión social. ¡Menudo embolado para los juristas, diseñar la nueva legislación de los matrimonios! Á ver qué pasa...Besos.
ResponderEliminarHola mart, desde luego que a las mujeres no les gusta nada las amenazas que penden sobre sus cabezas. Y a ellos tampoco, no hay que engañarse. Habrá que esperar un poco para ver cómo se resuelve este asunto. Besos.
ResponderEliminarIsabel, eres una maga con los discursos. Está claro que tienen un miedo terrible al matriarcado... ¡Y aún lo tienen!
ResponderEliminarPasando a saludarla y tb' a deleitarme un ratito con su magica escritura....
ResponderEliminarMil cariños, Priscila
empiezo a enojarme y debo de controlarme, porque sé que algo hará Faustina...
ResponderEliminarseguimos con el cafecito..
saludo madrugador.
Hola anilibis, pienso como tú, que el miedo al matriarcado persiste desde entonces y mucho antes. En una sociedad guerrera, como era la romana, se rechazaba completamente cualquier signo que se considerase de debilidad. Sin embargo, es la capacidad negociadora, la capacidad para integrar a todos en su sociedad, y no sólo la espada, lo que hizo grande a Roma. Es un aspecto sobre el que pensar. Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola magnolia&leon, gracias por tu visita y tus palabras. Es siempre un placer encontrarte aquí. Besos.
ResponderEliminarHola Clarice baricco, menos mal que tienes la taza del café a la que agrarrarte, porque la tensión en el foro podría cortarse con un cuchillo, al menos de parte de las mujeres. Pronto se resolverá. Un millón de besos.
ResponderEliminarVaya, me imagino la cara que se les habrá quedado a todas después de la guasa del Cónsul. Lo que sí que no me imagino es cual será el paso siguiente a dar. Muchos besos Isabel.
ResponderEliminarBueno, al fin blogger me permite comentar. Es tan grande la emoción que tengo (no me lo esperaba) que sólo te diré que, aunque debo ponerme al día para seguir convenientemente la historia, me apasiona lo que he leído.
ResponderEliminarAbrazo orgiástico.
Hacìa tiempo que no enstraba, te he ìdio leyendo ahora que estoy recuperàndome de una operaciòn y ponièndome al dìa......
ResponderEliminarMe encantan tus historias corazòn, sigue asì.
Besitos desde Galica con todo mi cariño.
Saludos maik pimienta, el asunto está complicado, pero tengo confianza en Faustina y las demás. Creo que te divertirá el final. Besos.
ResponderEliminarQue divino blog el tuyo.... lo pongo en mis favoritos para seguirlo seguido... :)
ResponderEliminarSi necesitas material de eros y psique avisame que tengo un monton... :)
saludos.
Isabel, primera vez en tus tierras, siguiendo tu huella en las mias.
ResponderEliminarTu página a despertado mi curiosidad y mi interés, y me he quedado encantada ante estos textos que hablan de mujeres luchadoras.
Me siento feliz de habernos encontrado.
Mi abrazo.
Bueno, el conseguir entrar para comentar bien vale que celebremos una fiesta por todo lo alto ¿no crees, ella y su orgía? Ve preparandolo todo, que enseguida vamos. Besos.
ResponderEliminarHola querida terremoto. Espero que la recuperación esté siendo satisfactoria. Ponte bien y en forma enseguida, el mundo sería un completo aburrimiento si no vinieras de vez en cuando a sacudirlo un poco. Besos y ponte muy bien.
ResponderEliminarHola dark eurídice, gracias por tu visita y tu ofrecimiento. Seguro que recurro a tí cuando vaya a abordar el tema de Eros y Psiqué, tan apasionante. Seguimos en contacto. Besos.
ResponderEliminarHola perséfone, un placer que hayas venido hasta aquí y te encuentres a gusto. Creo que tenemos muchas cosas en común, así que espero que nos frecuentemos. Gracias por la visita y hasta pronto. Besos.
ResponderEliminarIsabel...es de terror tener dos maridos, no sé como sería en esa época, si las mujeres se dejaban dominar, pero de verdad el cónsul y la Faustina se las traen...te sigo leyendo, eres una maravilla escribiendo.
ResponderEliminarBesos.
Veo duelo de grandes mentes despiertas, y sobre todo, hábiles.
ResponderEliminarSeguro que las matronas tienen una buena réplica. Y si no... al tiempo.
Esperaremos con impaciencia su reacción.
Besos
Saludos daniellha, creo que a las romanas no debe llegarles la camisa al cuerpo, como se dice por aquí, ante una perspectiva semejante. Estamos presenciando un duelo tremendo. Besos.
ResponderEliminarSaludos, aynara,verdaderamente la situación es difícil y tensa, pero me pasa igual que a tí, que tengo confianza. Besos.
ResponderEliminarNo sabe el cónsul en qué tierras movedizas se está metiendo...
ResponderEliminar;-)
No dejo de sorprenderme por la cantidad de blogs que hay, y la calidad de algunos de ellos, como es el caso.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu visita.
Hola almena, aquí están todos sobre la cuerda floja... Besos.
ResponderEliminarSaludos hugo denis, y gracias por tu visita. Espero que nos frecuentemos. Saludos cordiales.
Hola Isabel, pasé a saludarte y agradecerte la visita y me encuentro con unos relatos muy interesantes.
ResponderEliminarTengo predilección por Roma. Desde que la visité siempre vienen a mi mente muchos gratos recuerdos. El primer post que publiqué fue sobre Pompeya, cuidad que me fascinó.
Cuando tenga más tiempo me pasaré a leer todas las entradas.
Un saludo.
Gracias por tu paso y tus palabras en mi rincón.
ResponderEliminarSaludos
Pues ya quedé enganchado a esta fascinante historia y a este blog. Reconozco que sin leer toda la historia de Faustina lo primero que pensé es "hay algunos hombres que por escapar de las tareas domésticas son capaces de irse hasta a la guerra" pero ahora que he leido "toda" la historia ya veo que no es así, los listillos querían dos mujeres (se nota que de aquella la iglesia no era La Iglesia)
ResponderEliminarInteresante esta parte de "El imperio (romano) contrataca". ¿Saldrá Darth Vader? :)
Bromas aparte me encanta el blog siempre es agradable recordar y aprender cosas sobre Roma, de todas las ciudades que he visitado mi favorita.
El cónsul no sabe que le espera, veremos la respuesta de Faustina
ResponderEliminarUn saludo
Apasionante, como sino una mujer, podia ser la autora de este blog.
ResponderEliminarGracias por visitar mi humilde rincón.
Besos.
Hola lunaria, qué alegría que seas una de las amantes de Roma. Es una ciudad tan especial, que raras son las personas que la visitan y no perciben su fascinación. Estoy deseando leer tu post sobre Pompeya, así que acudiré en cuanto pueda a leerlo. Gracias por tu visita y bienvenida.
ResponderEliminarHola noa, muchas gracias por tu visita, es un placer tenerte aquí. Espero que nos veamos con frecuencia. Besos
ResponderEliminarBueno, zebedeo,si Roma es una de las ciudades favoritas de las que has visitado, has llegado al lugar apropiado. Ya ves que los asuntos entre sexos está un tanto alborotado, pero en fin, son estas pequeñas cosas las que dan sal a la vida. Espero que nos frecuentemos. Besos.
Hola alida, creo que el Cónsul piensa que ha vencido...pero vaya, a los romanos no les faltaba inteligencia. Besos.
ResponderEliminarSaludos morgana, tienes nombre de hechicera, así que para ti no son nuevas estas luchas de mujeres. ¡Siempre peleando por tener un lugar! Espero que prepares alguna hechicería para sacar a Faustina y compañía de ésta... Besos.
Hola, primera vez por este blog, donde hay mucha historia interesante, seguire leyendo.
ResponderEliminarSoy una emamorada de la ciudad de Roma, este Marzo le hice la última visita, que decirte qaue tu no sepas.
Agradezo tu visita en blog, un abrazo.
Hola cel, muchas gracias por tu visita. Los amantes de Roma tienen aquí un hueco muy especial. Ya ves que estamos colgaditos/as por ella. Saludos cordiales y bienvenida.
ResponderEliminarIsabel... Estoy empezando a creer que eres unas cuantas romanas reencarnada... Cómo puedes ser tan fiel a la época y a los contextos de aquellos tiempos...?! GENIAL.
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