Ahora Karo empieza a comprender mis palabras acerca del respeto que merece el silencio. Lo he leído en sus ojos. Aunque trata de simular entereza, no ha dejado de impresionarle el momento terrible en el cual la reina Dido y Barce se enfrentaron a la barbarie. Un par de veces se le ha caído de las manos el cálamo y ha cometido algunos errores. Tiene una imaginacion muy viva, lo percibo, y creo que ha visto en su mente el cadáver de Siqueo colgando de la pared, convertido en un surtidor de sangre, peor que un animal en manos del carnicero. No hay palabras que puedan describir esto y mucho menos el dolor que produjo en aquellas mujeres.
Barce no lo olvidaría nunca. Si en un primer momento no había alcanzado a comprender aquella escena, la conversación de Dido con el príncipe del Senado le permitió vislumbrar la extensión de la maldad de Pigmalión y, en el extremo opuesto, la grandeza de Siqueo. Éste, al guardar silencio hasta la muerte, había demostrando un gran amor y respeto por Dido y una extraordinaria superioridad moral sobre su verdugo. La nodriza se sintió orgullosa de haber amamantado a un hombre de tanta nobleza y, de algún modo, esa relación la ennoblecía a ella también.
- Toma nota de esto, Karo, y ya veremos más tarde cómo lo incorporamos al texto principal. Quiero dejar constancia de ese descubrimiento de Barce: que la tortura no deshonra al torturado (como todo el mundo pensaba entonces y muchos continúan pensando), sino al torturador.
- ¿No podemos continuar donde nos habíamos quedado, señora Imilce? – me suplica también con la mirada. Tiene el rostro descompuesto.
- Claro que sí – le respondo después de un rato – Ya descubrirás, con el tiempo, que el mal existe aunque queramos ignorarlo.
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La madrugada ha moderado el calor de la noche y por la ventana entra un airecillo fresco. Barce, sentada en el suelo, con la espalda y la cabeza apoyadas en la pared, dormita y llora alternativamente sumida en la oscuridad del fondo de la estancia. La reina Dido pasea arriba y abajo sin dejar de pensar en voz alta. Habla para sí misma y para el príncipe del Senado, como si pronunciar cada palabra tuviera el poder de romper un conjuro o transformar a su favor la realidad. Sin embargo, cuanto más avanza en sus razonamientos, más consciente es de hallarse ante una decisión crucial.
Así pues – dice sentándose de nuevo – tengo dos alternativas y ninguna de las dos es buena. Mandar encarcelar y procesar a mi hermano por el asesinato de Siqueo tendría como efecto provocar el levantamiento en armas de sus partidarios. Y no hacerlo significa permitir su fortalecimiento, aplazar durante unas semanas, o acaso solo unos días, su rebelión.
-Tienes razón, Dido – responde desalentado el anciano – Tu hermano ha ido demasiado lejos. Con tesoro o sin él, ha de actuar. No tiene otra salida. Y no veo cuál puede ser la nuestra.
Algunos carros comienzan a rodar por las calles de Tiro y su traqueteo rompe el silencio nocturno. Ladran los perros y empieza a elevarse en el aire el piar de los pájaros. La aurora arrastra su velo rosa por el cielo y su belleza no oculta la inexorabilidad del trascurso del tiempo. Dido contempla el espectáculo del amanecer sobre su ciudad y piensa que no hay otra más bella en el mundo. O, al menos, no más amada para ella. Los tejados de las casas se extienden hasta el puerto. Brilla el mar.
Piensa en todas las personas que ahora mismo se sienten seguras al abrigo de sus hogares. Muchas madres se habrán levantado ya para encender el fuego y preparar un caldo con el que confortar el estómago a sus hijos; muchos hombres irán de camino a los campos, saldrán a la mar a pescar o emprenderán un viaje con las bodegas de las naves llenas de mercancías. En poco tiempo la ciudad entera estará en pie e iniciará la rutina diaria. Sin desconfianza. Sin temores.
La reina Dido se aparta de la ventana y se queda en pie delante del príncipe del Senado, quien en el transcurso de la noche parece haber envejecido. De pronto, le toma las dos manos y se arrodilla ante él, mirándolo a los ojos.
- Te diré lo que mi padre me repitió muchas veces, desde que decidió que yo, como primogénita, heredase su trono: “Sé siempre justa, Dido. La justicia es una condición necesaria para que haya paz. Y busca siempre la paz, porque es el único clima en el que puede florecer la justicia”.
- Tu padre era un hombre cabal y un buen rey.
-No entregaré esta ciudad a un baño de sangre – afirma la reina –. No lo haré. Y puesto que es imposible contener la ambición de mi hermano, me marcharé de aquí. Es la única solución que encuentro para salvaguardar a mi pueblo. Huiré con cuantas personas quieran acompañarme. Algún lugar encontraré en la tierra donde fundar una nueva ciudad.
-Ten en mí la misma confianza que yo te tengo. Necesito tu ayuda, si te quieres arriesgar – el anciano aprieta la cabeza de Dido contra su pecho. Es digna hija de su padre y una gran reina.
- Hemos de prepararlo todo para esta misma la noche. Avisa tú, con la mayor discreción, a las personas de tu estricta confianza, deben estar atentos e ir pensando a su vez en quiénes más podrían acompañarnos – Dido se ha levantado y se mueve con agitación por el cuarto, como si el primer rayo de sol que acaba de penetrar por la ventana le infundiera energía.
- Mi hijo mayor puede hacerlo – responde el príncipe del Senado – y también pondrá a tu disposición sus naves.
- Es preciso, por otra parte, hacernos con el tesoro del templo. Sin dinero, es difícil fundar otra ciudad.
- Mi reina, amo y admiro tu valor – dice el anciano – ¿Sabes qué grande es el peligro que estás corriendo?
- Amigo mío, casi podría decirte: padre mío. Si no intento salvarme y salvar a mi pueblo ¿Habrá muerto para nada Siqueo? Haz esas gestiones y vuelve enseguida aquí. Aún habremos de forjar muchos planes.
"El mal existe aunque queramos ignorarlo".
ResponderEliminarAcertadísima frase. Sobre todo a la hora de tomar decisiones.
Besos.
...cada vez estoy más admirada de esta Dido, de su fuerza, su lucidez, y su sacrificio por un bien superior, en el momento más duro que le ha tocado afrontar: el de la muerte y la traición...
ResponderEliminar...espero que esta historia le tenga reservada algo de felicidad más adelante...
...besos amiga...
En cada texto te superas, querida Romana. Y yo me acabo de enamorar de la ecuanimidad de Dido.
ResponderEliminarUn beso Isabel. Y no tardes en publicar el siguiente.
Qué cierto "La tortura no deshonra al torturado, sino al torturador" a todos sin salvar a ninguno.
ResponderEliminarEl relato ha alcanzado un tiempo un poco angustioso para los que queremos que Dido salga bien de lo que va a emprender y no tenga que sufrir mucho más. Pero como dices la aurora llega sin preocuparse de estas cosas y asimismo la noche. Veremos.
Me siguen pareciendo cortos, aunque como dices no lo son tanto. Es por las ganas de seguir leyendo.
Qué gusto regresar a seguir disfrutando de tus letras.
ResponderEliminarBesos orgiásticos.
Hola Isabel!!
ResponderEliminarMe he puesto al dia con los dos capitulos que me perdi'(tuve dias un poco mucho bastante activos...) y los he disfrutado enormemente!
Tienes el don de saber contar historias tejiendo tramas llenas de sabiduria.
Me encanta como se desarrollan la vida de Dido, lucida y valiente paralelamente a las intervenciones de Imilce y Karo casi mas cercanos a nosotros...genial!
Un abrazo!!
ayyy me ha encantado la historia... necesito seguir leyéndola!
ResponderEliminarsigues siendo tan buena narradora...
Dido será valiente y fuerte.
un besazo
Ya va naciendo la nueva ciudad en los sueños de la reina...
ResponderEliminarHe leído las cinco entregas y me gustó mucho. Gracias a tus posts volvemos a enamorarnos de los mitos, las leyendas, las historias antiguas, toda la riqueza fruto de la imaginación del hombre.
ResponderEliminarPor otro lado, leí tu relato en Laberinto ´No.175 y me gustó mucho.
Un abrazo, querida Isabel.
Me encanto la manera como escribes,eres genial!!...cariños...
ResponderEliminarbuena historia, como todas las tuyas
ResponderEliminarte dejo un abrazo
Bella y triste historia la de Dido y Eneas, maravillosamente relatada por tí.
ResponderEliminarHace tiempo que sigo tus escritos y esta es la primera vez que me decido a escribir un comentario. Espero seguir haciéndolo a partir de ahora.
Gracias por tu visita y el ofrecimiento de la Santa Cecilia in Trastevere de Roma. Si no te supone mucha molestia, me gustaría verla, pues por desgracia no conozco el original.
Saludos
Como siempre me inundan unas irreprimibles ganas de seguir leyendo.
ResponderEliminar--
Saludos.
Esta historia de hoy me ha tocado de forma especial, ya no como siempre por lo que aprendo, sino por lo que es. El valor por lo que se desea...
ResponderEliminarHola anilibis, me alegra que te hayas recuperado (a lo que parece) y reaparezcas en la blogosfera en toda tu gloria. Feliz de verte por aquí. Un besazo.
ResponderEliminarHola claullitriche, también yo encuentro admirable a esta mujer y su capacidad para analizar las cosas y tomar decisiones sin traicionarse a sí misma. Ya veremos qué le depara el destino. Besos.
Hola angelusa, creo que Dido es una mujer con mucho sentido común y con agallas. Besos, guapa.
Saludos, ula. Es cierto que Dido está en un momento crítico y deseamos que salga bien de él. Su vida, en general, es como la de muchos seres humanos, con alegrías y disgustos y sufrimientos. Eso es inevitable. Besos.
ResponderEliminarHola ella y su orgía, qué gusto verte regresar de nuevo de tus vacaciones. Aquí, ya ves, seguimos con las emociones. Besitos.
Saludos, tictac, ponerse al día de la historia tiene su lado bueno y su lado malo. El bueno, que por lo menos no te pierdes, sabes de qué va la historia. El malo, que no queda más remedio que esperar de un post a otro...Espero que nos deparen aún muchas emociones. Besitos.
Hola elisa de cremona, también yo creo que Dido será valiente, hasta ahora lo ha demostrado. Bienvenida de las nubes.
Hola fernando, como suele decirse, "a la fuerza ahorcan", así que Dido, como muy bien señalas, ya está pensando en su imaginación que quizá pueda encontrar la paz que quiere para sí y los suyos en otro sitio. Quien tiene las armas, tiene el poder. Besos.
ResponderEliminarHola rosa silverio, gracias por tu visita. Celebro que te haya gustado el relato de El Laberinto y esta nueva/vieja historia de Dido. Me siento fascinada por todo lo que encierran estas historias antiguas y me siento feliz si logro transmitir a los demás esa pasión. ¿Cómo aprenderíamos de la vida sin las historias y los cuentos? Besos, querida amiga.
Hola eddy, bienvenida a esta casa, en la que espero puedas sentirte como en la tuya. Emociones no van a faltar... Besos y hasta pronto.
Hola paula, gracias por pasarte por aquí, donde tus abrazos son siempre bien recibidos. Hasta pronto.
ResponderEliminarSaludos, charles de batz, gracias por hacerte visible, me encanta intercambiar algunas opiniones con vosotros, aunque comprendo, porque a mí también me ocurre, que es imposible alcanzar a comentar en todos los blogs que visitamos. Tendrás la foto de tu Santa Cecilia original, seguro. Besos y hasta pronto.
Hola goathemala, eso es lo que más me gusta, despertar en vosotros el deseo de conocer más. El viernes llegará el siguiente capítulo. Besos hasta entonces.
Hola david, supongo que la vida de Dido tiene suficientes similitudes con cualquier vida humana como para que podamos reconocerla y reconocernos. Creo que su actitud es muy humana y humanitaria. A nadie se le escapa que pudo hacer otras elecciones: por ejemplo, hacer un pacto con su hermano y mantenerse los dos en el poder, o buscar matrimonio con un rey extranjero, etc. Pero ella sabe qué clase de sociedad prefiere, y opta por ella. Es lúcida y valiente. Besos, querido amigo.
"la tortura no deshonra al torturado (como todo el mundo pensaba entonces y muchos continúan pensando), sino al torturador": ¿Y qué hacemos, entonces, Isabel, con los Olímpicos, empezando por Zeus-Júpiter?
ResponderEliminarHija mía como nos dejas con el corazón encogido, esto es un sin vivir capítulo a capítulo.
ResponderEliminarNo tardes con la continuación y por favor si puedes, avísame en cuento la edites que yo ahora no tengo mucho tiempo para andar de ronda por los blogs y como ya te darías cuenta, casi siempre llego con retraso.
Un abrazo y felicitaciones por tu forma de escribir.
De todas maneras el pensamiento es de mujer...un hombre defendería hasta el final..para nada y con mucho derramamiento de sangre..estoy seguro que si las mujeres mandarán en el mundo otro gallo nos cantará..y lo digo en serio, la lógica de las mujeres y su sentido común! .
ResponderEliminarAys amiga!!!
ResponderEliminaréste texto me ha dejado una sensación de aplomo y esperanza!!!
que maravilla!!!
sigo pendiente!!!!!!!!
besos besos!
Sigo intrigada e interesada el desarrollo de la historia. Muchos besos.
ResponderEliminarFernando, así parece ser cuando la que manda es una buena mujer.
ResponderEliminarRepasando la historia ha habido mujeres tras gobernantes que han inducido a la guerra y a muchos desastres. Y en la vida real, también sucede así.
No creo que el buen gobernar sea exclusivo de hombres o mujeres, sino de personas inteligentes y de buen corazón.
¿Y cómo podía pensarse que un acto despreciable (la tortura) deshonraba a la víctima en lugar de al verdugo?
ResponderEliminarHola gregorio luri, los dioses están exentos de juicio humano. Por eso se dedican a torturarnos tanto. Y, sin embargo, nosotros tratamos de no perder la dignidad.
ResponderEliminarHola leodegundia, ante un drama como éste, no puedes dedicarte tranquilamente a tus asuntos. ¡Dido te necesita...! ¿Cómo preparar una fuga, y tener éxito, en menos de veinticuatro horas? Te avisaré, guapa.
Hola fernando, también yo creo que las mujeres tenemos una mayor tendencia a pactar, a intentar que los conflictos no deriven en catástrofes, pero, como dice ula en el siguiente comentario, ha habido ejemplos de mujeres que han hecho todo lo contrario. La clave es la ambición (sea de dinero, de poder, o cualquier otra). Creo que Dido se ha comportado con gran sentido de la responsabilidad. Besos, querido amigo.
Saludos ula, cierto que el buen gobernar no es exclusivo de ningún sexo, menos todavía porque, al haber gobernado las mujeres infinitamente menos que los hombres, no es posible hacer una buena comparación. Pero sí, creo que el ser buenas personas, responsables, humanas, contribuye a ello, al margen del sexo. Besos y hasta pronto.
Hola niha,tu pregunta tiene interés. Entre los romanos, estaba prohibido torturar a un ciudadano, porque eso era un deshonor, eso sólo se le hacía a los esclavos o a un extranjero sin derechos, nunca a un ciudadano. Si ahora te paras a pensar en Guantánamo o en la cárcel de Abu-Grahib, ¿No te parece que quienes torturan tratan al otro como un deshecho humano y la sociedad no lo contradice? Cuando los soldados hacen fotografías de los torturados y aquellas personas a quienes se las enseñan son capaces de reírse, de hacer bromas al respecto ¿qué me dices?. Hay que recordarlo. Besos, querida amiga.
Por supuesto que hay malas personas en hombres y mujeres y el poder tiene esa fuerza que arrastra a cualquiera...pero lo que yo quería decir es que las mujeres tienen un sentido normalmente más pragmático y más terrenal que los hombres y a lo mejor se dejan llevar por razones más cercanas a la responsabilidad que nosostros...se me figura que si Bush hubiera sido mujer no habría la guerra de Irak..a lo mejor Sadam ya no estaba pero hubiera desaparecido de otra manera más sutil...un abrazo
ResponderEliminarCada vez me gusta más venir a leer lo que escribes. Enhorabuena por tus dotes narrativas. Mi interés continúa.
ResponderEliminarUn saludo.
...parezco un idiota diciendo siempre lo mismo....pero bueno,esto esta cada vez mejor...aunque creo que las historias cada vez estan mejor contadas,mas fluidas......
ResponderEliminarsalud y mas que suerte
UHHH se van a ir e viaje por mar!!!! quiero leer mas!!!!! tus historias me atrapan!!!!!!
ResponderEliminarBesitos de hada amiga!!!!!
Leo con deleite y afan tus escritos.
ResponderEliminarLos releo con atención y minuciosidad, analizando giros, expresiones, ideas, imágenes sugeridas,....
Los recuerdo repetidamente y a lo largo de los dias en que nos hay nuevo post vuelvo sobre ellos.
Los copio y atesoro en un archivo "seguro" por miedoa que alguna vez le ocurra algo a tu blog y pueda perder el acceso a ellos.
Los disfruto, los añoro, los deseo.
Sólo me falta aprendermelos de memoria
¿Estoy enamorada?
¡Cuánta gente interesada en tu magnífico blog!
ResponderEliminarY después se dice que no interesa la cultura clásica.
Gracias por ofrecérnosla de una forma tan amena.
Como siempre, has creado el ambiente de una forma magistral.
ResponderEliminarPero... ¿huir es mejor que afrontar los hechos? Y, ¿llevandose la pasta? No me parece muy honroso todo esto.
Un beso
Continuo leyendote, gracias Isabel,
ResponderEliminarbesitos.
Hola fernando, creo que lo que dices es aplicable a un elevadísimo porcentaje de mujeres, y no solo en su aspecto práctico, sino también en el humanitario. Si hubieran gobernado, a lo largo de la historia, tantas mujeres como hombres, probablemente podríamos hablar de esto con datos en la mano. Puesto que no es posible, supongo que cada uno de nosotros ha de conjeturar en un sentido u otro. Mira lo que dice javier, a él la decisión de Dido le parece poco digna. Todo esto son cuestiones muy interesantes. Besos.
ResponderEliminarHola kurtz, me encanta que te lo pases bien. Por mi parte, creo que estoy aprendiendo. Besos.
ResponderEliminarSaludos, fuego negro, me dais tanto apoyo y ánimos, que por fuerza tengo que hacer lo posible por mejorar. Besos, querido amigo.
Hola aurefaire, desde luego a Dido le espera un periplo por el mar. Este mar Mediterráneo tan nuestro y tan lleno de historias... Besitos, hada.
Hola ventura, los síntomas que describes son de enamoramiento, desde luego. Pero mira que el amor es ciego... seguramente estas historias enganchan con algo tuyo muy profundo, tienen un significado para tí y no es tanto un mérito mío. Pero me siento muy feliz si te procuro momentos de emoción. Además, me tranquiliza que guardes los post, por si acaso... Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarEsa valentía que necesitamos.
ResponderEliminarEse amor, esa esperanza.
Y me sigue gustando lo que da el silencio.
Sigo fiel a ti.
Cariños....
Hola estefani, pienso, igual que tú, que muchas personas desdeñan o se sienten poco interesadas por la cultura clásica por desconocimiento, porque les parece algo antiguo, pasado de moda, soso, en fin, porque está rodeada de muchos prejuicios. Me satisface contribuir, siquiera modestamente, a rebatir esos prejuicios. De algún modo me siento, en esta materia, como una "caballera andante". Y te aseguro que hay muchos y muchas como yo. Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola javier, la decisión de Dido puede ser un punto polémico. A mí no me parece que la huida signifique no afrontar el problema, sino afrontarlo precisamente de la única manera en que ella puede hacerlo sin derramamiento de sangre. Luchar por su trono, por mantener su posición, significa sacrificar muchas vidas teniendo, además, poca o ninguna garantía de conseguirlo. No creo que a ella, ni a ninguna otra persona, le gustase irse de su propia ciudad a la aventura, pasar de ser reina a ser fugitiva. Pienso que es una opción muy estimable. Por otra parte, llevarse el tesoro del templo se justificaría por la necesidad de fondos para atender las necesidades de quienes van a huir con ella y fundar una nueva ciudad. Cierto que es un robo, pero se encuentra en un estado de necesidad extrema. En fin, así están las cosas, querido amigo. Besotes.
Hola morgana, gracias por pasarte por aquí. Besos.
Hola clarice baricco, nos mantendremos fieles a la reina Dido. Le haremos mucha falta. Besos.
ResponderEliminarHola a todos/as, quería decir que a nuestro amigo unjubilado (con enlace en esta página) le han dedicado un artículo en el suplemento ciberp@ís, del diario El País. Desde aquí mis felicitaciones. Realmente su blog es delicioso, por la curiosidad de sus noticias, su sentido del humor y la humanidad que todo él destila. Besos, jubilado.
ResponderEliminarMe apena la situación de Dido,sin embargo parece atesorar una gran entereza y parece muy segura de lo que tiene que hacer...habrá que esperar nuevos acontecimientos.Que gran gesto el de Siqueo!!.Cuídate Isabel
ResponderEliminarNo se por que presentía que no iba a salir el tesoro,
ResponderEliminarestaba yo atento en sicilia haber si "piyaba" las naves cartagonovas, de camino pero la justa Dido, las ve venir..
total que en la vigilia perdí el enlace poniendo otro,
me ha costado encontrarte en gol-gle otra vez.
"arreglao",
En vigilia otra vez al tesoro de Tiro se encuentra
Anarkasis
Isabel, eres una Sherezada Romana.
ResponderEliminarBesitos.
Hola mart, creo que Dido tiene recursos para resolver la situación. Espero que lo consiga. Besos.
ResponderEliminarHola anarkasis, tienes mucho olfato. Me alegro que resolvieras de nuevo el enlace, a mí también me ha pasado a veces que pierdo alguna página de vista y me vuelvo loca para encontrarla. Besos y hasta pronto.
Hola gonzalo, supongo que también las romanas antiguas invertían tiempo contando historias. Algunas, realmente bellas. Besos y hasta pronto.
Hola Isabel, me encanta que Imilce y Karo vuelvan a inaugurar el inicio de este episodio. Difícil decisión la de Dido seguiremos leyendo para ver el desarrollo de los acontecimientos. Un abrazo de krisish.
ResponderEliminarLa decisión de Dido está sumergida en una época y, seguramente, se basa en corrientes de pensamiento específicas. Para mí, es una decisión sumamente audaz. No se decide por el statu quo. Opta por cambiar el estado de las cosas. Y más aún, fundar un mundo nuevo. Otro orden. Es monumental Dido. Y Siqueo y Pigmalión parecen la imagen especular de la condición humana. Este relato, en sus cinco capítulos es sumamente disparador, Isabel. Veo, por los comentarios, la fascinación que todos sentimos.
ResponderEliminarvolver a se lo que fuimos para deterral el mal. valentía de casta fuerte
ResponderEliminarLa mayor garantía que nos da Dido para confiar en sus resoluciones es esta máxima que heredó de su padre: "La justicia es una condición necesaria para que haya paz. Y busca siempre la paz, porque es el único clima en el que puede florecer la justicia".
ResponderEliminarConoce el camino, lo transitará sin traicionarse.
Besos, Isa!!
Son esas ansias y necesidades de cambios, en consecuencia, los que mueven el mundo.
ResponderEliminarEres una maravilla.
Imposible no devorar de un tirón la historia 4 y 5. La tensión y el placer de leerte, siempre presentes.-
ResponderEliminarAdmirable la fortaleza, inteligencia,claridad y rapidéz de Dido a la hora de tomar desiciones.
Esperamos las consecuencias ...
Hola krisish, la verdad es que intervención de Imilce y Karo tiene que estar un tanto medida. No quiero que resulte siempre con un esquema idéntico... Ya veremos. Besos.
ResponderEliminarSaludos, marta drooker, comparto tu admiración por Dido. Creo que es una persona fuerte y decidida. En cuanto a Siqueo y Pigmalión, me parece acertadísima tu observación. Gracias por tus palabras y comentario. Besos y hasta pronto.
Hola ontokita. Ojalá pudiéramos aprender lo que es esencial en cada historia, a fin de aplicarlo a lo que es esencial hoy. Besos, querida amiga.
Hola eggy, soy de tu misma opinión. Dido podrá acertar o equivocarse, pero no creo que se traicione a sí misma. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola susy, estoy de acuerdo contigo. Muchas veces necesitamos respirar otro aire, buscar otras soluciones... Besitos.
Saludos, maria del norte, ya estamos preparando la huida, un momento de máxima tensión para todos quienes van a participar en ella. Besotes.
Uy Isabel!!! Unos post sin visitarte y mira todo lo que ha pasado!! Me he devorado estos 3 capitulos con el alma en un hilo...
ResponderEliminarGracias, esta historia está buenísisma e intensa!!!!!!!
Un abrazo,
Xime
Hola ximena, cuánta alegría me produce ver que te divierte y te emociona. Me siento muy vinculada a estas historias. Besos, guapa.
ResponderEliminarEn muchas ocasiones, huír no es cosa de cobardes, sino de personas con gran corazón, que no piensan solamente en sí mismas, sino en el beneficio de los demás. Valiente decisión, pues volver a fundar una ciudad, lleva su tiempo...
ResponderEliminarUn besazo.
P.D: He estado un poco perdido esta semana y te he leído tarde.
ME GUSTO QUE SE HIZO CARNE EN ELLA EL TEMA DE LA JUSTICIA INCULCADA POR SU PADRE ..PAZ Y JUSTICIA , HERMANAS DESDE EL PRINCIPIO , Y LO SERÁN HASTA EL FINAL .
ResponderEliminarSIGO CONECTADO AMIGA , EXCELENTE HISTORIA .¿PRIMARÁ EL ABANDONO DEL CARGO PARA EVITAR MUCHA SANGRE ? .
VOY PARA ALLÁ .
BESOS
ADAL
Hola acus, soy de tu misma opinión. Muchas veces es necesario para evitar grandes males. Otra cosa es que siempre hayan de retroceder o huir los mismos... Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarSaludos, hippie viejo, ya sabía yo que te gustaría el modo de pensar de Dido, tan próximo al tuyo. Besitos.
Holas Isabel, he vuelto a disfrutar al ponerme al día y continuo tu relato donde lo dejé. Genial como siempre, la sabiduría de Dido me sorprende, ojalá muchos gobernantes en la antigüedad hubieran obtado por la retirada, siempre prudente, aunque creo que la ambición siempre los hubiera cazado, aveces faltaba mundo conocido para huir y demasiados conocidos de los que escapar. Sigo, pues, un abrazo.
ResponderEliminarAun voy por aquí querida Isabel!! Perdona mi tardanza. Lo estoy leyendo de corrido y ya estoy llorando..... Un besazo!!!
ResponderEliminarAquí estoy, poniendome al día y en cada momento mas ansiosa por saber lo que ocurrirá.
ResponderEliminarEfectivamente, como decía Imilce, Barce llevaba una gran razón: la tortura envilece y deshonra al torturador, no al torturado. La historia va tomando cuerpo y emoción, Dido ya decide su huida y todo se pondrá en marcha enseguida. Preciosas las fotos también, la de las ruinas de Ostia, la buganvilla del barrio del Trastévere y el fragmento de la megalographia del triclinium de la Villa de los Misterios de Pompeya. Un besote, Isabel.
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