- Te veo muy callada, señora Imilce – dice Karo.
- Estoy pensando – le contesto. Estamos sentados en el patio y mi nuera no deja de pasar por nuestro lado cambiando de sitio cosas inútiles aquí y allá. Quiere escuchar lo que hablamos. Desde que le han dicho que voy a la playa con el cordelero Kostas y con el poeta troyano, se muere de curiosidad.
- Estoy pensando – le contesto. Estamos sentados en el patio y mi nuera no deja de pasar por nuestro lado cambiando de sitio cosas inútiles aquí y allá. Quiere escuchar lo que hablamos. Desde que le han dicho que voy a la playa con el cordelero Kostas y con el poeta troyano, se muere de curiosidad.
Toda Cartago sabe ya que Trailo va a aportar a mi historia de la reina Dido algún episodio referido a los troyanos. No quiero que esa parte sea larga, la verdad. Ellos ya tienen en circulación muchas historias y nuestra reina, ninguna. Y si nos descuidamos, ¡son muy capaces de apropiársela! Dice Trailo que Eneas jamás pudo olvidar a Dido. Cuando le oigo decirlo se me pone una opresión en el pecho y hasta me entran ganas de gritar. Quizá lo haga algún día. Pero no sé… Este troyano Trailo es tan solemne, que me daría rabia ponerme en ridículo delante de él.
- Es hora de empezar nuestro paseo, Karo – digo levantándome.
- ¿A dónde irás hoy, querida Imilce? – me pregunta mi nuera con mucha amabilidad.
- Tengo pendiente dar una vuelta por el alfar de Jacinta – respondo con la misma dulzura – Siempre me ha agradado la forma que da a sus vasijas y sus platos y, aún me gusta más cómo los decora. Tiene muy buena mano para dibujar las figuras. Y además, como ya sabes, últimamente estoy recabando ayuda para mi historia.
- ¡No creo que Jacinta pudiera ayudarte más que yo! – salta, visiblemente molesta.
- Luego iré a la playa – respondo, como si no hubiera oído su impertinencia –. Se ha convertido en mi lugar favorito de trabajo.¡Y cuánto me gustaría tener una copita de vino con agua para refrescarme a mi regreso…!
----
Los troyanos de Eneas habían perdido toda esperanza de sobrevivir a la espantosa tormenta, cuando Iris se presentó en el cielo y se hizo visible desplegando su manto de colores. Traía un mensaje de Venus para el dios Neptuno: la petición de que pusiera fin al temporal, pues su hijo estaba en peligro. El dios del mar sacó su testa coronada fuera del agua y viendo cómo Céfiro levantaba las olas, asolaba las costas y revolvía de tal modo sus dominios sin su permiso, se enfadó. Con voz de trueno llamó a Eolo, custodio de los vientos, y le ordenó encadenar de nuevo a Céfiro. Huyó sin rechistar y cabizbajo el viento y Neptuno posó sobre las olas las palmas de sus manos y les mandó aquietarse.
Al instante se amansaron aquellas crestas furiosas y, en lugar de estrellar contra las rocas las naves de Eneas, las empujaron hacia una playa. Agotados, los troyanos sacaron las embarcaciones del agua a medida que iban llegando y las aseguraron en la playa. Pronto cayó la noche. Faltaba por llegar la comandada por Acates, amigo muy querido de Eneas, y se decidió que al día siguiente una de las naves menos dañadas se haría de nuevo a la mar para ir en su busca. Encendieron fuegos junto a las naves y se tendieron a dormir en el suelo.
El amanecer les mostró un hermoso paisaje: la playa formaba un arco y se extendía entre dos farallones de roca rojiza. Había mucha vegetación y hasta el mismo borde de la playa llegaba un bosque. A poca distancia de la orilla, un ruido de agua borboteando advertía de la existencia de un arroyuelo. Pronto se formaron varios grupos para traer leña, agua y comida. La amazona Iskias y unos cuantos cazadores se adentraron en el bosque donde esperaban encontrar liebres, cabras salvajes o venados. Entre tanto, Eneas, su lugarteniente Icarus, Palinuro y otros timoneles, examinaron una a una las naves para evaluar los daños y decidir sobre su reparación.
Cirene y el pequeño Ascanio fueron hacia el arroyo y remontaron su curso en busca de hierbas y raíces comestibles. Para su sorpresa, hallaron el manantial de donde brotaba en medio de un bosquecillo de alisos. Nacía en una pared a poca altura y de forma natural se había formado un remanso a sus pies, amplio y transparente como un estanque. Había tanto silencio, era tan grato y apacible el lugar, caldeado por el sol que penetraba entre las hojas, que al instante sintieron deseos de meterse en el agua y limpiarse el salitre de la piel. Y estaban quitándose las ropas cuando una voz los detuvo.
- No os atreváis a perturbar la morada de la ninfa Sao – dijo la voz.
No había en su tono ninguna nota amenazante, pero Ascanio se acercó un poco más a Cirene. También ella se había sobresaltado. Ambos se quedaron quietos y en silencio. Y al ver que nadie aparecía ni se oía más ruido que el roce de las hojas movidas por la brisa, tomó la palabra Cirene.
Al instante se amansaron aquellas crestas furiosas y, en lugar de estrellar contra las rocas las naves de Eneas, las empujaron hacia una playa. Agotados, los troyanos sacaron las embarcaciones del agua a medida que iban llegando y las aseguraron en la playa. Pronto cayó la noche. Faltaba por llegar la comandada por Acates, amigo muy querido de Eneas, y se decidió que al día siguiente una de las naves menos dañadas se haría de nuevo a la mar para ir en su busca. Encendieron fuegos junto a las naves y se tendieron a dormir en el suelo.
El amanecer les mostró un hermoso paisaje: la playa formaba un arco y se extendía entre dos farallones de roca rojiza. Había mucha vegetación y hasta el mismo borde de la playa llegaba un bosque. A poca distancia de la orilla, un ruido de agua borboteando advertía de la existencia de un arroyuelo. Pronto se formaron varios grupos para traer leña, agua y comida. La amazona Iskias y unos cuantos cazadores se adentraron en el bosque donde esperaban encontrar liebres, cabras salvajes o venados. Entre tanto, Eneas, su lugarteniente Icarus, Palinuro y otros timoneles, examinaron una a una las naves para evaluar los daños y decidir sobre su reparación.
Cirene y el pequeño Ascanio fueron hacia el arroyo y remontaron su curso en busca de hierbas y raíces comestibles. Para su sorpresa, hallaron el manantial de donde brotaba en medio de un bosquecillo de alisos. Nacía en una pared a poca altura y de forma natural se había formado un remanso a sus pies, amplio y transparente como un estanque. Había tanto silencio, era tan grato y apacible el lugar, caldeado por el sol que penetraba entre las hojas, que al instante sintieron deseos de meterse en el agua y limpiarse el salitre de la piel. Y estaban quitándose las ropas cuando una voz los detuvo.
- No os atreváis a perturbar la morada de la ninfa Sao – dijo la voz.
No había en su tono ninguna nota amenazante, pero Ascanio se acercó un poco más a Cirene. También ella se había sobresaltado. Ambos se quedaron quietos y en silencio. Y al ver que nadie aparecía ni se oía más ruido que el roce de las hojas movidas por la brisa, tomó la palabra Cirene.
- ¿Quién eres?
- Un naúfrago – respondió la voz.
- Nosotros nos hemos librado del naufragio – dijo Cirene – así que sal de donde estés y ven con nosotros. Somos troyanos y tenemos naves.
- Un naúfrago – respondió la voz.
- Nosotros nos hemos librado del naufragio – dijo Cirene – así que sal de donde estés y ven con nosotros. Somos troyanos y tenemos naves.
- ¿Troyanos de verdad? Decidme vuestros nombres. Pero os advierto que no pienso moverme de aquí…
Cirene le dijo su nombre, el de Eneas y los de muchos troyanos ilustres que viajaban con ellos. Sin embargo, el náufrago no volvió a pronunciar una palabra ni respondió a sus preguntas. Finalmente, Cirene desistió de su interrogatorio y de su baño y, sin recoger siquiera las hierbas que habían ido a buscar, ella y Ascanio volvieron a la playa. Muchos de sus compañeros se rieron cuando lo contaron. Alguien les había gastado una broma. Habían prendido buenas fogatas, se estaba asando carne en abundancia traída por los cazadores y el anciano Anquises ofreció una liebre a los dioses en un pequeño altar improvisado.
Al atardecer, la nave de rescate regresó trayendo consigo la de Acates. Hubo gran regocijo en la orilla, intercambio de abrazos entre hombres y mujeres que se daban por perdidos, lágrimas y relatos de cuánto habían sufrido. Iskias y Cirene estaban juntas en una misma fogata y a su calor, ésta última le contó a la amazona el encuentro tan extraño de aquella mañana. No creía que fuese una broma. A fin de reforzar su relato, se fue a por Ascanio. No estaba con su padre Eneas ni con su abuelo Anquises. No acompañaba a Palinuro, cuyas palabras le gustaba escuchar, ni a Icarus, su guerrero más admirado. No estaba en ninguno de los fuegos. Las dos mujeres pensaron que podría haber regresado al manantial.
Sin decir nada para no alarmar al resto, Iskias se colgó el carjac lleno de flechas a la espalda y empuñó el arco. Cirene se armó con un rudo bastón y ambas marcharon a buscar a Ascanio. Caminaron con rapidez y en silencio, sin hacer ruido, y pronto llegaron al bosquecillo de alisos que rodeaba la fuente. Allí, sentado en el borde del estanque, con la cabeza inclinada sobre el agua y sus rizos rubios cayendo hacia delante, estaba el niño. La luz del ocaso acentuaba el rojo de las rocas y restaba transparencia al agua.
Una sombra se movió a su lado. Iskias puso una flecha en su arco y, más rápida que el viento, disparó. Y se oyó un gemido humano.
Cirene le dijo su nombre, el de Eneas y los de muchos troyanos ilustres que viajaban con ellos. Sin embargo, el náufrago no volvió a pronunciar una palabra ni respondió a sus preguntas. Finalmente, Cirene desistió de su interrogatorio y de su baño y, sin recoger siquiera las hierbas que habían ido a buscar, ella y Ascanio volvieron a la playa. Muchos de sus compañeros se rieron cuando lo contaron. Alguien les había gastado una broma. Habían prendido buenas fogatas, se estaba asando carne en abundancia traída por los cazadores y el anciano Anquises ofreció una liebre a los dioses en un pequeño altar improvisado.
Al atardecer, la nave de rescate regresó trayendo consigo la de Acates. Hubo gran regocijo en la orilla, intercambio de abrazos entre hombres y mujeres que se daban por perdidos, lágrimas y relatos de cuánto habían sufrido. Iskias y Cirene estaban juntas en una misma fogata y a su calor, ésta última le contó a la amazona el encuentro tan extraño de aquella mañana. No creía que fuese una broma. A fin de reforzar su relato, se fue a por Ascanio. No estaba con su padre Eneas ni con su abuelo Anquises. No acompañaba a Palinuro, cuyas palabras le gustaba escuchar, ni a Icarus, su guerrero más admirado. No estaba en ninguno de los fuegos. Las dos mujeres pensaron que podría haber regresado al manantial.
Sin decir nada para no alarmar al resto, Iskias se colgó el carjac lleno de flechas a la espalda y empuñó el arco. Cirene se armó con un rudo bastón y ambas marcharon a buscar a Ascanio. Caminaron con rapidez y en silencio, sin hacer ruido, y pronto llegaron al bosquecillo de alisos que rodeaba la fuente. Allí, sentado en el borde del estanque, con la cabeza inclinada sobre el agua y sus rizos rubios cayendo hacia delante, estaba el niño. La luz del ocaso acentuaba el rojo de las rocas y restaba transparencia al agua.
Una sombra se movió a su lado. Iskias puso una flecha en su arco y, más rápida que el viento, disparó. Y se oyó un gemido humano.
*Casa en Pompeya
**Detalle de relieve. Museo Termas de Diocleciano. Roma
***Paisaje de la Sierra Calderona en Olocau. Valencia
****Río Tíber a su paso por Roma
*****Detalle de relieve con la diosa Diana. Museo Termas de Diocleciano.Roma
******Agua en una fuente pública en el Aventino. Roma
NOTA: Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes. A continuación, entre paréntesis, están los nombres de los amigos bloggeros.
Tags mujer
mujeres
relatos
historia
aventura
Queridos amigos, si alguno de vosotros falta en la lista, decídmelo, por favor. Es ya tan larga que corro el riesgo de que alguno se me pierda... Besos a todos.
ResponderEliminarPresente, querida amiga Isabel, y conmovido y lleno de admiración, como suele pasarme todo el tiempo con los frutos de tu pluma.
ResponderEliminarEstoy conociendo a éste solemne troyano, Trailo, y a cada uno de los personajes que pueblan ésta historia, y de alguna parte de mi interior brota el investigador, el reportero, al que le encantaría saber qué tanto de la esencia de tus personajes se encuentra alimentada por los seres reales, de carne y hueso, que les respaldan a partir de tu percepción de escritora y de lo poco o mucho que conoces de todos ellos, los reales, y su relación con éstos otros, los ficticios.
Pero como tampoco quiero perturbar tu proceso creativo, simplemente deposito mi voto de admiración por tí y por tu trabajo, querida amiga.
Besos.
Hola Isabel, estoy intrigadísima y muy emocionada con la historia.
ResponderEliminarSiempre he querido ser una intrepida viajera y, finalmente, lo he conseguido.
Escribes de maravilla hija mía.
Un saludo sórico.
Cirene.
Como siempre, muy bueno. Estoy deseando saber cómo acabará, pero al mismo tiempo no quiero que acabe para poder seguir disfrutando de tu prosa y de esta magnífica historia.
ResponderEliminarBesos.
Isa, se esta poniendo apasionante y atrapante la historia, gracias que hermosa entrada en escena.
ResponderEliminarcariños.
Isabel, he leído los últimos 9 posts de golpe... estoy emocionada y fascinada. Definitivamente, debes publicar un libro. Escribes magistralmente.
ResponderEliminarLo de mezclarnos con los personajes de la historia, es simplemente... genial!
Espero que el dios Eolo se comporte a la altura de las circunstancias... ;)
Gracias por estas historias, amiga.
Recien llego y me encuentro con tu historia: ha sido el balsamo para mi dolorida alma en esos momentos del destino que te sacuden como a la nave de Eneas, y donde todos los dedos se levantan para marcarte alguna falta. Ya me dan ganas de pedirle el arco a Iskias y meter unas cuantas flechas en otros tantos traseros. Despues de tanto vapuleo, quien dice que alguna divinidad no se sienta enternecida y diga ¡basta!
ResponderEliminarAsi las cosas, a pesar de los negros nubarrones en el horizonte, el deleite de la historia no tiene mengua y va en crescendo.
Voy por el cápítulo VI. Saboreo cada palabra de la historia. Me mantengo en vilo a causa de tu bien hilada historia.
ResponderEliminarMe maravilla tu narración, las imágenes con las que acompañas y los links que nos transportan a la Historia más antigua.
Gracias.
Continuaré la lectura con el placer de siempre.
Tu bello sentir... me hace venir a leerte y ver como la trama va tomando forma... va tomando una forma de ver el destino de forma magistral, me sorprende como escribes, tienes una narrativa llena de emociones desde la primera línea que me hace meterme de lleno en la trama y leerte... sabes llegar y me gusta sentir eso... sigo leyendote antes de que me vaya de esta ciudad... besos!
ResponderEliminar4º intento
ResponderEliminardecia que dale,
Isabel, casi todo al día en todos los relatos, estoy sentada en mi poltrona, en primera fila como un espectador, me siento como estuviera en un gran teatro, y aplaudo cada relato
ResponderEliminarFelicitaciones
Besos!!
Después de la furia, llegó la paz idílica de la playa, pero el misterio sigue. A dónde nos llevará la trayectoria de la flecha? Tendrá Iskias el pulso firme para acertar la sombra? Interrogantes sobre el próximo capítulo que me atrapa. Abrazos.
ResponderEliminarNo solo entran en mi morada sino que encima disparan flechas. ¿Que se habrán creído? ¡Ayy!
ResponderEliminarFdo: La ninfa Sao
Jejeje, es una broma.
Isabel, gracias por un trocito más de la historia.
Besos
Pues no debería ser broma, pero ¿Por que dispara antes de preguntar?
ResponderEliminarUn beso, Miriam G.
Me gusta como cuentas las cosa puesto q a historias ya conocidas aportas imagenes y vida
ResponderEliminarUn besazo
bueno
ResponderEliminarNo se vale disparar sin ton ni son, solo a Cupido se le permite eso.
ResponderEliminarHola grimalkin el bardo o Trailo, que viene a ser lo mismo. El descubrir cuánto de cada uno de vosotros hay en el personaje de ficción es tarea vuestra. Yo me dejo guiar por la intuición... Me satisface que te guste tu personaje, aunque sea solemne. Claro, que eso es lo que dice la señora Imilce, y ya sabes que ella es juez y parte... Besos, querido e inspirado amigo.
ResponderEliminarHola lady read, cuando dispongas de un poco de tiempo, hurga por los archivos del blog (en el mes de septiembre) y busca la historia de "La intrépida Faustina". Creo que te gustará y demostrará, de algún modo, que la intrepidez la llevas puesta, aunque no te muevas de tu ciudad. Besitos.
Hola kurtz, a mí me preocupa prolongar la historia por miedo a cansar... Pero en fin, entiendo lo que dices, porque también a mi me ocurre cuando leo algún libro que me gusta. Pero después de ese hay otro, y otro, y otro. Besos, querido amigo.
Hola tinta del corazón, celebro que te guste tu entrada en escena. Besos (de los que deshacen los hechizos).
Hola gloria, tus palabras me animan. También a mí me gustaría ver estos textos publicados, aunque te aseguro que el estímulo que significáis vosotros no los encontraría en los lectores de un libro editado. En cuanto a Eolo, ya has visto que soltó los vientos sin permiso... Hasta entre las deidades existen las jerarquías. Pero sí, creo que sabrá quedar bien. Besos, guapa.
Hola lady zurikat, siento decirte que el arco y las flechas de Iskias están en este momento ocupadas: yo misma estoy deseando hacer blanco en alguno de los traseros que me desmoralizan... Pero, como muy bien dices, quizá algún dios o diosa decida finalmente favorecernos... Besos y ánimo, amazona.
ResponderEliminarHola diana l. caffaratti, gracias por el interés y el esfuerzo que estás poniendo en leer toda esta historia. Y gracias por encontrarla atractiva y hacérmelo saber. Un besote.
Hola marelyt, supongo que esa es una de las cosas buenas de la escritura, que además de ayudarnos a expresar nuestros sentimientos nos invitan a pasar a otra dimensión. Besos, querida amiga.
Hola anarkasis, que sí, que le doy... Besos.
Saludos, alida, precisamente tu comentario va justo detrás del de anarkasis, el gran actor que supo distraer a Pigmalión mientras se llevaba a cabo la fuga. Me alegro de que te gusten los distintos actos. Besos, querida amiga.
Hola fgiucich, la paz y la tranquilidad era (y es) muy precaria para quienes han de dejar su patria y buscar otro lugar donde volver a empezar. Quizá por eso nos importa tanto lo que le ocurriera a Dido, a Eneas y a todos sus compañeros... Besos.
ResponderEliminarHola irene, ya ves que ni los lugares sagrados se respetan. Suerte que las divinidades sois eternas... Besos, ninfa.
Pues sí, miriam g, para que veas que la costumbre de disparar antes de preguntar es muy antigua... Iskias ha visto al angelito en peligro y no lo ha pensado dos veces. Besotes, guapa.
Hola yahoraquebonita, creo que cada historia se actualiza con cada mirada, aunque pertenezca a los mismos ojos. Y es que somos nosotras/os quienes cambian. Besos y ánimos.
Saludos, este e o meu corpo, gracias por tu visita. Saludos cordiales.
Hola manuel, Cupido es un niño malcriado y desvergonzado pero, al fin y al cabo, sólo dispara simbólicamente al corazón y produce lágrimas. En cambio los humanos disparamos a la diana con el propósito de producir sangre. Ya ves. Ahora, hay que pensar que Iskias se siente en la obligación de proteger a Ascanio. ¡Y debe hacerlo! De lo contrario, no habrían existido los romanos... Besos.
ISA , VENGO DEL CAPÍTULO ANTERIOR Y AL TERMINAR DE LEER ESTE , ME QUEDO MÁS QUE ATRAPADO , PAZ POR UN LADO Y UNA FLECHA CON DESTINO INCIERTO ...POR AHORA .
ResponderEliminarSIGO CONECTADO AMIGA .
DESEO TENGAS UN BUEN DÍA
BESOS
ADAL
Suelo leer siempre en silencio, pero este post me arranca las palabras de siempre: Estupendo.
ResponderEliminarUn beso.
No sé si lo sabes, Romana, pero eres una puñetera. Una puñetera que escribe muy bien, eso sí.
ResponderEliminarY ahora a esperar la próxima entrega... grrrrrrrr...
Muásssss
¡Caramba! lo del flechazo final me dejó sin aliento, ya tengo ganas de saber a quien disparó y por qué, ahora que parecía que después de la tormentona todo había salido bien ya empezamos las peleas.
ResponderEliminarSaludos
Isabel...creo que no estoy en la lista, pero ya sabes como sigo tus extraordinarias historias. Te felicito por ese hermoso don.
ResponderEliminarBesos.
Me he quedado enganchadisima con el estanque... me gustaría sentarme a contemplar esas aguas y con un poco de suerte ver a Nao...
ResponderEliminarBeuno ahi me quedo hasta el proximo capitulo...
Besitos de hada querida amiga!!!!!
Como ya tenía previsto estoy en una playa desierta, (eso quisiera yo); pero sin Ascanio por favor.
ResponderEliminarUn par de meses de vacaciones cantando el ula, ula me sentarían de maravilla.
Besitos
Ahhh,
ResponderEliminarMujer, que dejas el suspenso ahogado en la garganta...!!
Aqui estoy siguiendo tu historia. Hace unos días el History Channel me transportó a esas épocas y fue inevitable recordarte...
Lista?... te refieres a tus links?, no, no estoy en ella pero aqui sigo siendo una fiel lectora.
Besitos,
Querida Isabel: Como siempre, una de tus muchos fans aquí, admirada completamente con ésto, una vez más ansiosa por leer lo que sigue...
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo!!
Ya sabia que con mi hermana algun culo iba a salir herido! Me temo que mas el del jefe que ninguno en estos momentos en que le agarro el ataque y quiere matar a todos los importadores en Argentina. A todos ellos les clavaria unas cuantas flechas lo malo es que no practican arqueria como dar lugar al accidente. Un chisme, empezo a copiar todo en un word y a ver la diagramacion, con tus mismas fotos, y hasta los comentarios. Y el reparto estelar.
ResponderEliminarays amiga!!
ResponderEliminaréste relato especialmente me ha encantado....
estoy impaciente por ver correr la travesía!!!!
muchos besos!!!
Bellísimo relato el de hoy, diosa.
ResponderEliminarYo, estoy pensando en perderme en ese virginal sitio tan maravillosamente descrito, entre los alisos que rodean el manantial en busca de la ninfa SAO y... lo pensaré.
Un beso de Icarus, diosa.
Disfruto mucho leyéndote -perdona que me repita tanto-, pero algo que hago desde hace ya un tiempo es repetir la lectura de tus textos analizando algunos de los elementos que me admiran sobremanera.
ResponderEliminarMe gusta como extiendes como un manto sobre la historia el ambiente, los colores, los olores, la luz y la percepción exacta que quieres que tengamos del escenario y las circunstancias en las que se desarrollan las escenas.
Todo está perfectamente hilvanado, el conjunto de la historia y los diálogos que se van desarrollando con total fluidez...
A uno le queda esa nostalgia especial que se tiene por los hechos no vividos, pero en los que hubiera querido estar presente; y la tensión del que sigue con estusiasmo una sucesión de hechos, parecida a aquella en la que queda el arco de Iskias al final de este episodio.
Una vez más, nos asomamos entre las líneas del texto como queriendo ver qué es lo que pasará después.
Salud
Ese gemido humano fuera de campo es muy cinematográfico. Me encanta.
ResponderEliminarBesitos de krisish
entonces?????
ResponderEliminarla dejas así como en ascuas, sabes?? quedo a la espera de la historia...
un besazo querida
Isabel...has creado el monstruo de los actores...y yo cuando salgo, aquel sale más que yo..;);)...ya veras ya...besos.
ResponderEliminarHola hippie viejo, sé que tu eres un sentimental, y seguro que te gusta esta historia del náufrago. Besos, querido malísimo, y buen día.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, sirenita, yo sé que lo tuyo es el mar y las honduras, pero me gusta oirte de vez en cuando. Besos y hasta pronto.
Hola angelusa, tienes toda la razón. Pero mira, no puedo remediarlo, me gusta crear un poquito de intriga. Besitos.
Hola leodegundia, no hay aventuras pacíficas... De todos modos, los troyanos eran bastante sosos, creo yo, muy serios y piadosos y puestos en su papel. Menos mal que están Cirene e Iskias para animar el asunto un poco. Besotes.
Hola daniellha, me doy cuenta que no figuras en el reparto con ningún personaje, y lo siento. De todos modos, más adelante tendremos otras historias y seguro que podrás participar de ese modo peculiar en alguna. Por otra parte, sé también que tu serás una devota de la reina Dido. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola aurefaire, Sao es un poco como tú, sólo que en la versión peligrosa... No la mires demasiado tiempo. Besos, hadita.
Hola unjubilado, tu te pides caribe y ritmo y danzarinas y todo eso. ¡Ya te lo podrás pagar, con el precio que piensas cobrarle a Dido por levantar la muralla de Cartago...! No te canses mucho. Besos.
Hola bettina perroni, hacía referencia al "reparto" de personajes. No tiene ninguna importancia, es sólo una forma más de divertirnos. Te digo lo mismo que a daniellha, que tendréis preferencia cuando llegue otra historia que lo admita. Me encanta que me recuerdes cuando ves reportajes de historia. Besos y gracias por tu fiel seguimiento.
Saludos, gaby del río, espero que estés disfrutando de esta historia. Besos y hasta pronto.
Hola lady ice. Tú, en tu papel de Cupido, eres bastante más peligrosa con las flechas que Iskias. Ella apuntará a los traseros, pero tú sueles hacer diana en el corazón. Supongo que te estará quedando bonito el texto con las fotos. Yo también lo hago así. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola cieloazzul, supongo que a cada uno de nosotros nos gustan más unas partes que otras, siempre hay algo que nos llega de una manera especial. Me gustaría que eso ocurriera hasta el final de la historia. Besos.
Hola javier, los bosquecillos y el agua son espacios sagrados, creo yo. La combinación de ambos, de una fascinación mortal... Besos y hasta pronto.
Saludos, charles de batz. Para serte sincera, te diré que me da un poco de miedo que analices con detenimiento los textos, siempre temo que fallen algunas cosas. Si de momento voy superando la prueba, me doy por satisfecha. A veces me parece que no presto tanto atención a los detalles como debería, pero en fin, te diré que trato de contaros aquello que veo en mi imaginación y tal como lo veo. Besos, querido amigo, y hasta pronto.
ResponderEliminarHola krisish, tu palabra es de experta, de modo que la agradezco doblemente. Besitos.
Hola elisa de cremona, la dejo así porque sé que es como a tí te gusta... Besazos.
Hola fernando, espero que los actores no se me alboroten ni se pongan celosos unos de otros. No está mal la oportunidad de estar ahí, presenciando los hechos en primera fila. Con un añadido: que luego cada cual puede contar la historia desde su propio punto de vista. Todo sea que tenga que salir yo de la blogosfera por piernas...
Veo que aún no puedes firmar bien,¿no? Yo lo he resuelto, pero no sé, hay algunos pasos que no me atrevo a dar en esta nueva versión. Besos y hasta pronto.
Aquí sigo, sin perder ripio, como suele decirse :)
ResponderEliminarTe lo he dicho ya muchas veces, pero una más...
Voy a estar en ascuas hasta saber como acaba tu personal forma de contarnos esta historia.
¡Eres grande, amiga..!
Un beso fuerte
Ahora tengo dos blogs..por si acaso..uno en blogger..preparate a las quejas...ay! que poco sabes de los actores y sus papelitos...besos
ResponderEliminarAy, ¿Quien será?
ResponderEliminarYa estamos casi todos. Esto se pone calentito.
Quiero saber más cosas de Dido. A Eneas ya lo conozco bien (Me leí la Iliada enterita y tranquilita)
¡A por más!
Es tan propio de los niños...desaparecer!
ResponderEliminarQué hay en el corazoncito de Ascanio...que se mira en el espejo?
Nada malo le sucedería...de todas formas. Porque es niño, porque hay ángeles que lo rodean....porque hay un papá que lo ama...que saldría a buscarlo cuantas veces sea necesario...
Porque ante que el reto por la ausencia...está el cuidado de su vida.
Ese niño está aprendiendo....
Este viaje será fundamental en su corta y consistente existir...
Me encanto la imagen del cerro...así es Tandil.
Me dieron ganas de comer...liebre !!! ja! Qué prosaico lo mío!!!!
Besos al escaveche!!! jajaja! ( o con "b")
Gracias por tus palabras en mi blog.... Me encanta la manera que tienes de introducir la historia con
ResponderEliminarImilce y Karo...(ella sobre todo me parece entrañable) y luego conseguir atraernos y desear leer la coontinuacion de la historia propiamente dicha.....
besos
Ya esta dicho, con mi hermana de Cupido, el mascaron de proa del barco se enamora de un pulpo! Y si, me deschavo que estoy armandome un libro muy especial, pero con facilidades que el Blogger no permite, tipografia, letra capital, pero con tus mismas fotos. Hora de felicitarte por ella, imagino que deberas ser como yo, de las que si es necesario se acuesta en el piso para sacarlas bien. Las panoramicas del agua, las fuentes, la tormenta son espectaculares. Y si me dan bola de como 'adobarlo' con el Acrobat y poder subirlo para libre descarga, te aviso como. yo tampoco se mucho de programacion en html, soy de la epoca del Fortran IV !!!!
ResponderEliminarMe sumerjo en tu lectura y en todo este foro de personajes.
ResponderEliminarBesos!
Isabel:
ResponderEliminarCon gente como tú da gusto navegar. Nos entretienes con tus relatos y de vez en cuando vienes a visitarnos.
Gracias y un abrazo.
Amiga, esta vez comentaré más tarde porque me reservo una hora en el fin de semana para leer todo unido. Creo que ganará en "profundidad" y lo apreciaré mucho mejor. Luego comento.
ResponderEliminarSaludos.
Me he quedado quieta y en silencio releyendo esta maravilla.
ResponderEliminarUn beso.
Cirene.
Aquí gozando de un nuevo capitulo de esta historia.
ResponderEliminarEspero que Iskias no haya herido a algún amigo.
Un abrazo
Querida ISA...tengo una pequeña duda,JUNO ya no aparece más?
ResponderEliminarDiscupá mi impertinencia pero no es que quiera tener "letra",sólo me intriga saberlo...
P.D.:ISA,callo algunas de mis palabras para no arruinar ni develar posibles relatos!
BESAZOOOOOOOOO
siempre me dejas con una incognita, cómo haces para engancharme de esa manera. creo que me quedo a vivir en tu casa!
ResponderEliminarHola trenzas, me alegro que estés por aquí y te sientas intrigada, pese a conocer la historia. Gracias, querida amiga.
ResponderEliminarFernando, me estás asustando. Espero fervientemente que nadie se moleste. ¿Repites el mismo blog en dos sitios? Besos y hasta pronto.
Saludos, ula, comprendo que quieras saber más de Dido, ella es la protagonista principal de esta historia. Pero es importante también saber algo de Eneas, aunque sea mucho menos. Ten paciencia, todo llegará. Besotes.
Hola ferípula, así que querías comerte la liebre ofrecida a los dioses... ¿sabes? hay una historia muy curiosa al respecto, pero no te la cuento, por si en algún momento me da por narrarla. Es dura la vida en un barco para un niño, así que es lógico que en cuanto tiene ocasión se ponga a curiosear. Besitos.
Hola fortunata, celebro que te guste la señora Imilce, porque ella es el "cerebro" de esta historia. De no ser por su empeño,quizá seguiríamos sin saber casi nada de esto... Besos.
ResponderEliminarHola lady zurikat, la verdad es que sí, también me tiro (o hago tirarse a mi marido) por el suelo para obtener algunas fotos. Y luego, cuento con la ayuda de Picasa, ya sabes: recorto, ilumino, hago lo que se me ocurre. Espero que te quede bien el experimento de Acrobat, ya me dirás. Besos.
Hola perséfone, gracias por tu visita, ya ves que estamos con el agua al cuello... Besos.
Hola felipe sérvulo, yo suelo hacer muchas visitas, aunque no siempre dejo comentario por razón de tiempo. Te tengo suscrito con bloglines y así me entero de todas tus actualizaciones. Besos y hasta pronto.
Hola goathemala, espero que la historia resista esa lectura seguida... Y no te preocupes por comentar, a mí me gusta saber de vosotros de vez en cuando, pero comprendo, porque a mí misma me pasa, que es imposible comentar siempre y en todos los blogs. Un beso.
ResponderEliminarHola lady read, me alegra que te esté gustando la historia. Hay una parte de ella que debe imaginarla cada uno de nosotros, porque nunca habría palabras suficientes para contarla. Besos y hasta pronto.
Hola trini, Iskias es una amazona, una de las guerreras de larga tradición que acudieron en defensa de Troya. Ella dispara porque está preparada para hacerlo con velocidad en cuando intuye o sospecha algún riesgo. En este caso para Ascanio, el hijo de Enas. Si el herido es amigo o enemigo, ya se verá. En resumen, que entonces era igual que ahora... Besos, guapa.
Hola gabu, Juno saldrá en otros momentos de la historia, como ya sabes y por discreción callas. En cualquier caso, y de manera implícita, los dioses están presentes a lo largo de toda esta historia.
Besitos, guapa.
Hola ontokita, puedes quedarte a vivir aquí todo el tiempo que quieras, me harás mucha compañía... Besitos.
Magnífico, magnífico, magnfícico, magnífico... y así puedo seguir durante días.
ResponderEliminarSolo Venus podía aquietar a Neptuno. Lo siento, a veces se me va la mano...
ResponderEliminarBesos
ufff a quién mató? de quién es el gemido?
ResponderEliminarvoy enseguida a lo que sigue...
Hola acus, devoto... Besotes.
ResponderEliminarSaludos, antonia romero. Los dioses sois muy vuestros... Besitos.
Hola clarice baricco, hay gemidos que pueden ser del mundo entero... Besos, guapa.
...preciosa la imagen de ese paisaje mediterráneo valenciano... y bella mi diosa favorita: la cazadora Diana...
ResponderEliminar...besotes...