- Tienes mucha imaginación, señora Imilce – dice mi escribiente Karo con la soltura acostumbrada – Me parece imposible que se nos vea desde tanta altura. Y, además, nos tapan las hojas de la higuera.
- A los ojos de un águila no se les escapa nada… ni siquiera el cogote de un muchachito descarado como tú – le respondo dándole un pequeño cachete. Aunque tiene razón. Estos últimos días fantaseo bastante. Es por la primavera, creo yo. Está a punto llegar. Todos los años me ocurre lo mismo, me rebulle la sangre por dentro como cuando era una adolescente.
- Yo sé lo que te pasa – añade –. Te imaginas lo del águila porque estás melancólica. Tienes ganas de avanzar con tu historia de la reina Dido y, al mismo tiempo, te da pena acabar.
- Te crees muy listo. Piensas que por ser mi escribiente lo sabes todo. ¡Tiene que llover mucho antes de que puedas meterte en el pellejo de esta vieja …! Anda, ve a llamar a mi nuera y vámonos. Es hora de ir a la plaza – le digo mientras hago un esfuerzo para levantarme del asiento. Karo se echa reir y me ayuda cogiéndome del brazo. Me contagia la risa. Cuando anuncié que pensaba escribir la historia de la reina Dido mi nuera lo tomó como una ofensa personal. Le parecía una extravagancia, un capricho de vieja y hasta creo que se avergonzaba de mí. No dejaba de hostigarme y poner mala cara. Le molestó incluso que tomara como ayudante a Karo, a quien he llegado a querer mucho. Y ahora, ella no se pierde ni una de las reuniones de la plaza.
¡Qué cambio! Al concebir este proyecto, pensaba hacerlo sola. Creí que bastaba con mi voluntad y con los recuerdos de mi abuela Barce, una de las personas que estuvo más cerca de la reina y la conocía bien. Barce había sido la nodriza del noble Siqueo, con quien la reina Dido se casó. Y desde el mismo día de la boda se incorporó al palacio y comenzó a servirla igual que si la hubiera amamantado a ella también. Barce era como la sombra de Dido: juntas descubrieron el asesinato de Siqueo; fue testigo de la decisión de la reina de abandonar el trono de Tiro para evitar que estallase una guerra civil; huyó con ella y muchos fenicios, errando por el mar durante varios años hasta fundar Cartago; vio llegar las naves de los troyanos a estas playas y el socorro que se les brindó; se dio cuenta del peligro que entrañaba Eneas para Dido y la avisó. Pese a todo, no pudo impedir la muerte de la reina.
Aún contando con la fuerza de esos recuerdos, un día, mientras pensaba en ellos y amasaba el pan, sentí que me faltaba algo. Otros puntos de vista. Entonces llegó Trailo, un poeta troyano que iba tras los pasos de su madre reconstruyendo su viaje desde Troya hasta las costas del Lacio. Y se me ocurrió pedirle que me hablase de Eneas y sus acompañantes. Hasta ese momento estaba convencida de ser la única capaz de recordar la historia de la reina Dido, pero el troyano me hizo dudar. Pregunté a amigos y conocidos y descubrí mi error. Me propuse unir a varias personas en torno a este proyecto y creo haber acertado. Me siento muy feliz ahora, al darme cuenta de que los habitantes de Cartago e incluso muchas personas extranjeras, compartimos una memoria común y podemos mutuamente enriquecerla.
El cordelero Kostas, por ejemplo. Él y yo somos los únicos supervivientes de la expedición de la reina Dido que concluyó con la fundación de Cartago. Sus recuerdos me han sido muy útiles para reconstruir el periplo marítimo y la vida cotidiana en la nave de la reina, porque yo era demasiado pequeña y, salvo algunos detalles, lo único que recuerdo son mis juegos con Mook, el perro de la reina y el gato de Anna, el viejo Sirio. En cuanto el mar se agitaba, los dos se lanzaban al fondo de la bodega y se entregaban como locos a perseguir a las ratas. Cada uno depositaba sus presas a los pies de su ama, en una especie de competición. También recuerdo a Claudio Apollioni, el pedagogo que se nos unió en la isla de Rodas, y a quien le debo mucho. Sin sus enseñanzas, jamás hubiera podido componer esta historia.
- ¡Imilce …! – me llama a gritos mi nuera desde la plaza, haciendo señas para darme prisa. Una tontería, porque no puedo andar a más velocidad, ni me conviene.
Este invierno, por las tardes, nos reunimos en la plazuela del granado. Apenas es un ensanchamiento junto al costado derecho del templo de la diosa Juno, pero resulta muy soleada y protegida de los vientos. Tiene también otra ventaja: al estar en el centro de Cartago, a mis amigos e informantes les resulta más cómodo acercarse para charlar conmigo. Cada día viene más gente.
Al ver a mi nuera, Karo echa a correr, desaparece en la plaza y al momento vuelve a asomarse moviendo los brazos como un molinillo. Seguramente habrá visto ya a Amneris, la tejedora, quien nos había prometido una sorpresa para esta tarde. Es una mujer muy interesante… La plaza está más llena de público que de costumbre. Veo a Jacinta, la ceramista y al cordelero Kostas. También está Parepidemos Samosatense, el peregrino más raro que he conocido en mi vida. Y Caius Pertinax, un comerciante que me ha hecho varias ofertas por mi historia. Dice que la quiere difundir, y está dispuesto a pagar a varios escribientes para copiarla y llevársela al Lacio e incluso a Grecia. No le he dicho que no, ni que sí. Prefiero terminarla antes.
Jacinta viene a mi encuentro y me conduce hasta un banco que han puesto para los vejestorios. Kostas ya está sentado y Amneris también y todos los demás han formado un corro. Los esclavos de Amneris han colocado enfrente del granado dos postes altos rematados por horquillas y han apoyado en ellos un palo a modo de travesaño en el que parece haber algo enrollado. Apenas me siento, Amneris hace una señal, y sus hombres comienzan a desenrollar el bulto. Y cuando ya está colgando como una gran cortina de la altura de una persona y la anchura de dos jóvenes con los brazos en cruz, ordena que retiren el paño que lo cubre. Se nos corta la respiración. Y luego estallan gritos admirados.
- ¿De dónde has sacado los dibujos para un tapiz tan hermoso, Amneris? – le pregunto cogiéndole el brazo.
- Lo he copiado de los documentos cartográficos de Igres, mi querido padre – me responde Amneris, orgullosa –. Es un plano de nuestra costa. Esa península que sale ¿la ves? es donde estamos ahora. Puedes estar segura de que es exactamente así: no ha habido un cartógrafo más competente. Él trajo a la reina aquí.
- ¿Y los demás dibujos? – le pregunto, porque el resto del tapiz está divido en seis cuadros, cada uno con una escena distinta.
- Los he inventado yo, a partir de los recuerdos de mis padres. Ven, te los explicaré.
La gente trata de acercarse lo más posible al tapiz. Karo tiene la ocurrencia de entregarle un bastón, y ella lo agradece con una sonrisa. Así podrá señalar y, al mismo tiempo, dejar que todo el mundo lo vea.
- Estas son las naves de la reina alejándose de la isla de Chipre, donde se detuvieron por última vez antes de llegar aquí. ¿Veis cómo en la cubierta hay gente con los brazos alzados? Son las doncellas que fueron raptadas. Entre ellas estaba mi madre, Nismacil, y la abuela de Jacinta, que era bailarina y se llamaba Dincer. Es un episodio poco glorioso, pero es necesario recordarlo.
- ¿Sabes lo que creo, Amneris? – la interrumpo. He aprendido que es mejor decir las cosas en el mismo momento en que me vienen a la cabeza, porque luego se me olvidan. – La reina hizo mal al detenerse en Chipre. Allí, en la ciudad de Cnido, tiene su hogar la diosa Venus. Y con el asunto del rapto de las mujeres y las protestas a que daría lugar, se fijó en ella.
- Puede ser, Imilce. Aunque te aseguro que ni mi madre ni la mayoría de las raptadas le guardaron rencor a la reina.
- Lo sé, querida amiga. El destino de la reina estuvo en manos de los dioses. O de las diosas, quienes se valieron de ella para disputarse a un hombre. He sostenido hasta ahora que la traicionó la diosa Juno. Pero quizá no hubiera podido hacerlo sin el acuerdo de Venus. Sí, esas dos diosas destrozaron a Dido. Nuestra reina fue como un cordero en el altar del sacrificio.
*Detalle de un águila. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
** Busto femenino. Museos Capitolinos. Roma.
*** y ****Detalle de mosaico y Perro. Museos Vaticanos. Roma.
***** Detalle de relieve. Museos Capitolinos. Roma.
******Banco público. Ostia.
*******Detalle de mosaico. Museo Massimo alle Terme. Roma.
********Figura femenina. Museos Capitolinos. Roma
*********Tíber. Roma.
NOTA 1.- Con este post se inicia la segunda parte de la historia de la reina Dido y el troyano Eneas.
NOTA 2.- Los lectores que deseen leer la primera parte de la historia, pueden obtener todos los capítulos seguidos marcando, al final del post, en Etiqueta: Dido y Eneas. Salen en orden inverso.
NOTA 3.- LA JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago ha comenzado ya a realizar los primeros preparativos para el gran banquete con que la reina recibirá al troyano Eneas. Quien quiera husmear por la cocina pede hacerlo ya, siempre sin meter el dedo en los platos...
NOTA 4.- Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes. A continuación, entre paréntesis, están los nombres de los amigos bloggeros.
KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
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"Como desees...", querida, "como desees", este viejo costelero recuerda que alguna vez también fue joven y navegó hasta mucho más allá de las columnas de Heracles.
ResponderEliminarBesos sin nostalgia, amiga.
Excelente forma de comenzar la segunda parte y de dar indicios de lo que vendrá. Eres estupenda!
ResponderEliminarBesos.
Me siento muy feliz ahora, al darme cuenta de que los habitantes de Cartago e incluso muchas personas extranjeras, compartimos una memoria común y podemos mutuamente enriquecerla.
ResponderEliminar*
*
*
La memoria es eso que realizamos HOY.
Mañana será el AYER. Nuestro alimento...por eso, qué bueno cuidar cómo se construye el cada día.... Esta Reina es muy inteligente. Sabrá hacerlo.
Magnífico relato, Isabel.
Un abrazo desde mi ocipado presente! :)
¿Quién vende recuerdos?...
ResponderEliminarYo los compro
Que tengan un buen fin de semana todos
Wow... y yo q creia q nunca me iba a casar!!!!! jajaja me quedo enganchadisima para saber como fue q paso todo!!!!!!!
ResponderEliminarBesitos de hada mi brillante amiga!!!!!!!!!!
Hola Isabel:
ResponderEliminarCada uno se fija en lo que de alguna manera, le es mas familiar. Y me he fijado especialmente en la fluidez de la transaccion de un relato a otro, ambos con el mar de protagonista.
Y el efecto es agradable, se nota.
Por lo demas,decirte que seguiremos leyendo. No se si de post en post, o cada dos o tres, pero de todas formas te leeré.
Saludos, buen fin de semana, amiga.
Aunque no comente, no dejo de venir puntualmente a la cita y sigo tan enganchada como el primer día. ¡Qué golpe de efecto lo de continuar como una nueva historia para los que se enganchan! De todos modos recomiendo no perderse lo anterior.
ResponderEliminarSaludos desde el mar
Neptuno
No he tenido casi tiempo de comentarte antes, solo decirte que me parecio genial la oprimera parte y que me encanta que no se haya terminado esto..
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amiga. Siempre te leo.
Buen arranque-continuación. Como siempre felicitarte por tu forma de escribir y darte las gracias.
ResponderEliminarBesos.
Que buen momento de la historia. Y de la historia dentro de la historia. Me gustó mucho esto de la memoria compartida... Es un bello proceso dentro de la historia que se construya colectivamente, asi como se construye un pueblo.
ResponderEliminarTambien me parece muy bella la imagen de la reunión en torno al interés por la memoria compartida de un pueblo, y a los que han tenido acceso a sus origenes...
Por último, me gustó mucho esta forma de iniciar la segunda parte de la historia. ¡Gran recurso literario!
Besos
Ximena
Como siempre muy bueno. Da pena saber el destino final de Dido.
ResponderEliminarEsta vez nos toca navegar por el mar de los recuerdos y las aguas de la nostalgia...un beso..me entristece saber que casi todos ya estamos muertos.
ResponderEliminarMuy buena manera de retomar lo que sigue, Romana. Eres una artistaza.
ResponderEliminarUn besito, cosa guapa.
(Anda que a éste, Parepidemos Samosatense, como para llamarlo cada dos por tres por su nombre)
Ojalá toda la historia escrita, la que se nos transmite, estuviera basada en acciones y escritos como los que nos cuentas. Sería más beneficiosa para las generaciones venideras. Pero a veces está escrita por manos preocupadas en intereses particulares y no siempre con la verdad de los sucesos acaecidos.
ResponderEliminarEstoy ansiosa por el encuentro, por como las diosas lo planean y como hacen mella en Dido.
Estupendo comienzo.
Has repartido un nuevo juego que es hijo de tantos otros que vas encadenando para delicia nuestra. Y como en el ajedréz, esta apertura tiene todo su esplendor. Abrazos.
ResponderEliminar¡Bien por la Isabel Romana e imaginativa!
ResponderEliminarBesos
Me encantó esta memoria.
ResponderEliminarMucho.
Abrazos
¿Leíste a Wilbur Smith? Este relato me hizo acordar a sus libros...
ResponderEliminarAl igual en el deseo de Imilce, sobrevolamos en esta obertura de la segunda parte sobre nuevos y viejos personajes -parece como si pudiera desdoblarme y me veo saludando desde ahí abajo, !que raro que soy! :-)-, vislumbrando a lo lejos la luz de venideros y seguramente extraordinarios sucesos.
ResponderEliminarQuedamos entusiasmados a la espera de conocerlos.
Salud
Siento curiosidad por saber cómo se las arreglaba Igres para levantar planos de areas tan extensas (he sido topógrafo durante 42 años).
ResponderEliminar¿De que instrumentos se valía?
Me gustaría leer algún libro que trate de este tema.
¿Conoces alguno?
Salve Ilustre Romana.
Prometo que de la segunda parte no me pierdo ningún capítulo :-)
ResponderEliminarUn besiño
¡Gracias por esta nueva entrega! La forma en que desarrollas este relato me hace pensar mucho en lo que algunos llaman "lenguaje cinematográfico" (referente a la composición de los capítulos y el uso fragmentado del tiempo). Pero lo más atrapante del viaje de la reina Dido se encuentra, para mi, en la forma que incorporaste y asimilaste la cantidad de personajes que aparecen listados al final de cada capitulo.
ResponderEliminarDesde esta "plaza" virtual, quedamos a la espera de la próxima entrada... gracias por tus saludos, amiga, vuelvo en breve. Besos!!
Hola kostas kamaki, superviviente... Seguro que la reina Dido supo apreciarte. Besos.
ResponderEliminarHola perséfone, siempre es interesante saber que algo va a suceder, ¿no? Besitos y hasta pronto.
Hola ferípula, creo que la señora Imilce tiene idas amplias acerca de las cosas. Seguramente lo suyo es una auténtica memoria viva. Besitos, guapa.
Hola manuel, ya ves que hasta tenemos comprador de la histora...ficticio, por supuesto. Besos.
Saludos, aurefaire, ya ves que sí, que te casas y además con el más guapo. ¡Ha valido la pena esperar! Besotes.
Hola rafael pq, seguramente leer dos o tres posts seguidos puede dar mejor idea de la historia. Aunque tiene el riesgo de cansar... Si te ha gustado la transición, estoy contenta. Besos.
ResponderEliminarHola dios Neptuno, o maria antonia romero en este siglo. Me pesaba pensar que pudiera haber nuevos lectores que desistiesen de engancharse a la lectura por tener tanto texto pendiente. Así creo que cualquiera puede comprender razonablemente dónde estamos... Besos y hasta pronto.
Hola tsunami, gracias por tu lectura. Mas que nada la división es para no desalentar a los nuevos curiosos. Así puede uno leer esta parte y saltarse la otra, si no le apetece leerla. Besitos animosos.
Hola kurtz, ya ves que ha sido rápida la continuación. Es un corte técnico, más que nada. Besitos y hasta pronto.
Hola ximena. Creo que la señora Imilce se inclinó hace algún tiempo por ir recogiendo la memoria de cada uno para formarse una idea cabal. Sólo apelando a los recuerdos de familia ha podido ella escribir los capítulos precedentes. Y, lo que más me gusta de ella: no oculta su necesidad de los demás. Besitos, guapa.
Hola aquiles. Seguramente todos tendremos ocasión de lamentar el final de Dido. Pero una cosa es cierta: ella vivió y lo hizo con intensidad. O sea, que su vida mereció la pena por dramático que fuese su final. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarHola fernando, creo que estamos más vivos que nunca. Sólo hay que darse una vuelta por los enlaces para ver qué hay en la cocina y lo bien que huele, en qué se entretiene ahora la señora Imilce (sigue con su actividad creativa)o las crónicas poéticas que tú mismo escribes. Somos dueños del tiempo y de nuestra imaginación. Besitos.
Hola angelusa, ¿ves como tiene razón la señora Imilce al decir de él que es raro? ¡Semejante nombre no es para personas corrientes! Besitos.
Querida ula, acabarás tomándoles manía a las diosas. Aunque, bien pensado, tampoco ellas tienen la culpa: son nuestros chivos expiatorios. Besos y hasta pronto.
Hola fgiucich, veo que esta "apertura" no os ha resultado pesada. Temía que, al repasar algunos hechos ya conocidos, pudiera resultar plasta para los conocedores de la historia. Besos.
Hola joaquín, al final tu personaje podrá dar salida a la historia. Quién sabe cuántas generaciones posteriores hubieran debido agradecértelo y nunca supieron tu nombre. Esta es tu oportunidad.
ResponderEliminarHola clarice baricco, ya ves que Mook no sólo no teme a las tormentas, sino que las aprovecha... Besitos.
Hola arcángel mirón, no conozco a ese autor. ¿Me sugieres algún título? Gracias y hasta pronto.
Hola charles de batz, el poder desdoblarte es tu rareza menor. ¿Qué hace un peregrino por una ciudad recién fundada, y entre gente, como Imilce, un tanto descreída? Besitos y hasta pronto.
Hola juan, me gustaría poder responder a tu pregunta, pero no es así. De todos modos, tanto griegos como romanos disponían de instrumentos muy precisos. Si veo algo que pueda interesarte, te lo diré. Podemos suponer que los conocimientos de Igres no proceden únicamente de su trabajo, sino del conocimiento de otros muchos cartógrafos anteriores y contemporáneos suyos. Besos.
Hola isabel romana, ya veo el adelanto de lo que se prepara jejeje que tengas una buena semana.
ResponderEliminarBesos
Hola aynara, ¡ahora que has hecho una promesa la tienes que cumplir! De todos modos, los incumplimientos no se castigarán severamente... Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola tony, el largo listado de personajes es mi penitencia, porque hice un ofrecimiento a partir de una idea de anarkasis y ahora he de responder de él. Pero fuera de bromas, es un reto que he tomado con ilusión y espero que con razonable satisfacción por parte de los intervinientes. Tu papel es uno de los mejores: al fin y al cabo, el oro siempre tiene brillo. Besos y hasta pronto.
Hola irene, a la reina Dido no le da nadie tregua. Besitos y buena semana.
ResponderEliminarCautivante primera parte...su final mantiene el suspenso para el cambio de rumbo que se anticipa emocionante aunque triste.
ResponderEliminarBuena idea la del arranque refrescandonos la memoria...Me encanta cada vez mas el duo Imilce -Karo...soy una fan de ambos!
Un abrazo Isabel!!
LA segunda parte promete tanto más que la primera.
ResponderEliminarCada vez que leo tus relatos, me seinto parte de esa Roma antigua, plena de mitos y leyendas.
Me maravilla saber que antes se hicieran tantas maravillas sólo con usar como herramientas a las manos.
Sigo pendiente de tu hilo conductor.
Un abrazo.
isabel querida me gusta tanto venir a leerte me transporto a otra epoca y eso me ayuda muchisimo
ResponderEliminarBesos amiga linda
Me uno al corro en torno a Imilce y Amneris, en la plazuela del granado, con los ojos bien abiertos para no perderme detalle.
ResponderEliminarUn besote de krisish
Gracias por esas cartografías del mundo antiguo. Como te dije el otro día, Isabel de Roma, parecen frescos recién pintados.
ResponderEliminarUn saludo
Me gustaría ser el águila,muy buena comparación , animal inteligente con una gran visón desde las alturas y gran poderio.
ResponderEliminarMuy buena entrada, digamos que mitad pasado y mitad futuro,para que desde el primer momento no se pierda el interés sobre lo que ha de ocurrir en el desarrollo de los hechos.Toma cccomo emblema el águila y ella te llevará donde tu quieras.(es simbólico) Besos con un gran deseo de triunfo. Nina
Se adivina una segunda parte intensa y fascinante.
ResponderEliminarSí.
:)
Besos
Querida amiga, me has traido de gira en tu relato, y mucha razón te asiste, por lo movido que he andado últimamente, pero no he perdido detalle del curso de la historia.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo muy cordial y, como siempre, mi estimación y todos mis respetos.
;)
Pasaba para agradecer tu comentario y recrear mi mente con tus letras...
ResponderEliminarDejo un abrazo desde Buenos Aires.
MentesSueltas
Precioso como siempre, enternecedor lo de usar recuerdos ajenos para crear arte, para no olvidar
ResponderEliminarUn besazo
un achuchón gigantesco romana
ResponderEliminarSi en la primera parte me has tenido en vilo, en esta que empieza ya estoy volando cual quebrantahuesos, buscando los mejores sitios en donde haréis los grandes festines romanos.
ResponderEliminarBesitos
Brillante, como siempre. Un beso enorme.
ResponderEliminarComo siempre hermosas y fascinates tus hitorias, ya no me olvidaré de la reina Dido. Te dejo un saludo y el deseo de un feliz inicio de semana mi querida Isabel
ResponderEliminarTe dejos besos cenitales desde el sur del sur
Nati
Hola tic tac, a mí también me gustan Imilce y Karo, forman una buena pareja. Y mira por donde, al final la nuera parece que ha reconducido su conducta... Espero que si hay nuevos lectores, puedan orientarse bien. Besos, guapa.
ResponderEliminarHola querida laura l. caffaratti, creo que el asunto del tapiz es una pequeña licencia que me he tomado. No me consta que hubieran tapices en esa época, pero me parecía buena idea para dar a entender de qué modo las historias, las leyendas, etc se incrustan en la vida cotidiana, a través de los dibujos en las telas, de la decoración de la cerámica, las costumbres, etc. Me alegra que encuentres este comienzo prometedor. Besos y hasta pronto.
Hola patricia 333, me alegro que encuentres aquí un cierto respiro. Hablamos de historias tan remotas, que de algún modo nos permiten dejar el presente por un rato. Besos y hasta pronto.
Hola krisish, tendrás que unirte a ese coro sólo con la imaginación, porque tú estás con la reina Dido. Besos y hasta pronto.
Hola persio, lo que más me gusta es que os imaginéis cada uno las situaciones y las escenas como mejor se acomoden a vuestro propio imaginario. O sea, que habrá centenares de historias. Besitos.
Hola nina, creo que tienes razón, el águila es un buen símbolo para empezar esta parte. De algún modo representa una elevación y creo que la señora Imilce ha demostrado espíritu elevado al haber incorporado a tantas personas como informantes para su historia. También refleja una visión aguda, como bien señalas. No es tonta, no. Besos y hasta pronto, querida prima.
ResponderEliminarHola almena, a medida que va avanzando la historia, más emociones nos aguardan. Espero no defraudar. Besitos.
Hola grimlakin el bardo, dentro de poco tu personaje Trailo volverá a Cartago, porque necesitamos su concurso para saber de los troyanos... Besos y hasta pronto.
Hola mentessueltas, gracias por ese saludo desde Buenos Aires. Necesitamos viento en las velas para avanzar. Un abrazo.
Saludos yahoraquebonita, creo que la señora Imilce hace algún tiempo que ha comprendido la necesidad de sumar esfuerzos. Hay proyectos que sólo pueden resultar bien si contribuyen todos. Besos y hasta pronto.
Hola almayer, un achuchón tuyo desde el caballo puede llegar a ser peligroso. Se agradece mucho, de todos modos. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola unjubilado, no sé si te convendrá asistir al banquete, por lo del colesterol y los triglicéridos esos...Pero ¡qué digo! En esa época no tenían ni idea de eso. Ven y come. Besitos, guapo.
Hola nausícaa, me alegro que te guste. Besos y hasta pronto.
Hola natinat, espero que ningun@ de nosotr@s olvide nunca a Dido. Incluso aquellas personas que no sienten por ella mucha simpatía. En definitiva, es nuestra reina. Besos al sur.
Que bello comienzo la segunda parte, no tengo palabras, muchos queremos ser águila para poder observar
ResponderEliminarLos recuerdos son importantes, buen punto le das y las imágenes que escogiste son espectaculares
Besos!!!
Sabes jugar con la narrativa, apreciada amiga. La gramática duerme entres tus manos, la semántica nace de tu respiración, y la verdadera esencia de tus escritos, no deja de recorrer tus venas.
ResponderEliminarTienes un gran talento. Una gran capacidad de síntesis. Me ha gustado enormemente este relato.
Un besazo muy fuerte.
Bueno amiga mía aquí estoy otra vez en el camino... Gracias por no olvidarte de mí en estos tiempos medio difíciles y un poco ausentes.
ResponderEliminarSobre la historia, insisto, lo escribes tú? Por favor dímelo...!!! Ya ví que yo no logré aparecer, recuerdo que me pediste que si quería te enviara un correo, pero bueno, tú entiendes.. .
Sabes que en mi país también hay una ciudad llamada Cartago? Bien no!!! Al fin, espero poder ir leyendo una historia completa ahora que este es el inicio de la segunda parte...
Un gran y muy muy fuerte abrazo.... Y gracias por seguir visitándome a pesar de mi ausencia... Amiga mía.
ufff amiga!
ResponderEliminarAyer vine y no me dejó comentar la palabra de verificación grrrr
hoy si:)
me encanta saber que comenzamos nueva etapa, nueva travesía y nuevas aventuras!
lista estoy..:)
mil besos!
Isabel, cada vez estoy más convencida: ¡tienes que escribir un libro con estas historias!
ResponderEliminarSeñores, agentes, editores!!!! ¿Dónde están?
Un abrazo muy fuerte. Muy bueno amiga
Me gusta como vas encadenando las memorias. Y en ese diálogo se recrea el personaje y el momento.
ResponderEliminarUn abrazo
wow esto cada vez me gusta más!!!
ResponderEliminarque lindas imágenes son las que acompañan a tu relato, Isabel!
la verdad es que espero el momento ya, de la continuación, esto ya es adicitivo jajaja
un gran abrazo sideral.
chuicks!
gracias por darme un espacio en el que descansar en mis pocos momentos de asueto. No quiero Diosas envidiosas y descofiadas, prefiero reinas honradas y generosas,aunque al final en realidad suelen ser estas últimas las que se quedan con el héroe :)
ResponderEliminarBesotes mil
Mira la nuera... que hacerle caminar tan de prisa!....
ResponderEliminarHermoso... como cada vez que deleito mis pupilas viendo esos detalles que a veces no notamos pero que tu los destacas con perfecta sabiduría...
Quien no quisiera ser un águila... la introducción es tan sublime que atrapa y obliga a seguir tu escritura.
Gracias Isabel por traernos cultura a nuestra pantalla.
Un beso
Hola alida, es cierto que las águilas ven desde muy arriba y, por lo tanto, ven mucho. Ojalá nosotras pudiéramos hacer lo mismo. Besos, guapa.
ResponderEliminarHola acus, con tantos elogios me has dejado sin palabras. Gracias, querido amigo. Besos.
Hola con sal en los labios, me alegro que retomes tus tareas bloggeras, es una alegría tenerte aquí. No sabía que en tu tierra había una ciudad llamada así. Bueno, te puedes imaginar una fundación semejante a ésta. En cuanto a si escribo yo esta historia, te diré que sí. Me resulta muy divertido. Aunque no tienes un personaje específico,puedes elegirte mentalmente el que quieras (excepto Dido y Eneas). Espero que puedas continuarla. Besos y hasta pronto.
Hola cieloazzul, tu especialidad es dar ánimos a todo el mundo, así que espero que no falten en esta segunda parte, emocionante pero también dura. Besos, guapa.
Hola mª antonia moreno, gracias por tu confianza. En cuanto a estas personas que llamas, temo que no vengan... Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola umma1, me alegro que este resumen/inicio de la segunda parte te haya parecido acertado. Siempre es un riesgo. Besos.
Hola juana banana, ya está aquí el siguiente post, la continuación de la historia. Suelo actualizar dos días a la semana, así que hay regularidad. Me alegro que estés tan animada a seguir la historia. Besitos.
Hola iralow, te comprendo, a mí también me gustan más las personas humanas que los dioses/as, pero en fin, suelen ser estos últimos quienes se salen con la suya. Besitos y descansa.
Hola bettina perroni, ya has visto qué transformación ha sufrido tu personaje: de nuera impertinente a nuera en primera fila... Y es que la señora Imilce puede con todo. Besitos, querida amiga.
El templo de Juno. Mientras leía trataba de sentir ese viento antiguo. Percibo la importancia de ejercer el poder desde el lecho: desde el templo primitivo. La guerra puede ser o no un asunto de aromas femeninos. Siempre me ha gustado la imagen de Dido, su configuración y el halo sagrado del cual es portadora. La sacerdotisa e iniciadora; ahora que estuve escribiendo teniendo como motivo la fundación de Roma, me acordé bastante de ti y tus bellos textos.
ResponderEliminarBesos Isa!
HOLA ISABEL, ME PARECE QUE LA ETERNIDAD SE DARÁ EN LA MEMORIA.
ResponderEliminarBUEN COMIENZO DE LA SEGUNDA PARTE, AUNQUE LA NOSTALGIA DIGA PRESENTE, ESTARÉ AQUÍ, OBVIANDO QUE LA NOSTALGIA ME ESTÁ GANANDO POR PUNTOS.
QUE TENGAS UN HERMOSO DÍA
ADAL
Hola Isabel, como siempre me encanta. Estos días ando un poco floja, veo que me pilla el toro para leer tanta maravilla. Gracias como siempre por llevarnos de viaje por el tiempo.
ResponderEliminarUn beso.
Lady Read
Excelente inicio, voy a por la segunda entrega.
ResponderEliminar¡Ah! ¡se me olvidaba!... un abrazo enorme, talentosa amiga.
Pues, al igual que con la primera parte, disfrutaremos de la segunda.
ResponderEliminarUn abrazo
...tú eres Imilce, querida Isabel!... nos convocas a todos a tu relato, para grabar en nosotros, de forma imborrable, la historia de la gran reina Dido... besazos!...
ResponderEliminarCómo te fluyen las palabras? los pensamientos? los sentimientos? realmente te admiro.
ResponderEliminar"Veo el mar tan inmenso que no me atrevo a sobrevolarlo"
Así me siento, creo que así nos sentimos muchos, y el miedo me impide sobrevolar, espero poder vencerlo.
UN BESO.
ISA buen comienzo de la 2da parte....Vista de águila,sangre de águila...sangre que renueva la pasión por escribir...
ResponderEliminarUN beso grande
Disfruto tanto con tu lectura que esta Semana Santa me llevo lo que me resta para ponerme al día.
ResponderEliminarSiento verdadera curiosidad por saber el trabajo de documentación exhaustivo que sin duda realizas antes de escribir porque todo encaja y manejar la historia de esa manera para desplegar dentro de ella a la imaginación sin trastocarla no es nada sencillo.
Me reconozco en ese granado abrigado de los aires y alimentándose del sol. Muchas gracias.
Lo dicho, en Jueves y Viernes santo visito Roma con tu lectura.
Saludos y gracias por todo.
Saludos, una de las moiras... o Gorgona?, coincido contigo en el halo del que es portadora Dido. Hay muchos secretos en esas grandes mujeres. ¿Dónde has escrito sobre la fundación de Roma? Me encantaría leerlo. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola hippie viejo, la nostalgia nos vence muchas veces... pero durante poco tiempo. Besos, querido amigo, uno de los constantes admiradores de la reina.
Hola lady read, no te preocupes, a todos nos pasa que nos resulta imposible llegar a todo lo que queremos. Tómatelo con calma. También puedes imprimirte los capítulos y leerlos luego, cuando tengas un rato de calma. Besitos.
Hola tanhäuser, gracias por tanta constancia. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola trini, tu confianza me da alas... Besotes.
Hola claullitriche, yo creo que el mundo está lleno de Imilces, lo que pasa es que no todas encuentran un escribiente tan competente como Karo, capaz de recoger sus palabras y hacerlas llegar a los demás. Besitos, guapa.
Hola mariluz barrera gonzález, seguramente todos tenemos mucha capacidad para colocarnos en el lugar de otros. Cuando escribo sobre un personaje lo pienso como si estuviera dentro de él. Tienen virtudes y defectos que conozco... Besos, querida amiga.
Hola tinta del corazón, creo que la idea del águila ha resultado bien. Siempre tratamos de elevarnos. Besos y hasta pronto.
Hola goathemala, tengo pocos secretos para escribir, y pueden reducirse a dos: querer mucho a los personajes de los que hablo, y tenerlos dentro de mí todo el tiempo. Lo demás, es cosa de ellos. Espero que esta Semana Santa descanses y puedas disfrutar de esta Roma inventada. Besos y hasta pronto.
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ResponderEliminarSi las diosas andan de por medio y están un poco enfadadas, ¡pobre Dido!.
ResponderEliminarUn abrazo
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