Ha sido una tarde emocionante. Muchas personas han acudido a la plazuela junto al templo de Juno, como cada día, para charlar y escuchar las experiencias y recuerdos que muchos guardamos sobre los orígenes de nuestra ciudad. Pero cuando los esclavos de Amneris han desenrollado y mostrado su espléndido tapiz, se ha corrido la voz por todas partes y aún ha venido más público. Y tan impresionante como la cantidad de gente congregada, ha sido el silencio con el cual han escuchado las explicaciones de la autora sobre las distintas escenas representadas en el tapiz. Cada vez me refuerzo más en la idea de la importancia de sumar nuestros esfuerzos para conservar entre todos la memoria.
– Debo reconocer que el tapiz de Amneris es una de las obras más bellas que he visto nunca – confiesa Jacinta mientras me acompaña de regreso a casa – Estoy pensando en solicitar su permiso para copiar alguna de sus imágenes en mis piezas de cerámica. Podrían quedar muy bien, ¿no crees, señora Imilce?
– Desde luego que sí – le respondo – pero aún se me ocurre una idea mejor. ¿Por qué no dibujas tú otras distintas? Tienes muy buena mano y tu esclava Salma también. Piensa que Amneris, para su tapiz, ha debido seleccionar únicamente seis escenas. Se han quedado fuera otras muchas.
– ¿ Por ejemplo?
– El momento en el cual la reina, acompañada de sus damas, plantó el granado en el centro de la plazuela. Lo traíamos desde la isla de Rodas, ¿sabes? La reina pensaba que nos daría buena suerte... También podrías dibujar el encuentro entre el rey Yarbas y Dido, cuando él le ofrece a la reina una piel de toro. Resulta un momento interesante y enigmático.
– ¿Una piel de toro? – se escandaliza a gritos mi ayudante Karo – ¡Vaya un regalo! Estaba loco si pensaba que nuestra reina se haría una capa con un material tan basto.
– Pues te aseguro que la reina supo darle mucha utilidad.
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Dido no ha quedado bien impresionada de su primer encuentro con Yarbas. El rey de los libios ha llegado montado a caballo con varios acompañantes, perros y criados, levantando a su alrededor una polvareda. Varias piezas cazadas aún goteaban sangre y los perros babeaban por el esfuerzo sin dejar de gruñir ni de enseñar los dientes a los fenicios agrupados en la playa. Ha sido un momento de desagrado y tensión, no exento de cierta violencia.
Sólo después de que el criado Calibán hubiera explicado a su señor que quien acababa de desembarcar en sus dominios era la reina Dido, de origen fenicio y procedente de Tiro, se ha dignado el rey Yarbas descabalgar y saludarla. La ha mirado con fijeza.
– Se bienvenida a mis tierras, reina Dido. Me complace recibirte y ofrecerte mi hospitalidad. Supongo que te ha traído el azar, pues estamos muy lejos de las rutas comerciales de tu pueblo.
– No tanto el azar como los dioses, honorable señor – responde Dido con una sonrisa –. Puesto que conoces a mi pueblo, sabrás que somos inquietos y amamos abrir nuevos caminos, explorar otras costas. Y, sobre todo, nos gusta establecer lazos de amistad.
– Siempre que podáis vendernos algo... – dice Yarbas con rudeza.
– O que podamos ofreceros una copa de vino como señal de aprecio. Hazme el honor de sentarte conmigo un momento y refrescarte un poco. Ya ves – dice la reina señalando a su alrededor con la mano y la mirada – que acabamos de desembarcar y aún no hemos tenido tiempo de descargar las naves. Pero tengo un vino de mi tierra que te gustará.
Yarbas esboza una sonrisa despectiva, pese a lo cual sigue a la reina y se sienta en un escabel al lado de ella, bajo la sombra de un grupo de pinos. Es un hombre joven. Los rasgos de su cara no son hermosos, pero resultarían agradables si estuvieran iluminados por alguna alegría. Sus labios son tan finos que más parecen una cicatriz. Acepta la copa que le ofrece Dido y la bebe deprisa y sin ninguna ceremonia.
– Buen vino, sí – dice apenas apurada la bebida –. En mi ciudad encontrarás todo cuanto puedas necesitar para aprovisionarte antes de partir. Me encargaré de avisar a los comerciantes.
– Te lo agradezco. Si no tienes inconveniente, me gustaría permanecer aquí por un tiempo. Estamos agotados y necesitamos sentir bajo los pies la tierra firme. Sería para nosotros un gran placer contar con tu presencia dentro de unos días y obsequiarte como te mereces.
La boca de Yarbas vuelve a torcerse. No le gusta lo que ha oído. Sin embargo, asiente con la cabeza, pronuncia una breve frase de despedida y se levanta. La reina Dido lo acompaña con la mirada mientras va hacia su caballo, monta de un salto y se marcha seguido de su ruidoso séquito.
Jamás, en toda su vida, había sido recibida con tanta frialdad y desatención la reina. Quienes están junto a ella han percibido también la hostilidad de Yarbas. Dido examina los rostros de sus colaboradores y amigos y ve preocupación en ellos. Ganarse el favor de este rey no resultará tarea fácil y, en cambio, el riesgo de provocar su enemistad, es alto.
– No dirás que no te había advertido – dice de pronto Calibán, el extraño criado de Yarbas, encargado por él de vigilar la costa.
Dido no le contesta, pero ordena que le den un poco de vino con agua, una invitación que sorprende al hombre y lo llena de alegría. El júbilo se refleja en sus ojillos y contrasta vivamente con la seriedad y tristeza de Dido. El encuentro con Yarbas ha puesto plomo en el ánimo gozoso de la reina. Esta misma mañana su pecho se inflamaba de alegría, sus pulmones se han llenado de un aire perfumado que ya consideraba suyo. Ha sentido expandirse su alma y abarcar con ella el bosque y el cielo, la playa, las ondas del mar. Creía haber llegado al final de su viaje, alcanzado su meta. Quizá estaba equivocada.
– ¡Nadie me moverá de aquí! – oye de pronto. Gira la cabeza y ve a su hermana Anna abrazada al tronco de un árbol, mientras Ula, la pequeña Imilce y otras jóvenes tiran de ella entre gritos y carcajadas. Están jugando. Le da un vuelco de alegría el corazón: es un presagio.
– ¡Acus! – llama la reina poniéndose en pie como movida por un resorte – Necesito que ahora mismo convoques a tu padre, el Príncipe del Senado, y a tu esposa Diana. Manda venir también a los griegos Filón y Xilón, al cartógrafo Igres y a ese comerciante que se nos unió en Cnido, Palemón. La vestal Crisea debe estar presente. Debemos conferenciar enseguida y trazar planes. ¡Nos quedamos aquí!
*Cabeza femenina. Relive. Museos Capitolinos. Roma
** y ****** Detalle de mosaico cosmatesco. Basílica de San Juan de Letrán. Roma
*** Detalle de relieve en un sarcófago. Museos Capitolinos. Roma
**** Pinos en la Vía Latina. Roma
*****Cabeza femenina. Museos Capitolinos. Roma
.NOTA 1.-Os comunico que me he suscrito al directorio Unión de Bloggers Hispanos, quienes están haciendo una labor muy meritoria para promocionarnos. Pasad a dar un vistazo.
KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
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...como quiera mi Reina!... aquí nos quedamos!...para armar entre todos la memoria colectiva que cruzará los años con su nombre en los labios...
ResponderEliminar...un gran abrazo querida Isabel...
No sé por qué, creo que la frialdad se va a tornar calidez pronto :)
ResponderEliminarAbrazos
wow q estara tramando mi reina??? aqui nos quedamos!!!!!!!! y si es preciso luchar lucharemos!!!!!
ResponderEliminarbesitos de hada queridisma Isa!!!!!!!!!!
Volviendo de vacaciones.
ResponderEliminarDe momento, sólo saludarte y desearte Feliz Pascua.
Tengo que ponerme al día...
Besos!
Un Rey algo hostil le ha tocado a Dido. Parece que será una estadia llena de situaciones inesperadas.
ResponderEliminarUn abrazo y saludos!!
Un encuentro tenso que obliga a repensar la estrategia; los dados de la política han empezado a rodar. Abrazos.
ResponderEliminarVolvemos a la astucia...besos Isabel
ResponderEliminar¿Qué tramará Dido?
ResponderEliminarSerá Yarbras tan hostil o sólo lo parece?
Mmmmm... Isabel, cómo sigue esta apasionante historia????
Suelo guardarme tres o cuatro posts para leerlos todos juntos y así no quedarme con tanta intriga... en finm una estrategia.
Un fuerte abrazo, amiga!
Dido, Dido , ¿qué te irá a pasar? ¿qué tendrá la diosa de Roma escrito en tu destino?
ResponderEliminarHola, Isabel Romana. Se percibe nítidamente la dedicación que le das a tus historias. Documentada y persistente en la belleza clásica, el conocimiento y las intrigas del poder.
ResponderEliminarSalute.
Pues entre a blogs hispanos y no te encontre. Supongo que debere husmear con mas tiempo!
ResponderEliminarUn encuentro violento, duro y rispido, sin dudas. E insisto mucho mas interesante que esas historias que se escriben de a retazos, que yo no podria ni en cientos de años.... Es cierto una vez le escribi un final a una, pero a alguien muy similar a mi....
Tu genio, garantizo sigue intacto!
¿Astucia de mujer?.
ResponderEliminarSois temibles cuando os poneis a planear una conquista, y no os arrugais ante un grosero mocetón ni ante un reino si lo deseais. ;)
Salve ilustre romana.
PD. ¡Has llegado a 80 comentarios! (¡¡¡)
Apasionante historia, como las anteriores, querida Isabel, y ¡cuanta habilidad tuya para reconstruirla...
ResponderEliminarAbrazos desde la otra orilla.
¡Eso es! ¡Nos quedamos aqui! Fantástico.
ResponderEliminarDebo decir que la aparición del regalo de la piel de toro, me encanta! ¿será que soy tauro? No, francamente no es por eso, ja ja. En fin no diré más y callaré...
Un abrazo y gracias por esta nueva entrega, siempre tan bien hilada.
Ximena
¡Querida Isabel!¡ Volvemos a las andadas! Hay un suspense en el aire. Me ha gustado mucho que hayas puesto el 'casting'. La historia se pone al rojo vivo. Un beso y un abrazo.
ResponderEliminarLos tiene bien puestos la Dido, sí señor.
ResponderEliminar¿Acabará quedándose y... Yarbas a sus pies?
Un beso, Isabel. Pasa buen día.
Bueno, bueno, ¡que emoción! Ya ha aparecido la piel de toro y yo voy con ella, Isabel, estoy que me como las uñas...
ResponderEliminarUn beso, Miriam G.
Pues yo también plantaré un granado en medio de la plaza aunque esta vez no vendrá desde Rodas.
ResponderEliminarGenial relato una vez más.
Un abrazo!
Pequeños detalles, presagios de fortísimas murallas.
ResponderEliminarIsabel, como siempre nos dejas en ascuas pensando que tramara Dido, ella en su interior se reto quedarse allí (…)– ¡Nadie me moverá de aquí!(..)
ResponderEliminarBesos amiga
mi somrero hcia las rodillas en honor a los ovarios de Dido
ResponderEliminarsalud y mas que suerte
esto se pone cada vez mejor
un achuchón muy grande
ResponderEliminarQue bien te las arreglas, Isabel, para dejarnos con ganas del siguiente. ¡Qué cortos se hacen!.
ResponderEliminarClaro que fundar una ciudad en un sitio ocupado no es tarea fácil.
Esperemos nuevos acontecimientos.
Besos.
Gente desagradable la hay en todas partes y en todas las épocas, para un ejemplo el Yarbas este. Soy de la opinión que había que afeitar al Yarbas :)
ResponderEliminarIsabel voy a intentar entrar pero no me deja.
ResponderEliminarNina
Bravo!!!
ResponderEliminarha vuelto la actividad y la esperanza...
ahora vienen nuevos retos y aventuras...
lo presiento..
besos Isabel!!!
Hola claullitriche, creo que lo mejor de nuestra sociedad es aquello que conseguimos hacer entre todos. Aquí nos quedamos. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola anilibis, ya veremos cómo queda este asunto. Yarbas no me gusta nada... Besitos.
Hola aurefaire, me gusta esa buena disposición a pelear... Por eso la reina os amaba tanto a todos/as. Besitos, guapa.
Hola almena, seguro que te pones al corriente enseguida. ¡buena eres tú...! Besitos y hasta pronto.
Hola minerva, nuestra querida reina ha decidido quedarse aquí, para bien o para mal... Besos y hasta pronto.
Saludos, fgiucich, la vida de la reina no es nada fácil, creo que eso se ve. Pero ella siempre está en lucha. Besos.
ResponderEliminarHola, fernando, seguro que la astucia debe ponerse en marcha pronto. Besitos.
Hola gloria, ya ves que aquí cada cual prepara sus propias estrategias. Lo importante es que al final todo resulte lo mejor posible... Besos.
Hola heriberto, el destino de Dido estuvo en manos de los dioses. Sólo nos queda recordarlo con afecto. Besitos.
Hola rain, bienvenido. Espero que te encuentres a gusto en este espacio. Saludos cordiales y hasta pronto.
Hola lady zurikat, ya ves cómo se está poniendo esta historia. Tu peregrinaje no es menos azaroso y en algún momento se cruzará con la reina. Besos, querida amiga.
Hola juan, desde luego a Dido no la achanta cualquiera...¿o sí? Veremos lo que da de sí Yarbas. Besitos, guapo.
ResponderEliminarHola eritia, gracias por tus palabras, me animan mucho. Hay mucho dramatismo en estas historias antiguas. Besitos.
Hola ximena, seguro que la piel de toro dará que hablar un buen rato... gracias por tu discreción. Besitos y hasta pronto.
Hola gabriela zayas, ya ves que el casting es bien largo... pero vaya, poco a poco todos han ido saliendo y otros están a puntito de salir. Me alegra que encuentres esta historia - que sin duda conoces - interesante. Besos.
Hola angelusa, ¿tienes un don para la adivinación? Besos, guapísima.
Saludos, miriam g, comprendo muy bien tu emoción, porque no es para menos... seguro que harás muy buen papel. Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola oski, creo que es buena idea plantar un granado. La isla de Rodas tenía muchos y, al parecer, fueron los fenicios quienes extendieron este árbol frutal por el oeste mediterráneo. Resumiendo: que seguramente deberás tu granado a Dido. Y espero que la recuerdes cuando te sientes a su sombra o cojas uno de sus frutos. Besos.
Hola umma1, sí, se presagian muros poderosos. No hay que olvidar que para dirigir esas obras está Aemilius... Besitos.
Hola alida, veo a Dido muy decidida a quedarse y seguro que lo conseguirá. Sin embargo, aún correrá otras aventuras (creo yo) Besitos.
Hola fuego negro, la reina aceptaría encantada tus saludos. No olvida nunca su magestad... Besos.
Isabel!!!! :D
ResponderEliminarCierto es aquello de que la primera impresión cuenta. como Yarbas hay varios sueltos aún :S
Dido gran reina y gran dama... espero el desenlace.
Me encantan los detalles de las imágenes.
Besitos
Recibo gustosa ese achuchón. Tu también vas a caballo, como Yarbas. Saludos cordiales.
ResponderEliminarSaludos ula, bien pensando el rey Yarbas no tendría por qué sentirse molesto. Él no tiene su ciudad junto al mar, y en cambio tener un puerto en el Mediterráneo podría favorecer mucho a su pueblo. Pero ya ves, está entretenido con la caza... Besos.
Hola zebedeo, es posible que aún nos guste menos Yarbas en el futuro, aun sin barba. Besitos.
Hola nina, no comprendo qué pasa. Como cambié a la versión nueva, todo son inconvenientes... ¿Has visto que metí tu comentario en el capítulo II? Besos y paciencia.
Hola cieloazzul, a la reina le gusta mucho mirar(te) al cielo, y le ha gustado cómo luce en este lugar. Verás como al final sí consigue quedarse. Besitos.
!Que maravilla!! Cada vez que empiezo a leer no querria parar por eso dejo que escribas y vengo a leerte de seguido. Me encanta como enlazas los capitulos. Como te mueves entre los dos tiempos como decribes la ciudad ya consolidada y su fundacion.....
ResponderEliminarGracias querida amiga
Hola, Isabel
ResponderEliminarMe da gusto confirmar que la lealtad de tus muchos lectores se mantiene, a juzgar por la gran cantidad de comentarios. Y no es para menos: eso es fruto de tu constancia y del esmero de tus textos, y que sigan los éxitos, amiga
Un cordial saludo
Martín
hola isabel romana, me sorprende "los bemoles" que tiene Dido. Quedarse ahi a pesar de las advertencias y de ese recibimiento tan congelado. Yo no me hubiera quedado pero es que Dido es una mujer muy valiente.
ResponderEliminarBesos
Hola, tengo un blog sobre televisión, es nuevo, y me haría mucha ilusión que entraras. !!!! te dejo la dirección:
ResponderEliminarwww.lamoscadelatele.blogspot.com
Muchas gracias y un saludo
Seguro que Dido logrará quedarse, pero su astucia y belleza podrían enamorar sin querer al rey Yarbas...Seguiremos leyendo.
ResponderEliminarBesetes de krisish
Y cada día he mirado encontrar esta continuación, y al llegar, descubrí que me estaba esperando.... ¡¡Cuanto placer!! :)
ResponderEliminar¡Ese vinito tenía temeaca!
ResponderEliminarEsa falta de hospitalidad alberga muchos secretos...me quedo por aquí para que los descubras ante mis ojos.
ResponderEliminarUn beso amiga.
pasaba por aquí a saludar a dido y me la encuentro con el de la falda corta, y ahora con GadafiIII, como está muy ocupada te saludo a ti
ResponderEliminarBueno, me llevé la historia este largo fin de semana (la segunda parte) pero claro no puede comentarla porque me acompañó como papel en un lugar remoto. En realidad en papel se debieran materializar tus textos, ya te lo dije.
ResponderEliminarA lo que voy la historia atrapa y envuelve. Me encantan los diálogos y lo descriptivos que son las partes en las que no se dialoga: son un regalo a la imaginación.
Me encantan las fotos de árboles y
"Plomo en el ánimo gozoso" es sencillamente sublime.
Saludos.
Aquí estamos de nuevo, compartiendo la tristeza del gran Dido.
ResponderEliminarBesos
atonita de nuevo:)
ResponderEliminarQuién pudiera crear tapices con esas historias... lástima que ya sea algo que pasó a la historia. Por suerte, siempre hay alguien que las sabe contar :-)
ResponderEliminarBesos
Hola fortunata, gracias por tus palabras. Lo bueno de esto es que cada cual puede leer como quiera, a su ritmo y a su manera. Besitos y hasta pronto.
ResponderEliminarSaludos, martín, y gracias por tu visita. Solemos tener tantas cosas que hacer, que no nos frecuentamos tanto como nos gustaría. Besos.
Hola irene, tú eres una ninfa, y sólo te gustan los adoradores... Seguro que te hubieras quedado con Dido. Besitos, guapa.
Hola leticia, pasaré a visitar tu blog en cuanto pueda. Saludos cordiales.
Hola krisish, has dado en el clavo. Pero vaya, tendremos que verlo, ¿no? Besotes.
Hola mía, el placer es para mí, contar con amigas tan estupendas. Besitos y hasta prontísimo.
ResponderEliminarBueno, manuel, no sé que quiere decir temeaca, pero si resulta bueno... Besitos.
Hola vade retro, seguro que hay más cosas oscuras por ahí. Procuraremos darles luz. Besitos, guapa.
Hola anarkasis, aquí los saludos llegan siempre. Y no creas, la reina también los percibe... Besitos.
Ya ves, goathemala, con cuánto amor llevó la reina Dido tu granado desde Rodas hasta su nueva ciudad. ¡Y ella misma, con sus propias manos, te plantó...! Me encantaría cobijarme a tu sombra. Besos y hasta pronto.
Hola athos, la reina tiene tristezas y alegrías y, mucho me temo, presenciaremos muchas. Un besote felino.
Hola peggy, pues aún le quedan a la reina algunas cartas que jugar. Besos.
Hola aynara, con el tapiz de Amneris y la cerámica de Jacinta quiero significar cómo las historias, los recuerdos, la vida, se transmiten de muchas maneras, no sólo a través de la palabra escrita o hablada. Me alegro que te guste. Besitos.
Bueno, parece que hay algo en la mente de Dido que se nos guarda para más adelante ¿qué estará tramando?. Me gusta la resolución con la que actua...
ResponderEliminarSalud
wow, ya veo que me he perdido de varias publicaciones... tengo mucho por leer...
ResponderEliminarGracias por pasar a visitarmem siempre es un gusto leerte...
Un abrazo!
Y cada vez que el asunto se va tornando un poco mas deshumanisadfo se va mostrando mas el humano. Gracias por tus amorexias. Siempre se esperan. Me darias un poco de furia romana para ayudarme en mi guerra?
ResponderEliminarISABEL!!! ENTRÉ Y ESTA VEZ SÍ ENCONTRÉ LOS COMENTARIOS...
ResponderEliminarJEJEJE ...ES PARTE DE MI ESCENCIA SER DESPISTADA.
QUE HERMOSAS LAS IMÁGENES!!
TENÉS CÓDIGO PARA LINKEARTE?
ABRAZOS DESDE ARGENTINA...
JAKE
Si algo me apasiona mi queridísima ISABEL,es la determinación con la que se esta plantando DIDO ultimamente...
ResponderEliminarContinuaré con mi halo protector para que sus planes sean logrados!
TE DEJO MI ABRAZO Y MI CARIÑO SIEMPRE...
Hola Isabel. Aca yo de nuevo, esperando toda una semana? No es demasiado me digo. Y ahora soy yo la que no puede comentar en mi pagina, el colmo de los colmos. Ya veremos como lo arreglo.
ResponderEliminarDecian por ahi, que valentia la de Dido, de quedarse donde no es bien recibida; a veces cuando no hay otra salida, no hay escape, hay que hacer de tripas corazon y ver con que se negocia (o pelea) para llegar a lo que se necesita. A veces no es valentia, no queda otra simplemente.
¡Finalmente, tierra firme! y por supuesto, una aventura diferente...
ResponderEliminarPor otro lado, la Memoria es tan importante como la (a veces fría) Historia y mucho más útil a la hora de comprender ciertas cosas.
¡Un beso, amiga!
Muy osada Dido con su determinación, pero igualmente demuestra carácter.
ResponderEliminarUn beso
¡Vaya! Me he despistado un par de semanas y has empezado una nueva historia.
ResponderEliminarPrometo ponerme al día, y dejar un comentario con un mínimo de fundamento.
Gracias por tus bellos comentarios en mi blog.
Hola Isabel, hija mia no se como lo haces, pero cada día escribes mejor.
ResponderEliminarYo ando un poco cansadita con este tiempo tan cambiante, pero nada lo normal de todo el mundo.
Un beso.
Lady Read.
Que situacion! que hacer, lo que debe o necesita, o dar un paso al costado? Creo que como dice mi hermana a veces no queda otra que jugar de valiente, aunque te tiemblen las patas.
ResponderEliminarp/d: todavia sigue enojada por medio mounstruo.
Tanto en la memoria como en la historia ciertamente muchas escenas se que dan fuera, como bien expresa la reina Dido en las pinturas del tapiz. Hermosa metáfora, que nos hace muchas veces vivir la realidad muy pero muy incompleta.
ResponderEliminarGRACIAS POR TU VISITAS Y TUS BELLAS PALABRAS.
AHH!! Expediente, es un blog que escribì como homenaje a la memoria de mi padre, el nos dejò unas Epístolas con muchos de sus pensamientos que reflejan sus grandes ideales y lo que soñaba para nosotros como personas, lo admiro y es mi fuente de inspiraciòn. Fué maestro y periodista, por eso con mayor razón lo sucedido en Argentina y en mi país realmente me ha golpeado.
UN BESO PARA TI.
pucha, me he quedado atrás...
ResponderEliminardebo ponerme al día de inmediato!
un beso
Hola mi querida Isabel!! Muchas gracias por tu cariño siempre constante, amiga gracias por existir, que grato es recibir tus visitas asi como venir a verte, como siempre te pintas con estos deliciosos relatos... Sabes? me gusta la gente decidida como Dido, pase lo que pase, eso se llama apostar a lo que nadie apuesta.
ResponderEliminarTe dejo mi cariño en un beso cenital
Nati
Un gran saludo...muy comentado tu post...eso es bueno...
ResponderEliminarSaludos e invitaciones...para que visites mi último post.
Besos
Esta Dido es cosa seria, como Fuego Negro me saco el sombrero ante los ovarios de esta dama. Me ha llevado tiempo ponerme al día con la historia, pero sigue siendo una labor por demás gratificante y eso, mi querida Isabel, no es mérito de Dido, sino de esa magistral pluma que la relata.
ResponderEliminarBesos!!
Hola charles de batz, Dido es muy capaz para resolver los problemas con ingenio. Y a esa capacidad recurre una y otra vez... Besos.
ResponderEliminarHola ana grabriela sandino, ponerse al corriente en estas historias puede resultar un poco arduo. En todo caso, tómalo con calma. Saludos cordiales.
Hola amorexia, tienes toda la razón, en los momentos críticos es cuando mejor se ve el lado humano/inhumano de las personas. Puedes tomar toda la energía romana que necesites, seguro que te ayuda. Besitos.
Hola jake, menos mal que encontraste los comentarios... No tengo código para linkear con imágenes, sólo la dirección del blog. No soy muy competente en estas materias... Besos y hasta pronto.
Hola gabu, tu protección es esencial para la historia de Cartago en general, así que no hagas mucho caso a las críticas de la señora Imilce: es una descreída. Besitos, guapa.
Hola lady zurikat, estoy contigo en que a veces a uno no le queda más remedio que luchar... o dejarse derrotar. No deja de haber una elección. Quizá más que valentía pueda llamarse necesidad, o decisión, lo que exhibe Dido en estos momentos. Se le haría durísimo volver de nuevo al mar. En cuanto a los problemas con los comentarios, en fin, comprendo que termines hartita, hartita... Muchos besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola tony, también yo creo que el factor humano suele faltar en los análisis de los acontecimientos de la historia, grandes y pequeños. A mí me gusta mirarlos desde los seres humanos, aún sabiendo que sólo son como nos los podemos imaginar. Besos y hasta pronto.
Hola carmen, creo que Dido ha llegado a ese punto en que uno dice: ya no puedo más. Veremos qué ocurre. Besitos.
Hola estefani, el inconveniente de escribir así por entregas es justo el que acabas de señalar. Me gustaría hacer post cortitos, con una sola historia. Pero hay algunas tan sugerentes, que sería una lástima no dedicarles el espacio suficiente. Besitos.
Hola lady read, este tiempo y la sospecha de que sus anormalidades se deben ya al cambio climático nos pone a todos de los nervios. Pero en fin, esperemos que pase pronto. Descansa el fin de semama. Besitos.
Hola lady ice, por aquí decimos "a mal tiempo, buena cara". Y creo que finalmente eso es lo que hace Dido, afrontar las dificultades con el mejor ánimo posible. Igual que la otra lady. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola maryluz barrera gonzález, tener un padre con la lucidez y entrega que tuvo el tuyo es realmente un privilegio. Es comprensible que lo sigas considerando, además, un gran maestro y una luz para comprender los acontecimientos a tu alrededor. Espero que todo mejore. Besos, querida amiga.
Elisa de cremona, vete poniendo al corriente, que dentro de poco tu presencia será absolutamente necesaria. ¡Y qué menos que saber por dónde va...! Besotes, guapa.
Hola natinat, si hubiera aceptado dar a alguien el papel de la reina Dido (no he asignado ni el de ella ni el de Eneas, por razones que comprenderás), seguramente tú lo hubieras podido desempeñar muy bien. Creo que Dido tenía cierta vena libertaria y, al mismo tiempo, era frágil y tierna. Gracias por pasar a saludar. Un beso y hasta pronto.
Hola weguan, pasaré en cuando pueda por tu blog. Saludos cordiales.
Hola eggy, me alegro que te hayas puesto al día, porque se avecinan tiempos muy emocionantes y me hubiera disgustado que te los perdieras. Gracias por tus palabras. Besitos y hasta pronto.
En esta ocasión, la tinta ha ido más deprisa que el agua y acabo de sentirlo ahora.
ResponderEliminar"Estamos agotados y necesitamos sentir bajo los pies la tierra firme", y dejar de navegar a la deriva -por lo menos durante un prolongado tiempo-, ¿verdad romana querida?.
¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?. Un tanto bárbaros para con la reina. No sé yo si su mano izquierda va a funcionar en esta ocasión.
ResponderEliminarPrecioso, diosa.
Hola kostas kamaki, tú sabes muy bien lo agotador que fue ese periplo marítimo: como que hiciste tú todas las cuerdas para las naves de la reina...Te mereces un poco de descanso, sí. Besitos.
ResponderEliminarHola javier, ya ves cómo ese Yarbas no se ha dejado seducir por el encanto de Dido. Peor para él. Besos.
BUENO AL MENOS NO QUEDAMOS SUFRIENDO COMO EN OTROS CAPÍTULOS...AUNQUE ME PARECE QUE ESTA ES LA CALMA QUE PRECEDE AL TEMPORAL..
ResponderEliminarSIGO CONCTADO, VOY AL PRÓXIMO CAPÍTULO, YA.
Gracias, un beso.
ResponderEliminarExcelente obra de oratoria diplomática entre Yarbas y Dido.
ResponderEliminarUrgente voy al capitulo que sigue.
carlos
Jaja, creo que Yarbas no sabe lo que se le viene encima, negociar con Dido es algo así como perder.
ResponderEliminarContinúo el recorrido.