Me he quedado sin aliento. A pesar del temblor de mis piernas y del miedo mordiéndome el pecho como un perro rabioso, no me he movido ni he apartado la vista. A mi alrededor, la multitud retrocedía gritando y empujándose en medio de una gran confusión. Centenares de pezuñas golpeaban contra el suelo, espantadas por los gritos del público y los mugidos de tus compañeros. Cerca de mí, una mujer aullaba con desesperación. Vive en la casa en la que has penetrado con violencia, como poseído por un espíritu infernal. Quién sabe si dentro estaría su hijito o una madre anciana. Los chillidos que salían de la insula* iban marcando tu vertiginosa ascensión por la escalera, quizá corneando hacia un lado y otro.
Asomas un momento la testuz por una ventana de la tercera planta y desapareces. Y, de repente, como si hubieras alcanzado tu objetivo, como si todo esto fuera fruto de tu voluntad, de una sola embestida derribas el muro. Mi corazón se ha quedado pendiente de un hilo, igual que por un instante has estado tú, suspendido en el aire, los ojos torpes y aturdidos, la mirada vagando sobre nuestras cabezas, antes de estrellarte contra el suelo.
Dime, ¿acaso un dios se ha apoderado de tu cuerpo y ha anticipado tu sacrificio?
Desdichada de tí, ciudad de Roma, pues ¿qué futuro te aguarda, si hasta los mansos bueyes prefieren morir?
*La insula era un edificio de viviendas de varias plantas.
NOTA: En el año 216 a.C. el ejército romano fue destruido en Cannas por el de Aníbal. Ese año se produjo un hecho extraordinario: en el foro boario (el mercado de animales) un buey se escapó, subió hasta la tercera planta de un edificio de pisos, y desde allí se arrojó al vació.
* Detalle de la escultura de un toro en el Museo Massimo alle Terme. Roma.
** Templo de Hércules (llamado templo de Vesta) y templo de Portuno (llamado de la Fortuna Viril) en el Foro Boario. Roma.
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Bellamente descriptivo e intenso... Una nueva delicia para el lector, uniendo la fuerza de la narración con la leyenda que rodea al hecho que refieres. Un fuerte abrazo, Isabel.
ResponderEliminarCuànto sentir en cada palabra!!!
ResponderEliminarY que decir del remate final... :(
P.D.:Estas moralejas nos dejan enseñanzas dolorosas acerca del valor incalculable de todo lo que se puede perder...
MIS BESAZOS ENORMES AMIGA ♥
Y mi màs profunda admiraciòn,siempre!
Hermoso toro con la cornamenta similar a los toros de los murales de Knossos, similar tambien a los que corren libres por mi Camargue amada...
ResponderEliminarY precioso y premonitorio relato... Isabel, me maravilla entrar en tu "casa", espero tus Entradas con fruición...
Oscula multa! ( corrige si no es correcto... Mi latín está más que oxidado..)
¡AVE, Patricia de Roma, los dioses te guarden!
ResponderEliminarBonito post. Ignoraba la anecdota, con lo cual te doy las gracias por compartirla conmigo.
Ya que hablas de la batalla de Zama, hoy te voy a regalar dos cositas, pues en su dia hice dos posts sobre esto:
http://cornelivs.blogspot.com/2008/05/terror-para-roma.html
aqui hablo de dicha batalla.
http://cornelivs.blogspot.com/2008/05/el-ocaso-de-los-dioses.html
Y este lo hice sobre el fin de Anibal. Espero que los disfrutes.
UN ABRAZO.
Impresionante esta historia del toro, narrada de forma magistral. La escultura también magnífica.
ResponderEliminarAbrazos
Hola! es una bonita sorpresa encontrar otro blog dedicado a Roma. Justo hoy compré la peli de Anibal (con victor mature). Un poco de peplum de vez en cuando sienta bien.
ResponderEliminarHola Isa, placer saludarte...
ResponderEliminardisculpame la asusencia pero estuve unos días indispuesta
Qué historia más extraña para que se manifestase un presagio, pero quizás justo por ser algo fuera de lo común lo ocurrido se interpreta como un mal presagio para Roma...
Saludos cariñosos y por aquí andaré leyendo lo que me perdí... y gracias amiga, gracias por todas estas joyas que me endulzan el alma
Un beso
¡¡Todos los caminos conducen a Roma!!
ResponderEliminarA mi de niña me decían que en mi familia éramos católicos, apostólicos y romanos...
Saludos desde México.
Increíble y curioso lo del presagio del buey.
ResponderEliminarBesos.
Un privilegio leerte, Isabel, que sabes convertir una anécdota en una magnífica historia.
ResponderEliminarun abrazo
Curiosa anécdota y un texto lleno de sentimiento.
ResponderEliminarUn beso
Un texto que atrapa y que pone la piel de gallina. Besos.
ResponderEliminarAdmirable su relato, acercándonos de manera estupenda hacia un presagio muy particular...
ResponderEliminarMe ha maravillado, realmente!!
Saludos!!!
Una lectura muy fuerte e intensa, querida amiga. Se lee como se suceden los hechos con avidez y cierto nervisismo, como si miráramos a un lado y a otro en medio de aquella escena. Un verdadero placer.
ResponderEliminarSalud
¡Hola, amiga Isabel!
ResponderEliminarYa ves que vuelvo después de mi largo descanso por tus magníficas entradas que me sirven de recuerdo y enseñanza amena.
El gran Aníbal, está claro que debía ser un bruto de mucho cuidado para que hasta un buey no quisiera saber nada de lo que se avecinaba y se quitara de enmedio con ese suicidio tan curioso...Todo un misterio.
Bonita exposición...
Un abrazo.
...Y LOS PRESAGIOS QUE SE CUMPLEN!
ResponderEliminarEXQUISITO TEXTO ISABEL!!!
TU ESCRITURA TIENE MAGIA QUERIDA AMIGA!!!
DISCULPA MI AUSENCIA, ESTOY VOLVIENDO A LA NORMALIDAD.
POR AQUÍ
PRIMAVRA
POR ALLÁ
OTOÑO
PUES
FELIZ OTOÑO ISABEL!
BESOS
ADAL
QUISE DECIR..
ResponderEliminar...PRIMAVERA!!!!
De la galera inagotable de magia que algún Dios Romano te regalo en su historia, liberas estos bellos mensajes...
ResponderEliminarMe encantó realmente!!
Besos
En la actualidad las vaquillas o toros que corren en los pueblos en mas de una ocasión han subido a la primera planta e incluso a la segunda de algún piso.
ResponderEliminarPero son mas listos y no se suicidan a lo sumo causan enormes destrozos en el piso.
Podría decirse que pese a la recesión esperan tiempos mejores?
Un abrazo
Aníbal fue más toro... durante un tiempo.
ResponderEliminarHay quien ha señalado que Aníbal no arrasó Roma merced a una simple valoración táctica. Arguyen estos autores que no quiso perder tiempo en un asedio prolongado cuando parecía más sencillo aislar esta ciudad del resto de toda Italia. Así, según esta tesis, el púnico pensó que le resultaría más beneficioso aprovechar el tiempo durante el que su enemigo permaneciese noqueado para convertirse en el señor de toda Italia y convertir a Roma en una simple provincia de la nueva capital que él mismo ya había ideado para este extenso territorio: la cercana ciudad de Cápua.
ResponderEliminarOtro sector de la historiografía, poseedor de una mentalidad más romántica y tal vez más humana, alega, y valga como ejemplo el texto del escritor alemán Joachim Fernau en su novela “Ave César” (1975), que Aníbal Barca no devastó Roma simplemente porque él no era un destructor. El Bárcida quería aplacar a los romanos desmoronando las estructuras de su imperio territorial, liberando a sus oprimidos, y convenciendo a sus aliados para que se cambiaran de bando. Y es que, nunca un hombre tuvo tan a su alcance cambiar el destino de la humanidad.
Fernau decía que “Aníbal jamás odió a Roma. Era su enemigo porque consideraba el brutal imperialismo romano como algo perjudicial para todo el mundo antiguo mediterráneo y porque despreciaba la falta de cultura de Roma, aquel pedazo de tierra donde no crecía más que el hierro.
Con este corazón, Aníbal resultaba incomprensible incluso para los cartagineses; parecía más griego que semita. Los cartagineses eran más semitas que griegos, naturalmente. La misión que le encomendaron a Aníbal surgió del espíritu de ellos, no del de él. Roma les había cortado las arterias y debía ser destruida. Sicilia y Cerdeña debían ser devueltas a Cartago; la “pacífica” competencia económica, la coexistencia, debían recuperar su orden anterior al de la primera guerra.
Aníbal lo comprendía perfectamente, pero su concepto de la “destrucción de Roma” era otro. No se puede arrasar una ciudad como Roma, no puede despreciarse así como la vida de doscientos mil seres humanos, no se puede erradicar una historia que ya tiene trescientos años.
Excelente entrada amiga Isabel!
Mi cariño y ferviente admiración de siempre para ti.
Besos.
Hola m@ariel, estas cosas las recoge Tito Livio, ya sabes que los romanos eran muy supersticiosos y, ante del desastre de Cannas, reaccionaron de acuerdo con esa superstición. No diré aquí qué hicieron, por si acaso en otro momento se me ocurre contarlo... Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola gabu, desde luego es espeluznante el espectáculo de un toro cayendo desde una casa. Creo que a mí también me hubiera entrado el "canguelo". Besos, querida amiga.
Saludos, cornelivs, he acudido a tus enlaces y me ha gustado mucho lo que narras sobre la batalla de Cannas y el fin de Aníbal. Ante personas de esa magnitud, sólo cabe descubrirse y tratar de aprender algo. Besitos.
ResponderEliminarHola brujodoncarlos, creo que esa escultura es muy inspiradora... Besotes.
Hola kurz, a mí también me gustan esas películas, aunque reconozco que Victor Mature no era mi favorito. Con todo, resulta fascinante. Besos.
ResponderEliminarHola natasha, me alegro de que estés ya mejorada. Cuando ocurrió este hecho tan poco común, Aníbal estaba en suelo itálico y los romanos aterrorizados. Seguro que lo pasaron fatal. Besos.
Hola armida leticia, lo de "romanos" que te decían de pequeña se refería específicamente a la iglesia, porque como siempre ha estado tan dividida... Besos.
ResponderEliminarHola vailima, y a nadie, que sepamos, se le ocurrió representar artísticamente ese suceso tan extraño. Besitos.
Hola krisish, enhorabuena por la renovación de tu contrato. Besos.
ResponderEliminarSaludos, isabel, me alegra que te gustara este texto. Roma está llena de historias.
Hola la candorosa, cuando se tiene un ejército poderosísimo amenazando tu seguridad, todo es desconfianza. Y si ocurren cosas raras como ésta, no te digo... Besos.
Hola charles de batz, la verdad es que en el mercado debió haber una "estampida" de gente. Me imagino a todo el mundo aterrorizado y, el primero, el toro. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarHola perlita, en la antiguedad (como ahora) los soldados no se andaban con chiquitas. Los romanos tenían muchos motivos para sentir miedo. Me alegra que te gustase el texto.
Hola, querido hippie viejo, os envidio esa primavera que comienza, aunque me consuela saber que también para nosotros volverá. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola rodolfo n, me hubiera encantado ser la "cronista oficial" de Roma durante una buena temporada. Bueno, mejor durante varios siglos. Besos, querido amigo.
Hola unjubilado, los toros son muy afortunados al no entender nada de la recesión y, si me apuras, de no tener que pagar hipotecas. Tampoco les envidio su destino, la verdad. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarHola persio, desde luego Aníbal fue temible. Besotes.
Hola juan pedro, muy interesante tu comentario, sobre todo porque nadie ha llegado a comprender muy bien, nunca, por qué razón Aníbal no atacó Roma. Eso de que perdería el tiempo ante sus muros es un decir, porque después de haber aniquilado al ejército romano en Cannas, la ciudad estaba poco menos que a su merced. Algunos de sus contemporáneos dijeron que sabía vencer pero no sabía administrar sus victorias. Eso me parece bastante acertado. En cuanto a la versión que cuentas de Fernau, no sé, no me resulta muy creíble. Pero claro, es natural que cada uno de nosotros especule sobre las verdaderas razones por las que Aníbal renunció a entrar en Roma. Un abrazo muy fuerte, querido amigo.
ResponderEliminarHe quedado asombrada de la maravillosa capacidad que tienes de contar algo y hacer que uno lo viva, Isabel.
ResponderEliminarAmiga, me ha gustado muchísimo esta entrada, he disfrutado mucho tu prosa cálida, rica, y sobre todo poderosa.
Abrazos.
Mística pura, precioso, la erótica de la derrota.
ResponderEliminarFabulosamente escrito como siempre. Además tenemos tus lectores la dicha de que pones unas reseñas históricas que son un magnífico marco a la historia.
ResponderEliminar--
Saludos, Goathe.
Todo un deleite. Provocas. Llegas. Y enseñas.
ResponderEliminarAbrazos.
Impresinante Isabel.
ResponderEliminarRealmente impresionante.
Felicitaciones
Este texto está entre lo mejor que te he leído.
A la belleza une la profundidad del pensamiento.