“(…) Cuando se llega al final de la calle, entre los dos palacios Bonaparte se gira a la derecha y se llega a la magnifica iglesia del Gesù.
Es la casa central de los jesuitas, donde vive su general. Por la altura del monte Capitolino y la disposición de las calles, de ordinario hay viento cerca de la iglesia de los jesuitas. Dice el pueblo que un día el diablo se paseaba por Roma con el viento; llegado cerca de la iglesia del Gesù, el diablo dijo al viento: “Tengo que hacer algo allí adentro, espérame aquí”. El diablo no salió nunca más, y el viento aún lo espera en la puerta.”
STENDHAL .- “Paseos por Roma”
* Fachada de la Iglesia del Gesù. Roma.
diablo, viento, iglesia, humor, roma
Es la casa central de los jesuitas, donde vive su general. Por la altura del monte Capitolino y la disposición de las calles, de ordinario hay viento cerca de la iglesia de los jesuitas. Dice el pueblo que un día el diablo se paseaba por Roma con el viento; llegado cerca de la iglesia del Gesù, el diablo dijo al viento: “Tengo que hacer algo allí adentro, espérame aquí”. El diablo no salió nunca más, y el viento aún lo espera en la puerta.”
STENDHAL .- “Paseos por Roma”
* Fachada de la Iglesia del Gesù. Roma.
diablo, viento, iglesia, humor, roma
O sea que el texto es de Stendhal... ¡Vaya! Supongo que habrás oído hablar del cuadro clínico que lleva su nombre. Creo que es bastante confuso y ha sido muy poco diagnosticado... Pero viene acuñado como Síndrome de Stendhal porque, según dicen, en uno de sus viajes por Italia (creo que concretamente fue en Florencia), impresionado por tanta belleza como le rodeaba, sintió un súbito mareo y se desvaneció... de placer. Hay un poco de leyenda en esto, estoy seguro. Para mí que le marearon llevándole de un lado a otro, mira lo de aquí, mira lo de más allá, hasta que le dio un "panfús" y se quedó viendo pajaritos. En fin, como sea, está reconocido el cuadro clínico. Deben de ser cosas que tiene la vida... cuando nos muestra de golpe y porrazo su lado más bello.
ResponderEliminarBesos, Isabel.
Un poco inquietante la leyenda.
ResponderEliminarBesos.
Esta fàbula sì amiga mìa que me fascinò!!!!!
ResponderEliminarY cuanto me gustarìa conocer ese sitio que contiene tanta espiritualidad... :)
P.D.:A veces creo que con estas leyendas que forman parte de la historia tambièn aprendemos muchìsimo!!
TE MANDO UN ESTRUENDOSO BESOTÒN PLENO DE CARIÑO ♥
Disculpa mi tardanza en venir a verte.
ResponderEliminarSiempre es un placer leer lo que ofreces.
Abrazos.
Maravilloso texto ¡¡y que maravillosa forma de darle una explicación a los vientos que allí han de reinar!!!
ResponderEliminarSaludos!!
Hola Isabel:
ResponderEliminarNo conocía la leyenda y me ha gustado. Esas pequeñas historias, como otras que tú vas contando, son las que acaban haciendo entrañable una ciudad. Buscando en alguno de mis libros romanos, he encontrado otra leyenda del diablo. ¿Conoces la historia del foso del Panteón?.
Saludos
La leyenda es de una poética, fantástica.
ResponderEliminarAhhhhh, amiga mía, maravilloso. Qué pasaje que me ha gustado y qué forma tan creativa de explicar las cosas.
ResponderEliminarLa cita es de Sthendal, ¿no? Lo único que leí de él es su Rojo y Negro, hace ya muchos años. En aquel tiempo no sintonicé mucho con la historia, la verdad es que no me caló, pero era adolescente y bueno, algunos libros y autores a veces hay que volver a leerlos en la adultez para (re)descubrilos.
Abrazos, amiga.
Entonces ese es el infierno, no?
ResponderEliminarQué bueno...
ResponderEliminarhola, querida Isabel.
Abrazos
Buen microrrelato, éste que refiere Stendhal. Conciso e incisivo.
ResponderEliminarUn saludo
Precioso relato.
ResponderEliminarNo quisiera ser irreverente, pero igual allí encontró a más diablo que él... ;-)
ResponderEliminarEl síndrome de Stendhal, efectivamente se puede llegar a tener algo que se le asemeja cuando lo que contemplas te envuelve con su mágica belleza...
Una vez más Gracias Isabel, por regalarnos el placer de tus Entradas...
Un beso.
Oh, Stendhal... me encanta. Gracias, Isabel. Un beso.
ResponderEliminarQué fascinante fragmento!
ResponderEliminar"Paseos por Roma" es un libro pendiente para mí (incluso y a raíz de tu artículo he consultado a mi librero por él)
Estos paseos habrían sido escritos entre 1828 y 1829 y redactados como un diario ficticio. Me emociona leer sobre esa mirada que le da Stendhal a la "ciudad eterna"!
Muchas Gracias Isabel por esta entrada magnífica!
Mi enorme Abrazo Querida Amiga!
Preciosa anécdota y preciosa iglesia la de Gesú.
ResponderEliminarQuéée´bonito textoo
ResponderEliminarqué bonito Isabel, qué regalo las palabras de Stendhal, suena puro folclore.
Besos, qué bien que hayas vuelto
Hola dédalus, desde luego el síndrome Stendhal se llama así por este autor francés y está vinculado a la turbación que produce tanta belleza. No conozco a nadie que lo haya sufrido, pero desde luego se por experiencia, que nuestra capacidad para captar las cosas es limitada, nuestro propio organismo pone barreras. ¿A quién no le ha ocurrido entrar en un palacio o en una iglesia ya conocidas y "ver" algo que nunca antes había visto? Pues eso, que no llegamos a todo... Besitos.
ResponderEliminarHola kurtz, inquietante sobre todo para los jesuitas ¿no? Una forma de decirles que el diablo habita con ellos. Besitos.
Hola gabu, seguro que esa iglesia te gustaría, porque es riquísima, las pinturas techales son espectaculares y no digo nada del altar donde está enterrado San Ignacio de Loyola. Los jesuitas sabes que no siempre gozaron de mucha simpatía para la iglesia... Besotes.
ResponderEliminarHola felipe sérvulo, gracias por pasarte por aquí, pese a tu mucho trabajo. Un abrazo.
Hola, la candorosa. Los romanos son muy amantes de esas fábulas y leyendas urbanas y creo que no están exentas de socarronería. Una ciudad como Roma da para mucho... Besitos.
ResponderEliminarHola fab, no conozco esa leyenda del foso del Panteón, y me encantaría vertela relatar. ¿ Por qué no la cuelgas en tu blog? Sería fantástico. Besitos.
Hola raúl, la verdad es que Stendhal no es muy poético, pero sí muy agudo. Miraré si encuentro alguna anécdota más de este estilo en su libro y las iré colgando. Besitos.
ResponderEliminarHola rosa silverio, opino como tú que la edad (y el estado anímico) influyen mucho en nuestras lecturas. Stendhal no es mi favorito, pero en este libro de Paseos por Roma da muchísima información que a mí me interesaba, de modo que lo he leído con atención. Ahora, muy ameno no es... Besitos.
Hola, Isabel. Muy buena selección de texto; debo decirte que me gustan mucho tus escritos, pero cuando incluyes estos deliciosos fragmentos me siento igualmente contenta. El síndrome de Stendhal... siempre se aprende algo nuevo, porque la verdad es que no lo conocía. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola luz de gas, te contaré un chiste. Un día se reunieron Dios padre, Jesucristo y el Espíritu Santo para debatir dónde irían de vacaciones ese verano. El Padre propuso Jerusalen, pero el hijo se opuso rotundamente, porque ahí lo había pasado muy mal. Así anduvieron discutiendo y al final, al hijo se le ocurrió decir: "vayamos a Roma". "¡Sí, sí!" - respondió el Espíritu Santo - "que yo nunca he estado allí". Besitos.
ResponderEliminarHola mª antonia moreno, me alegra que te asomes por aquí. Un besazo.
Hola mega, el texto es de Stendhal, pero el "corte" es mío. Para resaltar el tema... Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola loslibros, gracias por tu comentario.
Hola selma, hay varias historias de diablos en Roma y estoy segura de que hay muchos sueltos por la calle. A mí me ha parecido ver alguno... Besos enormes, querida amiga.
Hola belinda l. black, sin duda es un autor que goza de mucha consideración. Besitos.
ResponderEliminarHola susana, a través de este libro que, como dices, se articula a modo de diario, como si el autor estuviese haciendo un viaje con unas amigas, creo que se puede conseguir una idea bastante aproximada de la vida que llevaban en el s. XIX las personas de cierto nivel social, con las que se relacionaban, como es lógico, los extranjeros que tenían recursos económicos (y coraje) para viajar. Es rico en noticias. Besos, querida amiga.
Hola isra, creo que el Gesù es una de las iglesias más famosas de Roma, aunque la iglesia madre de los jesuítas es "San Ignacio", que está en una plaza absolutamente barroca. Impresionantes ambas. Besitos.
ResponderEliminarHola pilar m. clares, creo que nos hemos cruzado viendo nuestros respectivos blogs. Me encanta leer lo que otros escriben de Roma. Besitos, guapa.
Jajajaja. Muy bueno
ResponderEliminarBesos
Recuerdo haber llorado ante una talla en el Museo Nnal de Escultura de Valladolid. Fue un momento extraño; la talla, de Siloé, estaba al final de un tramo de escaleras; encima, un ventanal; la luz entraba a chorros, rebotaba en la pared de enfrente y volvía a la talla iluminando a la Sagrada Familia de una forma tan especial que no sé que me pasó; el caso es que me eché a llorar como una boba
ResponderEliminar:)
Excelente fragmento éste y precioso el relato anterior, más allá de la anécdota histórica.
Un abrazo enorme, mujer romana y querida amiga
Llego tarde, y me perdonarás. Mis agobios me persiguen. Hoy, al menos, estoy algo mas tranquilo, tengo menos agobio y los casos mas complicados medio los tengo encauzados.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, querida patricia de Roma!
UN BESO.
¿Es posible que provenga de ahí la frase"hace un viento de mil demonios"? Standal no es desde luego de mis autores preferidos.
ResponderEliminarMe imagino que habrás leido Monsignore de Jack-Alain Leger una obra que puede ser real.
Al comienzo pone una frase de Ch. baudelaire. "Dios es un escándalo...pero un escándalo rentable".
Besos de Carolina
Leer tus historias siempre es un agasajo amiga mía...
ResponderEliminarte admiro!
besos y besos!!!:)
¿Conclusión, el diablo se quedó dentro de la iglesia? :-)
ResponderEliminarSthendal me encanta. No he leído el que mencionas pero si es de él seguro que merece mucho la pena.
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Saludos, Goathe.
qué buena entrada, Isabel. Elegante, impecable.
ResponderEliminarBuen finde, guapa. Nos vemos
Me encanta esta iglesia.
ResponderEliminarLas pinturas del techo son muy bellas.
Y me gusta su luz.
En la puerta siempre hay dos personas pidiendo limosna.
Nunca la había escuchado, :-) ahora me dejas pensando que podrá hacer el diablo allí dentro, ¿o será mejor no preguntar?.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Bonito relato. Y me pregunto, ¿qué iría a hacer un diablo en casa de un cura? ;) Besos.
ResponderEliminarEl viento aún ronda sus calles a la espera de una humeda noche donde se produzca el reencuentro.
ResponderEliminarBesos
Las órdenes se montan para que aquel que entra, ya no salga nunca más, sea el que fuere.
ResponderEliminarBeso creativo.
Me sumo a los elogios de Antonio Serrano y comparto la pasión por Roma.
ResponderEliminarSaludos
Amiga, desconocia esta historia vinculada con la iglesia de los jesuitas, que por cierta es atronadoramente bella...
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel