(…) Y ahora, un pequeño chisme que te hará reír. Ayer Catón llegó borracho a la sesión del Senado y, como siempre, se empleó a fondo en sermonearnos sobre la obligación de respetar las costumbres de nuestros mayores. Calpurnio, que estaba a mi lado, soltó un bufido: “Por mucho ruido que arme – me dijo – te aseguro que no hay peor enemigo de las costumbres romanas que Catón, pues cuando se encuentra con alguna de las mujeres de su familia y se dispone a recibir su beso en la boca para asegurarse de que no hayan bebido vino, ellas salen huyendo presas del pánico. El aliento de Catón exhala tantos vapores etílicos que ellas temen que si luego las besa otro pariente éste crea que acaban de beberse ellas solas un barril de vino entero …". Imagínate la cara que habría puesto el noble Catón de haberlo oído (...)”.
NOTA: 1.- Esta carta y su contenido son invención mía. Es cierto, sin embargo, que Catón el Joven, un ultraconservador que se oponía sistemáticamente a cualquier idea nueva, bebía en grandes cantidades.
NOTA 2.- Los romanos consideraban el consumo de vino por parte de las mujeres como algo repudiable, pues atribuían a éste el origen de otros excesos y era motivo de divorcio. Aunque parece que se les permitió beber vinos dulces y flojos, o vino cocido, jamás se les permitió el consumo de vino puro. Así, las mujeres venían obligadas a besar en la boca a sus parientes masculinos a fin de que el aliento las delatara si habían bebido. Esa es, al menos, una de las explicaciones que se daba al hecho de que, en Roma, únicamente besaran las mujeres, y sólo en el ámbito familiar.
NOTA 3.- Esta semana se celebran los Ludi Saguntini, cuyo programa podéis ver de manera resumida aquí .Deseamos mucho éxito a los organizadores. Por mi parte, espero participar en ellos.
*Detalle de un sarcófago con figuras masculinas. Museo Massimo alle Terme. Roma
**Detalle de un sarcófago, escena de un banquete. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
control, vino, costumbres romanas
Les prohibian beber vino!
ResponderEliminarNo tenia ni idea. Que cosas, madame. Menos mal que no es mi bebida favorita, pero de todos modos era una injusticia. Y lo de la forma de comprobar si habian bebido, resulta de lo mas curioso.
Un saludo
jajajaja, qué fuerte!! me ha hecho gracia la historia. Un abrazo!
ResponderEliminar¡qué curioso, Isabel! Una historia encantadora. Además, como siempre lo describes tan bien, me parece estar asistiendo a una sesión del senado.
ResponderEliminarEntonces no llevaban trajes ¿verdad?
Un beso
Una divertida y excelente narración (como todas las tuyas). Evidentemente ,algunos senadores, actuales, han "bebido" de las mismas fuentes. Abrazos.
ResponderEliminarMagnífica narración, yo me le he creido hasta que he visto la aclaración!
ResponderEliminarSaludos
Hay besos, amiga, que antes, ahora y después, son para sospechar, temer o echarse a correr ¿para qué te voy a contar?.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el fragmento. Besos.
De nuevo se demuestra que los mayores intolerantes se muestran muy indulgentes consigo mismos.
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel.
Amiga Isabel,
ResponderEliminarExacto todo lo que dices sobre el beso a las mujeres en la boca para comprobar si habían bebido vino. No sabía yo que Catón de Útica era un gran bebedor. Como éste también se suicidó, y corrían los tiempos de César, ¿qué tal te parece la idea de explicarnos su suicidio y enlazarlo con LA SOLEDAD DE BRUTO I y LA SOLEDAD DE BRUTO II?.
Seríanan tres Blogs entrelazados por el mismo tema. Una maravilla.
Y me pregunto yo: Cuando pronunció en el Senado su duro discurso, que fue el que decidió a los Senadores a votar la pena de muerte para los conjurados, después del blando discurso de César, y el de "componendas" de Cicerón, según nos explica Salustio, ¿estaba borracho o estaba sobrio?
Un beso,
Antonio
Para ser solo un "pequeño chisme", esta muy bien documentado y...¡no tiene desperdicio! ;)
ResponderEliminarMe ha encantado, Isabel.
Un abrazo.
Un texto muy bueno, ¡claro que sí!. No deja de tener gracia que se prohibiera a las mujeres beber vino, cuando el vino supuestamente fue creado por Baco (Dionisio), y el culto dionisíaco era eminentemente femenino (al menos en Grecia).
ResponderEliminarBesos requetegordos
Hummm...
ResponderEliminarCatón borracho dando sermones sobre respetar las costumbres.
No se a qué moralista hipócrita me ha recordado (Se nota la ironía, ¿no?).
Por cierto, me ha hecho gracia la historia.
Besos.
Perdonad mi ignoracia pero ¿este es el mismo Catón que terminaba todos sus discursos con aquello de Delenda est Carthago? Porque si son la misma persona ahora lo entiendo todo...
ResponderEliminarGenial la entrada, Isabel, como todas, un saludo :)
Ahhh!!!
ResponderEliminarpero si desde todos los tiempos han existido las buenas ideas!
jajajajjaa
besos amiga!
Buenísisisisimo el "chisme"!!!!
ResponderEliminarCaramba con estos romanos acomodaticios! se aseguraban para ellos el vino y los besos de las mujeres!
¿Acaso tenían mal recuerdo de las bacanales?
Muy divertida y didáctica Entrada Isabel!!!
Besote mi Querida Amiga!
Jajajajajajajaja
ResponderEliminarMe encantò èste fragmento ISA!!!
Pensar que acà en Argentina estan tercos persiguiendo a medio mundo con lo que se diò en llamar "CONTROL DE ALCOHOLEMIA"...
P.D.:Si fuèramos todos vìcitmas de nuestro propio aliento,quièn estarìa libre de culpas??? ¬¬
jjajjjjjjajajaj
MIL BESITOS QUERIDA AMIGA ;)
No tenía ni idea de que Catón fuese un gran bebedor, me has sorprendido bastante. Yo creo que las mujeres romanas no bebían vino para preservar la pureza, del mismo modo que no realizaban (¿?) algunas prácticas sexuales.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu texto y el conjuro anterior también, parecía sacado de una antigua tablilla de plomo.
Un beso!!!
Muy noble, muy noble, pero borrachín, al fin y al cabo. Besos. Me encantan estas anécdotas tan cercanas a los tiempos actuales.
ResponderEliminarQué curioso!!!
ResponderEliminarDe todos modos, qué manera de asegurarse los besos de las féminas!
Sencillamente, delicioso, como una copa de vino dulce...
Los Ludi Saguntini tienen muy buena pinta... que lo pases muy bien!
Un abrazo
Isabel, este pequeño "chisme" que nos regalas hoy es una delicia. No sabía yo que nuestros queridos romanos tuviesen esa delicada forma de "catar" la presencia etílica en las mujeres.
ResponderEliminarEl tono humorísitco del relato me ha dejado "un buen sabor de boca", como un buen Ribera.
Un beso.
Soledad.
Que el vino no lo podían tomar las mujeres, ya lo leí en el libro de Eva Cantarella sobre las mujeres en la antigüedad. Sin embargo, el frenesí de Baco con las danzas orgiásticas sí estaba tolerado en Grecia. Prefiero la libre Grecia a la militarista Roma.
ResponderEliminarPues si no nos dices que es una invención tuya ni nos enteramos. Enhorabuena!
ResponderEliminarPor otro lado, no tenía ni idea de que en Roma las mujeres no pudiesen beber vino. Beberían otras cosas..., no sé. Sin embargo, a mi gusto, la mujer romana gozaba de una gran libertad y el divorcio hacía fáciles las cosas por uno y otro lado.
Saludos
Se me antoja siempre que así como lo cuentas debió ser realmente.
ResponderEliminar¡ay! el vino pernicioso para la honra de las mujeres que son "como los dioses mandan"
:)
Beso!
¿Obligadas a besar en la boca a sus parientes? ¿A todos? Ya quisiera ser yo romano pa que me besara mi prima Puri.
ResponderEliminarJajaja, en serio, Isabel: como siempre, genial entrada que nos ayuda a saber algo más sobre esta apasionante civilización. Besos... al estilo contemporáneo.
Menos mal que en España la policía no hace las pruebas de alcoholemia a los conductores, a base de besos.
ResponderEliminarEso si. Sería más humano.
Me ha encantado este escrito.
No tenía idea de que las mujeres no pudieran beber vino.
Pelín machistas, ¿no?.
Pero qué manía con las mujeres!
ResponderEliminarNi vino!
Con este trato que nos han dado siempre, que no se quejen ahora del feminismo, si es que nos lo han puesto a huevo... ;)
Me encanta descubrir cosas en tu espacio :D
Un besito, con coca cola, jajaja!
P
Como siempre leerte es aprender, y admirar tu buen hacer y tu capacidad de recrear aquel mundo que un día fue tan real.Un enorme abrazo.
ResponderEliminarConocía esta comprobación que mencionas para saber si las mujeres habían bebido. Curiosa y paradójica figura la de Catón, ¡me ha hecho sonreír!
ResponderEliminarUn besito.
Isabel, muchas gracias por hacer referencia a los Ludi Saguntini en ti blog, eres un cielo.
ResponderEliminarNos vemos estos días
besos
Ains...Catón no goza de mis simpatías xD Muy curioso lo de las mujeres y el vino...
ResponderEliminarBesos
Me asombra tanto la prohibición como el modus operandi para comprobarlo...
ResponderEliminarExcelente texto, IsaBELLA, estaré esperando el próximo "chisme" y los besos que te dejo no son para comprobar nada, sino para demostrarte mi cariño..
Ya estoy rodeando el Lago de San Mauricio... ;-)
¡Extraordinario el texto!
ResponderEliminarMe ha dejado estremecida la historia que comentas sobre la prohibición a las mujeres, el hecho es que siempre se nos quiere apartar de lo dulce y refinado, quizás porque lo somos sobremanera, ¡pobre Catón!
Un abrazo.
Quizás la misma cara que hubiéramos puesto cualquiera de nosotros si supiéramos a ciencia cierta, todo lo que de nosotros se ha dicho ;)
ResponderEliminarEstaba sin internet... y para leerte hay que estar tranquilo... si, estoy poniendome al corriente :D
ResponderEliminar¡Saludos!
...cuantas cosas teníamos que aguantar las romanas...y cuantas tenemos que cambiar todavía...
ResponderEliminarGenial texto, romana bella
Es todo un descubrimiento lo de la bebida en las mujeres y forma de comprobar si lo consumian...
ResponderEliminarDe no ser por este tu rincón, habria un montón de cosas que ni me las imaginaba, pasandolas por alto y no dandoles ni la minima importancia.
Si es cierto que aun hoy por el aliento se detecta en seguida si una mujer a bebido, lo que en un hombre se ve normal y es totalmente normal.
Un abrazo con todo mi afecto.
Ahora que comemos cada vez peor, pero que andamos todo el día a cuestas con la milonga de la dieta mediterránea, será bueno recordar que, cuando existía y se consumía de verdad, el vino siempre fue parte esencial de ella
ResponderEliminarLos pueblos del Mediterráneo siempre le rindieron culto a Baco-Dionisio. jeje
ResponderEliminarSi las mujeres bebían, seguro que se entregaban a los brazos de algún "gavilán" vecino... Los romanos se aseguraban que estuvieran "frescas" y no les fueran infieles. jeje
Me encantó este relato, Isabel.
Un abrazo.
Como es norma general, la cultura del vino ha estado vedada para la mujer hasta bastante avanzado el s.XX. La única fémina que participaba en los banquetes griegos era la flautista, antecesora de los trovadores medievales o los conjuntos "de cámara" del Renacimiento, creados ex-profeso para alegrar las comilonas nobles y potentadas. Los romanos introdujeron la costumbre de permitir a sus matronas únicamente el consumo de MOSCATEL ―nombre que le viene a través del persa 'misk', nuez moscada, por el parecido de su color―, una costumbre que los que vamos para viejos en este 2009 recordamos de nuestra infancia, muy agradablemente, por cierto. «Si sorprendes a tu mujer bebiendo vino, mátala», aconsejaba el comprensivo Catón. Al fin y al cabo, si la embriaguez se consideraba una posesión por parte de un espíritu, por muy divino que fuera éste, una mujer que bebía era, en consecuencia, una mujer adúltera: La práctica social del beso en la boca fue impuesta en el s.−VII por Numa Pompilio, segundo rey de Roma... como medio de indagar por el aliento si la casta esposa había puesto los cuernos al honrado marido con el alegre Baco. Nunca agradeceremos suficientemente la labor civilizadora de Roma .
ResponderEliminarNaturalmente, las féminas afectadas recurrían a los correspondientes ardides para ocultar su debilidad, tal y como nos ilustra el hispano-romano del s.I, Marco Valerio Marcial ―cuyos textos apoyan las escenografías con que Pasolini vivifica los relatos de Petronio―, en más de uno de sus Epigramas; por ejemplo el IV del Libro V:
«Mirtale huele ordinariamente a vino de modo exagerado; pero para engañarnos come hojas de laurel y mezcla astutamente en su vino, no agua, sino dichas hojas. Cuantas veces la veas, Paulo, con la tez encarnada y las venas hinchadas, puedes decir: "Mirtale ha bebido laurel".»
Por si alguien tacha de exageradas los últimos párrafos aportamos el testimonio del libro VI de las Historias de Polibio :
«Entre los romanos se prohibe a las mujeres beber vino; ellas beben el llamado 'passos', elaborado con pasas, parecido al vino dulce que se bebe en Megara y al vino de Creta; por eso cuando la sed las abrasa toman este sucedáneo. Y es imposible que pase desapercibida la mujer que ha tomado vino: en primer lugar nunca disponen de él y, además, debe besar a sus padres, a sus suegros y aún a sus sobrinos, y esto cada día, en el mismo instante que los ve por primera vez. Asimismo, al no saber con quién conversará, con quiénes se encontrará, toma sus precauciones, porque la cosa, sólo con que haya probado un poco de vino, no necesita acusación ante el juez.»
En otra entrada de este mismo blog -Vivid a la manera griega- expresé la satisfacción de encontrar, casi por azar, un rincón donde se respiraba el oxígeno del interés por los antecedentes de nuestra actual sociedad. A esa satisfacción se le ha añadido la necesidad de participar en tan grata compañía. Es por ello que os informo de mi atrevimiento al abrir un blog, mi primer blog, que he llamado "Sobre historias y leyendas" y que os dedico a todos en general y a Isabel Barceló en particular.
ResponderEliminarNuevamente, gracias.
Angel Molledo.
Mi bisoñez con el manejo del blog me impide responderte, Isabel, correctamente para agradecerte tu amable "seguimiento". Alguna vez, inesperadamente me surgió un aviso que informaba cómo responder directamente a un comentario. Por más que lo he buscado no ha vuelto a aparecer. En fin, todo se andará.
ResponderEliminarRealmente, tu blog no sólo me sirvió de aliciente sino de inspiración. Es evidente que mi primera entrada es un simple complemento, más bien técnico, de tu "Besos para alejar la sospecha", lo mismo que el siguiente que está cocinándose desea colaborar en otro plano con tu ensoñación sobre el gran incendio.
Agradezco de veras tu apoyo, fruto de tu sensibilidad más que de mi aportación.