lunes, julio 06, 2009

INCENDIO DEL TEMPLO DE JÚPITER


¡Romanos, compatriotas! ¡Dejad lo que estéis haciendo! Abandonadlo todo y venid en auxilio de vuestra ciudad. Mirad cómo surgen columnas de humo negro y espeso en el templo de Júpiter. No os quedéis paralizados. Que el temor os ponga alas. ¡Vamos, vamos! Aunque la humareda os quite el aliento, aunque penetre en vuestros ojos y os arranque lágrimas, id a combatir el fuego. ¡Se viene abajo el templo de Júpiter! ¡Ay, las hermosas columnas, el frontón, los escudos dorados…!

Los libros sibilinos que no quemó la sibila Amaltea, nos han sido arrebatados ahora: han ardido como estopa y toda su sabiduría se ha esfumado. De hoy en adelante, ¿de dónde sacaremos una palabra sabia, un consejo, una guía para afrontar la incertidumbre y los desastres? Pero ahora, romanos, no desesperéis. ¡Vamos, luchad contra el fuego con todas vuestras fuerzas! ¡Salvemos las imágenes de Júpiter y Juno y Minerva!



NOTA: El 6 de julio del año 83 a.C. se prendió fuego en la colina del Capitolio y destruyó casi por completo el Templo de Júpiter Optimus Máximus, el más emblemático del poder militar y político. La reconstrucción se terminó en el año 69 a.C. En ese incendio se quemaron los libros sibilinos, libros de carácter oracular que se consultaban por orden del Senado siempre que se producían situaciones o sucesos difíciles que no se sabía bien cómo afrontar. Para saber cómo llegaron estos libros a Roma, se puede ver esta entrada.

*Vista del foro romano y el templo de Júpiter Optimus Máximus sobre el Capitolio en un grabado del siglo XIX. Es el templo que se ve al fondo, elevado.

**Detalle del basamento del Templo de Júpiter Optimus Máximus. Museos Capitolinos. Roma.

41 comentarios:

  1. Anónimo9:29 p. m.

    huyamos, el fuego vida y muerte amenaza, huyamos al vergel de la palabra

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  2. Anónimo9:48 p. m.

    Interesante tu entrada, sabes que hace mucho que no leo historia, así que leyéndote estoy aprendiendo un poco, sobretodo lo griego y romano que siempre me gusto.

    Saludos.

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  3. De acuerdo con JR, me encanta la historia y leerte es como mantener fresca la memoria y aprender mucho más. Saludos!!!

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  4. Que lastima de incendios, madame, siempre llevandose cosas que valian la pena. Creo que nunca lograremos dominar al fuego.

    Estoy deseando que llegue esa entrada que nos promete sobre los libros sibilinos. Suena muy misterioso.

    Bisous

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  5. Anónimo11:33 p. m.

    Sintiéndome romano, imagino el terror de contemplar la escena donde se queman los Dioses y los libros sibilinos en el fastuoso Templo.

    Cuando estuve en Roma, visité todos esos lugares... una pena no haber conocido antes este sitio, pues habría disfrutado muchísimo más de aquel fabuloso viaje.

    Gracias

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  6. Ahora, verano, tiempo de fuegos, te vengo a visitar desde un lugar en el que hay que dormir con edredón.

    Isabel, el fuego destruye y el del templo de Júpiter por estas fechas nos dá a saber que antes como ahora y siempre, son fechas a temer en las que ser prudentes.

    Un fuerte abrazo fresco, amiga.

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  7. Y encima hay que tener en cuenta el caracter sumamente religioso del pueblo romano, muy apegado a sus dioses...

    Estupenda recreación, querida Isabel.

    Un enorme abrazo...!

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  8. Una nueva lección sobre la historia de Roma. Un texto imperdible. Abrazos.

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  9. ¡Roma, Alejandría... cuantos tesoros se perdieron!
    Lo has recreado magistralmente IsaBELLA...
    Muchos besos..Mi Romana!

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  10. Con tus palabras ya no hacen falta oráculos. Con tus escritos cobran vida los espíritus, las piedras, los libros...
    Incendiados quedamos con tu sabiduría, con la que yo siempre querré arder.
    Un abrazo

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  11. me quedo esperando esto de los libros sibilinos, que está interesante.

    Frank, http://elbodegon.blogspot.com/

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  12. Espero también esa edición de los libros del oráculo donde se basaban las decisiones difíciles, no sé hasta donde Nerón o Calígula consultaron estos libros o estos servicios sibilinos. Parece que hacer siempre un respaldo o mínimo tres de la información es una buena medida y más si esta es de importancia suma.
    Un abrazo Isabel Romana!!!

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  13. Ese fuego seguro que serìa de muchìsimo presagio para los Romanos...

    P.D.:De pensar en todo ese material perdido e irrecuperable como los libros de consulta,no quiero imaginar la penurìa de esos instantes!! :(

    BESITO DESDE EL CUORE AMIGA ♥

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  14. El fuego elemento purificador y destructor. Tu relato me hizo imaginar el gran terror que sentirían aquellos romanos al contemplar la escena.
    Bicos

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  15. Me gusta mucho como muestras la vida en Roma. ¡Y muy bien escrito, como siempre!.
    Saludos

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  16. Anónimo10:29 a. m.

    Buenos días

    He visto tu sitio http://mujeresderoma.blogspot.com/ y me ha gustado mucho, quisiera saber ¿cuál es el precio de colocar un enlace patrocinado?

    Saludos

    Luis Gasca
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    marketing5@oh-holidays.com
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  17. este es el templo que albergaba la estatuta grandiosa crisoelefantina del poderoso zeus?? recuerdo esto de cuando estudiaba en el instituto la cultura clásica y se me quedó grabado. Un abrazo!!

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  18. ¿nos quedaremos siempre con la duda de saber lo que contenían los libros sibilinos?

    un saludo.

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  19. Ahora que ya estoy lejos, me trasladas más si cabe a toda su historia, precioso post.

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  20. Casi te vi arengando a la plebe desde algún púlpito. Alzando los brazos y clamando para que no se dejaran llevar por la desidia.
    Besos

    PD. Una curiosidad, ¿sabes que palabra de confirmación me salió? ... matele. No sólo incurre en un leismo atroz, sino que tiene un sentido de lo más inquietante en una entrada referida al fuego ¿no crees?.
    Besos nada matones

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  21. Anónimo1:39 p. m.

    Isabel, ¿es cierto que cuando ardió el templo de Júpiter Optimo Máximo, C.J César era Flamen Dialis?

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  22. !Salves Isabel! siempre es un placer repasar y descubrir los momentos romanos o clásicos de tu mano.
    Júpiter y la Triada ardiendo !ardía Roma! su esencía...pero la tozudez romana lo volvió a levantar.
    Desde Cariño, cariñosos y romanos besitos, natalí.
    Te sigo, seguro.

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  23. Cuanta sabiduría ardió en los incendios de tantas bibliotecas... Me pregunto si de alguna forma quedará en la mente humana.
    Hermoso, como siempre. Besos.

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  24. Vivido este momento con la intensidad de la actualidad de tu pluma mágica. Qué terrible tuvo que ser ver arder un edificio con todo ese trasfondo cultural, tal emblema de poder. Desde luego el apunte sobre los libros sibilinos es de lo más sugerente, esperaremos ávidos más explicaciones.
    Un abrazo cálido, mi querida Isabel.

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  25. Isabel romana, para tí unas fotos de Roma y otras cosillas, en mi blog.
    Pudes coger la que más te guste, extensivo a los adeptos/as amigas y amigas de la antigüedad.
    !salves! Auguri, buen verano, natalí

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  26. Isabel, contagiado he dejado todo lo que estaba haciendo y esta humareda y este fuego que calcina estos libros donde el futuro tenía sentido me entistece, hoy el azar nos aniquila.
    Disfruto de tu Roma, aunque plebeyo soy.
    Un abrazo incendiado.
    Sergio Astorga

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  27. Isabel, esas fotos son para tí, me alegra mucho que te gusten tanto...

    Porfa, hazme un favor, léete los dos relatos del Quinto de mi blog TU AMABLE Y DOCTA OPINIÓN ME IMPORTA MUUUUCHO.
    Ja, ja, parece un chantaje, nada de eso, léelos si quieres. !Salves!natalí

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  28. "Que el temor os ponga alas" eso me gustó y me llegó.
    gracias por compartirme de estas historias.
    Besotes

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  29. Que se te queme el oráculo. No debe haber nada que de más pánico!
    Un saludo

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  30. En 1774, el Teatro San Benedetto, el teatro de ópera más importante de Venecia con más de cuarenta años de historia, fue destruido por un incendio. Las obras de reconstrucción se iniciaron en junio de 1790, y terminaron en mayo de 1792. El nuevo teatro fue nombrado La Fenice (Ave Fénix) para honrar su resurgimiento. En 1996 otro incendio, esta vez intencionado, lo destruyó de nuevo. Y en el 2003 volvió a resurgir de sus cenizas.

    Disculpame por esta humilde intromisión veneciana en tu mundo romano, pero el incendio del templo de Júpiter y su reconstrucción, me la ha traído a la memoria, y más en estos días.

    Por lo demás, el texto es tan bello como siempre. Espero con ansiedad el post sobre los libros sibilinos. Besos

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  31. Impecable entrada para recordar un acontecimiento tan particular!!!

    Abrazos!!

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  32. ¡Los libros, me duelen los libros!

    Saludos desde México.

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  33. Los incendios fueron el azote de las ciudades antiguas, hasta el gran incendio de Londres de 1667. Cuánta sabiduría y vidas perdidas!
    Abrazos, querida Isa.

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  34. Madame acabo de descubrir su blog, me encanta, sobre todo que este dedicado a mujeres (el mio tmbn los esta y soy bastante feminista).

    Besitos

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  35. Me encantan tus artículos, aprendo mucho con ellos.
    Pero yo me pregunto. El anuncio lo dirían por megafonía ya que en otro caso los romanos pensarían que estaban haciendo una barbacoa.
    Perdona mis chistes fáciles.
    Un beso

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  36. Las locuras humanas vistas desde nustras actuales locuras y arbitrariedades...
    Siempre un gusto tus historias que recuperan la memoria...
    Besos

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  37. Gracias a tu blog puedo aprender cosas tan curiosas como la existencia de esos libros sibilinos, lo que me lleva a preguntarme qué tipo de enseñanzas podrían contener para que el Senado los consultara en determinadas ocasiones. ¡Espero, pues, tu entrada al respecto! besos, Isabel

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  38. Esperando que nos cuentes sobre los libros sibilinos quemados.

    Saludos

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  39. Oh me dolió que los libros se quemaran.


    Besos.

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  40. Tantas veces como todo se ha perdido... tantas... y aún tanto ha llegado a nosotros...

    Que hubiera sido sin perdidas... casi asusta verdad???

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  41. Anónimo4:05 a. m.

    un blog hermosísimo al que he llegado, por obra y gracia de internet, gracias a pier paolo pasolini, otra gran amante de los romanos.
    muchas felicidades isabel romana... esto es una maravilla (obras son amores). con tu prosa delicada, tantas y buenas citas de los clásicos y los comentarios de tus lectores me armaste una tarde hermosa y conjuraste cierta tormenta íntima que amenazaba sacarme de mi... bárbara londoner

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