Carta de Claudia a su amiga Julia Tertia. Saludos.
Cuídate mucho.
NOTA: El emperador Vespasiano murió el 23 de junio del año 79 d.C. en la localidad de Aquae Cutilia, donde había aguas termales y él tenía una villa. Esta localidad estaba cerca de la actual Castel Sant’Angelo, en el centro de Italia. Tras la muerte, los emperadores eran divinizados.
*Cabeza del emperador Vespasiano. Museo Massimo alle Terme. Roma.
**Detalle de una urna funeraria con representación del alma elevada a los cielos. Museo Termas de Caracalla. Roma.
Humor, muerte, emperador, carta
A veces, cuando contemplo el paisaje en torno a mi villa y las aguas del lago reflejando el cielo, siento una alegría intensa. Soy muy afortunada, amiga mía, y eso es algo que me repito a diario: todos en mi casa gozamos de buena salud, vivimos en armonía y disfrutamos de cuanto nos rodea. Paradójicamente, esos sentimientos se han intensificado en las últimas horas, pues hemos perdido a un buen amigo: ayer mismo murió Tito Flavio Vespasiano, nuestro emperador. Me ha apenado mucho no poder despedirme de él, pues cuando llegó a su villa de Aquae Cutilia y fuimos mi marido y yo a visitarlo, estaba ya tan enfermo que su médico no nos permitió verlo. Sabes cuánto apreciábamos a este hombre excepcional y cuánto hemos admirado, junto a sus grandes cualidades como gobernante, su sentido del humor.
Por última vez me ha hecho sonreír esta misma mañana, a pesar de mis lágrimas. Su ayudante de cámara le ha revelado a mi marido que ayer, hacia el mediodía, encontrándose muy mal y siendo muy consciente de la proximidad de la muerte, dijo a quienes estaban a su lado: “Pobre de mí, creo que estoy a punto de convertirme en un dios”.
Son estas cosas, querida Julia, las que me hacen desear aún con más fuerza serenidad para cuando me llegue mi última hora y equilibrio para vivir hasta entonces disfrutando de cuantas cosas bellas nos ofrece la vida. Y espero que ese final no llegue antes de que haya sido deificado el querido Vespasiano: será delicioso dedicarle muchas ofrendas para que me conceda morir con el mejor humor.
Cuídate mucho.
NOTA: El emperador Vespasiano murió el 23 de junio del año 79 d.C. en la localidad de Aquae Cutilia, donde había aguas termales y él tenía una villa. Esta localidad estaba cerca de la actual Castel Sant’Angelo, en el centro de Italia. Tras la muerte, los emperadores eran divinizados.
*Cabeza del emperador Vespasiano. Museo Massimo alle Terme. Roma.
**Detalle de una urna funeraria con representación del alma elevada a los cielos. Museo Termas de Caracalla. Roma.
Humor, muerte, emperador, carta
Bonita forma de decir que estaba a punto de morir. Que poco dispuestos nos mostramos a cambiar la vida mortal por la inmortal!
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
Me encantó.
ResponderEliminarHaces la historia tan amena, que da gusto aprender.
Estas anécdotas, aparentemente pequeñas son la salsa de la historia. No nos narrará hitos apoteósicos, pero nos enseña cómo eran los romanos en sus relaciones íntimas.
ResponderEliminarSalud y República
La historia romana, siempre fue de mis favoritas, pero confieso que hasta que te he leído, se ha vuelto adictiva, cada vez más. Es un placer siempre, leerte Isabel.
ResponderEliminarUn bico grande...:)
Exquisito .
ResponderEliminarUn verdadero placer pasarse por aquí .
Besos .
Seguramente le hubiese sido a Vespasiano más consolador saber de los sentimientos de Claudia que esa extraña fe de hacerse dios con su muerte, aunque de palabra se compadeciera de su final.
ResponderEliminarBesos.
Delicioso. Últimamente, termino de leer lo que escribes y busco el autor... hasta que me doy cuenta de que es un regalo personal que nos haces.
ResponderEliminarMuy original el comentario del emperador. Hay que tener humor.
ResponderEliminarNada menos que convertirse en un dios. El que no se consuela es porque no quiere. Yo, por si acaso, prefiero seguir en esta vida siendo sólo un pobre mortal.
Un saludo.
Vespasiano era una muestra de que el sentido del humor es también signo de inteligencia. Él mismo dijo también aquello de que el dinero no tiene olor, y tras Calígulas y Nerones, Roma debía sentirse cómoda con su pragmatismo.
ResponderEliminarSaludos!
Serìa realmente un gran honor que la muerte nos lleve de paseo con el alma colmada y la sonrisa en los labios como sinònimo de que hemos vivido dichosamente... :)
ResponderEliminarCARIÑITOS ISA QUERIDA
Así cualquiera se muere augusto,
ResponderEliminarSi que debía ser sencillo y campechano el emperador Vespasiano; bueno, aunque los Flavios eran emperadores populares y no de una gens tan exclusiva como los julio-clauudios, ¿no? Pero sentido del humor si tenía el hombre en las mismas puertas de la muerte. Saludos cordiales.
ResponderEliminarVespasiano: uno de mis emperadores preferidos, pues se ganó el trono a base de esfuerzo. Nadie le regaló nada. Campechano y siempre de buen humor, feo, pero agradable. Nada que ver con sus antecesores.
ResponderEliminarBesitos
Este ha sido especialmente entrañable. Tierno a pesar de la muerte.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Isabel
Morir para ser dios... Menudo desperdicio ¿no?
ResponderEliminarEl texto y las imágenes, mereciéndose el uno a las otras como siempre...
Un abrazo
Estimada Isabel amiga:
ResponderEliminarQué misiva más grandiosa y elocuente donde se entrelazan la cotidianeidad de aquellos hermosos seres romanos con las últimas horas de un Emperador. Postear cosas así es darnos la posibilidad a los mortales ciberespaciales de hoy zambullirnos en una puerta del tiempo y, si nos concentramos lo suficiente, pues sentimos idénticamente como si fuéramos nosotros los que vivimos en ellos. …¿O no?
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
P.D. Reconforta saber que 2000 años no es nada en la larga epopeya del tiempo universal. Estamos dándonos las manos, relevándonos, mirándonos a los rostros todos los hombres... nada humano pasa, aquí estamos: Claudia junto a su amiga Julia Tertia, Isabel junto a Frank, Vespasiano llamándonos a compartir su eterno vino (no hay incomunicación si afinamos bien nuestras mentes e imaginación, ya eso es existir en otras moradas).
Sentido del humor a punto de morir.
ResponderEliminarDa gusto aprender contigo.
¿No fue Vespasiano el que empezó el Coliseo...?
Un abrazo
Buenos Días Isabel
ResponderEliminarUn gobernante excepcional? Pues apuesto que él fue el único.
Abrazote!!!
¡Qué acertado, el emperador! Cuanto nos cuesta abandonar esta vida mortal, aunque nuestras creencias nos premetan un más allá mejor, incluso divino.
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel
Qué cosas tenían estos romanos... no sé yo si me haría gracia que me deificasen al morir, vaya responsabilidad ;))) Besos.
ResponderEliminarDe lo que se deduce que muchas ganas de convertirse en un dios mas del panteon oficial u extraoficial no tenia.... por no decir nada. Ni la promesa de ser un dios mas lo consolaba de la perdida de su terrenal vida.
ResponderEliminarSi que es un "compromiso" poco agradable la pérdida de lo conocido o sea la vida de asueto que prácticaba y perderla por ser un diosecillo.
ResponderEliminarMe he ido a mi carpeta de papeles antiguos y me he encontrado un apartado donde me dice que fue fundador de la dinastia Flavia.
Cuantas cosas nos haces recordar, que
las teníamos olvidadas. Un abrazo Guille
Paso a darte un beso, Isabel, y a agradecrer tú interés. No sé si lo sabes pero eres una buena mujer.
ResponderEliminarEstoy bien, bastante bien; sucede que ya no ando de blog en blog, ni tan siquiera por los mios, pero no descarto que dentro de algún tiempo retome el vicio.
Mientras tanto de dejo aquí un par de besos y un cariñoso abrazo. Y de nuevo ¡gracias, Romana!
Se acerca
ResponderEliminaren mutuo silencio
y languidez extenuá
Otro fin de semana
para allegar el descaso
y ser disfrutado
Según va emergiendo
cual fuente cristalina
desnudando el alma
En un simulado abrazo
en las verjas del olvido
esperando el siguiente
María del Carmen
Entro, me deleito, y salgo. Pero salgo mucho más enriquecido. Aquí, como en los mejores sitios, leer es abrir una ventana hacia el interior.
ResponderEliminarAlgunas personas no pierden su buen humor ni cuando están a las puertas de la muerte, quizás porque en vida fueron personas muy positivas.
ResponderEliminarBuen domingo
este anho escolar comencé a dar teoría del arte, tú estuviste conmigo en nuestro paseo por el mundo clásico. te abrazo
ResponderEliminarMantener el humor hasta el final del camino no es tarea fácil. Abrazos.
ResponderEliminarSin duda Vespasiano fue uno de los grandes emperadores de Roma y quizá su secreto fuese ser descendiente de una familia de caballeros y no de la aristocracia imperial y eso, sumadoa su rango militar, le proporcionase esa amplitud de miras y ese pragmatismo que le caracterizó hasta sus últimos momentos, como nos ilustras en tu estupendo post, querida Isabel. Y pasando a otro tema, te ha quedado precioso el cambio de look con la nueva plantilla. Un beso enorme y muy feliz semana, amiga mía.
ResponderEliminarSabia carta de Claudia a Julia. Primero, por saber apreciar lo que uno tiene y, después, por esa reivindicación del sentido del humor, tan necesario incluso ante la muerte.
ResponderEliminarIsabel, me gusta mucho la nueva cabecera de tu blog, así como la capa de pintura que le has dado. Queda precioso y transmite elegancia y serenidad.
Un beso, querida amiga.
Que bello relato, por su contenido y por cómo esté escrito. Siempre es un placer visitarte.
ResponderEliminarUn texto al que no añadiría ni quitaría una coma. Excepcional.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acertada e irónica salida del agonizante Tito, y una carta de Julia muy en esa linea, !cuatro días esto de la vida! así que CARPE DIEM amiga, !ave! divino Vespasiano, y tu hijo Tito y tu otro Domiciano, divinos todos.
ResponderEliminarRecuerdos y besitos muchos de la amiga Elena con quien compartí charla, cena, risas y amistad, el pasado sábado. Como me dijiste, una mujer absolutamente encantadora. Un placer ha sido conocernos, espero hacer lo mismo contigo un día de estos.
Por cierto, viaje a Madrid muuuy provechoso, publicación a la vista, ya, en octubre.
Querida Isabel, me quedo ANONADADO con todo el despliegue de conocimiento que nos muestras en cada post, los cuales aderezas muy bien adentrándonos en la cotidianidad de aquella época gloriosa. Me pica la curiosidad y abusando de tu generosidad, me gustaría preguntarte qué se sabe de Jesús el nazareno;siempre desde tus fuentes tan fidedignas. Mi correo ljhonnyrep@hotmail.com
ResponderEliminarPara que más o menos percibas mis dudas al respecto, te presento este trabajo. Un fuerte abrazo
http://ldrac.blogspot.com/2009/11/el-rumor_06.html
ResponderEliminarSorry, olvidé el link. Un beso
Cordialmente te dedico
ResponderEliminarestas palabras, iniciando así
el lunes con buen positivismo
para; la amiga Isabel...
Estelas virtuales
Comienza la semana
se crecen las ideas
todo se hace posible
Porque así lo sentimos
la euforia nos cubre
dejándose besar por ella
Nos invita a ir depositando
semillas de estima y aprecio
en los espacios amigos
Que desde hace tiempo
nos unen sus letras
que brillan en la alborada
Con poemas imaginarios
o conjuntos de realidades
que nos van descubriendo
la belleza de ese ser humano
Que a través de los sentimientos
nos va dejando estelas...
...cada vez más hondas
para ser recordadas...
y nunca olvidadas
formando parte de mi estar
al leerlas cada mañana...
María del Carmen
Me quedo con el sabor de un delicioso texto en todos los sentidos,un ambiente idílico,y un mundo donde los pensamientos aun universales a lo largo del a historia tienen sus propios matices dados por el ambiente y el contexto histórico.
ResponderEliminarUn placer!
Vespasiano, además de ser un gran tipo, que salvó al Imperio de sus propios gobernantes, es la mejor prueba de que la sucesión hereditaria nunca es una buena idea. Lástima que no aprendiera la lección, porque su hijo Domiciano fue una mala bestia a la que hubo que sacrificar por el bien de Roma.
ResponderEliminarUn saludo, Isabel. Hace mucho que te debía una visita.
Estás en todo, Isabel. Nos has ofrecido una efemérides de gran categoría.
ResponderEliminarD.
Doña Isabel:
ResponderEliminarSiempre es un placer leer lo bien escrito, y cuando es así, aún el tema más cotidiano provoca interés, y por qué no decirlo, también una experiencia estética.
Me agrada mucho su estilo sencillo y directo que muestra el valor de los detalles, pero no de una manera artificiosa sino natural, para lo cual le reconozco que tiene un don.
Agradezco tener el privilegio de leer sus publicaciones, y aunque no lo necesita porque tiene el talento, la sensibilidad y el ánimo, le deseo largos y buenos días llenos de salud y de inspiración, igual que Claudia a su amiga Julia Tertia.
¡Salud!