Dedicado a Dones de Xirivella en Acció.
Carta de Paulina a su amiga Fabia. Salud.
Fabia querida, te copio el fragmento de un texto que he encontrado entre los muchos documentos que guardaba mi padre. Al parecer, es parte del borrador del discurso que pronunció Lucio Valerio cuando defendió la derogación de la ley Oppia. Mi padre lo había ayudado a prepararlo y quizá por eso lo conservó. Él no solía hablar de aquel episodio, pero mi madre sí, pues fue una de las miles de matronas romanas que tomaron las calles alrededor del foro para apoyar a Valerio en la eliminación de una ley que impedía a las matronas llevar joyas o vestir túnicas de colores o usar el carro dentro de Roma.
Ella solía decir que no le había servido de nada al cónsul Catón hacer un discurso brutal contra las mujeres: desde luego, no se arredraron, ni se quedaron en casa, sino que ocuparon las calles durante varios días e incluso rodearon la mansión de los Bruto, que se oponían a la derogación de la ley, hasta que éstos retiraron su veto. Y siempre añadía: algunos podrían decir que este esfuerzo ha sido por un asunto banal, pero yo te digo que recuperar nuestro derecho a vestirnos y enjoyarnos como nos parezca y hacer valer nuestra dignidad no es banal en absoluto. Al hablar de aquel hecho mi madre se erguía en su asiento y trataba de aparentar la fortaleza de antaño. Se sentía muy orgullosa.
"(…) ciudadanos, ¿es preciso que os recuerde los grandes servicios que las matronas han realizado en favor de esta ciudad? No os asombréis de verlas hoy en el foro, pues han venido aquí en otras ocasiones y no precisamente para vuestro mal. ¿No fueron nuestras antepasadas las sabinas quienes, con riesgo de sus vidas, se interpusieron entre el ejército romano y el sabino para impedir un combate mortal? Y decidme, ¿no recordáis que las matronas ofrecieron sus joyas para pagar a los galos y evitar que el oro de los dioses cayera en las manos impías de nuestros enemigos? ¿Y no fueron también capaces de conseguir que se marchara el ejército de los volscos que nos amenazaba en un momento de máxima debilidad de la ciudad? Hacedles pues justicia y, aquello que aceptasteis con agrado y benevolencia porque era bueno para el conjunto de la ciudad, admitídselo también ahora que lo piden para sí mismas(…)”
Como ves, no dice nada que no supiéramos, pero me reconforta imaginarme el foro lleno a rebosar de ciudadanos y la voz potente de Valerio pronunciando esas palabras elogiosas hacia nosotras, haciéndonos justicia. Ignoro si alguien más tomó nota de su discurso. En cualquier caso, ese acontecimiento debería recordarnos cuánta es la fuerza de las matronas cuando decidimos actuar de común acuerdo. Cuídate.
NOTA 1: La derogación de la ley Oppia tuvo lugar el año 195 a.C. Después de que las mujeres se hubieran echado a la calle durante varios días y presionado al Senado y quienes se oponían, los Bruto retiraron su veto y los ciudadanos votaron masivamente a favor de la derogación de la ley. El fragmento entrecomillado está inspirado directamente en el discurso que Tito Livio (Ab urbe condita) pone en boca de Lucio Valerio.
NOTA 2: Quedáis todos/as invitados a asistir a la presentación de la novela Dido reina de Cartago que tendrá lugar mañana, 29 de junio, a las 19.30 horas, en la Casa de la Dona de Xirivella.
discurso, carta, dignidad
Una lucha eterna esta de las mujeres para recuperar su diginidad.
ResponderEliminarLas mujeres siempre en la defensa de su identidad como personas libres que otros a la vez se empeñan en denegar.
ResponderEliminarTe ha quedado muy chulo el cambio de entrada, me gusta :D
Besitos Isabel, bonita semana y yo de corazón por ahí estaré contigo y con Dido como siempre!
Así es, madame, mucho es lo que debemos a todas esas matronas que desde la antigüedad se atrevieron a enfrentarse unidas a la injusticia y la discriminacion. Pasito a pasito se fue avanzando por un camino muy pedregoso, y ya falta poco para llegar a buen puerto.
ResponderEliminarQue bonito le ha quedado el blog! Se ve muy luminoso.
Buenas noches
Bisous
Una genial y oportuna referencia a esas mujeres a cuyo arrojo, entonces como ahora, tanto debemos.
ResponderEliminarBesos.
Las mujeres somos el corazón del mundo, ¿qué sería de él sin nosotras?
ResponderEliminarSaludos y suerte con lo del libro.
Interesante episodio que desconocía. Y es que ser mujer y ser libre ha sido muy difícil en este mundo, donde el machismo ha impuesto un dominio forzoso y ha tratado y trata de esclavizar a las mujeres.
ResponderEliminarSalud y República
Pero ¿a quien se le puede ocurrir prohibir a las mujeres que luzcan ropas de colores...?
ResponderEliminar¡Que disparate!
Es como prohibir a las nuebes que llueva o que el sol brille en el cielo.
Un abrazo, amiga
La lucha de siempre.
ResponderEliminarLa misma sociedad machista pero también vulnerable.
Una victoria a favor de las mujeres.
Saludos.
Es justo rendir homenaje a Valerio, amigas Fabia y Paulina, pues Catón reaccionario de pro y los Brutos otorgando, iban a cometer otra injusticia contra nosotras, que !por Juno! menudas somos, matronas romanas, salimos a la calle y defendimos lo nuestro. Os saludo amigas, vale, cuidaros.
ResponderEliminarIsabel otro acertado fragmento que nos regalas para hacer memoria que nunca sobra. Gracias amiga, suerte en tus presentaciones, éxitos.
Besos de Elena Clásica.
La lucha eterna!
ResponderEliminary si, fueron pioneras para que la igualdad-aunque falta todavía- vaya tomando formas.
desde un frío Buenos Aires
te dejo un abrazo grande querida Isabel!
Suerte para tu seleccionado de fútbol!
Adal
Espléndido y hermoso texto, Isabel, para una causa que arranca desde que el mundo es mundo.
ResponderEliminarY un claro ejemplo el de las matronas de que la unidad en la lucha en fundamental.
Un abrazo muy fuerte
En la triologías de "El Africanus", Santiago Posteguillo retrata a Catón como un ser maniático, capaz de someter sus escasas emociones a su voluntad. Hay un fragmento; en el último de los libros si mal no recuerdo, en el que se hace alusión a este discurso, respuesta al duro alegato que hace Catón. Cuando lo leí, el de Catón, me hervía la sangre.
ResponderEliminarLa mujer era una propiedad más, con todas las obligaciones de su gens, y ningún reconocimiento.
Lamentablemente, es algo que persiste en no pocos lugares del mundo, mucho más cerca de lo que podemos imaginar.
Bss Isabel, y muchísima suerte que las presentaciones (aun que de sobra se que no la necesitas)
Muchas leyes Oppias, escritas y consuetudinarias, nos quedan aún por derogar.
ResponderEliminarNo sé si veremos nosotras la compelta equiparación con el hombre, la igualdad total.
Un texto lleno de sabiduría y honor femenino, querida Isabel.
Un beso.
Ah, si nos pusiéramos de acuerdo todas...
ResponderEliminarPensar que en la actualidad muchìsimas mujeres son las que luchan para que,aunque màs no sea,se las deje transitar dignamente el suelo que pisan...
ResponderEliminarP.D.:Continuar dàndole pelea al mundo entero para que reconozcan nuestros derechos,algùn dìa,confìo en que serà històrico!! :)
MIS BESITOS ENORMES AMIGA
Querida Isabel:
ResponderEliminarMaravillosa narración sobre la valentía y la unión de las matronas romanas, que orgullo de ser sus herederas... Parece que los tiempos no hayan cambiado en el intento de reprimir a las mujeres, no vaya a ser que sepan tanto como los hombres. Afortunadamente siempre ha habido figuras, quizás anónimas en otros casos, como las de Valerio. Hombres justos y llenos de coraje.
Precioso.
Un abrazo, querida Isabel.
Pasó hace tanto tanto tiempo, y es un tema tan actual... como siempre nuestra presencia, nuestras demandas son banales, ..., ¡cuanto queda aún¡, la historia se repite.
ResponderEliminarEl problema es pensar que todo esta resuelto, tenemos trabajo, las que aún lo mantienen, asistimos a charlas, nos dejan opinar, recibimos una formación, pero .... no somos ciudadanas de segunda clase.
Una huelga. Los romanos fueron los primeros en protestar a pie de calle.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como siempre, nos ofreces unos sabrosos bocadillos que dignifican a la mujer.
ResponderEliminarHa pasado mycha agua bajo el puente. En algunas latitydes, la evolución nos permite sentir ciertos aires de solvente libertad. EN otras, velos, abalciones, discriminación, siguen siendo uno flagelo.
Necesitamos más mujeres como las de Toma Antigua.
Besos.
¡Exitos!
Desde tiempo inmemorial las mujeres hemos estado en pie de lucha para rescatar nuestra dignidad y para conseguir lo que estimamos mejor y conveniente para nuestra sociedad.
ResponderEliminarGracias por compartir esta joya Isabel.
Un placer siempre pasar por aquí y nutrirme de la cultura que se respira.
Un abrazo muy grande
Querida Isabel, un cambio en tu blog, qué bonito.
ResponderEliminarTambién lo has enjoyado, igual que a las matronas romanas. ¡Bien hecho!
¿Qué tal ayer la presentación?
Un beso
Mujeres en la calle, mujeres al poder. Un precedente de Las mujeres de la Plaza Primero de Mayo, por ejemplo. O una historia real al estilo de Lisístrata. En este caso fue un asunto de joyas, algo más o menos banal, pero siempre que nos unimos acabamos ganando sea lo que sea.
ResponderEliminarUn besito
No hay cosa que admire más que a la mujer. Y este texto me da una razón más. Besos amiga.
ResponderEliminarsupongo que todo sería diferente si fuesemos cogidos de la mano de las mujeres, tanta hipocresía por conquistar el mundo cuando lo más bello es conquistar a una mujer con el amor
ResponderEliminarun bs
Isabel, por fin puedo entrar a tu blog. He tenido problemas "tecnicos" y me resultaba imposible. Y qué lástima haber tardado tanto porque me he encontrado un lugar maravilloso. Bellísima carta esta que nos traes en esta entrada y qué lucha llevamos las mujeres, diría que seguimos en ella.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenas tardes Isabel.
ResponderEliminarEs un tema permanente en el tiempo,las reivindicaciones,la lucha constante por los derechos que muchos dan por sentado pero que han necesitado de la lucha de otros,los derechos no se negocian se pelean y estas mujeres dejaron para la historia una pagina escrita.
El texto una delicia con las imagenes que evocan tiempos que parecen a veces perdidos.
Un abrazo.
Claro, si la Lex Oppia era defendida por Catón El Viejo, a nadie le puede extrañar que fuese una Lex totalmente discriminatoria contra las mujeres. Menos mal que el Senatus Populusque Romanus, haciendo uso de su sentido común, optó p0r su abolición.
ResponderEliminarMuy oportuno y apropiado, el texto que nos presentas, Querida Isabel.
Antonio
Dejo aquí una referencia a la Lex Oppia:
Cuenta también Montanelli que, cuando en 195 a.C. hubo en Roma por primera vez una manifestación pública en que algunas mujeres reclamaron la abolición de la Lex Oppia que les prohibía usar joyas y vestidos de color, Catón se opuso a ello en el Senado, con un célebre discurso. Sostuvo entonces que, si los romanos hubiesen sabido mantener en sus casas su autoridad como maridos, no habría ocurrido que las mujeres pretendieran ser sus iguales, sabiéndose claramente que en tal caso en realidad lo que pretenden es ser quienes en verdad mandan. “Finalmente — aseveró Catón — llegaremos a ver que todos los hombres del mundo que en sus casas gobiernan a sus mujeres, serán gobernados por los únicos que se dejan gobernar por ellas: los romanos.” Los senadores estallaron en risas, y la Lex Oppia fue abolida.
Y dice también que la suegra y la esposa de Catón eran mujeres insoportablemente dominantes; por lo cual él predicaba en el Senado por experiencia de lo que no podía conseguir en casa.
Claro, yo tambien pienso igual !
ResponderEliminarQue excelente articulo, en ocasiones como mujer aún en este siglo me siento muy aplacada por muchas cosas que nos siguen viendo como objetos del hogar, pero esos no son razones para seguir sacando adelante una carrera, una profesión, una familia y demostrar lo capaces y valerosas que logramos ser.
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