miércoles, septiembre 15, 2010

ENFADO

Dedicado a Helena


Marco se enfada por nada y siempre está furioso. Ni siquiera su esposa o sus hijas consiguen calmarlo. ¿Qué clase de animal eres, Marco, si ante unas manos como las de Marcela hasta los leones de amansan?

*Helena acariciando a un león. Jardines de Monforte. Valencia.

47 comentarios:

  1. ¿Sería de tipo hormonal?, digo yo.

    ResponderEliminar
  2. A ver si podemos hacer algo contra la lacra irracional y fuera de toda comprensión de la violencia doméstica. La violencia siempre es repudiable y más si se ejerce contra la propia familia. No me cabe en la cabeza como alguien puede atentar contra su propia esposa o sus hijos. Precisamente el género humano se distingue de los animales en su capacidad de raciocinio, de elegir lo bueno frente a lo malo, la paz frente a la violencia.

    Besitos

    Besos

    ResponderEliminar
  3. Manos que lastiman, más allá de la sangre. Abrazos.

    ResponderEliminar
  4. Las manos que acarician siempre calman.

    ResponderEliminar
  5. Hay quienes tienen en efecto, el poder para apaciguar a las fieras. Es un don. Besos

    ResponderEliminar
  6. Es un hombre sin emociones, sin sentimientos, probablemente un paranoico. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. ¡Espectacular la ternura en la mirada del león! Gran foto.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  8. Y bueno, a la larga, Marco se va a quedar solo...
    Ese león parece enternecido con la caricia de unas manitas tan lindas.
    Beso.

    ResponderEliminar
  9. ¡Qué belleza las manos de Helena acariciando el león!.
    Bicos

    ResponderEliminar
  10. Bella...y hay hombres cuyos corazones son de piedra.

    Besos Isabel ;)

    ResponderEliminar
  11. Marco se lo pierde.
    No calmarse ante esas manos es un mal irreparable.

    Besos.

    ResponderEliminar
  12. Estoy con Ybris. Él se lo pierde porque no puede haber manos tan tiernas como las de Marcela.

    Un beso

    ResponderEliminar
  13. Ay. Hay veces en que los enfados se adueñan del corazón y son tan fuertes que no hay modo de que remitan. Como cuando somos niños y tenemos rabietas...

    Un beso

    ResponderEliminar
  14. Por cierto, qué león no se amansaría con la ternura de esas manos?
    Qué preciosidad

    ResponderEliminar
  15. Mi madre se llama Elena, y tuvo unas manos para acariciar al Marco con el que compartió su vida. Creo que nunca le vió las manos y todo lo que llevaba en ellas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Tierna manita acaricia al león, que manso la mira. Ni Marco se resistiría a esa Helena, no de Troya, levantina de Valentia y dulcísima criatura.
    Felicidades Isabel, y dile a Marcela que al fiero Marco abandone, encontrará gatitos más mansos, capaces de apreciar sus besos. Divorcio a la romana.

    A ver, amiga si apañamos ese encuentro en las esferas reales, calma. Petons, besitos.

    ResponderEliminar
  17. Pues ya ves, querida Isabel, que hay hombres peores que la más feroz de las fieras, jeje. Otro besito.

    ResponderEliminar
  18. Es imposible no amansar a Marco con esa ternura con que Helena acaricia al león. La foto es preciosa y poética. Besos

    ResponderEliminar
  19. No hay peor fiera que el hombre.
    Homo homini lupus.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  20. Es asì nomàs amiga mìa...

    Hay hombres de espìritu sencillamente indomable!!!

    MIS BESITOS GIGANTES :D

    ResponderEliminar
  21. Anónimo5:45 p. m.

    Esas manitas son preciosas.
    Pero simplemente es que el león no se las merece.
    Besitos

    ResponderEliminar
  22. Ante el mundo irracional de la violencia debe surgir el mundo fascinante del amor y la belleza con sumás hermoso canto que es la poesía.
    Un saludo grande para ti Isabel.

    ResponderEliminar
  23. Hermoso. Las manos de una inocente niña y sobre todo esa niña en especial, serán poderosas para calmar a cualquiera.

    Abrazos hermanita.

    ResponderEliminar
  24. qué bonito león con la sopresa de las manitas acariciándolo, jeje!! abrazos amiga

    ResponderEliminar
  25. Hermosa, hermosa fotografía... Es la contundencia y la fiereza frente a la sensibilidad y la ternura. Me ha gustado siempre el episodio del león de las Memorias de Adriano, no sé si lo conoces. Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  26. Paso de puntillas , por no despertar la bestia .

    Besos desde Málaga.

    ResponderEliminar
  27. A unas dulces manos nada se le resiste.

    Maravillosa imagen de la niña acariciando al león.


    Te beso hada de luz.



    M.

    ResponderEliminar
  28. Anónimo9:19 p. m.

    Muy hermoso. Una preguntilla ¿te gusta Catulo? Es que tu manera de escribir este párrafo me ha recordado a cierta traducción que leí de sus poemas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  29. Hola de nuevo Isabel.
    Conozco a más de un Marco...
    no se que misterio los envuelve.
    !Que manitas las de Helena!
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  30. muy bueno, impactante y con mucha fuerza este relato hiperbreve
    si es que siguimos siendo unos antiguos

    besos

    ResponderEliminar
  31. Hay gente así, tan delicada y que reparten delicadezas por doquier.

    ResponderEliminar
  32. Cómo no enternecerse ante esa preciosas e inocentes manitas.

    ResponderEliminar
  33. Anónimo12:42 p. m.

    Claro que cuando Marco quiera tocar el león este le devolverá su enfado y furia.... la naturaleza ya lo tiene es cruelmente consecuente.

    ResponderEliminar
  34. Mucho tiempo sin pasar por aquí, compa Isabel. Y no por falta de disfrute cuando le echo ojo a tus letras, sino por las vorágines estas en que nos metemos, y con las cuales siempre queremos abarcar más, y más, y más; y así es complicado. Supongo que los romanos, en ese sentido, se organizaban bastante mejor (para empezar, no tenían Internet, ni blogs en los que enredarse...). Un abrazo y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  35. La ternura de esas manos es capaz de ablandar el corazón de cualquier fiera. Un contraste muy bello: la dura piedra y las tiernas manos.

    ResponderEliminar
  36. Manos que acarician, voz que susurra, mirada que sosiega, maneras de amansar la fiera que le devora.

    ResponderEliminar
  37. Mi querida Isabel:

    Maga de palabras y sentimientos, cómo te echaba de menos. Malditos todos los Marcos del mundo y prodigiosas las manos que amansan a los leones; los animales que no se rinden ante éstas, ni siquiera tienen nombre, la peor de las maldiciones... y vagarán por las tinieblas.

    Esa pequeña tocaya mía con "h", tiene las manos más preciosas y regordetas del mundo: cuidado, amiguita, que el león te dará tal lametazo de cariño que te asustará.

    Un gran abrazo, escritora y amiga.

    ResponderEliminar
  38. gracias por visitar mi blog y por dejar el comentario

    saludos!!!

    ResponderEliminar
  39. Lindas manitas las de Elena.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  40. Ante gente así, mejor dejarlos en soledad. A nadie le gusta estar pendiente de gente que se enfada contínuamente. Besos.

    ResponderEliminar
  41. El furor, la furia, incluso la sinrazón. Es su carácter. Pero las manitas de Helena seguro que detiene hasta lo más furibundo. Saludos Isabel.

    ResponderEliminar
  42. Qué clase de animal seremos todos los hombres?
    seguro que el mismo, no.

    ResponderEliminar
  43. Fácil es el acertijo. Sin datos aún para profundizar, en la imagen está la solución. Marco es de piedra. Y Marcela, una convidada inmerecida de tal marido.

    ResponderEliminar
  44. Manos suaves para calmar las almas más fieras,manos largas que deberían alcanzar a la humanidad.
    Precioso mi dama profundo y sentido.
    OTRO abrazo.

    ResponderEliminar
  45. Siento mucho ser tan tajante, pero la respuesta es fácil...es un hombre y es humano (por lo tanto animal y mamífero) y ya está.

    ResponderEliminar