¿Cuál es el poder de Ovidio que, apenas me mira, enciende fuegos ardientes en mi corazón? Sus ojos, apasionados y dulces a la vez, buscan los míos y parecen interrogarme. Conozco esas miradas: hablan de amor y devoción y luego, una vez su dueño ha conseguido lo que anhela, huyen, ansiosas de otras conquistas. Y, dime, madre Venus, ¿existe en Roma un corazón más veleidoso que el de mi poeta?
NOTA: Os dejo una entrevista publicada en El Heraldo del Henares, y realizada por la buena amiga y excelente escritora Carolina Molina. Gracias, Carolina.
*Detalle de una escultura femenina que representa a la Historia, en el monumento a la reina Mª Cristina de Borbón. Madrid.
**Detalle de la fuente La Cibeles. Madrid.
En lenguaje coloquial, el amante que va de conquista en conquista es un "picaflor". En el fondo un inseguro que quiere reafirmar su poderío con continuos romances.
ResponderEliminarSaludos.
Pobre dama, querida amiga...
ResponderEliminarEse Ovidio, siempre en busca de algo que solo existe en él...y si ella lo asume, quizás...quizás...
ResponderEliminarBesos Isabel, bonita semana!
Que increìble que es la naturaleza femenina que a pesar de sentirse conmovida y extremamente subyugada por tantos halagos,continùa desconfiando de la nobleza de los hombres...
ResponderEliminarP.D.:Me quedo pensando que por 'algo' serà,no?? ¬¬
jajajajajajajjaja
BESITOS ENORMES MI QUERIDA AMIGA =)
Bueno, no sé si en Roma existe…pero el encantador Ovidio tuvo buenos alumnos por todo el mundo. Poetas que encienden fuegos ardientes y prometen paraísos, y luego huyen presurosos a encender otras fogatas donde entibiar sus fríos y veleidosos corazones.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte Querida Isabel!
Ay! Me temo que Mayte se ha adelantado a mi comentario :)
ResponderEliminarAbrazos, Isabel
No sé qué tendrán los poetas y los aertistas en general que atraen tanto a las mujeres sensibles. ¿Será la posibilidad de que podamos ser las musas de sus creaciones artíticas? ¿O simplemente el que las mujeres creemos que ven más cosas que el resto de los mortales?
ResponderEliminarBesos
Ovidio siembra maravillas en los ojos de las mujeres.
ResponderEliminar¿Será así la vida de los poetas que despiertan goce en cada palabra?
Amo tu casa.
Van besos querida Romana del alma.
M
travieso ese Ovidio.
ResponderEliminarBesos.
Hola Isabel.
ResponderEliminarMe ha encantado también esta entrevista siempre cálida y accesible,"Creo que las mujeres hemos sido grandes narradoras. Robert Graves así lo afirmaba en su novela “La hija de Homero”. La elección de Imilce fue espontánea, no obedecía a una idea en especial.".....
En cuanto a fuegos ardientes,veleidoso corazón por el que suspira ,preciosa la entrada y la imagen.
Un abrazo venerable dama.
Veleidoso a tope, ya lo creo...
ResponderEliminarBesos...!
El poder de Ovidio es el amor. El cree que ama, y es posible que realmente ame siempre y todas las veces con la misma intensidad, esto es lo que transmite. La duración de su amor es otra cuestión...
ResponderEliminarBesos grandes Isabel
¿Qué tendrán esos corazonoes veleidosos que tanto atraen?
ResponderEliminar.
ResponderEliminar...encantador texto, no sabia que el gran Ovidio tuviera ese poder matador en su mirada...vaya sorpresa es un tip muy bonito... un deleite como siempre
Saludos ISA... cuídate de los ojos hechiceros...te mando un beso
Yo conozco otros poetas igual de veleidosos....jeje
ResponderEliminarBesos querida
No hce falta ser poeta para ser veleidoso. Casi todos tenemos algo de veleidad.
ResponderEliminarYa leí la entrevista, espero que empieces otra novela, a ver si puedo ser aunque sea la que se ocupa de algún jardín, por ejemplo...
Muchos besos.
Pocos como Ovidio para despertar pasiones y apartarse de todo. Pero nos queda sus versos, de ahí no puede apartarse. Felíz día.
ResponderEliminarNo hay duda que en la historia se encuentran acertada y artísticamente todas las respuesta a la vida moderna. Y creo que Corina (y en mi concepto particular, la gran mayoría de muejres) llevan el instinto animal de aparearse con el macho dominante, el macho alfa, que lleva en su esperma las mejores condiciones para la preservación de la especie; aunque esto refiera solamente al instinto carnal y no a la animalidad. Un gran abrazo Isabel
ResponderEliminarUn Ovidio inmortal. Abrazos.
ResponderEliminar¿Es acaso la inspiración compañera de la fidelidad?
ResponderEliminarUn saludo.
EXCELENTE TEXTO..
ResponderEliminarun abrazo querida amiga ;)
Sí. Algo así tenía que sentir Corina después de un fuego de amor ferviente seguido de la veleidad de otras conquistas.
ResponderEliminarBesos.
Qué bien te mueves en el ámbito amoroso Isabel. Extractos de amor de juventud, me sugiere. Besos querida amiga.
ResponderEliminarParezca que desde el primer encuentro de Ovidio y Corina, su amor anunciaba tormenta. Corina una vez que su fuego te ha quemado, no le vale de nada ser un espíritu veleidoso, como dice la copla:
ResponderEliminar"si unos ojos te llaman
mira primero
donde pones el alma
no llores luego",
pero ya ves el puso el alma al igual que tú se la entregaste, estáis unidos por un lazo inconsútil por los siglos, ya conoceréis los tormentos del amor, ay, pero no deja de ser amor. Diversas facetas del mismo tirano, ah, pequeño dios, digno hijo de tu madre.
Isabel querida, me ha gustado mucho la entrevista que le concedes a Carolina Molina, me he sentido muy identificada con esa visión de la reina Dido como un potente generador de energía, me ayudó mucho leer tu libro, y esa es la grandeza del personaje, de la reina Dido, la fuerza que transmite.
Un gran abrazo, querida amiga.
Seguramente Venus le contestaría que no.
ResponderEliminarUn abrazo grande, mi querida Isabel
Pues en Roma no sé, Corina, pero yo conozco alguno que otro por aquí, jejeje, ¡qué poco han cambiado los hombres, qué poco o más bien, qué nada!
ResponderEliminarOtro beso, querida Isabel.
Hay muchos más, seguro. Y es que esas miradas ciegan tanto...
ResponderEliminarPero bien que nos encanta sufrir con estos tipitos, jajaja..
ResponderEliminarAy con Ovidio y Corina.
Abrazos.