(III)
Con la mente aturdida por una mezcolanza de emociones, Rea Silvia, al borde del camino, dudó mientras recuperaba la respiración. ¿A dónde huiría? ¿No sería mejor volver atrás? Vista desde la distancia, la ciudad de Alba Longa parecía haberse despertado tranquila. Sin embargo, la cabaña real estaba sumida en un caos de lucha y sangre. Volvió a escuchar en su cabeza el grito de su madre y se estremeció. No, no volvería aún. Estaba a un paso del bosque sagrado de Silana y lo conocía bien. Allí buscaría resguardo.
Con la mente aturdida por una mezcolanza de emociones, Rea Silvia, al borde del camino, dudó mientras recuperaba la respiración. ¿A dónde huiría? ¿No sería mejor volver atrás? Vista desde la distancia, la ciudad de Alba Longa parecía haberse despertado tranquila. Sin embargo, la cabaña real estaba sumida en un caos de lucha y sangre. Volvió a escuchar en su cabeza el grito de su madre y se estremeció. No, no volvería aún. Estaba a un paso del bosque sagrado de Silana y lo conocía bien. Allí buscaría resguardo.
“Oh ninfa Silana, demando tu protección pues estoy en peligro. Acógeme en tu bosque como una madre acoge en su regazo a sus retoños. Prometo ofrendarte tantas coronas de flores como días tiene el verano.” Diciendo esta plegaria penetró en el bosque y se dirigió a toda prisa hacia la cueva oculta donde nacía la fuente de Silana. Mientras cruzaba el umbral de la caverna y se purificaba las manos y el rostro con sus aguas, una nueva inquietud se apoderó de su pensamiento. ¿Cuánto tiempo habría de pasar allí? Si se mantenía escondida ¿cómo se enteraría de lo ocurrido a su madre y su hermano? Otra oleada de angustia le atenazó el corazón: ¿y si ellos necesitaban su ayuda?
Sintiendo la boca seca, unió ambas manos para formar un cuenco y beber. Al inclinarse sobre la superficie, el estanque le devolvió su propia imagen. Las mejillas se habían encendido de rojo por el esfuerzo de la carrera, pero la frente era nívea, tersa sobre las finas cejas y los ojos castaños. Sorbía el aire a través de los labios entreabiertos, bordes rosados de una boca perfecta, y el cabello caía en ondas a ambos lados queriendo tocar el agua. En su mirada brillaban el miedo y la inquietud. Entonces la luz de Silana relampagueó sobre su reflejo como un rayo y del remanso emanó un efluvio sedante. Sin embargo, los ojos de Rea Silvia permanecerían el resto de su vida abrumados bajo el peso de la incertidumbre.
Entretanto Pratex y sus secuaces registraban el camino buscando huellas o signos del paso de Rea Silvia. Cerca del lindero del bosque de Silana vieron unas hierbas aplastadas, como si alguien hubiera estado allí de pie. Pratex pensó que merecía la pena echar un vistazo entre las encinas. Llamó a un par de hombres para que le acompañaran y a los demás les ordenó seguir rastreando por los alrededores. Desenvainó la espada y penetró en los dominios de la ninfa.
En la cabaña real, delante del cadáver de su hijo y en presencia de sus asesinos, la reina Aurelia probaba las diversas heridas que puede resistir un ser humano. Igual que un insecto atrapado dentro de una copa de vidrio vuela lleno de desesperación y se estrella contra las paredes, así su ánimo daba tumbos y tropezaba contra un dolor y otro. A la herida insoportable por la muerte del hijo se añadía, como un puñado de sal, el desprecio hacia el difunto. No era menor su agonía por el peligro que amenazaba a Rea Silvia, en cuya persecución ya habían salido los sicarios de Amulio. Así, su corazón se desgarraba entre el dolor por la muerte ya vivida de su hijo y el asesinato inminente de su hija.
- ¡Ten piedad de Rea Silvia, Amulio! – exclamaba –.
¡Ten piedad tú, Criseida, pues eres madre también! ¿Qué mal os han hecho mis hijos? ¿En qué os hemos ofendido su padre y yo?
- ¡Ya basta, Aurelia! – dijo destempladamente Criseida –. Me cansa oírte. ¿No sabes callarte como todas las mujeres? Si todavía no has comprendido lo que ha pasado, no merece la pena explicártelo. ¡Vamos, marido, terminemos lo que hemos venido a hacer!
¡Ten piedad tú, Criseida, pues eres madre también! ¿Qué mal os han hecho mis hijos? ¿En qué os hemos ofendido su padre y yo?
- ¡Ya basta, Aurelia! – dijo destempladamente Criseida –. Me cansa oírte. ¿No sabes callarte como todas las mujeres? Si todavía no has comprendido lo que ha pasado, no merece la pena explicártelo. ¡Vamos, marido, terminemos lo que hemos venido a hacer!
Amulio examinaba los cuerpos de los criados y ordenaba a uno de los etruscos rematar a los que aún estaban con vida. Al oír las palabras de su esposa levantó la cabeza e hizo un gesto al sicario para que continuara solo.
- Escúchame, bien cuñada – dijo acercándose a la reina Aurelia y poniéndosele delante –. Ya no eres reina, ni mi hermano es rey. Ahora mismo vas a preparar una declaración para anunciar, delante de testigos, que mi hermano Númitor se encuentra fatigado de las tareas de gobierno y renuncia al trono en favor mío.
- Y ¿cómo les convencerás de semejante patraña, con el cadáver de mi hijo aún caliente, con todos mis criados asesinados por tus hombres?
- Los vas a persuadir tú. ¿Quién ha dicho que mi mujer o yo tengamos algo que ver con esta matanza? La culpa es de tu hijo. Se ha trastornado. En un rapto de locura ha atacado a sus propios sirvientes. Ellos se han defendido y, por voluntad de los hados, han resultado todos muertos.
-¿Pretendes que represente una farsa? –. Aurelia se había puesto en pie y, con los ojos repentinamente secos, miraba desafiante a su cuñado. – Jamás declararé que mi hijo se haya vuelto loco y matado a esas personas.
- Di a Catión que entre – ordenó Amulio al esbirro. Éste salió de la cabaña real un instante y volvió a entrar acompañado de un hombre mal vestido y encarado, con la nariz y las mejillas surcadas de venillas moradas.
- Bien, Catión, repite delante de la reina lo que has visto estos días.
- He visto a tu hijo, señora, durmiendo al mediodía a la sombra de un ciprés – dijo el hombre, tambaleándose y despidiendo un fuerte olor a vino.
- Eso es mentira – aulló Aurelia.
- Es el testimonio de este hombre, sencillo pero respetable – rebatió tajante Criseida –. El dios Fauno ha vuelto loco a tu hijo como castigo por haberle quitado su lugar favorito para dormir la siesta. No es el primer impío que enloquece.
- Matadme si queréis. O aunque no queráis, ¡matadme! Jamás diré tal falsedad. Mi hijo ha muerto empuñando la espada, sí, pero defendiéndose de los asesinos que habéis mandado vosotros.
- Debes pensar mejor las cosas, Aurelia – insistió Criseida acercándose a su cuñada y girando desafiante en torno suyo –. Tu palabra carece de valor, porque ya no eres nada. ¡Nada! Estás viva, pero tu suerte puede empeorar.
- No me asustas, Criseida – respondió la reina –. Después de lo ocurrido ¿qué me importa a mí mi suerte?
- ¡Pero qué necia eres, cuñada! Ya lo creo que te importará.
Aquí podéis leer cómo se ha recibido la noticia de que estamos por fundar Roma en distintos blogs: Reyes , Elena y la Domus Baebia Saguntina.
Este post pertenece a la serie en que va a relatarse los mitos de la Fundación de Roma. No puedo ponerlo en el título, porque google me "castiga" por la reiteración, así que iré numerando cada post con números romanos y quedarán agrupados bajo la etiqueta "Fundación de Roma (1ª parte)
finalmente siempre la "suerte" de las mujeres de antes era una culpabilidad implícita y explícita... todas se hacen cargo de la "débil" tradición.
ResponderEliminarPobre Aurelia, abrumada entre la pena por el hijo muerto y el miedo por la hija que puede correr la misma suerte. Y, por si fuera poco, aun pretenden utilizarla para sus fines.
ResponderEliminarLa narración está apasionante, madame, repleta de tensión.
Buenas noches
bisous
Vale, ya he encontrado tiempo para ponerme al día con la narración, y gracias a que lo he hecho, porque sigues escribiendo tan bien como siempre (o mejor). Ahora ya me has vuelto a enganchar.
ResponderEliminarBesos.
Felicidades,amiga... Seguimos tu relato, que ya nos ha enganchado...
ResponderEliminarUn abrazo
¡Dioses!, pero que mal me cae el Catión ese.
ResponderEliminarBien dicen que para cada roto hay un descosío
Qué maravilla, Isabel: mantienes la tensión perfecta.
ResponderEliminarDos mujeres frente a frente y un hombre que tensa el sutil hilo de poder!!!
ResponderEliminarP.D.:Despuès de todo la relaciòn entre cuñadas siempre ha tenido mala fama... ¬¬
jajajajajajajajajaj
BESITOS AMIGA MÌA
Y ya me tiene en vilo saber què papel desempeñarè finalmente como ZOILA!! =)
De verdad, me va a dar un soponcio!
ResponderEliminarAunque ya sabemos como termina todo... consigues enganchar, ¡Y de qué manera!
Me gusta mucho el careo de las dos señoronas, puedes hasta imaginartelas!
Hola Elisa de cremona, Aquí lo de "suerte" está dicho en el sentido de futuro inmediate, del destino inmediato que se cierne sobre ella. Esta madre tan dolorida no cree que le pueda pasar nada peor. Besitos.
ResponderEliminarHola la dame masqueé, ahí está precisamente el juego y la maldad de Amulio y Criseida, en crear una situación de extrema debilidad para aprovecharse de ella. Ya ves cómo las gastaban... Aunque usted de eso sabe mucho, que la historia está llena de ejemplos.Besitos.
Hola kurtz/Remo, ¿como no ibas a engancharte a tu propia historia? Mira la que le está cayendo a tu futura mamá. Besos.
ResponderEliminarHola antiqva, augur. No puedes faltar a esta cita, pues de lo contrario temo que te quiten el cargo. Besos.
Hola arte érótico, desde luego Catión es sujeto horrible, borrachín y apestoso. Y creo que hasta tuvo descendencia...
ResponderEliminarVeremos qué pasa, mariajesusparadela, a tí que te gusta tanto la vida bucólica y relajada... Besitos.
Ja, ja, gabu, es verdad que las relaciones entre cuñadas tienen tan mala fama como las suegras. En este caso hay que dar la razón a esa creencia popular. En cuanto a Zoila, ya veremos qué pasa con ella. Tómatelo con calma, porque aún le queda bastante para salir... besitos, guapa.
ResponderEliminarJa, ja, juan, hay mucha maldad suelta. Y tu de eso sabes mucho... Besos.
ResponderEliminarMuy, muy interesante. Voy leyendo sin respiro para saber qué va a suceder, de este blog no me despego.
ResponderEliminarBesos
Gracias Isabel por regalarnos una nueva ilusión, me va a encantar seguir de nuevo esta novela :)
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRea Silvia saldrá de ésta, el bosque la protege, es sabio y hermoso, como ella.
ResponderEliminarTe sigo con admiración, ya colgué lo de Pompeya. Me siento de la familia Fabia como si lo fuera desde hace dos milenios. ¡Ah, no sabes cómo me gusta!
Me encanta, esto marcha estupendamente.
ResponderEliminarPondré el enlace de tu blog en un lugar bien visible
Bicos
Gran valor tiene mi madre, la reina Aurelia, frente a los usurpadores. Que los dioses velen por su persona y me protejan a mí, su hija Rea Silvia. Llena de zozobra, he llegado hasta el bosque de Silana y ésta me ha amparado con un dulce sopor manado de su fuente. Mi cuerpo se ha apaciguado, pero siento en el fondo de mi espíritu la alarma por lo sucedido en Alba Longa y la duda de si debo permanecer aquí, sin acudir en auxilio de mi madre. Temo cada silbido del viento entre los árboles, pero un sueño al que no puedo resistirme se apodera de mis sentidos.
ResponderEliminarEstupendo, Isabel. La nave ya surca los mares. ¡Adelante!
Un beso.
♥
ResponderEliminar¡Estupendo desarrollo de la obra! ¡Adelante!
♥
ufff lo siento por Margarita Belinchón pero ya he comenzado a odiar a su personaje Criseida...
ResponderEliminarEnhorabuena, Isabel.
Y un besazo
¿La suerte está echada sobre Rea? La dulcísima Silvana que brota en agua cristalina, la observa sin poder intervenir. !Cuanta sangre para poner los cimientos de Roma!
ResponderEliminarMujeres fuertes e íntegras, como lo fue Dido, otras detestables.
Isabel, nos recreas la angustia de la niña y sus dudas, la tristeza sin límites de la madre, pero cuando se quiere EL PODER, cualquier obstáculo sobra.
Estoy a merced de tu Hado, maga Isabel, y me gusta. Adelante, sea lo que sea.
Nota: Sé que estás muy atareada, lógico, pero por favor, intenta ver mi entrada del miércoles, jeje, es el primer capítulo BORRADOR de una novela que me barrunta por la cabeza desde hace tiempo, esta vez Cruzadas, pero a mi manera, eso espero, dame tu opinión sincera a esas letras, la necesito, ya sabes lo que eso como estímulo. De no poder, tranquila, ahora me he metido como tú en ese sueño devorador de horas que supone escribir una novela. Besitoooo fundadora en la ficción de la urbe.
Aquí Silana, al aparato. ¡Ojo que me he manifestado! Jaja, perdón por el tono de broma pero es que había que rebajar un poquito la tensión. ¡Qué bárbaro momento como diría Mozart!
ResponderEliminarTraidores, vendidos, hipócritas, ¿qué sabréis vosotros de honestidad o de conciencia? Vosotros no sois humanos, sois carne sin alma, putrefactos. ¡Corroídos por la envidia! ¡Malditos seáis, traidores!
Ya os veo asomaros a mi bosque, ah, vosotros, ni siquiera sabéis del respeto debido a mi bosque sagrado. ¡No temas, Rea Silvia! No te tocarán a ti, de eso me encargo yo (con permiso de Isabel Romana, deidad máxima).
Lo pagaréis caro, tú, Prátex y tus malditos secuaces.
Ah, cuanto me ha gustado el guiño homérico:
"la reina Aurelia probaba las diversas heridas que puede resistir un ser humano. Igual que un insecto atrapado dentro de una copa de vidrio vuela lleno de desesperación y se estrella contra las paredes, así su ánimo daba tumbos y tropezaba contra un dolor y otro."
Esto está que arde. Pobre Aurelia, ¡qué asco de cuñada, por los dioses!
Como Juan, yo también me la imagino revoloteando, sintiendo un poder solo ganado con la traición vil y la bajeza.
Vamos, Rea Silvia, niña, tú no desfallezcas, contempla la luz.
Tensión máxima. Isabel querida, nos tienes enganchados, pura vida en tus letras. Cada vez me gusto más, perdón por el ejercicio de egocentrismo, pero es que...
Un gran abrazo, hechicera Romana.
como me gustan las ninfas!!!
ResponderEliminarLa amanaza solapada de Criseida, abre otra puerta de ansiosa espera. A por la cuarta entrega, Isabel!
ResponderEliminarSigo tu relato , aunque no me manifieste por falta de tiempo .
ResponderEliminarBesos desde Málaga.
Isabel, atrapas totalmente, te lo digo y lo repito siempre, aprendo no solo de Roma, sino del arte para narrar...Aurelia transmite toda la desesperación y dolor de una madre y mujer y la dignidad de una reina...estupendo!
ResponderEliminarUn besiño grande :D
Mucho ánimo. Se hará lo que se pueda (hablar de tu fundación particular). Tiene muy pero que muy buena pinta, un estupendo trabajo y un esfuerzo muy grande de creatividad. Un besito
ResponderEliminarQuerida, vaya personaje que me has endiñado. Estoy haciendo prácticas pero no encuentro a quien se deje matar ni maltratar. Pero eso sí, me estoy volviendo malísimo. Espero conseguir ser como Amulio en poco tiempo. Estoy en ello. Y que se vaya preparando Rea Silvia Silvia.
ResponderEliminar¡Soy más malo!
Un beso.
Salud y República
Ni se disipa el peligro, ni la intensidad. Que todo siga así. Rafa
ResponderEliminarAmiga Isabel Barceló, Isabel Romana,
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita a mi Mirra y mi más enhorabuena por tu nueva iniciativa de explicarnos la Fundación de la Vrbe, de Roma. Espero y deseo que el proyecto tenga el mayor éxito. Por mi parte, seguiré atentamente el transcurrir de tu texto.
Ya estoy pensando en un título que sea potente. Yo optaría por alguna fórmula que ya apareciese en algún autor clásico, y por un nombre en Latín.
A ver qué te parece éste:
Vrbem Romam a principio reges habuere
[Al principio los reyes dominaron la ciudad de Roma]
Que es el comienzo absoluto de los Annales de Tácito.
También Salustio introduce Vrbem Romam en Bellum Catilinae al comienzo de la obra, en el Capítulo 6.
También se podría sacar algún provecho del título de la obra de Tito Livio: Ab Vrbe condita libri [Libros desde la fundación de la Ciudad] [Historia de Roma desde su fundación].
Te envío un abrazo, amiga Isabel y mis mejores augurios.
Antonio
Me encanta...
ResponderEliminarhttp://peripoietikes.wordpress.com/2011/02/15/formatos-literarios-2-0/
besos, Isabel
Ánimo con el nuevo proyecto y que los hados te sean favorables.
ResponderEliminarUn abrazo
Que disfruten Amulio y su esposa en su estancia en el trono, que pronto llegarán tiempos oscuros para ellos y el legítimo rey Númitos volverá a reinar en Alba Longa.
ResponderEliminarCada vez se pone más emocionante el relato. Muchas felicidades Isabel, esperamos ansiosos la siguiente parte de la HISTORIA. Un saludo.
Númitor, quise decir...
ResponderEliminar¿ Quién dice que todas las mujeres sabemos callarnos?. Esas palabras y en boca de una mujer no pueden ser más crueles. Menos mal que Aurelia sabe mantener el tipo cuando dice " Matadme si queréis" sí o sí...
ResponderEliminarUn besazo
Isabel, insisito en lo agradable del ritmo y en lo acertado del tono. Sigue, sigue.
ResponderEliminarD.
La cosa se va poniendo fea.
ResponderEliminarVaya con los cuñados, crueles y pérfidos, ensañarse así con una pobre mujer a la que acaban de arrebatar su hijo y con la otra perdida/ refugiada en el bosque.
El tal Amulio es un poco "mulo".
Salud.
Isabel, he hecho una entrada para ti. Dime si eso es lo que quieres o quieres otra cosa.
ResponderEliminarllego desde la Pompeya de Virgi para asistir a la fundación de Roma.
ResponderEliminarqué ritmo, qué tensión tienen tus relatos!
un beso*
Bueno, bueno, bueno. Pues vaya gentuza con la que me junto. Si malo y perverso y pérfido es Amulio, lo de Catión tampoco es como para echar cohetes de bondas que digamos.
ResponderEliminarPues si que estamos bien. Un borracho y un segundón rico y desalmado.
Espero mi querida Isabel que a mí me haga Vd. algo más bondadosa, aunque sea un papelín chiquirritín, chiquirritín. Le prometo que busco la cabra o la chiva que se me han escapado y la pongo a buen recaudo.
Por lo demás, qué quiere que le diga. Me he leído todas las entradas, preámbulos incluídos y ahora estoy tan embalada que me encantaría tener todo el libro delante para devorarlo. Mucho me temo que voy a tener que esperar un poco.
Y procure Vd. cargarse a Amulio. No es nada personal, ¿sabe? pero aunque Rea Silvia sea incapaz de hacerle daño, ya podía pegarse un castañazo contra un árbol y caerse por un barranco a consecuencia de él. Claro, que si malo es Amulio, no te digo nada su santa... Es casi peor.
Isabel, ya en serio. Fascinante ese inicio de novela. Va ser una delicia acompañarte en ese viaje.
.
ResponderEliminar...de verdad es una historia horripilante... me has impactado con estos funestos acontecimientos que tú sabes relatar con maestría
Va un fuerte abrazo
Me gusta que te diviertas, elysa. Eres siempre bienvenida.
ResponderEliminarHola mía, tú ya eres una veterana... Besitos.
Ja,ja, virgi, ya sabía yo que tú eras una Fabia encubierta... Besos y muchas gracias por la dedicatoria de tu post tan bello sobre Pompeya.
Gracias por poner muy visible el enlace a mi blog, dialida. Eres un sol. Besos.
Saludos, isabel martínez barquero/Rea Silvia, siento mucho todo lo que estás sufriendo. Debes ser fuerte, pues no puede esperarse menos de quien parirá un mito.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y que Silana y otras diosas te sean propicias.
Gracias por tus ánimos, melba reyes. Besos.
Ja, ja, almena, margarita quería ser una mala malísima... Lo que no sé es, si a estas alturas, se habrá arrepentido de esa elección. Besos.
Saludos, isabel martínez barquero/Rea Silvia, siento mucho todo lo que estás sufriendo. Debes ser fuerte, pues no puede esperarse menos de quien parirá un mito.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y que Silana y otras diosas te sean propicias.
Gracias por tus ánimos, melba reyes. Besos.
Ja, ja, almena, margarita quería ser una mala malísima... Lo que no sé es, si a estas alturas, se habrá arrepentido de esa elección. Besos.
Saludos, natalia tarraco, tienes mucha razón en lo que dices y cuando miramos a nuestro alrededor se confirma: hay gente que desea con tal fuerza el poder que no duda en cometer abusos, delitos y hasta crímenes. Por descontado pasaré mañana a ver tu entrada para leer (con ansiedad) ese borrador de la historia que te ronda por la cabeza... Un abrazo.
ResponderEliminarAsí me gusta, elena clásica/ninfa Silana, que no toleres en tus dominios que triunfe la maldad y que cuides de nuestra Rea Silvia, la pequeña Rea sometida a duras pruebas pese a ser tan niña aún. En esa resistencia, en esa fortaleza que se alcanza para no dejarse abatir, se basaría la autoridad moral de las matronas romanas. Un abrazo, querida ninfa.
Hola gonzalo, comprendo tu predilección por las ninfas, tú que eres hombre de fuego y agua. Y, además, ¿no tienes a una en casa? Besos.
Saludos diana laura, me da mucho placer reencontrarme contigo en esta historia. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarJa,ja annik, no te preocupes por manifestarte, basta con que lo hagas de vez en cuando para que sepamos que continúas ahí. Besos.
Hola mayte, la reina Aurelia tiene una papeleta espantosa en la que ninguna de nosotras nos querríamos ver. Creo que estará a la altura de las circunstancias.
Ya me he puesto al día gracias a tu mensaje, querida Isabel. El relato no puede iniciarse de manera más trágica. Como una obra de teatro griega la violencia y el ansia por el poder inundan la escena mientras tememos por el destino de Rea Silvia. ¿Será capaz de huir de los hados funestos que la persiguen?
ResponderEliminarBesos
Saludos, mª antonia moreno, gracias a tí. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarHola rgalmazán/Amulio, no creo que ningún ser humano esté suficientemente preparado para enfrentarse a un sujeto tan malvado como tú. Pero el mundo también lo construyen los sujetos inmundos como el que tú representas. Dicho sea ésto con mi republicanismo más sincero. Besotes.
Maravillosas sugerencias, querido antonio martín ortíz. Para que no se me pierdan luego en los comentarios, me las he copiado en un documento aparte. Te aseguro que encontraremos la mejor. Un abrazo muy fuerte.
Elena gp muchísimas gracias por haber difundido esta iniciativa en la página "sobre poética". Estas cosas me ayudan mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarSaludos, amigo daalla y muchas gracias por tus buenos deseos. Espero que de vez en cuando tengas oportunidad de venir y ponerte al día. Un abrazo.
Saludos aaron, esperemos que sea cierto eso de que la gente paga sus maldades en vida. Desde luego Amulio no se merece salir de rositas... Un abrazo.
Hola ana, quizá callarnos sí que sepamos, lo que pasa es que no queremos... ¡Ya estamos hartas! Besitos.
ResponderEliminarHola dolors, gracias por tus ánimos y por las revistas que me has regalado. En una de ellas viene un artículo que me va a venir perfecto para la segunda parte de esta novela. Besos.
Ja, ja, cayetano, me encanta eso de que Amulio es un poco mulo. Conste que el nombre no lo he inventado yo, que viene incluido en el paquete del mito... Un abrazo, pastor.
Muchas gracias por tu entrada, mariajesusparadela, está pefecta. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarBienvenido/a rayuela a la fundación de Roma. Espero que disfrutemos todos juntos de esta aventura. Saludos cordiales.
Ciertamente, condesita freia, tiene usted unas amistades que son para echar a correr: un malvado a secas y un malvado borrachín. Pero, como suele decirse, no hay mal que por bien no venga: de no estar estos sujetos donde estaban y de no haberse comportado de manera tan repugnante, jamás hubiéramos llegado a hablar latín. Así que bienvenidos sean los malos sin de ello se va a derivar un bien. Besos, partorcilla.
ResponderEliminarGracias, alhami, hasta lo feo resulta a veces interesante de contar. Un abrazo.
Hola carmenbéjar, esperemos que el destino haga su trabajo y se cumpla en cada uno de estos personajes. Un abrazo muy fuerte.
La narración que nos presentas, amiga Isabel, tiene tintes de tragedia, con la suficiente intriga para hacer atractiva la lectura. Entre todo lo que he leído no encuentro nada que esté en contradición con lo que sabemos de la Fundación de Roma. Todo lo que explicas es verosímil. Pienso que el libro puede ser un gran éxito.
ResponderEliminarFelicidades y enhorabuena.
Un beso,
Antonio
Está muy atrapante la novela, mantiene el lector en suspenso y con avidez en toda la lectura. Un gran abrazo Isabel
ResponderEliminarEnganchao!! Total y ansiosamente...
ResponderEliminarY especialmente impresionado por las palabras de la reina Aurelia: "Matadme si quereis. O aunque no querais, ¡matadme!"
Son como:"Ya todo me da igual. Pero...aún soy la reina y os lo ordeno".
No sé si me explico, pero me han impresionado mucho por su sentimiento y dignidad...
Un beso Isabel.
Que legado tan cruel hemos heredado, y luego nos quejamos. Ya ves he llegado tarde y me he sentado en el último banco embelesada. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMagnifico relato, como nos tienes muy bien acostumbrados.
ResponderEliminarNo se que me hace que Criseida se cree demasiado, cuando el poder no lo ostenta ella... mejor haria en cuidarse un poco en vez de andar amenazando por ahi.
De paso,si sigues este hilito conductor te llevara a un nuevo lugar.
Y algunas anecdotas como para reirse un poco de este arte de escribir de tiempos ya idos, que puede pasarte o que no... alguna perlita perdida.
¿Quieres que le prepare a esa engreida de Criseida una sopita de Cangrejo?
Llueve en Roma y en medio del caos de esta jornada viajo contigo hasta una fuente apartada. Siempre el agua al inicio, siempre el agua en Roma. Inaferrable y vivificadora, fuerte y tan sutil. Espero que como ella la historia corra tan ágil y escape a las insidias. En las orillas, contemplando, disfrutando, absorviendo, quedo.
ResponderEliminarQué sufrimiento el de esa madre, por dios! Y qué facilidad para la matar! Menos mal que en estos tiempos, los que pelean por el poder no se dan de puñaladas de las de verdad, porque no quedaría uno vivo.
ResponderEliminarChica, qué intensidad ya desde el principio. Me encanta!
Aunque nos mordamos las uñas de los pies :D
Un beso
África
Cómo celebro, querida Isabel, tu iniciativa. Quiero decirte que tu labor es generosa y reconciliante con la ilusión de leer. Estoy de lleno metido en la aventura de mi "familia", y de verdad te digo que las entradas las disfruto enormemente, y se me quedan en un suspiro, que me obliga a releer. Si yo hubiera estado allí...digo ahora mismo, que persiguen a mi madre..
ResponderEliminarUn argumento bien armado que nos va llevando por el camino del suspenso. Abrazos.
ResponderEliminar¡Qué intensidad! ¡Qué emoción! De la delicadeza que emanas las escenas de Rea Silvia, nos llevas a la carga emocional de la escena de su madre. Dominas los ritmos que da gusto, Isabel.
ResponderEliminarHola antonio martín ortiz/Fáustulo, espero que tu personaje también tenga visos de ser verosímil... Besos y gracias por tus buenos ánimos.
ResponderEliminarCelebro que la disfrutes, el drac. Aunque de manera sencilla, enseguida sales tú... Besos.
Hola bagoas, yo también pienso que la reina Aurelia es una mujer de los pies a la cabeza. Besos.
Saludos, emejota, estoy segura de que esa herencia salvaje va a ser muy difícil de desterrar... Un abrazo.
ResponderEliminarJa,ja, Alyx, se la damos sopa de cangrejo ya mismo a Criseida se nos acaba parte de lo bueno. Tú ve preparándola, pero con paciencia, que los caldos hechos a fuego lento saben muuuuucho mejor. Besos.
Hola, hyperión, no sabes cuánto envidio tu Roma, tus fuentes ahí al lado (no tienes demasiado lejos el estanque de Juturna), ese ver pasar el tiempo - y vivir el tiempo - desde la eternidad. Un abrazo.
Hola áfrica, yo creo que ahora sí que se matan, pero sin sangre...Besitos, guapa.
ResponderEliminarMaik pimienta/Rómulo, tu madre, desde luego, lo está pasando fatal. ¡Y eso que es bien hermosa! ¿ me mandas tu e-mail? El mío es ibarchico@hotmail.com
Gracias, javier pellicer. Es un placer escucharte... Besos.
A cada capítulo es mas interesante, estoy enganchadisimo, gracias.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Isabel, empiezas fuerte y tocando la fibra. Ya me tienes enganchada. Voy a por el siguiente capítulo :)
ResponderEliminarQue tiempos aquellos en que frente a los barbaros, las ninfas poblaban las cuevas y los estanques...
ResponderEliminarQue temple el de Aurelia!!!....Para enloquecer,pero el honor es un capital que no todos tienen,los dominios de la ninfa son inpenetrables para los duros de corazón.
ResponderEliminarAbrazo mi dama.