(V)
Amulio torció el gesto y se giró rápido hacia Aurelia.
- Dile que renuncias al trono.
- No sin tener a mi hija.
- ¡Te va la vida!
En el umbral apareció Camilia, Vestal Máxima de Alba Longa, acompañada por la vestal Adriana y dos sirvientas. La multitud le había abierto paso con un sentimiento general de aprobación y alivio. El prestigio de esta dama los tranquilizaba. Con ella presente, parecía menos grave cualquier cosa que hubiera podido suceder: no en vano era la suprema sacerdotisa de la diosa Vesta, protectora de su ciudad y de cada uno de sus hogares. A su altísima dignidad pública, la Vestal Máxima sumaba el ser una persona honesta y poco inclinada a andarse con secretos, más allá de los exigidos por el ejercicio de su sacerdocio.
Apenas su vista se adaptó a la penumbra del interior, le estremeció una escena espantosa: diez o doce cadáveres de hombres y mujeres yacían junto a una pared y, un poco separado de los demás, estaba el del hijo de Númitor. Las ropas desordenadas daban entender que habían sido arrastrados y dejados en ese lugar sin el menor cuidado ni respeto, sin atender a su dignidad, con los ojos abiertos y los rostros desencajados, cubiertos aún de sangre espesa, sucios. En el aire flotaba un olor casi irrespirable, mezcla de miedo y sangre, sudor y muerte.
Sentada en medio de la estancia estaba, imagen de la desolación, la reina Aurelia. Los ojos de Camilia se cruzaron con los de la reina y leyeron en ellos una señal de alerta, o una súplica o una demanda de contención. No le pasó desapercibida la actitud hostil de Amulio y su esposa, aunque esta última tenía una mano puesta sobre el hombro de su cuñada. Se dirigió hacia Aurelia y le tomó las manos:
- Una desgracia terrible, Vestal Máxima – intervino Amulio –. Como ves, mi sobrino ha muerto. Un quebranto para mi familia y para Alba Longa. Y no sé cómo se tomará mi hermano esta noticia. Mal, muy mal, seguramente. Tememos por su salud. Por ese motivo, la reina Aurelia quería hacer una declaración. Íbamos a llamarte.
- Voy a renunciar al trono en nombre de Númitor, Camilia. Estábamos esperando a que llegase mi hija para hacerlo – añadió Aurelia. Sintió los dedos de su cuñada clavársele con saña en el hombro. – Ya ves cómo se ha cebado la desgracia en nosotros. Y aún debo agradecer a los dioses que Rea Silvia haya logrado huir. ¡Quién sabe si a estas horas no estaría muerta ella también…!
- Pero ¿Quién ha hecho esto? ¿Cómo ha ocurrido?
- No sé cómo ha empezado, porque yo estaba terminando de vestirme en mi cuarto. Al oír gritos he acudido y me he encontrado en medio de una refriega. Mi pobre hijo me ha defendido con su propia vida… No he reconocido a ninguno de los atacantes. Por fortuna, ha llegado Amulio y han salido huyendo…
- ¿Has enviado a alguien en busca de Rea Silvia? ¿Y has avisado a Númitor? – preguntó la Vestal Máxima, tras unos instantes de silencio. Sentía las manos de Aurelia temblar entre las suyas.
- Todos mis criados están muertos, Camilia, ¿no lo ves? Te ruego que lo hagas tú.
- Lo haré. Y, por grande que sea tu dolor, Aurelia, es preciso actuar. El pueblo de Alba Longa debe saber lo ocurrido. Y no podéis estar aquí, los tres, sin hacer nada por dar a estos difuntos el trato digno que merecen. Hay que avisar a sus familias. Enviaré siervos para que los purifiquen y los preparen para las honras fúnebres. Mi sierva Tuccia se quedará contigo, necesitas quien te acompañe y te ayude. Entiendo que tu hijo se merece el funeral de un guerrero y eso exige también algunos preparativos. Y tú misma, mi reina, debes sobreponerte. Anda, dame tu fíbula pues veo que se ha manchado y toma mientras ésta mía. Me encargaré de limpiártela. También en la apariencia y el vestido hay que buscar la dignidad adecuada al momento.
Mientras Camilia, con la ayuda de Tuccia, quitaba la fíbula de bronce que sujetaba la túnica de Aurelia en el hombro derecho y la sustituía por la suya, las lágrimas fluyeron de los ojos de la reina como un río.
- No conviene, dadas las circunstancias, que se retrase la renuncia de Aurelia – intervino Amulio conteniendo su rabia a duras penas –. Tú que tienes mucho sentido práctico, Camilia, comprenderás la necesidad de contar enseguida con una autoridad real que tome las riendas del gobierno, averigüe con exactitud lo ocurrido, busque a los culpables y los castigue – dijo, fijando los ojos en Aurelia –. No creo indispensable la presencia de Rea Silvia.
- No, no lo es – respondió Camilia –, pero sería cruel que su madre hubiera de afrontar todo esto sola.
- ¡Ay, yo solo espero que esos asesinos no la hayan perseguido y matado también a ella! – dijo con falsa compunción Criseida.
- ¿Y por qué habrían de hacerlo? – respondió rápida Camilia, girándose hacia Criseida –. ¿Sabes algo que los demás ignoramos? ¿Pretendes decir que ha sido un ataque deliberado y no un intento de robo que ha terminado de esta manera nefasta?
- No, no, Camilia. Es un temor infundado. Las madres solemos ser muy temerosas… – se apresuró a contestar. Pero en su rostro se reflejaba el odio, un rencor creciente hacia esa estúpida Vestal que se había presentado sin ser llamada y les estaba complicando los planes. Ojalá Prátex hubiera cumplido ya sus órdenes y hubiera tenido la prudencia de ocultar el cadáver de Rea Silvia.
Noticias acerca del comienzo de esta novela en algunos blogs amigos: Sobre poética. , mariajesúsparadela. , Rafa Almazán , Antonio Martín Ortiz , Javier Pellicer ¡GRACIAS A TODOS, AMIGOS
"No, no me engañara la lengua víperina de Críseida, algo palpita dentro y el temblor en Aurelia, ha despertado la duda en mi..."
ResponderEliminarIsabel de tu forma de escribir, llena de detalles, como la fíbula (mi madre los usa muchisimo para sus capas) las miradas, todo encierra misterio y belleza.
Un besiño enorme!!
Anda, ya ha aparecido la vestal Adriana ;)
ResponderEliminarEspero con impaciencia la siguiente entrada, que nos tienes en ascuas, Isabel! Un abrazo!
¡Me encanta el personaje de Aurelia! Es tan inteligente que, aunque terriblemente compungida por la matanza y por tener que renunciar al trono, encuentra el modo de que su hijo no quede como un asesino, tal y como pretendía Amulio.
ResponderEliminarVesta la poderosa y prudente diosa del hogar, ¡cómo no iba a controlar aquella situación su sacerdotisa! Sigue la atención al máximo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar- No, no, Camilia. Es un temor infundado. Las madres solemos ser muy temerosas…
ResponderEliminarodiosa,malvada Criseida! pero me gustan los personajes siniestros...sin ellos la historia no sería historia...
sigamos fundando!
besos*
Cuanta tensiòn y traiciòn al filo de este apasionante relato amiga!!!
ResponderEliminar"También en la apariencia y el vestido hay que buscar la dignidad adecuada al momento."
P.D.:Me quedo con ese pàrrafo que rescata lo difìcil que es para cualquiera sostenerse pese a las circunstancias...
MIL Y UN BESITOS ISA QUERIDA ;-)
Es decir, mayte, que por una de esas cosas del destino, te he caracterizado en tu papel de Camilia con una fíbula, de esas que tanto gustan a tu madre. Ay, la intuición... Me alegra saber que Criseida no te engaña. Besitos.
ResponderEliminarHola ana trigo alonso, sí, ya ha aparecido la vestal Adriana. Y espero que sea para bien... Besos.
¡Qué barbaridad! Hasta qué punto de maldad puedo llegar. No me conozco ni yo mismo, menos mal que mi querida Criseida me acompaña, me supera, me marca la pauta, que yo solo no sé si sería capaz de ser tan cruel.
ResponderEliminarPues eso, a seguir a lo mío...
Besos, querida creadora,
Salud y República
Hola javier pellicer, desde luego que Aurelia tiene una gran entereza. ¡Admirable mujer! Besos.
ResponderEliminarHola emejota, también a mí me parecía que la Vestal Máxima era muy adecuada para poner bajo cierto control la situación. Besos.
Ja, ja, rayuela, tienes toda la razón: son los malos, ¿cómo brillarían los buenos? ¿cómo se superarían? Besitos.
ResponderEliminarYa ves, gabu, que hay siempre una vertiente que tiene que ver con la dignidad. Con todo, esa frase tiene su interés para la trama. Besitos, guapa.
Y estoy pensando, rafa almazán, si no sería Amulio el antecedente de esa cierta repugnancia que los romanos sentían por la monarquía y que estalló con la expulsión de los reyes de Roma allá en el siglo V a.C. Desde luego, repugnante eres... Besitos.
ResponderEliminarLos malos en su papel.
ResponderEliminarLos buenos, salvando la piel de lo que más quieren: los hijos.
Me gusta la reina.
Yo creo que la Vestal Máxima ya intuye más de lo que parece.
Seguimos en ello, que Rea Silvia esté a salvo. Besitos.
Magnifico como se va manejando el suspenso, que pasa ahora de Amulio y sus planes a la Vestal maxima.
ResponderEliminarAviso: mando niebla!!! (cantidades industriales)
Lo que me deja boquiabierto es esa capacidad que tienes para desarrollar cada personaje con su enrevesada cuota de intrigas y misterios. Una gran felicitación Isabel. Un abrazo
ResponderEliminarEspero que Camilia intuya la mentira (que creo que sí lo ha hecho) y a los culpables. Y que pueda hacer algo para dejar a cada uno en su lugar.
ResponderEliminarEmocionante, Isabel, como todo lo leído hasta ahora.
Quiero más!
:D
Un beso
Me has dado un respiro que te agradezco. Pero supongo que es solamente eso, un respiro.
ResponderEliminarAurelia se sigue perfilando como un personaje muy sólido, un pilar sobre el que sostener mucho peso.
ResponderEliminarY la tensión sigue latente a lo largo de los capitulos. No se extingue ni decae en ningún momento.
Estupendo, madame!
Buenas noches
bisous
Esto marcha muy bien.
ResponderEliminarBicos
Desde luego Criseida es mala, mala.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta, Isa!
ResponderEliminarY cuánta sangre y dolor hay detrás de cada pueblo. A veces creo que si hubiera vivido entonces no lo hubiera soportado.
Besos
Lo raro es que por el mercado no empiecen a hablar las señoronas sobre lo que ha ocurrido en la cabaña del rey , seguro que muy pronto empiezan las especulaciones. Muy interesante la continuación Isabel, esperamos ansiosos la siguiente entrega. Un saludo.
ResponderEliminar¡Qué interesante se pone la historia!.Y cuanto veneno encierra cada palabra de la traidora desalmada! La perversidad de las mujeres acaba de encontrar su paradigma. ¡Pero cuanta perfidia la de esa Criseida! Es más falsa que un euro de madera, víbora y arpía. Mala entre las malas, mujer
ResponderEliminaraviesa y fria, que teje como las arañas su tela para devorar a
cualquiera que entre en su radio de acción. Con una mala pécora así, Rea no tiene nada que
hacer. Será la victima de su cruel tia, que maquinará su muerte para instalarse en el poder junto con su cruel marido, una vez eliminados los antiguos y débiles cuñados. Y es que, para conseguir el poder,ya se sabe, vale todo, y no lo consigue cualquier tarambana al que le tiemble la mano
Felicitaciones por éste interesante y cultural blog. Enhorabuena. Ya pasaré mas despacio para degustar éstos estupendos escritos. Saludos.
ResponderEliminarRamón
Sigues amiga Isabel fascinándonos con tu prosa detallista e intensa. La Vestal Máxima, Camila, Virgen e íntegra ha llegado como enviada de Vesta a este hogar ensangrentado, es propícia su entrada, es esperanza y sosiego. Pero no cesa el mal, no se apagan los indignos poderes. Ayyy Isabel ¿qué nos depara Destino? tú lo sabes.
ResponderEliminarDelicadísimo el detalle de la fíbula y las manos temblorosas de Aurelia ¿adivina la Vestal más de lo que ve? Ayyy mi niña Rea.
Isabel estaré en Lyon unos días con mi hija y su pareja, ya sabes, Alessia, Vienne, Cluny, et, et. Ten por seguro que de vuelta repesco lo que sea, no puedo abandonarte, me has seducido.
Besito muy cariñoso, gracias por el comentario en mi blog sobre el cap.1º, acabo el segundo, ya sabes lo que acapara emprender una novela. Más besitos, hasta pronto.
He leído los 5 seguidos. Espléndia novela desde todos los puntos de vista.
ResponderEliminarUn abrazo
Isabel, cómo me gustan esos personajes tuyos femeninos tan resueltos, tan fuertes, tan valientes. Hasta Criseida, en su maldad, es más valiente que Amulio, que se deja llevar, que tiene ambición y lo quiere todo pero no es capaz de conseguirlo por sí mismo.
ResponderEliminarLa trama se complica. ¡Qué bien!
Un fuerte abrazo Isabel
Ahora la reina tiene la fíbula de Camilia... yo creo que va a actuar a modo de amuleto que la protegerá...
ResponderEliminarbesos!
Genial, genial, genial!!!
ResponderEliminarIsbel, que elenco de mujeres! Estoy contenta con la fíbula, te da juego y gusta. ¡Un fragmento soberbio el de hoy! Una cosa: se ha perdido una letra. Falta la preposición a entre "Íbamos" y "llamar", justo antes del párrafo que comienza con el diálogo "Voy a renunciar".
ResponderEliminarD.
Ya aparecen las vestales, y no en vano, porque la Diosa Vesta se convertirá en la Diosa protectora de Roma. Y aquí me tienes con ocho años seleccionada para ser vestal, y durante estos primeros diez años de aprendizaje, tomando el ejemplo de Camila, Vestal Máxima de Alba Longa, por su gran intuición después del ataque a Alba Longa.
ResponderEliminarTarpeya
Parece que a la vestal no se la dan con queso tan fácilmente y algo se huele. Aurelia ha actuado con prudencia e inteligencia y Criseida, en su torpeza y en su avidez, demuestra ser poco avispada.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué oportuna la aparición de la Vestal, bendita sea Camilia. Como dice Cayetano no parece que se la pueda engañar fácilmente, más bien todo parece insinuado, esa mirada hacia Aurelia, el temblor de sus manos, todo parece haberlo captado Camilia, de hecho la pregunta hacia Criseida, yo diría que no está exenta de sarcasmo.
ResponderEliminarHay que ver qué bien has recreado ese ambiente de terror y sangre, ¿a quié olerá la traición? Algo así como polvo y sangre...
Me ha gustado mucho la dignidad adecuada en todo momento que también se busca "en la apariencia y en el vestido". Sutiles detalles femeninos de personajes tan elegantes y delicados como Camilia, que junto a su sierva Tuccia parecen salidas de una pintura de Alma Tadema.
¡No Prátex no ha conseguido sus planes, ni lo hará, por mis bosques y mi fuente lo juro! Rea Silvia vivirá bajo mi protección, dejad de hablar de cadáveres, ¡malditos!
Ya me he enardecido, si es que lo que tiene tu narrativa, jajaja.
Gracias una vez más, querida Isabel, aquí nos tienes entregados.
Un gran abrazo, amiga.
Me temo
Me está gustando mucho cómo el personaje de Aurelia va tomando cuerpo, haciéndose fuerte, estabilizando el relato, siempre ella ahí a pesar de los pesares. Y en este tiempo de tribulación la Vestal Máxima, elegida por los dioses, impone su autoridad para incitar a la acción, a despejar dudas ante el caso. La luz entre la tinieblas.
ResponderEliminarBesos
Cuando la calidad del escritor es de abolengo, estos parèntesis colocados con precisiòn hacen que el relato tenga mayor suspenso. Abrazos.
ResponderEliminarCuánto fingimiento por parte de Amulio y su esposa ante la Vestal Máxima. Pero las mujeres tienen un sexto sentido y ya ha notado en Aurelia signos de inquietud. Veremos qué pasa. Que a la reina de Alba Longa y a su hija las amparen los dioses y si es con auxilio de vestales, mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Isabel:
ResponderEliminarmuchas gracias por tu cariñoso comentario sobre la domus romana en mi blog; no es broma, cuando lo escribí pensé mucho en tí y en este sitio. Por cierto, aprovecho para contarte que la semana que viene estaré en Valencia presentando (también nos tienes que dejar hacerlo de vez en cuando a los demás :) un libro. La cita está aquí:
http://www.andresmartinez.es/index.php?id=495&l=1
Un beso. Andrés.
Espero con ansiedad la continuación, aquí estoy enganchada de las imágenes, olores, de todo...
ResponderEliminarBesos.
Uff... menos mal !! la Vestal Máxima aparece como una luz esperanzadora para Aurelia.
ResponderEliminarGenial Isabel. Esperamos. Besos.
Sigo preocupada por Rea Silva , aunque sospecho que como es valiente y decidida, sabrá zafarse de sus perseguidores y volver a Alba Longa , junto a la Reina Aurelia.
ResponderEliminarSi las mujeres se unen , Camila, Adriana , Aurelia y Rea Silva, pueden con Criseida y Amulio. Ya sé que la historia ya está escrita., pero ...
¿puedes hacer algo por ellas Isabel?.
Bss.
Hola virgi, creo que has retratado muy bien la situación. Besos.
ResponderEliminarHola alejandra sotelo, sí parece que la Vestal Máxima haya tomado la iniciativa. Espero con ilusión la niebla. Besotes.
Saludos el drac, gracias por el elogio y, sobre todo, por tu visita. Besos.
Hola áfrica, todos tenemos la sensación de que sí, que la Vestal Máxima ha intuído de qué va la cosa... un abrazo.
Hola mariajesusparadela, esperemos que ese respiro se prolongue un poco... Besos.
ResponderEliminarHola la dame masquée, coincido con usted en la fortaleza y la solidez de Aurelia, que está siendo sometida a una presión atroz. Besos.
Hola dilaida, me alegro que te encuentres a gusto con esta historia.
Virginia, desde luego que Criseida es un bicho... Besitos.
Me gusta tanto cómo se urde la trama de la historia como los textos que cuelgan los seguidores de tu blog. Sigue escribiendo, Romana, que nos tienes enganchados al relato, como Sherezade a su sultán. Besos, guapa, y que las musas sigan por siempre de tu parte
ResponderEliminarHola stelmarch, suelen decir las ancianas "que el señor no nos mande todo lo que el cuerpo puede resistir". Pues eso. Que sí, que hubieras resistido como todos los demás... Besos.
ResponderEliminarBueno aarón, seguro que la gente va haciendo sus cábalas... Un abrazo.
Cierto rebeca osorio, el poder es para quienes tienen la fuerza de mantenerlo y la falta de escrúpulos para conquistarlo si era eso lo que les convenía. También yo creo que Criseida es una mala paradigmática... Un abrazo muy fuerte, malvadilla.
Bienvenido, anraferra, aquí te esperaremos con estos relatos calentitos... Saludos cordiales.
Hola natalí tarraco, te echaremos de menos durante tu ausencia por motivos familiares. Y se ve que tienes buen olfato... Besitos y feliz descanso.
ResponderEliminarHola nán, celebro que te hayas puesto al corriente de la historia, ahora que aún es cortita. Y que te guste. Un abrazo muy fuerte.
Ja, ja, almena: juegas con ventaja. ¡Claro, como eres la narradora...! Besazos.
Hola freia, lo que dices es verdad, suelo dibujar mujeres fuertes, porque creo que lo somos incluso aquellas que menos lo parecen... Besotes.
Me alegra que te guste, joanna. Besitos.
ResponderEliminarHola dolors, espero que tu fíbula siga dando juego a lo largo de la historia. Gracias por la advertencia, ya he corregido el error. Besitos.
ja,ja, ana, está bien que aprendas de Camilia, que para eso era una mujer de los pies a la cabeza.Espero que, en su momento, tú también hagas un buen papel como vestal... Besos.
Hola cayetano, ya suele decir el refrán "por la boca muere el pez". Es muy díficil, cuando se está fingiendo, que no haya ni un solo fallo en ese fingimiento. Besos.
ResponderEliminarSaludos fogosa Silana, alias elena clásica. Sí, todos tenemos esa percepción de que Camilia ha captado globalmente el problema y eso nos alivia. Por de pronto, Aurelia ya ha dado una versión delante de una testigo importantísima, y eso ata a sus cuñados. Espero que la protección de Silana a Rea se prolongue durante mucho tiempo. Un abrazo muy fuerte.
Cierto, carmenBéjar, Camilia es la luz entre las tinieblas. Esperemos que tanto Aurelia como ella puedan conducir la situación con acierto. Besos.
Gracias por tu elogio, fgiucich. Es un placer ser leída por amigos. Un abrazo muy fuerte.
Hola isabel martínez barquero, esperemos que sí, que los dioses protegan a Aurelia y Rea Silvia y que iluminen también a todas las personas que hay a su alrededor. Un abrazo.
ResponderEliminarHola andrés, enhorabuena por esa publicación. Me da mucha alegría que presentes en Valencia, y tendría que producirse un terremoto para que no esté en tu presentación. Un abrazo muy fuerte.
Hola elysa, me alegro que sigas enganchada. Me encanta tener muchos lector@s. Besos.
Hola bagoas, ciertamente la Vestal Máxima ha introducido una cuña en ese "secuestro" al que estaba sometida Aurelia. Besitos.
ResponderEliminarHola pilar llorca, ten la seguridad de que haré por todas estas mujeres todo lo que esté en mi mano para aliviarlas. Un beso muy fuerte.
Hola rebeca osorio, estas tertulias son muy interesantes, porque, además de dar ánimo y color a todo, a mi me provocan muchas ideas. Y eso es lo que se necesita. Muchas gracias por tus buenas vibraciones. Un abrazo.
Que aparición tan oportuna y brillante la de Camilia !!! .. siendo quien es no podía ser de otra forma.
ResponderEliminarNo deja de ser sorprendente como pequeños hechos provocan grandes cambios...
Nos tienes en ascuas !!
Un besazo
¡Cuánta falsedad la de Criseida! ¡La aborrezco! (Qué personaje malo tan bien logrado)
ResponderEliminar¡Pobre Aurelia! Necesita de toda la ayuda posible.
Enhorabuena y mucho ánimo, Isabel. Un abrazo
Hola Loli, desde luego Camilia ha venido como lluvia de mayo... Nunca nadie fue más oportuna. Besos.
ResponderEliminarHola Mª Antonia moreno, desde luego tiene su dificultad hacer una mala tan perversa. Pero claro, a veces basta con copiar del natural... Un abrazo enorme.
Vengo atraida por tu blog desde el de Isabel, y me he quedado maravillada. Todo un lujo seguir tus relatos...me apunto.
ResponderEliminarSaludos
Pues empezando a ponerme al corriente de la novela.
ResponderEliminarToda la emoción.
Abrazos inmensos hermanita.
¡Qué maravilla! Tu narración esta vez se me ha quedado prendada como la fíbula. Un regalo. Siempre llenas de detalles cada momento, los personajes y así haciendo nos los haces tocar. Gracias.
ResponderEliminarNo todo está perdido para Aurelia.
ResponderEliminarSaludos, maripaz brugos, sé bienvenida. Estamos por fundar Roma, así que llegas muy a tiempo. Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola clarice baricco, sí, si, conviene que te pongas al corriente, no vaya a ser que salga tu pájaro y ni te enteres... Besotes, guapa.
Y yo solamente con leer tu nombre, hyperion, me traslado a Roma, mi querida Roma. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarHola anabel, cierto: no todo está perdido para Aurelia. Besos.
¿N0 es maravilloso que nuestra querida autora además de entregarnos una sustanciosa historia se de tiempo para responder los comentarios?
ResponderEliminarEl padre de Palantea era un sabio, cuando dijo "que el mejor lugar para esconder una bellota era ponerla en un cesto de bellotas".
ResponderEliminarRea Silvia, demuestra ser una gran persona cuando advierte a Palantea, que le puede costar cara su ayuda.
Pero la muchacha que es realista y acostumbrada a valerse por si misma , le convence que el peligro está en todas partes ... Sabia como el padre.
Ya estoy preparada para el siguiente capítulo .... y esperando el encuentro de Rea S. y la Reina Aurelia ..
BSS.
Veamos, veamos, que ocurre ahora, una vez que la Vestal ha tomado cartas en el asunto...
ResponderEliminarMaravillosa puesta en escena.
ResponderEliminarCuantas emociones contenidas,impotencia ,dolor,rabia...Un complot terrible;
Me voy encantada esperando seguir mañana.
Besos venerable dama.