A Txema Gil
"Padre Tíber, tú que salvaste a los gemelos de la muerte y los depositaste amorosamente en la orilla, a ti te debemos Roma. A ti te deben la esperanza Rea Silvia, Acca Larentia, las Sabinas y toda la estirpe romana. Seme favorable; que tus aguas y el rumor de tus aguas que ahora escucho, y la vida que en ellas viaja, me sean propicias. Auxíliame, padre Tíber, y concédeme que pueda contar dignamente los orígenes de esta ciudad."
Esta invocación escribe en una tablilla de cera la noble Claudia Hortensia para que los fundidores la viertan al bronce.
NOTA: Os dejo el enlace al blog de Txema, el río Tíber en la novela sobre la fundación de Roma.
*El Tíber y la isla Tiberina en Roma. Foto Isabel Romana.
Una oración deliciosa....para disfrute de todos.
ResponderEliminarBesos, Isabel.
Vaya, hombre. Ya me has chafado la historia con la salvación de los gemelos. Jejeje. Es broma.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo también debería invocarme al padre Tíber.
ResponderEliminarBesos.
El Río Tiber... En este otoño seco ae convierte en una metáfora de la necesidad del agua en los campos españoles. Esperemos que pronto comience a llover.
ResponderEliminarSaludos
Pues al rio Tiber invocaré yo también.
ResponderEliminarBesitos
Encantador.
ResponderEliminarEspero que tu madre vaya mejor, un fuerte abrazo.
Hermosa y sentido homenaje!!!
ResponderEliminarP.D.:Y adorable la fotografía que has logrado amiga!! :)
BESITOP
Una invocación deliciosa la que hace Claudia Hortensia. Seguro que el padre Tíber no la desatenderá.
ResponderEliminarBesos, Isabel.
Grandemente honrado con tus bellas palabras.
ResponderEliminarGracias por tu dedicatoria, por tu prosa, por tu sonrisa y sobre todo, gracias por tus continuos ánimos y tus ofrecimientos desinteresados. Eres como una reina maga que llega en cualquier época del año y que regala hermosas palabras a simples mortales.
Eternamente agradecido.
No solo ha ayudado a contar con dignidad los orígenes de la ciudad sino que siempre la ha protegido de la sed y de los males. Su fluir continuo ha permitido soñar, navegar y hablar con los dioses.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Isabel.
Una poética invocación. Así, creo yo, que debe hacerse: en primer lugar reconocerle a aquel a quien se dirige la plegaria sus méritos y las ayudas recibidas. Después será momento de elevar la petición a sus sentidos.
ResponderEliminarComo dice el famoso refrán: "de bien nacidos es ser agradecido".
Precioso juego narrativo en tan breves líneas.
Por otro lado la búsqueda de la dignidad es el pilar fundamental en el que sostiene una obra histórica.
Con tan bellas palabras, soy de la misma opinión que Isabel Martínez Barquero: el padre Tíber le dará seguro y cálido acogimiento.
Hermoso y emotivo. Bienvenida de nuevo a Roma. Un gran abrazo, querida Isabel.
Muy interesante tu blog.
ResponderEliminarTe enlazo.
Un cordial saludo.
La invocación al padre. Es muy bonito, ¿los ríos en latín son todos masculinos? No recuerdo ahora...
ResponderEliminarBesos
Un río que casi un poema. Abrazos.
ResponderEliminarPreciosa la foto.
ResponderEliminarY la invocación tan poética :D
Un beso
Una invocación que es escuchada...Me voy por el enlace que recomiendas.
ResponderEliminarBesos.