Así siente y poetiza el poeta Fernando de Villena
ROMA
Diez existencias fueran
necesarias
para acabar de descubrir el alma
que has ido acumulando, ¡oh Roma,
Roma!,
o los signos sutiles
que has dejado por íntimos
rincones
para sorpresa nuestra y regocijo.
No puedo detenerme, hoy no puedo,
en pos de ese corimbo
de inquietantes detalles:
el tritón de una fuente, una
voluta,
un bar, una fachada manierista,
la perfección de un rostro,
la teja de aquel cura,
los rubios maniquíes de algún
escaparate…
Bebo mi té despacio,
navegante en las aguas
de ese Tíber más dulce todavía
que es la vía Condotti
con su luz de azafrán, con sus
mujeres…,
y pienso en el final de los imperios.
Me marcharé mañana,
si es que alguna vez alguien
salió de esta ciudad plena y
redonda.
Me marcharé mañana muy temprano
y algo dentro de mí quedará roto
como a mi paso crujen y se rompen
las hojas amarillas de noviembre.
Fernando de Villena.- “Los siete libros del mediterráneo”
¡Ah,esa luz de azafrán en las aguas del Tíber cual velo de novia romana!
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Verdad que es bello el poema? A mí me impresionan especialmente estos versos: "si es que alguna vez alguien/salió de esta ciudad plena y redonda". Porque es que yo me quedé allí... Un abrazo.
ResponderEliminarUsted, desde luego, nunca ha salido de esa ciudad en la que ha quedado atrapada, felizmente para nosotros, porque nos brinda frutos muy dulces.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Muy hermoso Isabel
ResponderEliminarBicos
¡Gracias por una referencia tan hermosa que no conocía!
ResponderEliminar¡Muy hermoso, Isabel! Y estoy por darle la razón a La Dame Masquée en su comentario.
ResponderEliminarBesitos
Un poema que posee las peculiaridades
ResponderEliminardiferentes pero especiales de una Roma que se renueva sin dejar de ser la ciudad del mundo.
Los inquietantes detalles de su microcosmos generoso y exquisito crean en el visitante un halo que los envuelve en luz, color y belleza.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.
Bella forma de expresar un sentimiento bastante generalizado.
ResponderEliminarCuriosa definición de la luz de la Roma nocturna, si señor.
Un beso Isabel.
Saludos, la dame maquée, y gracias por un piropo tan bonito. Beso su mano.
ResponderEliminarHola dilaida, gracias por compartir este amor romano... Besos.
ResponderEliminarSaludos, pedro ojeda escuero, yo tampoco conocía a este poeta hasta hace unos meses, cuando encontré su libro y tuve claro que sería para mí... Un abrazo.
ResponderEliminarHola elysa, gracias a tí también. Creo que Roma tiene una fascinación a la que pocos escapan y ante las que muchos sucumbimos (gozosamente) para siempre. Besos.
ResponderEliminarHola antonio campillo, no tengo palabras que añadir a tu comentario. Creo que vivo envuelta en ese halo y en una red que me tiene sujeta, bien sujeta, al corazón de esa ciudad. Besitos.
ResponderEliminarHola bagoas, es verdad que la luz de Roma tiene algo especial, a ciertas horas la ciudad se ve rosa, o anaranjada, quizá recuerdo de esa sangre vertida para fundarla. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarChica, qué preciosidad de poema.
ResponderEliminarPienso que todos somos un poco parte de aquel gran imperio, por eso nos cuesta no guardar esa huella que nos deja Roma cuando la visitamos.
Ciudad redonda, me ha encantado :D
Un besito
Ah, ese paseo por Vía Condotti, y esas fuentes de Roma. Maravillosos estos versos de Fernando de Villena, que sacan a relucir el alma de Roma. Abrazos, Isabel.
ResponderEliminarSí es bonito, África. Como muy bien dices, todos formamos parte de aquel gran imperio y por eso reconocemos aa la metrópoli. Un abrazo.
ResponderEliminarHola paco hidalgo, quizá tú habrás ido más de una vez con tus alumnos a perderte en la fascinación de sus calles. ¡Ay! Besos.
ResponderEliminarMe gusta el fragmento en que se describen las calles de Roma, las fachadas manieristas (añadiría que también barrocas), la luz azafrán y este verso "con su luz de azafrán, con sus mujeres…,y pienso en el final de los imperios".
ResponderEliminarBesitos
Hola carmenBéjar, lo cierto es que el poema tiene tantos versos en los que detenerse... A mí también se me rompe algo cada vez que dejo esa ciudad. Besitos.
ResponderEliminarBueno, busquemosle el lado positivo a no conocer Roma.... No se me ha roto nada, ni siquiera el bolsillo.
ResponderEliminarEs para que despues no digan que la depresion se me ha hecho cronica, y no se que mas.
Imagino que debe ser mas que emocionante estar ahi, imagino que debe haber mil misterios para ver y que quizas me expulsarian por sacar miles y miles de fotos.
Ahhhhhh!!!
ResponderEliminarCon letras así me gustaría salir corriendo hacia el aeropuerto y sin escala alguna posible verme envuelta en los misterios de esa ROMA azafranada!!!!
P.D.:Bellísimo homenaje amiga!!
BESITOS CONDIMENTADOS =))
Bello poema de Villena, la luz de Roma, la primera o la penúltima, la luna reflejada en sus mil fuentes. Cierto, nunca se acaba de conocer Roma, es eterna en sus rincones y en los rostros y los cafés y los helados, Roma jamás se acaba de paladear. Besitos añorados de esa hojas amarillas festoneando el Tiber.
ResponderEliminarRoma la Ciudad Eterna.
ResponderEliminarMi ciudad por excelencia.
Su luz , sus aguas, su suelo y sus piedras, ¡para que mas!
Hola alejandra sotelo fatherland, para expulsarte a tí de Roma tendrían que pasar por encima de mi cadáver. Estoy segura de que te sentirías más que fascinada... Ojalá alguna vez podamos realizar el sueño de viajar allí quienes compartimos este espacio y amamos esa ciudad. Un abrazo enorme.
ResponderEliminarHola gabu, sí, sí, un día de estos tienes que correr al aeropuerto y viajar a Roma, esa Roma cambiante y eterna que te aguarda. Besazos, guapa.
ResponderEliminarHola dapazzi, qué agradable es compartir pasiones y, evidentemente, la ciudad de Roma es una de ellas. Besos.
ResponderEliminarLos momentos, vivencias de profundo arrebato que te transforman para siempre respiran más allá del tiempo como algunas ciudades, cuyo hálito evoca imágenes más allá de las palabras.
ResponderEliminarMás que precioso. Divino. Manjar de los dioses. Gracias, amiga.
Un abrazo, querida Isabel.