Ven ya, dulce otoño. Tráenos el oro y la sangre de las hojas
del arce: trenzaremos con ellas bellas coronas para ponerlas sobre las puertas
de nuestras cabañas. Las mecerá el viento. Jugarán a sus pies los niños con las
cabrillas y los oiremos reír, gozosas, mientras tejemos nuestras túnicas rectas
a la luz del día.
Algunos te consideran sombrío. Rechazan el olor de la tierra
mojada, la fina llovizna y el frescor que nos obliga a refugiarnos en torno al
hogar. Nosotras no. Al contrario, otoño amigo, te rogamos que vengas pronto y
arrastres tras de tí al crudo invierno para que no se retrase.
Quienes dicen que eres triste no esperan nada de la primavera.
Pero nosotras, las muchachas que habremos de casarnos cuando termine el
invierno, te esperamos impacientes. Ven, sopla tu viento frío, y lleva nuestros
castos besos a los labios de nuestros prometidos. Besos dulces. Los ardientes –
¡ay! los ardientes besos del himeneo –, vendrán luego.
*Foto: Isabel Barceló. Alegoría del otoño. Colección Gerardo Rueda.
NOTA: Las novias romanas vestían, el día de la boda, la
túnica recta, confeccionada de una sola pieza y ceñida con un cinturón anudado con
el nudo de Hércules, que sólo podía deshacer el marido.
Inserto también aquí el vídeo promocional de "Yo conozco mi herencia" para reivindicar la cultura grecolatina a la que tantísimo debemos.
Inserto también aquí el vídeo promocional de "Yo conozco mi herencia" para reivindicar la cultura grecolatina a la que tantísimo debemos.
Otoño e invierno se convierten pues en el prólogo de esa primavera de amor que vendrá después. Un pasillo que debe recorrerse.
ResponderEliminarUn saludo.
Se siente mejor el calor después de haber pasado frío.
ResponderEliminarJa, ja, cayetano, es inevitable pasar un día tras otro hasta que llega el día deseado... Un besazo.
ResponderEliminarHola mariajesusparadela, y con qué impaciencia esperan las muchachas y con qué desprecio hacia el frío o el calor... La sangre hierve. Besotes.
ResponderEliminarEl otoño es necesario, al igual que el invierno, ambas preparan la celebración de la primavera.
ResponderEliminarBesitos
Todo lo que diría está dicho, así que sencillamente te cuento que me ha gustado la entrada y te mando un beso.
ResponderEliminarQué texto tan bonito para anunciar la llegada del otoño, Isabel. Y qué buena foto la tuya. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe adhiero a este coro de muchachas que cantan al otoño. Me gusta el otoño, una estación preciosa y llena de cromatismo, límpida y de brillantes mañanas.
ResponderEliminarEsa alegoría del otoño de la foto es deliciosa, querida Isabel.
Un abrazo bien grandote.
Me encanta ese concepto gozoso, luminosos en colores intensos y claros del otoño, qué rico es el olor a tierra mojada, que dulces son los frutos de la madre Tierra cuando están en sazón y qué inquietante es la espera de las estaciones cuando la próxima primavera traerá novedades en forma de himeneo.
ResponderEliminarPrecioso. Qué maravilla.
Un gran abrazo, querida amiga.
isabel:
ResponderEliminarQue pase pronto el otoño y el invierne y vuelva siempre la primavera.
Salu2.
A mí el otoño me da sensación de orden.Con sus frutos y colores...
ResponderEliminarPreciosa tradición: quien mejor...para desanudar el cordon:)
Un abrazo Isabel.
¡Ah, qué bonito, Isabel! Precioso.
ResponderEliminarY ese nudo de Hércules, hermosas historias las antiguas.
Un abrazo bien grande.
Quien no sabe aceptar el ritmo de la Tierra, no sabe vivir el presente.
ResponderEliminarIsabel, la sangre hierbe sin consumirse. Misterios del amante.
ResponderEliminarAbrazos de noviembre.
Que las novias romanas se vistieran con colores azafranados me recuerda el color de muchas hojas en esta época. ¡Qué gama de rojos!
ResponderEliminarBesos.
Magnífico este enlace.Delicioso.Me ha encantado Isabel, como siempre.Muchos besos.
ResponderEliminarPues si fuera por mí pasaría de otoño a invierno y de invierno a otoño saltándome lo demás. Ni tampoco me importaría saltarme la boda, jajaja!
ResponderEliminarEs que me encanta esta época y dejar atrás los calores...quizás porque aquí los otoños e inviernos son muy llevaderos y por el contrario, los calores de primavera y otoño no son soportables :D
Aún así lo bonito está en cada momento cuando uno desea que sea así.
Un beso
Creo que otoño y primavera son las más hermosas estaciones del año porque la naturaleza se llena de colores imposibles. Bienvenido, señor Otoño.
ResponderEliminarUn beso
Hola elysa, tienes toda la razón. En defintiva todas las estaciones son necesarias, lo que cambia es el modo que tenemos de mirarlas. Besazos.
ResponderEliminarHola juan carlos, me alegro de que te haya gustado este otoño de feliz espera. Besos.
Gracias, paco hidalgo. Las fotos, ya sabes, suelen ser mías y no descuello mucho como fotógrafa, el mérito lo tienen los autores de esas maravillosas obras de arte. Besazos.
Gracias, isabel martínez barquero, por unirte a este coro de muchachas que, mientras esperan, entonan ese canto a la vida, tan nuestra... Besazos.
ResponderEliminarTú mejor que nadie, elena clásica/ninfa Silana conoces los secretos del otoño y de todas las estaciones. Y cómo la tierra hierve por dentro gestando la vida para el futuro y las muchachas cantan... Las muchachas cantamos siempre para acunar la tierra. Besos, querida amiga.
Hola dyhego, sí, que retorne siempre la primavera, eso esperamos. En todos los sentidos. Un abrazo muy fuerte.
Hola bertha, me gusta esa idea del orden en el otoño. Sí, en esa estación está la vida latente y ha de estar bien ordenada para poder resurgir luego con toda su belleza, singularidad y plenitud. Besitos.
ResponderEliminarHola, virgi: sí, sólo el marido podía deshacer ese nudo, tan simbólico, pues la puerta del amor y de la vida. Besos, querida amiga.
Hola nán, qué acertadas palabras. Somos con el mundo, con la naturaleza... Besos.
Hola sergio astorga, cierto, cuántos enigmas tiene la vida. ¿Será por ello que nos atrae tanto, que nos seduce tanto? Besos, querido amigo.
ResponderEliminarHola maria luisa arnaiz, los colores otoñales son preciosos, y en particular en los bosques donde se combinan árboles de hoja caduca y de hoja perenne, como los de la sierra de Francia próxima a Béjar, la tierra de nuestra amiga carmenBéjar. Son inolvidables. Besotes.
Gracias por tu visita, yolanda, y tus palabras, tan cariñosas siempre. Un besazo otoñal.
Hola áfrica, todo tiene su tiempo y su espera. Y muchas veces la espera es más hermosa, incluso, que lo que llega luego en realidad: el futuro suele ser creación de nuestra imaginación y nuestros deseos. ¡Y son tan hermosos, cuando aún no son! Comprendo que te guste el frescor del otoño frente a nuestros tórridos veranos. Besazos.
ResponderEliminarHola carmenBéjar, precisamente recordaba yo ahora los maravillosos bosques de la Sierra de Francia y sus colores otoñales. No recuerdo haber visto nada tan hermoso. Un abrazo, querida amiga.
DOY GRACIAS A DIOS POR HABER NACIDO EN EL MEDITERRÁNEO, POR PODER VER SU AZUL INFINITO TODOS LOS DÍAS.
ResponderEliminarPOR SER PARTE(INSIGNIFICANTE) DE SU HISTORIA(me encanta esta blog).
SALUDOS.
Amiga, Isabel. Una delicia pasera por estos lares. Son parte de mi formación académica. Siempre hay alguna mujer la vieja y hermosa Roma en mi mundo Noir. Me voy a alojar en el cubículo 685. Procuraré no hacer ruido y portarme bien. Saludos
ResponderEliminarLa primavera y el otoño siempre fueron mis estaciones favoritas. ¿Quién me iba a decir que este otoño sería tan duro?
ResponderEliminarBicos
Un texto tan fresco como bello, Isabel. El inicio del invierno siempre es extraño: menos luz solar, menos calor, menos fiestas, menos...
ResponderEliminarMás frutos silvestres, recogida de leña para más adelante, ropas nuevas, lluvia que revivificará la siembra de los cereales...
Pero las doncellas esperan con ansiedad la primavera, la estación donde la fructificación comienza en todas las especies vegetales y la sangre de los animales se renueva.
Excelente vídeo.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.
Siempre me gustó el otoño (casi más que la primavera). Envolverte en el dulce aroma que viene de los árboles, contemplar cómo la mariposa del otoño los besó, incendiándolos. Tomar un café en una cafetería acristalada (o en casa) mientras la lluvia (mansa y dulce) queda afuera arrancando esos aromas densos y fugaces que evocas. Qué texto más hermoso. ¿Ves? Me has puesto nostálgica de más otoño, y eso que ya estamos, ya. :)
ResponderEliminarUn beso, querida.
Isabel amiga, que venga el dorado y rojo otoño, luego el fuego del hogar y el frío, después el nudo y la recta túnica, todo a su tiempo y los niños jugando.
ResponderEliminarBesito de vuelta y contenta.
Saludos, dapazzi, creo que compartimos la pasión por el Mediterráneo, tan nuestro... Besazos.
ResponderEliminarBienvenido, jc alonso, estás en tu casa y puedes hacer toooodo el ruido que quieras. Me alegra compartir contigo también el amor por la vieja Roma. Besos.
Hola dilaida, espero que esta estación tan querida para tí sea, como para las muchachas que hacen esta plegaria, un preludio de la primavera. Un abrazo muy fuerte.
Hola antonio campillo, tienes mucha razón al señalar las maravillas del otoño y su preparación para la vida. Ahí estamos, tratando de disfrutar siempre lo que Natura nos ofrece. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarJa, ja, maria antonia moreno, es que el otoño por tus tierras es, sencillamente, espectacular. Nada nos gusta tanto como aquello que pronunciamos... Un abrazo enorme, querida amiga.
¡Y que vengas tú, querida natali tarraco! Una llegada oportuna y otoñal... Me alegra que estés de regreso. Besazos.