¿Dices que tu amo no te deja en
paz, que te da órdenes absurdas, que no escucha tus palabras ni atiende al
saber que te da tu mayor experiencia? Peor para él. Pero tú no te lo tomes tan
a pecho, amiga Caris. Ve al teatro a divertirte, date un paseo por el mercado
de las perlas y no te apenes por tan poca cosa. No temas al futuro ni pierdas
tu alegría. Toma ejemplo de nuestra vieja Roma: brotan flores hasta en los
lugares más decrépitos.
*Foto: Rafa Lillo. Una calle en Roma, cerca de la plaza Navona.
NOTA: Os dejo el enlace a la entrevista-presentación de La muchacha de Catulo en el blog JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA DE GRANADA
NOTA: Os dejo el enlace a la entrevista-presentación de La muchacha de Catulo en el blog JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA DE GRANADA
Hay que sonreírle a la vida, aunque sea para que las hienas se sorprendan.
ResponderEliminarUn abrazo, mi muy aquerida romana.
La vida siempre trae "flores"...vientos de alegría!
ResponderEliminarUn abrazo siempre mi querida Isabel.
Ya bastante complicada es la vida para amargarnosla más lo que hace falta es rodearse de cosas bellas y que mejor que flores: en cualquier lugar siempre son bien recibidas y nunca desentonan!
ResponderEliminarUn abrazo Isabel feliz día.
Pues, muy bien, Isabel, totalmente de acuerdo contigo:"¡Qué broten flores, en Roma y en todas partes!". Falta hace. Besos, bella y sabia romana.
ResponderEliminarDesde luego, hasta en los rincones que menos podemos imaginar, allí está esa flor. Será que la vida quiere hacerse presente a pesar de todo con el mensaje de que tenemos que seguir siempre en la lucha, sin desmoronarnos.
ResponderEliminarY mira que me gustan a mí esas fachadas viejunas que parece vayan a caer de un momento a otro. Tienen un encanto especial.
Bonita entrevista en ese blog :D
Un beso
Bella y fea Roma, en ti se entrecruzan la decadencia y el ocaso con el más estrambótico dominio de los sentidos. En cada rincón se mezclan las ruinas y la belleza, la humildad y la grandeza hasta llegar a al más sublime éxtasis. En cierta medida la comparo con Córdoba, porque en cada uno de sus rincones se huele el aroma del pasado.
ResponderEliminarUn saludo
Suerte y enhorabuena, Isabel.
ResponderEliminarVale.
Qué gran verdad en estas palbras dirigidas a la desdichada Caris. No es ella quien debe ser desdichada, ciertamente, las flores la saludan y su interior es el que debe regar y cuidar. Allá los demás.
ResponderEliminarAsí como en Roma, surgen flores, hoy surgían una hermosas palabras en mi urbe de Madrid: corría a coger el autobús en una tarde fría y lluviosa y casi llegada, ya frente a sus puertas, el conductor ha cerrado con bastante mal gesto. Una señora que esperaba otro autobús, me ha mirado con la lástima de ver a quien llega sin respiración y se le queda cara de ave asustadiza y me dice:
"Pobrecillo, bastante desgracia tiene de ser así. Sí, mi querida señora, sí, querida Isabel, gracias por vuestras flores.
Un inmenso abrazo, querida amiga, y enhorabuena por los merecidos éxitos que estás cosechando.