"Quitar a Roma el Tíber significaría, si no privar a la ciudad eterna del alma, arrebatarle la memoria. Si se lo desviara de su cauce o se colmatase su lecho, nadie más alcanzaría a comprender como fue fundada y ordenada la ciudad; muchos lugares de la leyenda y de la historia, con los recuerdos a ellos vinculados, quedarían destruidos para siempre y Roma se convertiría en un palimpsesto cuya escritura original nadie conseguiría descifrar. En tanto que el Tíber atraviesa Roma y su clásica tierra, es el río sagrado de la civilización; es el Nilo de occidente."
F. GREGOROVIUS
* Extremo sur de la isla Tiberina con el campanario de San Bartolomé, el puente "Cuatro cappi" y, a la derecha, la cúpula de la sinagoga. Vista tomada desde el Ponte Palatino.
Foto: Isabel Barceló
Isabel, bienvenida de nuevo. Gracias por reanudar el blog.
ResponderEliminarTus palabras, tu amistad, son un puente: te encuentro en él para contemplar el paso turbolento o calmo de esa agua-tiempo y las orillas que baña; son una isla, refugio y rincón donde encontrar tesoros y una cierta soledad; son barca para ir y quedar... y con quedar partirse. Gracias.
ResponderEliminarEl río sagrado de la civilización. El Nilo de occidente.
ResponderEliminarQué bonito!
:D
Un beso
" quitarle el Tíber a Roma, sería como apartar los ojos de un rostro humano ... El Tíber es la memoria viva de Roma" ! escribió también Gregorovius.
ResponderEliminarHola Isa! Un placer reencontrarte, y nada más, ni nada menos, que en un artículo sobre este río, tan significativo para Roma, ciudad por la que compartimos inmenso amor. Te mando un gran abrazo!
Nunca mejor dicho lo del Nilo de occidente.
ResponderEliminarUn saludo.
Son tal para cual,Isabel.
ResponderEliminarVale.
Muy cierto Isabel y, precioso!El Nilo de occidente, de nuestra civilización, o de la mayor parte de nuestra civilización, porque los mediterráneos somos un crisol de civilizaciones, y todo ello en buena parte se lo debemos a Roma.¡Ay Roma, ciudad eterna...! Muchas gracias Isabel, por volver a escribir en tu blog, eres imprescindible y un sabio placer.Muchos besos.
ResponderEliminarEl agua sigue su curso mientras tantos han desaparecido...
ResponderEliminar¡Bienvenida de nuevo al blog, ya te echaba de menos un montón!
ResponderEliminarEl gran río de grandes civilizaciones. Enhorabuena, querida Isabel.
Un besote
No me imagino la hermosa Roma sin su Tíber. Cada vez que voy, me gusta pasear a su vera, cruzar alguno de sus innumerables puentes, mirarlo, disfrutarlo.
ResponderEliminarUn besazo.
Un río que nos pertenece a todos y del que tenemos alguna gota en nuestra sangre, casi como el polvillo de las estrellas.
ResponderEliminarBesos, querida Isabel.
Cualquier río es el alma de la ciudad que lo posee, pero el Tíber ademas es el alma, o un pedacito de ella, de cada uno de nosotros.
ResponderEliminarFeliz como una perdiz por tu regreso.
Un besazo.
Pienso en el paseo del protagonista de LA Grande Bellezza junto al Tíber.
ResponderEliminarHasta esa película estaría incompleta, indescifrable, sin ese paseo.
Bienvenida, Isabel
¡Hola, Isabel! Es una alegría tener noticias tuyas. Si Roma no sería lo mismo sin el Tiber, tampoco lo es la "blogsfera" sin tu presencia, jejeje
ResponderEliminarAbrazos