¿Por qué no resuenan las
caracolas de los tritones por todos los confines del océano? ¿Dónde están las
hermosas nereidas y los delfines, que no rebuscan entre las espumas y las
ondas, en las profundas simas y en las arenosas orillas de las playas a quienes
se han perdido tragados por la mar? ¡Ay, Neptuno y Anfítrite, mientras vosotros
estáis en amable coloquio, despreocupados de lo que ocurre en vuestros vastos dominios salados, quienes han perdido en ellos a los suyos lloran lágrimas
amargas. Dejad pues la conversación y llamad a rebato a todas las criaturas
marinas para que busquen y encuentren. Ya que no podéis salvar a los náufragos,
devolved al menos lo que de ellos quede a sus familias.
NOTA: Me sumo al dolor de las familias que sufren la
incertidumbre y el desconsuelo de haber perdido a los suyos en el mar.
*Neptuno y su esposa Anfítrite, detalle de un relieve en el
Museo Altemps de Roma. Foto: Isabel Barceló.
Me ha gustado mucho, Isabel, la invocación que haces a las nereidas. Pero lo que más me ha gustado es la foto de Neptuno acompañado de su esposa. Y he tenido que investigar quién era esa ninfa, hija de Nereo y la Oceánica Doris...Un placer aprender de tí.
ResponderEliminarBesos
Evocador y muy sentido. Muchos compartimos esa preocupación, y esperamos que los dioses inmortales puedan ayudar a quienes claman ayuda.
ResponderEliminarBellísimo texto, muy buen corazón y siempre atenta a la actualidad.
ResponderEliminarYo también me sumo, Isabel.
ResponderEliminarVale.
Yo también me sumo,claro que sí! Y un deleite leérte nuevamente.Una magnífica súplica.Me ha encantado como siempre.Es preciosa.Un abrazo inmenso Isabel.
ResponderEliminarMorir por ahogamiento siempre me ha parecido terrorífico (no por casualidad es una clase de tortura).
ResponderEliminarMi recuerdo para los familiares.
Me uno, como no, a tu bella y trágica súplica.
ResponderEliminarUn beso.
Debe ser terrible perder a alguien en el mar.
ResponderEliminarA mí el mar siempre me ha dado miedo. Respeto ante todo. Puede ser porque tengo pánico a morir así.
Ojala los habitantes de sus aguas ayuden en este trance a esas familias ya destrozadas.
Un beso
A estas alturas me estoy creyendo que eres una reencarnación de alguna gran escritora de la antigüedad.
ResponderEliminarUn abrazo, querida Isabel
Me ha encantado el color de tu alma cuando escribes
ResponderEliminarEsperemos que los dioses se apiaden del dolor de los que sufren y al menos les den a los deudos el poder saber, cerrar una herida, hacer sus duelos y recuperar algo de los que amaban.
ResponderEliminarMe pregunto durante cuantos siglos, cuantos mares se podria haber llenado con las lagrimas de los parientes de los perdidos en el mar.