Esto escribió la noble Claudia Hortensia a propósito de una de sus obras:
“Durante siglos se ha considerado el
tejido de la lana como una de las ocupaciones más antiguas y nobles de cuantas
realizan las mujeres. El telar refleja, en cierto modo, el orden del mundo:
sólo cuando cada hilo está en su sitio, cuando la urdimbre y la trama se han
entrecruzado de la manera adecuada, se consigue un resultado armónico y
hermoso. Esa labor requiere paciencia, destreza y sabiduría. Así me lo han
enseñado.
Sin embargo, según nos
demuestra la experiencia, no existe tal orden en el acontecer del mundo. Los
hilos se cruzan y se enmarañan sin que sepamos por qué ni alcancemos a
comprender cómo. Menos todavía podemos apreciar qué clase de armonía resulta de
todo ello pues, pareciendo obra de una mano enloquecida y siendo los seres
humanos simples hebras de ese tejido, zarandeadas por los trajines del telar,
nos es imposible ver el conjunto. Solo cuando ha transcurrido mucho tiempo y se
mira hacia atrás con los instrumentos adecuados y voluntad de comprender, se
puede extraer, de entre la confusión, unos pocos hilos con los cuales encontrar
sentido a los hechos pretéritos. Así pues, el telar no representa, como yo
creía, el orden del universo, sino un método humano, aunque imperfecto, para
descifrarlo.
Viene esta reflexión a
cuenta de las dificultades que hallo, continuamente, al componer este relato para
rememorar de manera sencilla los orígenes de Roma….”
NOTA: Mi agradecimiento al grupo El Cuaderno Rojo por invitarme a una "liturgia literaria" para charlar entre amigos de mis hábitos, método (o falta de método) de trabajo, fuentes de inspiración, etc en torno a la escritura. Me honro en ser la invitada este jueves 3 de abril. Asistencia libre.
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Hermoso y sabio texto, querida Isabel.
ResponderEliminarMis mejores deseos para ti en esta tarde. Seguro que la haces mágica.
Un beso.
Poco a poco cada hilo irá a su sitio. Si quieres ver telares:
ResponderEliminarhttp://benillobatelares.blogspot.com.es/.
Los dedos femeninos han tejido tantas historias que tú hallarás el modo de contar la tuya. Verás.
ResponderEliminarSi la mujer demuestra en esta labor y en otras, paciencia, destreza y sabiduría.
ResponderEliminarNecesariamente debería estar más presente en los círculos de poder para que no haya tanto desgobierno, ¿no crees?
Abrazos
Maravilloso texto Isabel y, muy sabio, como siempre. Nos vemos esta tarde en la "Liturgia Literaria", nadie que pueda se la debería de perder.Muchos besos.
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ResponderEliminarPero tú manejas los hilos muy bien, Isabel, a conciencia, así que finalmente te sale lo que te sale, una obra maestra ;)
Un besito
Como descendiente de muejres hilanderas y tejedoras, no sabes cómo he visto a las mujeres de otro tiempo, sobre todo bejaranas, reflejadas en tus palabras.
ResponderEliminarSuerte, Isabel.
Un abrazo
Incluso lo que de cerca parece un batiburrillo de hilos, de lejos parece un estampado perfecto, Isabel.
ResponderEliminarVale.
Las Parcas tejían en blanco, negro y oro y el conjunto sólo tenía sentido al final. Es la vida misma, hasta el final no se sabe si el conjunto ha sido bonito o feo. Todo dibujo necesita sus claroscuros para poder definirse y ese es el enredo que vamos viendo desde la cercanía.
ResponderEliminarEspero que esta tarde haya sido placentera para tí, porque los que han estado contigo, de seguro la habrán disfrutado.
Un fuerte abrazo.
Sigue tejiendo, querida Isabel. Hermosa labor, sea con hilos, sea con palabras, sea con las posibildades que la vida nos ofrece.
ResponderEliminarBesos y besos
A mi me gusta como tejes los hilos de tus historias, Isabel, también me gusta tejer la lana. Debe de ser un recuerdo atávico por que me entra tanta paz que no se a quien más tejerle una bufanda.
ResponderEliminar¿A alguien le apetece que le haga una bufanda?
Yo me leeré tus bufandas de historias, Isabel.
¡Pero qué buen texto! Sabio, medido, reflexivo...me ha encantado leerlo. Me pone doblemente contenta que haya sido una mujer quien lo ha escrito
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