Esto pensaba Lucrecia Borgia mientras se dirigía al convento de San Sisto Vecchio para hallar entre sus muros un poco de paz el 6 de julio de 1497:
¡Oh,
restos venerables de la antigua Roma! Os contemplo con dolor y siento vuestra
mirada mientras paso a vuestro lado y os doy la espalda. ¿Qué fue del gran
palacio de Septimio Severo? ¿Qué de las aguas con que alegrabais la vista, o de
la mansedumbre del corderillo que a vuestros pies pastaba y trotaba, alegre, al
encuentro de la noble Jacopa di Settesoli cuando oía su voz? Queda, apenas, una
gran desolación y un recuerdo cada vez más débil. Ojalá regrese yo pronto a mi
casa después de desescombrar de ruinas mi corazón.
NOTA
1: Lucrecia Borgia se retiró a dicho monasterio cuando su padre le impuso la
disolución del matrimonio con su primer marido, Juan Sforza. Para ir allí pasó
por delante de los restos del Septizodium que aparecen en el grabado de Du Pèrac
de 1575. Eran parte de la fachada que el emperador Septimio Severo (193 – 211)
había construido para embellecer la parte del palacio que daba a la vía Apia. En
el siglo XIII formaba seguramente parte de la fortificación de la poderosa
familia Frangipane, de la cual formaba parte por matrimonio la famosa Jacopa de
Settesoli (por corrupción de Septizodium), quien fue muy amiga de San Francisco
de Asís e iba acompañada por un corderillo que le había regalado el santo. Los
restos de Jacopa descansan al lado de San Francisco en Asis. El convento de San
Sisto Vechio, de monjas dominicas, estaba en el mismo lado de la via Appia, un
poco más adelante.
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Restos del Septizodium en un grabado de Du Pèrac de 1575. Roma. (Lucrecia vivió
entre 1480 y 1519). La via Apia pasaba por donde está, en el grabado, el texto explicativo. Lo que se ve al fondo de este grabado es el arco de Constantino, y la calle es la actual vía de San Gregorio)
NOTA
2: Gracias a todas las personas que me acompañaron ayer en la conferencia
LUCRECIA BORGIA, EL MITO QUE NO CESA. Pongo aquí algunas fotos. Gracias a Alejandro Noguera Borel y al Museo L'Iber del soldadito de plomo. Gracias también a Pilar Albelda por las fotografías.
Debió ser un gozo escucharte, querida Isabel. No hay más que ver la atención que te presta el numeroso público.
ResponderEliminarUn beso enorme.
P.D.- Estás guapísima, que conste.
Gracias, Isabel, por tus cariñosas palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarEnhorabuena y felicidades, Isabel.
ResponderEliminarVale.
Gracias, Dyhego. Fue muy bien.
ResponderEliminarMe encantó asistir! Fue una maravilla y estuvo muy interesante todo lo aportado. Un abrazo Isabel.
ResponderEliminar¡Querida Isabel! Ya puedo comentar en tu blog. Daremos gracias a los electrones. ¡MI MÁS SINCERA Y GRATIFICANTE ENHORABUENA! Desafortunadamente no puedo asistir a tus conferencias pero que hables tú de Lucrecia Borgia debe ser una música para la atención y el oído. Seguiremos, si me dejan los e negativos, en contacto.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida Isabel.
¿Sería posible acceder al texto de la conferencia?
ResponderEliminarQuerida Isabel:
ResponderEliminarMe siento identificada con la emoción que despierta la pregunta de Jenofonte. A muchos nos encantaría escucharte aunque sea en diferido, no nos quisiéramos perder una conferencia tan interesante.
Las ruinas del corazón, sin duda, a veces, son tan apartosas como las de aquellas grandes civilizaciones.
Gracias, Isabel, querida. Un abrazo.
Gracias a ti Isabel por compartir tus momentos...-Que aunque por distancia no podamos asistir ;pero si, que lo disfrutamos por tu cercania y sobre todo felicitarte por esta buena acogida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchísimo tiempo sin pasar a comentar por aquí, pero que sepas que leo siempre todas tus entradas. Quisiera estar como Lucrezia, encerrado y sin preocupaciones para dedicarme tiempo a mi y a la lectura por placer, pero no soy digno de entrar en el cenobio, al menos hasta verano jeje
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena, sabes que me encantaría asistir a una de tus charlas. Algún día lo haré, tenlo por seguro. ¡Besos y abrazos!
¡Bellísima entrada Isabel, como todas!Me ha encantado.¡Enhorabuena por tu éxito, como era de esperar! Besos.
ResponderEliminarEnhorabuena y muchas felicidades. Parece que salió bien el evento.
ResponderEliminarUn saludo.
Estos recuerdos de Lucrecia Borgia con relación a Roma y su corazón me han remitido a mis vivencias hace ya unos tres años cuando, después de mucho tiempo, regresé al pequeño pueblo donde nací...sólo la tristeza se apoderó de mi corazón y añoré aquél pasado de mi infancia; también han venido a mis recuerdos las ruinas de un pasado doloroso muy cercano a mi corazón.
ResponderEliminarPor el público que veo y su concentración, no me cabe la menor duda, que hubo un goce total con tu conferencia sobre Lucrecia Borgia, el mito que no cesa.
Apreciada Isabel, te dejo mi abrazo y admiración!
Enhorabuena, maestra!
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