Da miedo asomarse a esa boca llena de
tierra. ¡Ay, tan llena de tierra como la de su antiguo dueño, el emperador Tito,
que se complacía en contemplarla hace cientos de años y del cual nada queda! He
visto como brotaban de la tierra las arrugas de su frente, el ceño fruncido por
el dolor. Luego el poderoso brazo y esa serpiente, más vigorosa aún, que se
dispone a triturarlo. Pensé que ese hombre se enfrentaba a la muerte. Hasta que
han asomado, al lado suyo, dos cabezas pequeñas, muy pequeñas comparadas con la
suya. Julián de Sangallo, que llevaba un rato allí, se ha agachado y él mismo,
con sus propias manos, escarbaba con impaciencia la tierra.
- ¡Es el Laocoonte y sus hijos! ¡La obra
maestra de la que hablaba Plinio!
Ahora sé que el sufrimiento y el miedo de
Laocoonte no se debe a la proximidad de su propia muerte. No grita. Su boca
entreabierta expresa el horror de saber que sus hijos van a morir asfixiados
por ese monstruo viscoso surgido del mar. Él no puede hacer nada.
La madre tierra ha parido hoy una obra de
arte. El mar sigue devorando padres e hijos.
NOTA: El 14 de enero de 1506, en una viña
situada sobre las antiguas termas de Tito, en la colina llamada Oppio, un
labrador encontró enterrado en la tierra el grupo escultórico del Laooconte. El
Papa Julio II envió al lugar al escultor Miguel Ángel y al arquitecto Julián
de Sangallo, que fue quien, in situ, identificó la obra de la que sólo se tenían
referencias literarias. En ESTE ENLACE encontraréis información completa sobre la
obra, la historia que relata y las circunstancias de su hallazgo.
Esta efemérides me ha hecho pensar en cuántas
madres y padres se arriesgan con sus hijos a cruzar el Mediterráneo para venir
a Europa en busca de una vida mejor, y se encuentran en el camino con el
monstruo.
NOTA 2: Queridos amigos, aquí os pongo la invitación para una lectura de relatos, por parte de María Tordera y yo misma, que tendrá lugar en Valencia, Llibreria Ramon Llull, el próximo lunes 25 de enero, a las 19,30 horas, organizada por la Asocaición Valenciana de Escritories y Críticos Literarios (CLAVE) y presentada por su presidente, Juan Luis Bedins.
¡Nos gustaría contar con vuestra presencia!
NOTA 2: Queridos amigos, aquí os pongo la invitación para una lectura de relatos, por parte de María Tordera y yo misma, que tendrá lugar en Valencia, Llibreria Ramon Llull, el próximo lunes 25 de enero, a las 19,30 horas, organizada por la Asocaición Valenciana de Escritories y Críticos Literarios (CLAVE) y presentada por su presidente, Juan Luis Bedins.
¡Nos gustaría contar con vuestra presencia!
Me gusta lo que escribes, Isabel. Y cómo escribes. Y tus Historias.
ResponderEliminarTodas me fascinan.
Muy ocurrente y actual, por no decir eterno.
ResponderEliminarPor eso la memoria histórica se encarga de recordarnos que no hay nada nuevo bajo el Sol.El hombre desafía a la naturaleza y la pone en contra de si mismo...Esta malditas guerras que siempre tienen un precio tan alto.
ResponderEliminarUn beso feliz finde Isabel.
Interponerse en el camino de los dioses es arriesgado.Y Troya tenía que ser destruida. Estaba decidido.
ResponderEliminarUn saludo.
Nada que añadir Isabel.Tus palabras son tan hermosas y conmueven tanto que emocionan a cualquiera, hasta los más duros de corazón. Deseo que llegué el día tan necesario en que nadie sea devorado por nadie ni por nada y sobre todo los niños, que se acaben las guerras y las aberraciones e injusticias ,y todos los niños puedan crecer sin miedo y sus padres y todos podamos tener una vida digna.Me parece muy difícil pero hay que luchar por ello.Besos Isabel.Ni que decirte que me ha encantado este relato por todo.
ResponderEliminarpero ahora ya no podemos culpar a los dioses...
ResponderEliminarBesos.
Me hago eco del comentario de Pedro...
ResponderEliminarUn abrazo
La Cilivización Romana cautiva por la vasta y profunda historia, fecunda de genios, tus seguidores también lo estamos. Como nos has contado esta entrada "chapó", querida Isabel, y especialmente un broche tan bonito como actual de los que atraviesan el Mare Nostrum, cuna de grandes cilivizaciones.
ResponderEliminarMe encanta la entrada, genial.
Un abrazo.
Es verdad, el horror ante lo que les pueda pasar a los hijos es terrible.
ResponderEliminarVale, Isabel.
¡Y mi Casandra - Isabel!A veces ver y contar trae también sus penas. Te escucho y agradezco. Un beso.
ResponderEliminarAprendo mucho con tus artículos. Muchas gracias. Espero que mi memoria lo retenga!
ResponderEliminarY pensar que se ha llegado a decir que esta obra maestra de la escultura era había salido de los cinceles de Miguel Ángel en un ejercicio virtuoso de recreación de la antigüedad... ¡Fuera embustes! Reconozcamos la belleza y la soberbia del arte griego en todo su esplendor y dejémonos de cuentos.
ResponderEliminarUn beso
Vivimos en un mundo lleno de injusticias y crueldades, pero nuestro pasado es mucho peor ...... lo único que permanece invariable es que buscamos la belleza hasta en los hechos mas terribles ....
ResponderEliminar¡Qué maravilla! Lo vimos hace años en los Museos Vaticanos y produce un impacto inmenso.
ResponderEliminarVuelvo por aquí, Isabel, espero que la próxima sí podamos encontrarnos con tranquilidad, un abrazo grandísimo.
Querida Isabel:
ResponderEliminar¡Qué bárbaro momento!Y es que el momento del descubrimiento de la obra de arte que conlleva toda la emoción de la historia escrita hecha realidad, así como la tragedia del padre que ha de ver morir a sus hijos, impotente, nos lleva con el corazón palpitante a tu acertada y comprometida conclusión: la tragedia humana, día y día, insostenible ya por más tiempo.
Vuelve a resonar Mozart en mi casa, en su don Giovanni, así como, por supuesto, Lorenzo da Ponte en uno de sus prodigios, puestos en boca de donna Anna y don Ottavio:
"Che giuramento, o dei!
Che barbaro momento!
Tra cento affetti e cento
Vammi ondeggiando il cor."
Sin palabras, querida Isabel, solo el rostro del horror del Laocoonte en nuestros ojos y nuestras almas.
Un fuerte abrazo, querida, siempre, siempre tan certera.
Hola Tecla, gracias por tus cariñosas palabras. Me animan a continuar. Son casi 10 años de blog y, a veces, decaigo un poco. Besazos.
ResponderEliminarSaludos, emejota. El horror parece formar parte de la vida de los seres humanos. Lo malo es que nos acostumbramos y terminamos por apartarlo un poco y quizá no tanto por crueldad o por desinterés, sino porque duele y no se puede vivir todo el tiempo en un perpetuo dolor. Besazos, guapa.
ResponderEliminarHola Bertha, lo peor de todo es que parece que no aprendemos o, si aprendemos, no somos capaces de impedir las luchas por el poder. Un abrazo, querida amiga.
ResponderEliminarLos dioses son muy sufridos, Cayetano Gea, ya lo hemos visto. Nos sirven para todo, para matar, para morir y para todo lo que se tercie. Los héroes de Homero sabían que en el campo de batalla estaban solos. Besazos.
ResponderEliminarHola Yolanda Carrasco, tienes mucha razón en tus argumentos. Ojalá sigamos luchando y se hagan realidad tus/nuestros deseos. Besazos.
ResponderEliminarCierto, Pedro Ojeda Escudero. No podemos hacerlos responsables directamente, pero siempre se encuentra el modo de decir que se actúa en su nombre y siguiendo sus deseos. Es el precio de crer en ellos. Lo malo es que nos afecta a todos. Besazos.
ResponderEliminarHola Neogéminis Mónica, gracias por tu visita. Un abrazo.
ResponderEliminarSaludos, Mari Carmen García Franconetti, también yo creo que de los antiguos en general y de la histora podemos aprender mucho, no solo por lo que ocurriera en realidad, sino también por cómo podemos leerlo e interpretarlo hoy. El hallazgo casual de esta maravillosa obra de arte conmovió, desde el primer momento, a todos cuantos la han visto. El arte cobra mayor sentido, en mi opinión, cuando nos obliga a pensar en el presente. Besazos.
ResponderEliminarHola Dhyego, creo que tememos más lo que pueda pasarles a ellos que a nosotros mismos. Sangre de nuestra sangre. Besazos.
ResponderEliminarCierto, querido Hyperion. Casandra fue, quizá, una de las personas que más sufrieron en aquellas vísperas de la destrucción de Troya. Saber y que nadie te crea es, ciertamente, una maldición. Como Laocoonte, también ella sufrió su atropello. Besazos.
ResponderEliminarHola Dolors Jimeno, si no lo retienes no pasa nada. Te lo vuelvo a contar, ja, ja. Besazos.
ResponderEliminarComparto tu opinión, Carmen Gascón. Miguel Ángel fue un gran admirador de esta escultura y del Torso de Belvedere, ambas obras maestras en los museos Vaticanos. En la historia del arte, nadie ha dejado de aprender de sus predecesores. Y qué menos que reconocer los méritos de los escultores griegos, que han marcado de manera indeleble nuestra percepción de la belleza. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarCierto, Manuel Adler, el pasado fue seguramente más cruel. Sin embargo, hoy podemos pensar que ya deberíamos haber superado todo eso, dejar de lado la crueldad, la explotación del hombre por el hombre. Por eso duele más. Un abrazo, querido amigo.
ResponderEliminarEs cierto, Virgi, impacta mucho la contemplación de esta escultura, aunque la hayamos visto muchas veces en fotografía. Espero yo también que nos podamos encontrar más adelante. Un abrazo y hasta pronto.
ResponderEliminarHermosas palabras las tuyas, Elena Clásica. No me atrevo a decir nada más.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.