No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.
HORACIO. “Carpe diem”. Traducción de Luis
Alberto de Cuenca y Antonio Alvar.
Creo que es una buena reflexión ahora que empezamos el año. Conviene vivirlo día a día.
*Mosaico en el suelo de la iglesia de Sant Andrea al Quirinale. Roma. Foto: Isabel Barceló
Llevas razón, Isabel. El tiempo es ahora.
ResponderEliminarTodo lo demás es recuerdo.
Un beso grande.
Un difícil equilibrio temporal. Un carpe diem antes de tiempo nos podría enviar directamente al averno de la miseria.
ResponderEliminarQuerida Isabel:
ResponderEliminarQué maravillosamente evocador suena el "Carpe diem" en su fuente y enmarcado en su poema completa. Qué grande Horacio, qué certero siempre y a través de los siglos su sabiduría y la belleza de sus versos.
Bonita invitación a la vida. Que así sea.
Gracias, querida Isabel. Un abrazo.
Una reflexión muy sensata y a pesar de los años transcurridos seguimos teniendo esa incertidumbre siempre, hay que saborear los momentos y si son buenos mejor que mejor: el futuro es tan incierto siempre...
ResponderEliminarCarpe diem, me gusta esa palabra y si se puede capturarlo mejor.
Un beso Isabel feliz finde.
Meditación muy antigua que sigue vigente en nuestroas días debido a su sabiduría. Romanos: -vive la vida intensamente y deja que los dioses te la hagan corta o larga, pero disfrutala, es lo que tendrás-...
ResponderEliminarMagnifica entrada, querida Isabel.
Un beso.
Ese es el problema: saber cómo vivir solo plenamente el presente sin preocuparnos de lo que pase mañana.
ResponderEliminarEs inútil, decían los grecorromanos, rebelarse contra la fatalidad, contra el destino, contra las parcas... Los que no creemos en dioses ni en un destino ya escrito por los dioses lo llevamos peor. Aún así, deberíamos aprender de los antiguos y tomarnos las cosas según vayan viniendo.
Un abrazo, Isabel, y "aprovecha el día", que es domingo.
Es precioso, me ha encantado! Y muy cierto! Y como tú misma has dicho Isabel, es un buen consejo, buenísimo añadiría yo. A ver si lo puedo cumplir, te confieso que a veces me resulta difícil, espero que a tí no te ocurra lo mismo Isabel; pero en toda caso que Fortuna y todos los dioses te sean siempre favorables. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarUn lema que deberíamos llevar todos bien interiorizado, aunque desgraciadamente el correr de los días y las circunstancias nos hacen olvidarlo pronto...
ResponderEliminarPor eso no está mal recordarlo, y pensar en que es el tiempo uno de los mayores regalos que nos han sido concedidos.
Un abrazo!
"Carpe diem "
ResponderEliminarVulnerant omnes ùltima necat.
Saludos y feliz 16.
Con mis respetos a Horacio, el pasado no existe, el futuro tampoco, lo único real es el presente que circula entre una cosa que todavía no es y otra que ya ha dejado de serlo.
ResponderEliminarPor ello el presente es inasible y cualquier Carpe diem está abocado irremediablemente a desvanecerse en la nada porque viene de la nada.
¿Cómo hay que hacer para no ser una loca, filtrar nuestros vinos y adaptar al breve espacio de nuestra vida una esperanza larga? Eso, me parece, es lo contrario del Carpe diem.
Si Horacio hubiera conducido un automóvil hubiera dicho que hay que mirar más allá de los treinta metros y a la vez el retrovisor, si nos quedamos mirando el cristal nos estrellamos. Por suerte para ellos los carros iban más despacio.
En fin, Serafín.
Besos.
Muchas gracias, Tecla. El "Carpe diem", el aprovechar el momento, es un tema muy extendido en la cultura clásica. La brevedad de la vida nos hace reflexionar acerca de cómo la vivimos y en qué la empleamos. Besazos.
ResponderEliminarSaludos, emejota, cierto que es un equilibrio difícil y hace falta maestría para administrarlo bien. ¡Cuántas veces lamentamos haber perdido el tiempo, o haber perdido oportunidades por nuestra propia torpeza! En cambio, no conozco a nadie que se queje de haber vivido intensamente... Besazos.
ResponderEliminarQuerida Elena Clásica, las palabras de Horacio nos transportan o, quizá, nos retornan a esa cultura admirable que él mismo representa. Todo pasa, todo acaba casi antes de darnos cuenta. Hacernos conscientes, siquiera por un momento, de que estamos vivos y de todo cuanto de bueno tenemos, es ya un triufo. Un abrazo, querida amiga.
ResponderEliminarSaludos, Bertha, la incertidumbre, como bien señalas, es inherente a la vida. De ahí la importancia de disfrutar en cada momento de lo que se tiene, porque nadie sabe si lo podrá disfrutar mañana o dentro de una hora. Lo sabemos y, sin embargo, dejamos muchas de veces de disfrutar del presente en aras de un futuro que no sabemos si llegará... Besazos, querida amiga.
ResponderEliminarGracias, mari Carmen García Franconetti, la constatación de la fugacidad de la vida y de la necesidad - para quien quiera - de vivirla de manera consciente es, como muy bien dices, un llamamiento a la vida. Besazos.
ResponderEliminarHola, Cayetano Gea, cierto que no creemos en la inexorabilidad de un destino, sino más bien que lo vamos construyendo con nuestras propias acciones. Esto, sin embargo, no me parece contradictorio con la llamada del poeta a disfrutar del presente. Pongo un ejemplo: ¿quién no se ha amargado un domingo pensando que al día siguiente tiene que trabajar y va a darse de morros con ese jefe o ese compañero o ese cliente que lo ponen de los nervios? El poema no me parece una llamada a la irresponsabilidad, o a la ceguera respecto a nuestras obligaciones, sino a la consciencia instanánea de saberse vivo y vivir ese instante con la mayor intensidad. Besazos, querido amigo.
ResponderEliminarSaludos, Yolanda Carrasco, tienes razón en que es difícil seguir ese consejo cada día, todos los días. Me declaro incapaz de hacerlo. Pero no deja de ser un aviso, un destello de inteligencia, un recordatorio de que sólo tenemos una vida y que, con frencuencia, nos la amargamos sin necesidad. Esa es una experiencia que seguramente compartimos todos. Yo también me hago el propósito de sacar lo mejor de cada momento. ¡A ver si este año lo consigo! Besazos, querida amiga.
ResponderEliminarSaludos, Charles de Batz. Coincido contigo y casi me atrevo a ir más allá: el tiempo es lo único que tenemos, pues sin él, todo lo demás no existe para nosotros. Recordarlo de vez en cuando es bueno, nos ayuda. Al menos, a mí me ayuda. Besazos, querido amigo.
ResponderEliminarSaludos, Dapazzi. Y feliz año también para tí, seamos o no conscientes del transcurrir del tiempo... Besazos.
ResponderEliminarJa, ja, El Peletero, se me hace casi imposible imaginar a Horacio conduciendo un coche. En su defensa, debo decir que es un poeta, no un filósofo. Ni en sus palabras ni en sus planes está el propósito de servir a la razón, de explicar el funcionamiento del mundo, del tiempo o del espacio, ni siquiera la vida, de una manera racional ni mucho menos dibujar una norma moral. Es poeta. Habla de anhelos, de aspiraciones, del deseo de disfrutar de algo que, por su propia naturaleza, se nos escapa como el agua en el cuenco de las manos. Habla de la necesidad de hacernos conscientes, al menos durante unos instantes, de que estamos vivos y que eso no durará para siempre, y que cuando lo perdamos ya no tendremos nada. Me parece una llamada de atención no sólo a la brevedad de la vida, sino a las múltiples maneras que tenemos de amargárnosla, de perder el tiempo, de "pasar" por ella casi sin enterarnos.
ResponderEliminarA mi me ha ocurrido, a veces, ante un paisaje hermoso, el respirar hondo, sentir la belleza y la potencia de la naturaleza y a mi misma como parte de ella y me he hecho consciente de un intenso disfrute de ese momento. A ese instante de plenitud apela Horacia, por fugitivo que sea. Besazos, querido amigo.
Perdón, el Peletero y contertulios, quería decir "Horacio". ¡Ay, que me ha traicionado mi afecto por las mujeres!
ResponderEliminarNo el día. Cada hora...
ResponderEliminarBesos.
En ello estamos, Isabel.
ResponderEliminarVale.