Antes de contar con la herramienta de la razón y con los instrumentos científicos de
que disponemos hoy, el ser humano trataba de comprender el mundo y de
explicárselo a través de historias, de relatos que daban, a su manera, respuesta
a muchas incógnitas: cuándo nació el mundo, cómo funciona, quienes son los
dioses, qué es el hombre, qué hay más allá de la muerte, qué significa vivir un
tiempo breve, qué es el amor. De una manera dramática y fácil de recordar, a
través de esas historias, que nosotros llamamos mitos, transmitían a las
generaciones sucesivas sus conocimientos, su saber conseguido con gran esfuerzo
y acumulado a través de los milenios.
Esas viejas historias, intuitivas pero esenciales, sobre el
ser humano, son una fuente inagotable de reflexiones si las sabemos leer.
He recordado una frase que se pronuncia en mi novela “Dido,
reina de Cartago”:
“— Quizá Cupido no exista, señora Imilce —dice
inesperadamente Kostas—, pero sus flechas duelen.”
NOTA: Conforta el
alma que, pese a tantas dificultades como encuentran las asignaturas de
humanidades, tan necesarias, haya alumnos y profesores que siguen firmes en la
defensa de unos conocimientos imprescindibles para afrontar los retos actuales.
Mañana, 15 de enero, estaré en el IES Luis Vives de
Valencia, con los alumnos de Humanidades, para hablar con ellos de los mitos: “Lo
que cuentan los mitos, ¿es útil hoy?”
Con el mismo tema estaré, el 16 de enero, en el IES La
Vereda, de Puebla de Vallbona, con
alumnos de Humanidades y de Cultura Clásica.
Qué cierto es. Todas las culturas antiguas echan mano de mitos y epopeyas para explicar lo inexplicable en esos momentos. Solo que las sociedades politeístas, no dependientes de un solo dios monopolizador de las creencias, eran más imaginativas y atrevidas. Donde esté la cultura grecorromana que se quiten otras. No hay comparación.
ResponderEliminarSuerte con esos alumnos.
Un abrazo, Isabel.
Gracias, querido Cayetano. Creo que no acabaremos nunca de aprender de esa cultura que es base de la nuestra, de la que aún mamamos y cuya lengua (evolucionada) aún hablamos...
ResponderEliminarHa ido muy bien. Han venido más alumnos de los esperados, pues se han sumado de otros IES y de otras asignaturas, y han escuchado con muchísima atención. ¡Algo habrán aprendido! Por mi parte, lo he pasado genial.
Un abrazo, querido amigo.
Qué experiencia para este centro de enseñanza y unos alumnos a los que conozco, pero que intuyo con emoción cómo habrán disfrutado de este tema fascinante.
ResponderEliminarSiempre disfruto escuchándote y leyéndote, Isabel, pero hoy sin más remedio me quedo atrapada en esa sentencia de Kostas, de esa novela que me transformó la vida.
Isabel Barceló, si para mí, eres un mito en ti misma, hija mía. Jajaja, te abrazo.