Ahora que está avanzada la primavera y en la plazuela del granado el sol calienta con más fuerza, acuden a nuestras reuniones muchas personas ancianas. Suelen reservarme el banco bajo el árbol y los demás se sientan alrededor en sus asientos plegables. Hay bastante animación.
Apenas mi ayudante Karo, puesto en pie sobre el banco, acaba de leer el último fragmento de mi texto, se forma una revolución. El rey Yarbas no goza de mucha simpatía entre nosotros, pero la noticia de que Utyke y su tío, el sacerdote de Hércules, lo hubieran azuzado contra los fenicios, aún les ha disgustado más. Se alzan varias voces exigiendo saber de inmediato qué maldades idearon.
Apenas mi ayudante Karo, puesto en pie sobre el banco, acaba de leer el último fragmento de mi texto, se forma una revolución. El rey Yarbas no goza de mucha simpatía entre nosotros, pero la noticia de que Utyke y su tío, el sacerdote de Hércules, lo hubieran azuzado contra los fenicios, aún les ha disgustado más. Se alzan varias voces exigiendo saber de inmediato qué maldades idearon.
- La señora Imilce no puede escribir su historia más deprisa – declara Karo a voz en grito y con tanta energía, que se impone el silencio – Su cabeza no cesa de trabajar, pero a mí me resulta imposible seguirla y copiar a todas horas. Además, a ella le gusta repasar lo escrito, reordenar la ideas y enmendar todo lo que le parece mal. Y a esto debe añadir los datos e ideas que vosotros mismos le vais dando. ¡Es un trabajo enorme para una anciana!
Bajo modestamente los ojos. No me disgusta que de vez en cuando se produzca un pequeño revuelo como éste. Significa que mi trabajo interesa y hasta apasiona a los cartagineses. Eso me halaga, desde luego. Y me permite también hacer pequeñas disgresiones respecto al tema principal.
- Fue precisamente en la cena que el rey Yarbas ofreció a la reina Dido y los fenicios, cuando tus abuelos se enamoraron – digo dirigiéndome a Jacinta. Ella asiente con la cabeza y se sonroja un poco.
- ¡Hasta en esa materia el filósofo Filón fue un personaje singular! – afirma Parepidemos Samosatense con orgullo.
Cuando llegó a Cartago todo el mundo miraba con recelo a este hombre, un peregrino, como a él le gusta definirse. No entendíamos muy bien qué clase de peregrinaje era el suyo, porque en lugar de túnica y sandalias polvorientas y barbas sucias, propias de quien anda aquí y allá por los caminos, va siempre acicalado como si fuera a una fiesta. Afirma estar recorriendo el mundo persiguiendo la verdad. ¡Como si la verdad fuera una liebre! Aparte de esa extravagancia, es un tipo simpático.
Bajo modestamente los ojos. No me disgusta que de vez en cuando se produzca un pequeño revuelo como éste. Significa que mi trabajo interesa y hasta apasiona a los cartagineses. Eso me halaga, desde luego. Y me permite también hacer pequeñas disgresiones respecto al tema principal.
- Fue precisamente en la cena que el rey Yarbas ofreció a la reina Dido y los fenicios, cuando tus abuelos se enamoraron – digo dirigiéndome a Jacinta. Ella asiente con la cabeza y se sonroja un poco.
- ¡Hasta en esa materia el filósofo Filón fue un personaje singular! – afirma Parepidemos Samosatense con orgullo.
Cuando llegó a Cartago todo el mundo miraba con recelo a este hombre, un peregrino, como a él le gusta definirse. No entendíamos muy bien qué clase de peregrinaje era el suyo, porque en lugar de túnica y sandalias polvorientas y barbas sucias, propias de quien anda aquí y allá por los caminos, va siempre acicalado como si fuera a una fiesta. Afirma estar recorriendo el mundo persiguiendo la verdad. ¡Como si la verdad fuera una liebre! Aparte de esa extravagancia, es un tipo simpático.
- He solicitado al gobierno de Cartago examinar los documentos que se conservan de Xilón, el que fuera cronista de la reina Dido – prosigue Parepidemos –. Quiero saber si en ellos se recogen noticias del pensamiento y los hechos de su ilustre hermano, el filósofo Filón de quien estamos hablando. Os informaré de lo que encuentre.
- Y a nosotros ¿qué nos importa? –pregunta una voz entre el público – sólo nos interesa nuestra reina.
- ¡Claro que nos importa! – respondo yo misma - ¿Cómo podríamos conocer a Dido sin saber nada de quienes la rodeaban? ¿Creéis que en su vida careció de importancia el afecto de la nodriza Barce o el amor de su hermana? ¿Acaso llegó ella sola hasta aquí? ¿No la ayudó Teano, matemática insigne, a trazar los límites de la ciudad? ¿Serían tan famosas nuestras murallas sin el trabajo de Aemilius? Y hasta Utyke, de cuyas aviesas intenciones os habéis quejado, contribuyó a crear nuestra Cartago: sin su oposición a Dido, quizá tendríamos una ciudad diferente.
- En cuanto a los amores del filósofo Filón y la danzarina Dincer, abuelos de Jacinta aquí presente, os diré algo – añado tras hacer una pausa –: creo que a la reina Dido la conmovieron mucho. Después de tantos años de viudez, le hicieron añorar las dulzuras del matrimonio. Placeres embellecidos sin duda por el recuerdo, porque apenas había tenido tiempo de catarlos cuando su esposo Siqueo fue asesinado. La reina se ablandó. Y el dios Cupido, hallando su corazón tan propicio, en lugar de rozarlo apenas con la punta de su flecha para encenderlo de amor, lo atravesó sin piedad de parte a parte. ¡Quieran los dioses librar a todos los presentes de un mal semejante!
- No creo que este auditorio de ancianos corra mucho peligro, señora Imilce –dice Karo por lo bajo.
- ¡Vas listo si te crees que la edad nos protege de las pasiones...!
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- Lo se muy bien, Utyke – dice el rey Yarbas, sentado al lado de la joven en el patio de su palacio, mientras varios criados los rodean para atenderlos.
- Entonces, no permitas a los fenicios asentarse en tus tierras. Nadie puede obligarte a actuar contra tus intereses. Eres el rey.
- Entonces, no permitas a los fenicios asentarse en tus tierras. Nadie puede obligarte a actuar contra tus intereses. Eres el rey.
- No es tan sencillo negarse. ¿Por qué crees que estoy disgustado? Los comerciantes y artesanos apelan precisamente a mi interés para que autorice a los fenicios a fundar una ciudad. Alegan que se incrementará tanto el comercio que los impuestos que ellos me pagan por ejercerlo pueden verse quintuplicados.
- De nada te servirá ganar grandes sumas de dinero, mi rey, si metes a un enemigo en casa – responde Utyke –. ¿Crees que esa Dido, una mujer sin patria, se conformará con una sola ciudad? En cuanto adquiera fuerza, enviará contra ti un ejército.
- ¿Piensas que mis súbditos darían crédito a ese argumento? ¡Utyke, tú vives, como yo, en esta ciudad...! Me responderán que no puedo gobernar apoyándome en conjeturas y suposiciones. Que los fenicios son un pueblo comerciante y pacífico y, hasta ahora, no han movido guerras contra sus vecinos. Algunos nobles están esperando un error mío para derrocarme. Estoy en un callejón sin salida. ¡Maldita sea esa Dido...! Ha sido muy astuta al conquistar la confianza de mi pueblo.
Con estas últimas palabras, el rey Yarbas se ha puesto en pie violentamente y su asiento ha caído al suelo detrás de él. La boca está más apretada que nunca y se ha convertido en una raya fina como un hilo. Sus criados ni siquiera se atreven a acercarse para levantar del suelo la silla. Utyke permanece callada rumiando sus propios pensamientos y cuando siente que la respiración agitada del rey se ha calmado de nuevo, toma la palabra.
- A la astucia de esa reina podemos oponer la nuestra.
Yarbas la mira fijamente y la ve sonreír, distendida y casi juguetona. Ella mueve la cabeza para hacer caer sobre su hombro su cabellera negra, brillante como la plata bruñida. Levanta hacia el rey los ojos con cierta coquetería, y añade:
- Me he informado bien. Los fenicios llevan varios años vagando por los mares y no tienen dinero. Puedes hacer lo siguiente: regálales una porción de tierra, una cantidad insuficiente para una ciudad. Ello demostrará ante los comerciantes y artesanos que tienes buena fe y deseas que se queden. Y por el resto de la tierra que necesiten, pídeles un precio elevado. Es lícito que vendas tus tierras y les saques provecho, nadie podría reprochártelo.
- ¿Y entonces...?
- Con tal de no reconocer que es más pobre que las ratas, a esa tal Dido le faltará tiempo para marcharse poniendo mil excusas. Tú no le habrás negado nada: será ella misma quien renuncie.
- ¿Y cómo justificaré el donarle poca tierra, cuando todo el mundo sabe que dispongo de mucha?
- Eso déjalo de mi cuenta.
- A la astucia de esa reina podemos oponer la nuestra.
Yarbas la mira fijamente y la ve sonreír, distendida y casi juguetona. Ella mueve la cabeza para hacer caer sobre su hombro su cabellera negra, brillante como la plata bruñida. Levanta hacia el rey los ojos con cierta coquetería, y añade:
- Me he informado bien. Los fenicios llevan varios años vagando por los mares y no tienen dinero. Puedes hacer lo siguiente: regálales una porción de tierra, una cantidad insuficiente para una ciudad. Ello demostrará ante los comerciantes y artesanos que tienes buena fe y deseas que se queden. Y por el resto de la tierra que necesiten, pídeles un precio elevado. Es lícito que vendas tus tierras y les saques provecho, nadie podría reprochártelo.
- ¿Y entonces...?
- Con tal de no reconocer que es más pobre que las ratas, a esa tal Dido le faltará tiempo para marcharse poniendo mil excusas. Tú no le habrás negado nada: será ella misma quien renuncie.
- ¿Y cómo justificaré el donarle poca tierra, cuando todo el mundo sabe que dispongo de mucha?
- Eso déjalo de mi cuenta.
* Detalle de relieve. y ** detalle de cabeza femenina. Museo Centrale Montemartino. Roma.
*** Escultura masculina. Pompeya.
**** Detalle de columna estriada. Pompeya.
*****Detalle de cabeza de Constantino. Museos Capitolinos. Roma.
******Detalle de cabeza de amazona. Museos Capitolinos. Roma.
*******Sombras de columnas sobre el pavimento. Pompeya.
NOTA .- Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes.
KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
Queridos amigos, he tenido un problema con el pc y he dejado sin contestar los comentarios del post anterior y, hasta que tenga resuelto el problema no podré hacerlo con éste tampoco (estoy en precario y de prestado). Espero que eso sea pronto, ya sabéis cuánto me gusta charlar con vosotros.
ResponderEliminarFeliz día a mis amigas del Hospital Clínico.
Besos a todos.
Isabel, explícanos cómo lo haces. ¿Tienes un panel en casa de varios metros cuadrados con los nombres de todos los personajes y sus relaciones? ¡Este relato es un encaje de bolillos!
ResponderEliminar¡una pared usara para ordenar los personajes¡ Muy fina la estrategia politica pero sospecho que Dido sabra sacar partido incluso de la poca tierra , nadie gana negociando con un Fenicio.
ResponderEliminarBesos
Yarbas y Utike seran lo suficientemente astutos????
ResponderEliminarcomo siempre querida amiga me llevas de viaje por tiempos y lugares impensados
Besitos de hada Isaaaaaaaa
Es increible.
ResponderEliminarSubyugante siempre.
Besos amiga, miles de ellos.
A astutos a los fenicios no les van a ganar.... Y eso de mirar en menos al que se presume rival, es un error que muchos han pagado muy caro. Muy caro. Yarbas y Utike van a tener que meterse su astucia en mala parte.
ResponderEliminarEsperemos que pronto soluciones el problema de tu PC, ya me parecia que algo andaba pasando.
Reconozco que la estratégia pensada por Utyke es buena, aunque no dejo de apostar por la mesura e intuición de Dido...
ResponderEliminarveremos que sucede, mientras tanto habrá que celebrar al oráculo...:)
Mil besos!
Querida Isasbel es impresionante la calidad de tu trabajo y del tiempo que debes dedicar a la investigación.
ResponderEliminarYa te habrás dado cuenta que la mía es una narrativa que está muy lejos de la tuya, los vuelos interiores, no terminan nunca, no tengo madera para más,
Tan sólo soy alondra, y me conformo, pero eso no me impide disfrutar de tu dedicación y esfuerzo, de la calidad de tu pluma y también de tus generosas palabras para conmigo
Vengo y te dejo un abrazo enorme
- ¡Vas listo si te crees que la edad nos protege de las pasiones...!
ResponderEliminarCuan cierto es. Incluso, en algunos casos, las exacerba.
Buenos días y suerte con el pc, que cuando se ponen rebeldes dan muchos quebraderos de cabeza
Isabel… Utyke se las trae pero veremos que Dido es más inteligente.
ResponderEliminarEspero que arregles el problema de tu pc. Y paciencia no importa todo con calma se conseguí
Besos!!!
Las pasiones y la astucia, dos elementos que parecen incompatibles, ¿o no?. Seguro que tu intución, querida, se las arreglará para manejar la situación como si de indispensables cordeles se tratara.
ResponderEliminarBesos.
cartago sempre me a encantado...
ResponderEliminarque pena que todo o norte de africa não tenha mantido o mesmo vigor até aos nuestros dias...
un abrazo y un besito
Me parece muy interesante el personaje de Utyke. Me remito a lo que te dije en el comentario anterior: estoy seguro de que a medida que avance la historia vamos a ir conociendo sus motivaciones con mayor profundidad. Puede que incluso podamos llegar a entender, en cierta medida, lo que hace. Como siempre, quedo a la espera de seguir leyéndote...
ResponderEliminarPor cierto, la verdad es una liebre, !pero corre que se las pela! ;-)
Salud!
Querida tocaya; estaba loca por tener tiempo para venir a leer esta segunda parte. He empezado por el principio, como está mandado, porque no puede una perderse línea :)
ResponderEliminarLas imágenes son tan adecuadas a lo que escribes que casi es una historia en tres dimensiones.
¡Que buen trabajo..!
Un beso bien grande.
Me encanta como se dan los elementos para que la astucia y la intriga traten de hundir el proyecto de Dido. Abrazos.
ResponderEliminarIntriga, suspense, astucia... esto se está convirtiendo en algo peligroso.
ResponderEliminarPor cierto, yo te presto mi ordenador el tiempo que quieras, sólo tienes que venir aquí con tu séquito, diosa.
Un beso.
Hola gregorio luri, más que un panel, me he hecho unas cuantas listas: este para aquí, aquel para allá...La idea del encaje de bolillos resulta muy idónea, sobre todo por la antigüedad... Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarHola aquiles, Al igual que los romanos, nos haces ver que negociar con un fenicio era siempre difícil. Por mucho que uno se preparase, los fenicios siempre ganaban. Los romanos odiaban a los cartagineses por eso. Espero que ninguno de nosotros odie a Dido. Es una mujer admirable. Besitos.
Hola aurefaire, creo que nuestra querida nina/Utyke no tiene mucho que hacer con una rival como Dido. Es mucha reina. Besitos, hada.
Hola tsunami, gracias por tus palabras. Me ilusiona saberos interesadas en esta historia que, espero, no se nos olvidará nunca. Besos.
Saludos lady zurikat, has señalado con mucha agudeza el error de Utyke y Yarbas: no han medido bien la potencia de Dido. Claro, que la reina es una recién llegada, nadie (salvo Yarbas un momento) la ha visto, no la imaginan en acción. Respecto al pc, estoy temblando, porque tengo dentro del disco duro documentos muy importantes para mí, y aún no sé si podrán salvarlo. Tendré que tirarme al agua como hiciste tú para salvar al náufrago. Besotes.
Como siempre en estos casos, la mentira y la corrupciòn serán el medio para intentar vencer a la VERDAD.
ResponderEliminarBella historia, que me pinta muy pero muy actual.
UN BESO.
Hola cieloazzul, creo que apuestas sobre seguro. En cuanto al oráculo, en algún momento habré de retomarlo, sobre todo para que se enteren los nuevos lectores (si los hay). Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola lety, muchas gracias por tu abrazo. Creo que a cada un@ de nosotr@s nos motivan cosas distintas para escribir en un blog. Cada cual hace lo que le nace, lo que desea, lo que le puede satisfacer. Así que es mejor no hacer comparaciones, sino, como muy bien dices, disfrutar cada uno de las aportaciones e ideas de los demás. Besitos y hasta pronto.
Hola ventura, creo que has resaltado esa idea importante de que la vida es vida mientras existimos y, por tanto, hasta el final somos vulnerables. Y también afortunados. Un millón de besos.
Hola alida, ya quisiera ser tan lista en materia de pc como Utyke o Dido en sus asuntos. Me acojo, tal como me aconsejas, a la santa paciencia. Besotes.
Hola kostas, seguro que tus cordeles tendrán algo que ver con este asunto concreto. Ve trenzando... Besitos.
Hola mixtu, desgraciadamente no conozco la costa de Túnez, donde está la antigua Cartago. Espero visitarla algún día. Comprendo tu pesar porque en la actualidad nada quede de su antiguo esplendor. No hay que olvidar que los romanos destruyeron Cartago hasta sus cimientos, y aunque años después la reconstruyeron, seguramente ya nada fue igual. Besos.
ResponderEliminarHola charles de batz, a veces la competitividad o los celos son suficiente motivación para actuar del modo en que lo hace Utyke. No es mala persona, seguramente. Sólo que quiere "pescar" a Yarbas y algo en su intuición femenina le avisa de que puede ser una rival. Ya veremos qué pasa. ¿Ves como sí tienes la experiencia de perseguir la verdad? Besitos.
Hola trenzas, celebro que estés ya un poco más descansada y te hayas puesto al día. Esta historia promete ser muy emocionante. Besitos, guapa.
Hola fgiucich, Dido está lejos de imaginarse que tropezará con una dificultad tan grande. Pero, hasta ahora, ella se ha crecido en los retos. Besotes.
Hola javier, si fuera de verdad diosa habría aprovechado tu invitación para presentarme en tu casa de repente. Aunque no sé, esos dioses antiguos quizá no supieran utilizar los ordenadores. Besitos, añorado javi.
Hola mariluz barrera gonzález, una de las cosas buenas que tiene el mirar hacia la historia es, precisamente, poder identificar en el tiempo pasado aquello que nos resulta difícil ver en el presente. Besos y hasta pronto.
ResponderEliminarEs curioso Isabel nos estabamos leyendo a la vez..un beso.
ResponderEliminarCon el buen ritmo que te caracteriza, veo ya que nos quedamos aquí, a pesar de las intrigas y recelos.
ResponderEliminarSerá un poco arduo y ya estoy deseando que Dido y su gente duerma tranquila en sus casas, que ya va siendo hora.
Suerte con el ordenador.
Besos
Sigo igual de eganchado que el primer día. No, más enganchado.
ResponderEliminarBesos.
No habrá astucia alguna que supere a la de Dido.
ResponderEliminar(La señora Imilce dixit)
:)
Besazo, Isabel!
Al tanto de la historia, con la incertidumbre de qué sigue...sólo imagino pero me espero a leerte.
ResponderEliminarAbrazos preciosa.
Y muchas felicidades por esta historia.
*
ResponderEliminar*
¡Vas listo si te crees que la edad nos protege de las pasiones...!
MÁS QUE INTERESANTE LA HISTORIA ISABEL. LA VERDAD QUE SOS UNA ARTESANA MOVIENDO LOS HILOS, TUS MANOS TRABAJAN EL RELATO PARA EL ASOMBRO.
SIGO CONECTADO
BESOS
ADAL
ASTUTA MI SOBRINA, LE CONTAGIARÉ MI MALDAD, JE!
Hola isabel romana,
ResponderEliminarUtyke no sólo es astuta, a mí también me parece perversa y mala. (rrrgg) Como dicen los comentaristas por aquí, Dido es una gran negociadora y aún tomará ventaja.
Gracias por continuar la historia aún con dificultades de pc.
Cuidate mucho.
He esperado a tener realmente tiempo para disfrutar tu relato, en lugar de beberlo en el mismo momento en que lo escribiste.. y, me alegro de verdad por ello, el dedicarle tiempo a paladear cada hecho, cada expresión, es lo que hace que se disfrute realmente del relato… eso si, aún sabe a menos, aún se queda una con muchas más ganas de más…
ResponderEliminar(Isabel por favor... cómprate un disco duro externo, y JURA que harás una copia de seguridad... ja ja ja ja ja.. Un beso, he pasado por dos veces por eso, y... bueno, mejor ni recordar)
Hola Isabel. Me gustaría comentarte algo por correo electrónico. Por favor, escríbeme a amormul35@hotmail.com
ResponderEliminarBesitos
Las pausas en el relato establecidas por Imilce y Caro me encantan, pero ya te lo había dicho siento repetirme. Cuando leo las líneas sobre Utyke no puedo evitar pensar en una femme fatale de cine negro...
ResponderEliminarBesetes de krisish
Cómo se nota que no conocen a Dido... ¡inocentes!
ResponderEliminarSaludos
Hola fernando, será cosa de las buenas vibraciones... Besos.
ResponderEliminarSaludos, ula, creo que Dido está decidida, veremos si le dejan llevar adelante su voluntad. Gracias por tus buenos deseos.
Hola kurtz, además ahora tienes a tu personaje en acción. Espero que no te quejes, porque tú querías ser un malo... Besitos, guapo.
A la señora Imilce le pasa lo mismo que a tí, que sabe mucho, almena, de eso no nos cabe duda. Besitos.
Saludos clarice baricco, esta historia está tan intensa, que me tiene realmente loca. Como no tengo ese panel del que habla gregorio luri... Besos, querida amiga, te recuerdo mucho.
Hola hippie viejo, la sobrinita es digna de tí, aunque a tí te veo más comedido. Es que me esfuerzo por verte malísimo y no lo consigo. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarHola irene, mucho me temo que la querida nina/Utyke se haga odiosa a nuestros ojos. Pero en cierto modo creo que ese reto que tiene con Dido nos deparará buenos momentos. Besitos, guapísima.
Hola mía, deduzco de tus palabras que has sobrevivido a la lectura seguida de esta historia. A mí a veces me da miedo pensar cómo será leerla seguida... En cuanto a ese disco externo que me recomiendas, te aseguro que lo compraré, porque en el ordenador me va la vida... Besitos y hasta pronto.
Hola mª antonia moreno, enseguida respondo a tu llamada. Un besito.
Hola krisish, es que las chicas cuando nos proponemos ser malas somos malísimas... A mí también me gusta esa pareja de Imilce y Karo, se complementan bien. Besitos.
Hola antonia romero, opino igual que tú: ya irán conociendo a Dido. Besitos.
Estoy segura q dido tomara la delantera, pues es inteligente y no le ciega la envidia
ResponderEliminarSuerte con el pc, no te preocupes por los comentarios, esperamos pacientes la reparacion
Un besazo
ala
ResponderEliminardale palante
¡Vas listo si te crees que la edad nos protege de las pasiones...!
ResponderEliminar*
*
Qué cierto, querida Isabel!
Por favor! Qué pasará con Dido?
Justito estaba con el tema de los ancianos capaces y decididos...
Te pido disculpas por mi demora en contestar! No sabes cuántas veces pensaba en el micro: llego y le escribo a Isabel!!!!
Que se repare prontito tu ordenador. Yo tengo muchos comentarios atrasados también. Un abrazo.
Eres impresionante!!!!
ResponderEliminarNo me canso de felicitarte.
Soy de la opinión de Perséfone,
ResponderEliminarme impresionas¡¡¡¡
Muchos besos y que disfrutes el finde.
Hola, amiga! Ayer me estuve poniendo al corriente con lo que has escrito, y como siempre, me quito el sombrero!!!!!!
ResponderEliminarHay que ver que entonces no conocen a Dido, su fortaleza e inteligencia, saldrá....
Te dejo un beso.
:)
Aemilius - Mi reina, creo que la muralla está quedando preciosa, pero ahora que empiezo a volverme viejo ¿no podría sentarme un ratito en algún asiento plegable, con un poquito de sombra?, quizá te pudiera hacer alguna confidencia de las que he oido cuando se paseaban las grandes damas para ver el estado de la muralla.
ResponderEliminarEn cuanto al PC soy de la opinión que si la Paleta Celeste me falla, la dejo caer de esquina y me compro una nueva.
Un besito mi reina, ahora que no nos vé nadie.
Vamos, anda, que la tal Utyke no le llega a Dido ni a las suelas de las sandalias. Me da a mí que ese plan va directamente al garete.
ResponderEliminarEspero que tu equipo esté ya bien del todo, Isabel.
Un abrazo para la Cronista Mayor de la República de Internet, que eres tú, Romana.
Isa,...Diosa létrica.
ResponderEliminarLas historias de Dido y tuyas en ella intereresan , embelezan,y deleitan a todos,a los fenicios, los acadios, los cartaginenses,los pluvios,los atlantes,hasta a los fantasmas de naúfragos que te siguen desde el mas allá...
brillante la ultima parte¡¡¡
LUMINOSA PROSA!!!!
Hola yahoraquebonita, estoy contigo: Dido no se achantará. En cuanto al pc... mejor no hablar. Besitos.
ResponderEliminarHola anarkasis, en eso estoy. Besazos.
Hola ferípula, a todos nos pasa que no llegamos a tanto como quisiéramos. Y sí, la pasión nos aguarda siempre. Besos.
Hola perséfone, gracias por tus ánimos. También a veces dudo... Besos.
Hola morgana, feliz fin de semana también para tí. Ya veremos qué nuevas aventuras nos esperan. Besitos.
ResponderEliminarHola gaby del río, también yo estoy segura de que Dido saldrá adelante. ¡Menuda fortaleza la suya, más resistente que los muros de Aemilius...! Besitos.
Hola aemilius,aún no has empezado a trabajar ¿y ya quieres sentarte..? Me interesa mucho lo que puedas oir de las damas que van a curiosear, o a verte a tí las piernas, quién sabe. En cuanto a la Paleta Celeste, la cambié en septiembre, y también el saco de cemento y el cubo de hacer la mezcla... Vamos, irritante. Besos, guapísimo.
Hola angelusa, aún no se ha resuelto el problema, así que voy sobreviendo como puedo. Gracias por nombrarme cronista de la república, es un gran honor. Espero que estés ya bien del todo y disfrutes de un buen fin de semana.
Hola tinta del corazón, fantasma ya de un naúfrago. Espero que no te desvanezcas nunca. Gracias por tu apoyo, querido amigo, y muchos besos.
Me voy cuatro días y a la vuelta me encuentro con un regalo doble, gracias Isabel, ahora mismo me pongo a leer.
ResponderEliminarUn beso, Miriam G.
Una época en que las mujeres "debían ser" algo por "estar" con hombres importantes.
ResponderEliminarSí, veo agudeza, pero no siento una dignidad mayor..
En fin, que la mujer viva en riquezas no quiere decir que sea más digna que las demás por supuesto.
Un saludo y pasaros por mi "indigno" blog, si queréis..
Q hermoso:
ResponderEliminar"La reina se ablandó. Y el dios Cupido, hallando su corazón tan propicio, en lugar de rozarlo apenas con la punta de su flecha para encenderlo de amor, lo atravesó sin piedad de parte a parte. ¡Quieran los dioses librar a todos los presentes de un mal semejante!"
Hoy me siento como Dido...