jueves, octubre 18, 2007

EL ADIOS A CARTAGO (IX).- Última tentativa.

La noticia cae en el palacio de Cartago con la violencia de una tromba de agua: el rey Yarbas de Libia se ha enfurecido por la última negativa de la reina a casarse con él y está reclutando hombres para presentarse en Cartago con un ejército e imponerle el matrimonio por la fuerza. Su actitud indigna y causa temor y contrariedad en la cocina. Todo el mundo habla a la vez, se lamentan de la indefensión de las mujeres, siempre expuestas a abusos y brutalidades. Ese Yarbas puso todos los inconveniente posibles para impedir que los fenicios se asentasen aquí y ahora quiere enseñorearse de su ciudad. Porque, lo quiera o no, Dido habrá de casarse con ese sujeto tan desagradable, una desgracia de hombre por muy rey que sea.

- No hay que alarmarse tanto – comenta Sofonisba en voz baja a la nodriza Barce quien, desde su ruptura con la reina, pasa los días junto a los fogones –. Los troyanos nos defenderán.

La anciana mueve dubitativamente la cabeza y calla. Ha visto cómo la vestal Crisea y la noble Diana ayudaban a la reina a atravesar el patio para ir a sus aposentos. Nunca la había visto tan descompuesta, con el rostro demudado y sin fuerzas para caminar. Algo muy grave ha ocurrido. Si fuese únicamente la amenaza de Yarbas, no estaría así. Dido se crece ante las dificultades, jamás se ha rendido ante ellas. Esta mañana, en cambio, parecía una mujer vencida.

----

----

Anna ha acudido al aposento de su hermana en cuanto ha tenido noticia de su regreso. La encuentra en un estado de estupor, como si las palabras no acabaran de llegar a sus oídos o llegaran a través de un cojín. La noble Diana y Crisea la han obligado a recostarse sobre el lecho y le frotan las manos. Acus pasea arriba y abajo mientras va desgranando en voz alta las dificultades y la gravedad de la situación.

Si el rey Yarbas llega a Cartago con un ejército, será muy difícil salvarse. Hay áreas muy desprotegidas porque no está terminada la muralla. La mayor parte de los hombres en edad de combatir están mercadeando en diversas ciudades de la costa y no regresarán hasta la primavera. No más de doce soldados componen la guarnición que protege Cartago, insuficiente para defenderla en estas condiciones. Si no logran contener el conflicto, la situación será desesperada. Nadie lo dice, pero todos piensan que la reina se habrá de doblegar.


Sin embargo, la verdadera dimensión de la amenaza sólo puede calibrarse en el corazón de Dido. Aunque está profundamente perturbada, ve las afiladas aristas de esa roca que le está cayendo encima y va a aplastarla. No sólo ha perdido al hombre de su corazón y con él todo deseo de luchar, sino que la salvación de su pueblo depende ahora de un matrimonio indeseado cuya sola idea le repugna. ¿Cómo salir con bien de un laberinto semejante? ¿Cómo conciliar su ser mujer con su deber de reina?

Y cuando pensaba que nada podía ser peor, su hermana la golpea con otro argumento: la necesidad de pedir ayuda a los troyanos. Dido extrae de su interior toda la energía que aún le queda para oponerse rotundamente. Se sienta en el lecho y levanta la voz: No. Toda relación con esos hombres ha quedado rota y sin posibilidad de recomponerse. Jamás se rebajará a pedir favores que sabe negados de antemano. Es una propuesta descabellada y no quiere ni oírla

- Comprendo tu negativa a ver a Eneas. Pero deja, al menos, que me entreviste yo con él – insiste una y otra vez Anna –. Dido, tú sabes cuánto me estima y con cuánta libertad solemos hablar. Lo pondré al corriente de la amenaza de los libios, necesitamos su ayuda.

- No harás tal cosa – responde Dido con la misma perseverancia –. Eneas ha muerto para mí. Y por designio de los hados, tampoco a él podré rendirle honores fúnebres. ¡Ay, si nunca lo hubiera conocido! ¡Si me hubiera mantenido fiel a la memoria de Siqueo, como era mi propósito…!


Se alzan muchas voces, muchas razones y ruegos. No quedará dañada su dignidad porque el socorro que pide es para su pueblo, no para ella misma. El sufrimiento personal y las ofensas deben dejarse a un lado cuando está en peligro un bien muy superior, como es la seguridad de Cartago o, incluso, su supervivencia. El propio Acus apoya a Anna. Está fuera de lugar que él mismo o el Príncipe del Senado vayan a hablar con Eneas para no dar señales de debilidad, menos todavía después de los malestares de los últimos tiempos. Pero la propuesta de Anna es justa y oportuna, deben intentarlo todo.

Al fin, contrariando a su propio instinto, la reina cede y autoriza a su hermana a ir a buscar a los troyanos en su campamento. No hay tiempo que perder, pues hasta el niño Ascanio y su acompañante Cirene han abandonado ya el palacio. Para no darle un carácter oficial, Anna irá acompañada por sus amigas, bajo la discreta protección de Iskias y Nismacil, las dos amazonas fieles a la reina.

Tras la partida de Anna, el ánimo de Dido lucha y se enfanga en un lodazal. Todos sus esfuerzos por taponar las heridas que le ha inflingido Eneas han fracasado. A ese dolor, que nace en el fondo de su pecho y le estalla en las sienes, su suman ahora la angustia por la amenaza de Yarbas y la incertidumbre, aún mayor, por la reacción del príncipe troyano ante la petición de ayuda. Toda ella está en efervescencia, enredados en una misma madeja los sentimientos más opuestos. A pesar de la aflicción y la rabia, de su amor propio pisoteado, de la respuesta desdeñosa que ha recibido a su entrega y devoción, aún desea que Eneas se quede en Cartago. Y su corazón hecho pedazos se rompe más todavía y se disgrega en minúsculos segmentos: unos rechazan y otros desean, éstos temen, unos pocos sienten esperanza y, aquellos, desesperación.

El mediodía transcurre sin noticias. La reina no prueba bocado, pese a la insistencia de Crisea y Diana, quienes se esfuerzan en hablar para atraer su atención. Pasan las horas y, siguiendo su curso implacable, la tarde empieza a declinar. Dido no sabe cómo interpretar esta tardanza. Aguarda a su hermana con la zozobra y agitación de quien espera escuchar una sentencia, de quien sabe que, de un momento a otro, un solo juez va a decidir sobre su vida o su muerte.

Cuando la noble Diana da orden de prender las luces, Anna entra en el aposento y se arroja a los pies de la reina. Oculta el rostro entre las manos, pero las sacudidas de sus hombros son mil veces más elocuentes que mil palabras.

Después de unos instantes eternos, durante los cuales pueden tocarse con las manos la humillación y el suplicio de la reina, ésta habla sin levantar la vista.

- Anna, tranquilízate. Ve en busca de Barce y dile que la necesito. Marchaos vosotras ahora, queridas amigas, y descansad. No os preocupéis por mí. Acus, retírate también y al despuntar el día, ven y te daré la respuesta para Yarbas.

*Detalle de escultura de mujer. Jardines de Viveros. Valencia.
**Detalle de una fuente en la Avda. Blasco Ibañez. Valencia.
***Reflejo en la taza de la fuente de las Cuatro Estaciones. Valencia.
****Escultura de mujer. Jardines de Viveros. Valencia.
*****Detalle de figura femenina en la fuente de las Cuatro Estaciones. Valencia.
******Seto. Jardines de la Alameda. Valencia.

43 comentarios:

  1. Queridos amigos: soy consciente de la molestia de la interrupción de la historia de Dido para poner el post del Blog Action Day. Sin embargo, lo he hecho para responder a la propuesta de Diana L. Caffaratti y para poder anunciar también la presentación de mi libro. También podréis comprender por qué estos días no he podido visitaros como suelo. Retomamos la historia...

    ResponderEliminar
  2. Soy yo de nuevo. Quería agradeceros a todos vuestros buenos deseos y las buenas vibraciones que me habéis mandado para la presentación del libro. Resultó un acto feliz, con mucho público y muy buen ambiente y, para nosotros, entrañable. Debéis saber que los bloggeros estuvísteis maravillosamente bien representados (aun cuando no hubieráis hecho ninguna delegación): nos acompañaron nada menos que Virginia-Atalanta que acudió más ligera que un rayo, la mismísima cocinera de la reina Dido, Sofonisba-Charo Marco y, para darle un cierto carácter de sacralidad al evento, la vestal Crisea-Krisish y su compi Jamarca. ¿Os imagináis que alguna vez nos pudieramos reunir todos los participantes y lectores de esta historia, con la mayor armonía entre cartagineses y troyanos? ¡Sólo de pensarlo me entra un no se qué...!

    ResponderEliminar
  3. Empieza a caer el telón sobre esta tragedia, cuyo final pronto sabremos. Y muchas felicitaciones por la presentación de tu libro. Abrazos.

    ResponderEliminar
  4. En primer lugar me alegro que puedas dedicarte profesionalmente (cosa que en el blog se nota de lejos!!!!) a la escritura que tanto te agrada. Y que el acto haya sido un exito y encima con una delegacion de escritores/actores virtuales. Pedir mas, imposible.
    En cuanto a la historia, siempre nos tienes atrapados, como peces en la red de tus palabras. Eneas demostro ser mala espina, pues lo menos que podria haber hecho es darle una buena tunda al libio e irse con la conciencia tranquila. Pero no, es curioso como siempre se antepone el deber (o la etica) para lo que no se desea hacer.

    ResponderEliminar
  5. Amiga!!!!!!!!!!!! Felicitaciones por el libro!!!!!!!!!
    me emocione mucho al leerlo!!!!!! te mando un abrazote grande de hada!!!!

    en cuanto a la historia vas dejandome sin aliento con cada capitulo q pasa...

    e mando besos y Felicitaciones nuevamente!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  6. Isabel, buen momento para que te acompañaran en el lanzamiento del libro, otros amigos blogueros.
    Que decidirá Dido ufsss incertidumbre, aceptara a Yarbas para que su pueblo no sufra
    Un beso y feliz fin de semana

    ResponderEliminar
  7. "Enredados en una misma madeja los sentimientos más opuestos", perfecta descripción que refleja perfectamente ese estado de ánimo que acompaña una ruptura (te invito a que pases por mi blog y veas Jamais 2 sans toi, un corto que trata un tema parecido).

    Ah!! y no nos tienes que dar las gracias Isabel, se notaba muy buen ambiente en la presentación.
    Pero tendremos que dejar de bloguear un poquito para hacer las escapadas que comentáis en vuestra guía. ;)
    Besetes

    ResponderEliminar
  8. Como siempre, muy interesante y absorbente el relato con el que nos deleitas.
    Besos.
    PD: me alegro de que la presentación fuera muy bien, y siento no haber podido acudir. Motivos laborales me lo impidieron.
    Besos (por segunda vez)
    ;)

    ResponderEliminar
  9. Anónimo3:00 p. m.

    Muy interesante, incluso en la antiguedad todo funcionaba por el interes monetario, como bien ilustras en esta historia

    ResponderEliminar
  10. Ay ay! Pobre reina Dido, ya no tiene salvación. Eneas la botó y el rey Yarbas la quiere como esposa por la fuerza, y no hay como safarse de ésta, ó sí?

    Ya, qué le vamos a hacer, la única salida es la muerte.

    Y que bueno que la presentación de tu libro estuvo bárbara, y lo que me llamó la atención fue que asistieron personajes de la historia (???), ya luego ví a un ladito de tu libreta que varios bloggers hacen de algunos personajes, y mi pregunta es: cómo lo hacen? van a tu casa y ahí lo hacen? O cómo?

    Saludotes, abrazotes y besotes

    Sweet Dreams, de todo Corazón:
    Arthur

    ResponderEliminar
  11. Ahora sí, la reina Dido está tan bajoneada que ya no sabe ni qué hacer, que tristeza.

    Sólo un milagro puede salvarla.

    Me alegro de que tu evento haya quedado genial.

    Saludos, abrazos y besos

    Nice Day, con toda mi Alma:
    Gusthav

    ResponderEliminar
  12. Anónimo8:55 p. m.

    Como sucede siempre, después de un tiempo en que las cosas van bien, viene otro en que las cosas van de mal en peor y Dido no se libra de estas épocas de vacas flacas.
    Veremos como sale del atolladero.
    Buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  13. Muy interesante y notable historia,aún mas notable la prosa elegante pero firme,dulce y concisa que nos deleita en esta oportunidad.
    Muchas gracias!!!
    Saludos desde Buenos Aires

    ResponderEliminar
  14. esa reuníon sería un agrado Isabel!

    ResponderEliminar
  15. Tensión máxima en este bello relato que se vuelve conmovedor por momentos. Me gusta el enfoque, un relato debe provocar emoción, y esta historia de Dido y Eneas se gana a pulso el beneplácito del lector por sus cualidades indiscutibles.

    Cada vez te leo con más ansia, Isabel. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  16. uffff amiga!!
    Por primera vez confieso que me he enfadado por que la historia ahi quedó!!!!
    es como el capitulo de esos culebrones!!
    que cuando ya tienes listo el grito de " ohh" se acaba el capitulo y será hasta mañana!!!!
    jajaja me entiendes!!!!!!!????
    uffff, que tiene Anna que decir a Didooooooooooooooooooo????
    Andaaaaa yaaa!!
    dime que me da el colapso!:(
    Besos amiga!!!
    y nuevamente felicidades por la presentación de tu libro!!
    a mi tb me encantaría algun día poder estar reunida con todos los que hemos vivido ésta historia en carne propia!!!

    ResponderEliminar
  17. Amiga, de nuevo felicitaciones por el libro y sigue encantadora la historia.
    Besos

    ResponderEliminar
  18. caray, qué sufrimiento de Ana, ya le veo el rostro.

    Seguimos sufriendo....

    En cuanto a tu libro, ahí estuve, en la fila de enmedio, de lado derecho.
    Me da tanto gusto tu éxito junto con tu hijo. Espero que hayas recibido mi correo.
    Ya sabes que puedes contar la crónica completa para el Laberinto.

    Recibe muchos abrazos.

    ResponderEliminar
  19. Las noticias llegan y cambian las emociones descritas aquí, nunca se sabe que pasa... siempre hay algo mas intenso a lo anterior... besos!

    ResponderEliminar
  20. eres la reina cl�sica del follet�n...besos mi querida Isabel...como Dumas y Victor Hugo.

    ResponderEliminar
  21. ...uuuffff... pues tengo el corazón destruído de ver a mi amiga y reina tan deshecha... temo por el futuro de nuestra tan naciente ciudad... y espero, desesperanzada si, la protección de los dioses...

    ... una sola cosa es segura: Eneas nos ha defraudado a más no poder... ya no sólo a nuestra reina, si no a nuestro pueblo, a cada uno de nosotros... que coraje!

    ...besos querida amiga...


    ...ah! y felicidades muchas por tu libro, bella!..

    ResponderEliminar
  22. Tiempo y circunstancias, desde hace mucho que me alejaron de mis visitas, pero sin duda me alegro mucho el saber de la publicación de tu libro(me enteré por Leo) y vuelvo no solo a dejarte un abrazo, sino a disfrutar como siempre de la historia en tus historias.

    Bikos.

    ResponderEliminar
  23. Literariamente creo que resulta muy atractivo el momento actual de la historia: se respira tensión, confusión y ahondas en los pensamientos, dudas y sufrimientos de los personajes de manera magistral. Es un disfrute leerlo, a pesar del momento que pasan esos personajes con los que nos hemos ido familiarizando, y de que la sombra del telón vaya creciendo sobre sus cabezas.

    Celebro el éxito de la presentación, no me cabía ninguna duda de que iba a ser así.

    Salud

    ResponderEliminar
  24. Isabel, contrasta la pena y el desasosiego que está sintiendo Dido con la alegría que me da saber que todo fue estupendo y que estuviste incluso acompañada por compañeros blogueros.
    mmm cómo me hubiese gustado asistir, conocerte, conocerlos...

    Enhorabuena por todo

    Un besazo

    ResponderEliminar
  25. Oye!!! nos dejaste en un suspense pero bien malo!!!

    Hay dolores tan hondos y sentidos,que es cierto, se tocan se vuelven físicos.

    ResponderEliminar
  26. Anónimo4:58 p. m.

    "...Y su corazón hecho pedazos se rompe más todavía y se disgrega en minúsculos segmentos: unos rechazan y otros desean...".
    Cuando se agrieta y rompe el corazón difícil es que nuevamente vuelva a equilibrarse..., difícil, muy difícil lo tiene la Reina.

    Me alegra, Isa, que haya salido muy bien la presentación de tu libro.
    Ah, lo de reunirnos..., si encima vamos con los atuendos adecuados, puede ser todo un "punto", jejeje.
    Besos querida amiga.

    ResponderEliminar
  27. Que potente Dido!!!

    Es una maravilla leerte, la mitologia renace en tu tinta.

    J'adore mi romanex.

    ResponderEliminar
  28. Queridos amigos, como consecuencia de la sobrecarga de trabajo (y un poco de tensión) en estos días pasados, se me ha producido una contractura muscular en el cuello y ando más mareada que la señora Imilce cuando llegó a la playa de Cartago y se cayó de bruces contra la arena. Disculpad si no os respondo y no bloggueo en unos días, hasta que se me pase el vértigo. Serán sólo dos o tres días (espero). Me emociona que estéis todos tan cercanos a la reina. Besitos a todos.

    ResponderEliminar
  29. Descansa Isabel.
    Un besote

    ResponderEliminar
  30. No te lo vas a creer, pero gracias a tu escrito de esta vez, he ido a recorrer valencia. No soy de aquí, pero vivo en esta provincia, y gracias a ti ayer descubrí un nuevo mundo lleno de historia, en forma de piedras modeladas, que forman parte de lo que somos.

    ResponderEliminar
  31. Amiga mía...La intensidad crece y la reina DIDO ha comenzado a sentir esa presión femenina que se separa sutilmente de su poder...
    Lo resume en su pregunta casi escapándosele desde el alma misma:"¿Cómo conciliar su ser mujer con su deber de reina?"

    ME FASCINAN LOS IDAS Y VUELTAS DE ESTA HISTORIA QUE EN TUS LETRAS ES TOTALMENTE ATRAPANTE... ;)

    TE DEJO MIS BESOTES DE CARIÑO! :)

    ResponderEliminar
  32. Antes de nada enhorabuena por tu libro. Tengo un amigo que también hace guías turísticas pero de zonas de aquí, de Galicia. Si alguna vez me decido a comprar una guía de Valencia ten por seguro que será la tuya.

    Por otra parte Eneas da la razón a los que pensamos que por muchos favores que les hagas la gente que es desagradecida lo será siempre. Eso por no llamarle perro traidor (ups, se me ha escapado)

    ResponderEliminar
  33. Estoy en el punto más tenso de la historia...Y no adivino lo que vendrá. (eso habla de tu don para marcar los momentos culminantes, dejando un intenso deseo por continuar...)
    Saludos.

    ResponderEliminar
  34. Una tragedia tras otra.

    Y que el rey aquel le baje a su feeling. Mandar un ejército pa que la reina le diga que sí???

    En cuanto a Eneas, digo, caramba, hay que tener límites pa ser generoso, no?

    Saludos.

    Sergio.

    ResponderEliminar
  35. Para reunirnos a todos los lectores añado que Segóbriga me viene que ni pintado...

    Hasta mañana.

    ResponderEliminar
  36. Visitándote y esperando que estés bien!
    Besos

    ResponderEliminar
  37. No me enteré del libro!!! .... dónde?, cómo? ... contame Isabel ... me siento pésimo por no haberme enterado!
    De todas maneras me alegro que te haya ido tan bien y espero que te mejores prontito de la contractura!
    Un abrazo entrañable querida amiga.

    ResponderEliminar
  38. En mi corazón guardo muchos deseos de éxito para ti mi querida Isabel...


    No puede ser que nuestra reina esté abandonada a nuestra suerte... no puede ser.

    Algún destino nuevo preparará el cielo para ella.

    Te abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar
  39. Como todos me quedé con ganas de más...

    La historia alcanzó su cenit, van a comenzar los desenlaces y me siento muy ansioso. Has creado una tensión impresionante.

    --
    Saludos amiga.

    ResponderEliminar
  40. Anónimo5:04 p. m.

    EStoy triste, me había acostumbrado...

    Lo de las felicitaciones, quedan reiteradas.

    Besos

    Antonia Romero

    ResponderEliminar
  41. Anónimo8:28 p. m.

    Me gustan las imágenes con que acompañas a tus textos, siempre tan bien escogidas. Detalle curioso que esta vez correspondan a rincones de Valencia.

    ResponderEliminar
  42. ISA, EL CAPITULO ME HA DEJADO TAN DESARMADO COMO LA REINA EN TODOS LOS FRENTES Y EL MAS DEBIL, SU AMOR PROPIO HUMILLADO...
    CARIÑOS

    ResponderEliminar
  43. Querida Isabel, estoy leyendo los capítulos de la historia que tenía pendients y tengo que resistir la tentación y empezar de abajo hacia arriba para no arruinar los efectos sorpresa de la historia.
    :)

    No quiero que la reina se case con Yarbas, te lo suplico.

    Las mujeres de la cocina tienen toda la razón de indignarse y fíjate que curioso que todavía en Latinoamérica y en muchas partes del punto las mujeres estén expuestas a esos abusos de los que hablas.

    Un abrazo, amiga.

    ResponderEliminar