Muchacho, ¿cómo te llamarían tus parientes y tus amigos?
Mirón fue muy cruel al ocultar tu nombre, privándote de la fama y negándonos a nosotros la dicha de pronunciarlo. Quiero hablarte a ti, no a la estatua de atleta que eres, sino al hombre que fuiste. Y quisiera darte un nombre sonoro como el silbido que vas a producir lanzando el disco; terso y flexible como tu piel; ágil como tu cuerpo que girará sobre sí mismo; hermoso como tu pensamiento en este momento preciso en que te constituyes en tu propio rival, vencedor de ti mismo dentro de un instante.
Nadie, sin embargo, puede superar lo que ya es perfecto. Ni siquiera tú. Tal vez por eso Mirón prefirió dejarte inmóvil en el umbral del fracaso y mostrarnos el único, infinitésimo segundo, en que él y tú lograsteis alcanzar la perfección. Fue muy cruel Mirón. Y un envidioso.
NOTA: Mi agradecimiento a Isabel Zarzuela y Alejandro Lillo por haber sacado con tanto cariño, para mí, ésta y otras fotografías de la exposición en el MARQ.
* "El discóbolo" de Mirón. Copia romana que se hallaba en Villa Adriana, la residencia que se hizo construir el emperador Adriano en Tívoli. British Museum. Actualmente, en la exposición “Arte y pensamiento en la Grecia Antigua” que se celebra en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ). Foto: Isabel Zarzuela.
Es un momento crítico, en primer lugar la posición del cuerpo es inestable, y esto sólo se comprende en un contexto de movimiento continuado, en segundo lugar la colocación de brazos, piernas, tronco y cabeza responden al justo momento de iniciar el esfuerzo final de salida del disco, todo el cuerpo se tensa y concentra para dar la mayor velocidad posible al disco.
ResponderEliminarSu belleza deriva de la magnifica composición geométrica.
Pero la expresión de la cara no se corresponde con el esfuerzo del momento por eso decimos que todavía tiene matices arcaizantes.
Tal vez Mirón lo que pretendía era que esa cara tan bella no apareciese desfigurada por el esfuerzo.
Bicos
Que lastima que no se conserve el original, madame, pero de todos modos las copias hablan por si mismas.
ResponderEliminarY como no, por supuesto fue a parar al museo británico!Menos mal que nos lo prestan un ratito, aunque a decir verdad, a mi me queda mas cerca Londres que Alicante :)
Bisous, madame
No sé si fue cruel, pero qué perfección, qué belleza...Hoy no se hacen cosas así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues a mí desde luego no me habria importado conocerle...jejej. Pero por desgracia creo e imagino que será un ideal de belleza, de perfección inalcanzable, de fríos músculos y cabeza ardiente. Ha captado simplemente la sobrecogedora constancia de un frágil segundo, un segundo envuelto en movimiento.
ResponderEliminarBesos
El monumento que hace olvidar a su modelo. Abrazos.
ResponderEliminarEsa frase, en mi humilde opinion, resume tu post:
ResponderEliminarNadie puede superar lo que ya es perfecto.
Asi es.
Besos enormes y feliz inicio de semana, querida Isabel...!
Esta vez ingresaré al "Behind the scenes" de este artículo. Creo que a pesar del evidente esfuerzo del artista en plasmar la perfección, el rostro del joven fue lo que te emocionó en esta escultura. Mirón puso todo su arte y conocimiento en la captura del movimiento, obsesionado en los detalles de la musculatura…pero la cara es una máscara que no refleja sentimientos.
ResponderEliminarRescataste ese “pensamiento hermoso” como su cuerpo, que no podía estar ausente en ese infinitésimo segundo.
Belloooo, Isa! Un abrazote Querida Amiga!
Es verdad, inmortalizar a un chico atleta sin nombre es un gesto de envidia y soberbia!!! pero bueno pensando con benevolencia, quizá en ese gesto atlético va un poco de todos aquellos que llevan en la mirada el triunfo al deporte!
ResponderEliminarbesos querida amiga !
Yo lo llamaría el hombre perfecto, muy buena escultura me encanta.
ResponderEliminarY las flores también.
Saludos.
¡¡¡Me ha encantado el post de hoy!!! pues guarda mucho humor también!!
ResponderEliminarTodos descansamos nuestra vista en los detalles, esos que deben haber quitado el sueño a Mirón... la perfección del movimiento en este cuerpo...
Y si, observando esta maravillosa escultura, del joven anónimo, podemos pensar: ¡¡¡Mirón, eres un envidioso!!!
Abrazos!!
Isabel, creo que ando más sensible que de costumbre, entonces, al leer esto tan pleno, pienso y exclamo: me urge abrazar a mi amiga.
ResponderEliminarTe admiro.
Porfavor, ponle un nombre a este chico.
Serà porque la belleza va de la mano de cierta crueldad??
ResponderEliminar"Nadie, sin embargo, puede superar lo que ya es perfecto..."
P.D.:Me quedo en estas palabras que tanto escalofrìo me dieron!!
UN BESAZO ENORME AMIGA
Formidable, Isabel.
ResponderEliminarAunque en el fondo lo de menos es el nombre ni veo crueldad en ocultarlo.
Lo inmenso es la belleza detenida.
Perfecta antes del resultado.
Decírselo a él es decírselo a quien lo dejó así de perfectamente inmóvil.
Besos.
Es una escultura que se mueve todavía, esperando lanzar.
ResponderEliminarAbrazos.
La perfección suele dejar ese recuerdo de la tristeza mortal. He aquí tu poético homenaje a la persona que fue, mortal e imperfecta frente al momento de perfección, tan lejos de lo humano. La perspeciva desde la que observas es un homenaje a la vida, a la historia a la escultura, al arte.
ResponderEliminarEres una gran escritora, mi querida Isabel. Esto es la literatura que trasciende también la mortalidad.
Un abrazo.
Lo que logró Mirón es captar el movimiento, el instante antes de la acción, nos obliga a sentir ese segundo por la torsión del cuerpo, por la cabeza, las piernas,y dirigimos, casi, la vista al espacio, por donde saldrá el disco disparado. En aquella época, supuso un prodigio ¿cuantas cópias vinieron después? La última que vi, fue en el Nacional Arqu. de Roma...
ResponderEliminarLa belleza inmortal del atleta, dinámica, la desnudez olímpica, ideal, un mensaje que emociona, siempre, un canto a la juventud.
Poco importa el nombre de este muchacho, tal vez lo olvidaríamos, el artista lo hizo mítico. Poco importa que esté muerto hace siglos, sigue, eterno, describiendo el círculo de un segundo de vida, de energía.
Gracias Romana por devolvernos esa belleza y envolverla con tus bellas palabras, esta vez, algo melancólicas, siempre, nos regalas la evocación del pasado para entender el presente.
Feliz verano, os dedico dos fotos en mi blog, una con Apolo vivo, incluido, en Naxos. Bsos y !salves! natalí
Puede que Mirón fuera un envidioso, pero no me negarás que le debemos cierto agradecimiento por regalarnos al chico que oculta la estatua.
ResponderEliminarBesos Isabel
Discrepo un poquillo: Creo que Mirón buscó inmortalizar el instante y lo consiguió. El atleta y el escultor era lo de menos. Aunque, claro, al conseguir tal perfección logró su propia inmortalidad.
ResponderEliminarSaludos
Pienso que siguiendo la senda de reflexión que abre Helena Clásica, la belleza que florece en la tensión de lo finito a lo inmortal, se podría encontrar páginas apasionantes acerca de las propuestas estéticas de griegos y romanos, culturas esclavistas donde el brillo del hedonismo fue demandado como símbolo de poder y triunfo.
ResponderEliminarLa preocupación humanista de Isabel Romana por recuperar a la persona que sustenta el ícono es muy actual. En las escuelas de bellas artes el modelo para los estudios de figura humana no son mas que eso, un modelo. Llegamos entonces a cierta paradoja cuando el arte es un producto más para el consumo ¿Dónde queda lo humano? ¿La vida?
Mi abrazo de siempre Escritora!!!
Podemos disculpar a Mirón: igual el nombre no estaba a la altura de la obra.
ResponderEliminarEs verdad, no se me había ocurrido pensar en ello, pero este es el típico caso en el que la escultura oculta al personaje.
ResponderEliminarUn beso.
Isabel, aunque que no me veas estoy y en estos mármoles, de blanco, ese nombre que reclamas es el nombre perdido de la forma.
ResponderEliminarMúsculo, omóplatos, pectorales, el
mismo tenso frio de la acción.
Ingrato fue Mirón, miremos.
Un abrazo que vuele.
Sergio Astorga
Yo creo que El Discóbolo no tenía nombre alguno. Ni siquiera existió físicamente. Los artistas griegos, cuando hacían alguna escultura, no intentaban reflejar a alguien realmente existente, sino que se atenían a los cánones y esculpían una figura ideal, tal como ellos concebían la idea de la belleza.
ResponderEliminarOtro tema es cuando hacían la efigie de algún político o personaje importante: entonces la imagen resultante podía remitir a la imagen real, pero, aún en estos casos, la imagen, la escultura, con nombre y apellidos, solía tener bastante poco que ver con la realidad.
Un beso,
Antonio
Bellísimo el discóbolo. Gracias.
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Te dejo el osito vijero, es suave y bonito, una manera de decir que te aprecio.
Un beso.
Queridos amigos, veo que el post ha dado lugar a comentarios con muchos matices, acuerdos y desacuerdos. Eso siempre resulta enriquecedor. Y quiero aportar yo también otro punto de vista. No hay que olvidar que este texto es una pura creación literaria y, como tal, la envidia que atribuyo a Mirón equivale a la envidia que atribuímos a la luna o las estrellas cuando contempla la belleza de nuestra amada, es decir, se trata de un recurso para enfatizar la cualidad que queremos resaltar en el sujeto ensalzado.
ResponderEliminarEn este caso, he querido llamar la atención sobre el aspecto humano tanto del modelo como del escultor. Ante las obras de arte solemos extasiarnos y deleitarnos, algo para lo que sin duda fueron creadas. Pero yo tengo la inveterada costumbre de pensar en los actores, en la mano que empuñó el escoplo o el pincel, en la persona que inspiró tal obra o sirvió como modelo de ella, muchas veces modelo ideal, como muchos habéis resaltado en este caso. El discóbolo representa sin duda un ideal de belleza y perfección y es improbable que saliera de un modelo humano idéntico. Pero Mirón, y otros artistas, debieron mirar y admirar muchos cuerpos, se fijaron en el movimiento y la armonía y la fuerza y la tensión de los atletas, en la belleza de la juventud... Habría en esta escultura el rastro de muchos hombres y quizá de ninguno en concreto.
No obstante, esta escultura bien puede representar también a cada uno de aquellos individuos. En cualquier caso, insisto en mi interés por remitirme a aquellos los seres humanos que vivieron y sintieron y que, desde luego, nos han legado una cultura extraordinaria.
Que me perdone Mirón si lo he llamado cruel y envidioso sólo para atraer vuestra atención sobre la hermosura de ese hombre anónimo y tal vez imaginario. El respeto que este extraordinario artista que nos merece, la admiración y todos los elogios imaginables no se van a resentir por ello.
Besitos a todos.
Una delicia de texto
ResponderEliminarBesos
Y ojalá todos tuviesemos la oportunidad de congelar ese momento de perfección...
ResponderEliminarAbrazos!
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Pasa este osito a las personas qe quieres muchisimo y no quieres que cambien nunca. (espero recibir el osito).
Si recibes entre 2-4 ositos te quieren
Si recibes entre 4-8 ositos te quieren mucho
Si recibes entre 8-10 ositos te quieren muchiiiisimo
Espero que yo sea una de ellas!!
¿PUEDE AÚN RESALTARSE MÁS LA BELLEZA DE LA FIGURA DEL CUERPO HUMANO?
YO CREO QUE NO POR SUPUESTO QUE LE TENDRIA ENVIDIA MIRON, COMO SU NOMBRE DICE...
ISABEL DISFRUTA DE ESE DÍA DE MAÑANA SAN JUAN TAN GRANDE Y BELLO.
MUAKKKKKKK
MUAKKKKKKKKKKKKKKK
Tenés razón: hubo un instante en que ambos fueron perfectos.
ResponderEliminarUn abrazo
No se quien seria el modelo, si uno, dos, veinte o una legion completa, pero la estatua es bella, aunque deja el rostro en segundo plano, y la vista se dirige al lanzamiento iniminente, a la tension contenida, que importa si sera el mejor o el peor lanzador?
ResponderEliminarPero bien pudo el escultor dejarnos una pista, del hombre, los hombres o el nro de legion en que se baso y no pasar unicamente su nombre a la posteridad?
Ahora bien... ¿que tiene de malo que este en el Museo Britanico? ¿cuantas obras se han salvado por estar alli? al ultimo que me dijo que era en vez de British Museum el British Expolium, le recorde los galeones cargados de oro choreados, obras de arte fundidas y hechas lingotes, y exibidos publicamente en decorados a la europea en neto desprecio a la cultura original, si podia mostrarme una catedral en Londres asi decorada....
Es un texto delicioso que nos deja la cabeza llenita de nombres... Es cierto, ¿cómo se llamaría el muchacho?, ¿qué nombre merece verdaderamente?
ResponderEliminarDetrás del cuerpo hermoso, hubo un hombre -o muchos- que ya no existen. Pero Mirón inmortalizó su gesto, y eso vivirá para siempre y nos hará pensar y disfrutar.
Muy bonito, Isabel, felicidades.
Roma, ciudad preciosa donde las haya, pero de tan malísimo recuerdo. El único sitio donde jamás podría volver. Un saludo.
ResponderEliminar.. El "sueño" de Mirón.. y el nuestro... porque deja soñadora tanta perfección...
ResponderEliminarBesos cariñosos, mi Romana...
Como tantos otros, este hombre no fue (no ha sido) más que una estatua al servicio de la Antigüedad. Buscar al ser humano detrás de los músculos es tarea tan difícil, como delicada por tu parte. Besos.
ResponderEliminarMuy buen texto descriptivo y humanizador.
ResponderEliminarBello relato breve sobre esta escultura tan afamada ya en la antigüedad, que los propios romanos la copiaron del original griego. A saber cómo se llamaría el atlético modelo, desde luego, su autor se centró sólo en describir con pulcritud meridiana las líneas de su hermosa anatomía en movimiento. Estuve en Villa Adriana, en Tívoli, la pena es que el original romano no se halle en el pequeño museo de ese lugar y ya al British Museum no he ido, aunque ahora habría que aprovechar a ir a Alicante a verlo. Preciosa también la foto recortada de las flores de cerca de tu casa, Isabel, no sólo escribes magníficamente bien, sino que además, tienes un gusto exquisito para presentar tus entradas. Un besote.
ResponderEliminarComo siempre hermoso texto. En particular , cuando hablas de la perfección en la captación de ese instante preciso, único e inmortal.
ResponderEliminarSin embargo, ya que este post ha provocado más polémica que otros, te diré que a mi también me ha sorprendido tu referencia al umbral del fracaso. No sé porqué esa asociación de ideas en este caso.
Besos
Simplemente "PERFECTO".
ResponderEliminarA bear hug.
Muy original tu escrito. Te felicito.
ResponderEliminarNo creo que miron fuera cruel, al contrario fue perfecto!
ResponderEliminarsaludos!
Dirigirte a quien pudo inspirar al artista, es como preguntarle al alma de las cosas.
ResponderEliminarNo sería Mirón humano si no hubiera sentido envidia ante tanta belleza¡
ResponderEliminarEn cambio, de quien yo siento envidia es del propio escultor: en nuestro tiempo ya no hay artistas que sepan expresar la belleza con tanta intensidad.
Un beso grande, grande, Isabel, ciudadana de Roma, ciudadana del mundo.
Pues es cierto Isabel, no tiene nombre pero es inmortal, y forma parte de nuestra memoria cultural y la belleza que emana no nos deja indiferentes...besos
ResponderEliminarDelicioso como siempre Isabel... pero sabes, creo que él, el muchacho, fue quien realmente consiguió robar el nombre, ÉL representa con su imagen todo, nadie puede imaginar que sea un lanzador de disco, por que Él, es el Discóbolo
ResponderEliminarMe ha fascinado tu relato, Isabel...me ha hecho pensar. La verdadera perfeccion no existe si no se congela en una foto, en una estatua...porque dura un infinitesimo segundo y luego se estropea. Por eso nos atrae tanto y se nos vuelve inalcanzable.
ResponderEliminarbesos
Felicitaciones por la riqueza de tu imaginación, querida Isabel. Nos haces amar más lo que tú amas.
ResponderEliminarBesos.
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