Aulio, amigo mío, prométeme que hoy, después de la cena, ordenarás a tus criados que dispongan triclinios en las orillas del Tíber. Hace calor y lo agradecerán tus invitados. Y el más agradecido seré yo, pues esta noche saltará sobre la bóveda celeste la constelación del Delfín y quiero mostrársela a Marcela. Lejos de las luces de las antorchas, no hay cielo comparable a sus ojos, ni estrella que brille más.
NOTA: Ovidio, en sus Fastos, señala la noche del 19 de junio como aquella en que se ve por primera vez la constelación del Delfín. Es una de las más pequeñas, y pertenece a la vía láctea.
* Detalle de una pintura al fresco de Giovanni Lanfranco. Iglesia de San Andrea della Valle. Roma.
** Estrellas.
Isabel romana...!ah! Ovidio conocedor de los amores, todos.
ResponderEliminarYa me siento tendida en un lecho, mirando, cerca del Tiber, a las estrellas, y como música suave, los versos del poeta. Cada constelación en el cielo de Roma.
Gracias por estas delicadezas, nos hacen falta.
Mírate, cuando puedas el relato de este Sábado, en él he puesto más que Roma, cosas...lo he intentado.
Beso y hasta ahora, natalí de tàrraco, (tarrago) mi segundo nombre verídico !qué casualidad de los dioses!
Como me hubiera gustado compartir esa noche en un triclinio a la orilla de Tiber, y observar el cielo de Roma!
ResponderEliminarMadame Isabel, es asombroso, esta usted en todas las fechas! No se le pasa ni una.
Bisous
Isabel! Precioso, mañana observaré el cielo a ver si consigo ver al delfín y me da suerte para mi "gran-maldito día".
ResponderEliminarGracias por lo que escribes.
Besos.
^.^ Bonito texto
ResponderEliminarBesos
Pensé, compa Isabel, que hacías un "adelanto romano" de la noche de San Juan, pero ya veo que hay, como diría aquel, noches para todo. No por breve menos hermosa la referencia, por cierto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Por siempre Ovidio! Preciosa cita.
ResponderEliminarTodos deberíamos tener la oportunidad de poder mirar el cielo nocturno de Roma tumbados en un triclinio a orillas del Tíber. ¡Qué delicia!
ResponderEliminarBesos.
Y enlazo con el comentario de daalla: seria maravilloso...!
ResponderEliminarLindo post.
Un abrazo...!
¡¡Hermoso texto querida Isabel!!
ResponderEliminarLas constelaciones y las estrellas todas, lejos de las luces de la ciudad, ¡¡siempre lucen más!!
Y para el amor, ¡¡no hay mejor escenario!!
Abrazos!!!
Más que bello, bellísimo relato. Abrazos.
ResponderEliminarque maravilla! la más sublime comparación de belleza y amor... Ovidio me seduce:)
ResponderEliminarbesos amiga mia!
Cuanta belleza pude imaginar a travès de tus palabras amiga!!!
ResponderEliminarP.D.:Creo que no existe acto màs conmovedor que poder contemplar las estrellas juntos al ser amado...
BESITOS BRILLANTES
Hay que contemplar las estrellas pensando en el ser amado o, como dice Bernhard, al ser de tu vida. Besos.
ResponderEliminarA lomos de un delfín... o sin corcel alguno... que si algo tiene el amor, es su capacidad de volar...
ResponderEliminarQue hermoso que se sigan encontrando a través de los tiempos los ojos más hermosos que cualquier cielo y cualquier mar...
Hoy como es viernes, pasaré la noche en la finca y podré contemplar el firmamento y al mismo tiempo, gracias a ti, pensaré en el Gran Poeta del amor.
ResponderEliminarBicos
PD Tengo dos perritos pequeños (15 días)te enviaré fotos la próxima semana.
¡Qué poético, esa pequeña constelación que brinca por el cielo!
ResponderEliminarUn beso
Sería maravilloso mirarla reclinada sobre un triclinio... en su defecto, si podemos mirarla en compañía, ya podemos considerarnos afortunados.
ResponderEliminarMuy bonito, Isabel, como siempre.
Abrazos.
La vivencia de la poesía nos lleva a la amorosidad del universo, a su lenguaje, a sus canciones mas allá de las antorchas, mas allá de las palabras.
ResponderEliminarGracias a tu sensibilidad Isabel Romana podemos relacionarnos con estas celebraciones del alma y del cuerpo y de siempre.
Un abrazo!!!
Cuánta cercanía hay en esta escritura a las soluciones dadas por los poetas árabes a la expresión amorosa....
ResponderEliminarBellisimo, un inmenso abrazo, espero que esta noche pueda contar tambien estrellas.
ResponderEliminarEstoy pensando en lo difícil que resulta admirar la maravilla del cielo sin moverse de la ventana de casa. Es imposible!
ResponderEliminarYo he intentado ver cada lluvia de estrellas, pero la contaminación y las luces que nos rodean lo impiden.
Debe ser bonito ver el cielo desde un lugar apropiado...
Y ahora recuerdo que quiero ir a Laponiaaaaaaa!!!
xDD!
Un besito
Lala
Mirando las estrellas, seguro que mi tocaya disfrutó aún más las palabras de amor.
ResponderEliminarUn beso.
Es increible lo que escribes, por eso es un placer leerte..
ResponderEliminarGracias por la visita, un poco tarde pero segura, es que hemos estado muy atariados, con lo del concurso..
Muchas gracias
un beso
¡Cuántos pequeños detalles aprendemos leyendo las notas que dejas al pie de tus inspirados relatos, Isabel!! Estos post deberías compilarlos en un libro, a buen seguro que sería un éxito, que ya ves la cantidad de gente que nos enganchamos a leerte. Bueno, voy a seguir con tu saga sobre Dido y Eneas, que la he empezado el otro día y está preciosa. Un besote y muy feliz finde.
ResponderEliminarAmiga Isabel Barceló,
ResponderEliminarEs extraordinario el conocimiento que tenían los Romanos de las constelaciones y el calendario, sobre todo después de que el año 47 aC., Julio César, asesorado por el filósofo y astrónomo alejandrino Sosígenes, hiciera la reforma del calendario primitivo.
Anotar también que Ovidio, en los Fastos, dedica un libro a cada uno de los seis primeros meses, pero no especifica los fenómenos astrológicos señalando el día concreto, sino que los va situando de forma sucesiva. Son los diferentes editores o traductores los que le han asignado un día concreto a cada uno de los fenómenos. En cuanto a la aparición del Delfín, la sitúan entre el 16 y el 19 de Junio.
Aquí está lo que dice Ovidio (Fastos, VI, 720):
Continua Delphin nocte videndus erit.
[Delfín se verá la noche siguiente]
Un abrazo,
Antonio
Gracias, gracias mil veces, Isabel, por esta belleza, yo hoy me voy a la terraza y me pongo la tumbona a modo de triclinio para ver Delfín. El elogio por parte de Aulio haica Marcela es tan hermoso como asistir a la visión de tal constelación en una noche como ésta.
ResponderEliminarTú brillas con tu inmensa luz, mi querida amiga, ¡cómo brillas!
Como siempre, sólo imaginar la escena llena de emoción. Qué pena que hemos perdido el cielo, y nuestros hijos apenas conocen las estrellas.
ResponderEliminarBesos
Pues fíjate que la pose y la mirada hacia lo alto de la mujer de la pintura al fresco me recuerdan el busto de nuestra iglesia bejarana de San Juan Bautista. Sobre esta imagen colgué hace un tiempo un artículo con motivo de su elección para exponerla en las Edades del Hombre de Soria.
ResponderEliminarPásate por mi blog, echa una mirada a la imagen a ver qué opinas.
Besos
Salgamos esta noche a verla, entonces.
ResponderEliminarIsabel te devuelvo la visita, lindo texto e hiperbreve, lo cual hace posible la lectura en tiempo record, tu blog es muy lindo, te leo desde el readers, discúlpame que no pase tan seguido a comentar.
ResponderEliminarSaludos.
Me perdí esta posibilidad por llegar tarde.. pero me lo imaginé leyendo tu hermoso Texto.. tumbada en un de los triclinios, acariciendo a uno de nuestros felinos... En silencio.. y feliz de estar en tu/vuestra compañia...
ResponderEliminarBesos, muchos, mi Romana... Te traigo té acabado de hacer...
Nunca había oído hablar de ella. Y es, curiosamente, de esas cosas que nunca has visto pero cierras los ojos y te las imaginas. Curioso, muy curioso.
ResponderEliminarPavada de ojos tendria marcela....
ResponderEliminarPura poesía este post, tienes un talento especial
ResponderEliminarAh, el otro día pregunté para entrar al auditorio di Mecenate y ahora sólo dejan entrar para ver a coros cantar pero la programación no se sabe... todo va "al volo".
Un beso fuerte.
Lástima prderse aquellas veladas a orillas del Tiber, hermoso relato.
ResponderEliminarMe consuelo contemplando Marte salir junto a la Luna. estos dias se puede contemplar muy bien por su gran tamaño.
Un beso.
Tiene buen material para hacer un libro!!
ResponderEliminarsaludos!
Qué preciosidad! Enhorabuena!
ResponderEliminarSólo puedo decir que este relato me transportó, incluso me vi tendida observando el cielo.. esperando la presencia del Delfín... Hermoso tu relato, con tan pocas palabras toda una atmósfera.. Gracias
ResponderEliminarTus narraciones clasicas romanas son extraordinarias. Creo que de ellas podría salir un buen libro hilándolas con un argumento de ficción, pero con personajes reales.
ResponderEliminarPrecisamente ahora estoy leyendo "La conspiración del Vaticano" de Kai Meyer, que parte del encuentro de unos grabados de Piranesi en la pequeña iglesia de Santa Maria del Priorato y ahora que estoy en la mitad, ya ando metido por los subterráneos del Vaticano. No se hasta donde llegará.
Un beso
"No hay cielo comparable a sus ojos": eres una genia, es toda una declaración bajo el cielo del delfín...
ResponderEliminarCuantas cosas podemos encontrar en el cielo si miramos bien.
ResponderEliminarSaludos
¡¡ Fascinante !!.Que bonito mirar ese cielo de aquel 19 de junio.
ResponderEliminarLa pintura es genial y sumada a esta narración ¡¡ colosal !!.
Un beso.
Amiga Isabel,
ResponderEliminarRepasando tu espacio, ya he visto que eres una admiradora de Catulo. Yo prefiero a Ovidio, aunque hay poemas de Catulo que también me gustan mucho, como habrás podido comprobar.
Es un placer que ambos nos hayamos fijado en el mismo gorrión.
Un beso,
Antonio
olvídate de las constelaciones, Isabel,pues todo renacerá de nuevo dentro de dos noches. El fuego purificará el aire mediterráneo y yo, bajo el nombre que quieras invocar, ya sea Tierra, Coatlicue, Ninhil, Démeter, Ceres, o Gea danzaré con vosotras, oh mujeres del mundo conocido para mostraros el poder de dar la vida ...
ResponderEliminarVengo aqué recomendado por Susana de la cueva. Y una vez más acertó, porque Roma me gusta muchísimo.
ResponderEliminarUn abrazo
Hace años, colaboraba en un programa de la radio, de comentarios literarios cotidianos y adopté como seudónimo el nombre de Aulio.
ResponderEliminarMe gusta mucho lo que escribes y también miraré las estrellas.
El amor, inspira las mas bellas letras y las mas hermosas acciones.
ResponderEliminarAbrazos!
Marcela fue mi hna mayor por parte de mi padre. Murió joven a causa del cáncer. Y al leer este texto pienso que ella también verá un hermoso delfín en su cielo.
ResponderEliminarCreo que si ando sensible.
Cariños.