Y si se aplaca el viento, no es el viento
el que ha dejado de soplar.
Y si el mar se torna calmo, no es el mar.
Y si florece el olivo, no es al árbol, no es a la flor
a quien debe estar agradecido.
Es a los espíritus de las cosas a los que el hombre clama.
Y les da nombre y lugar
y les da padre y madre
y corazones para amar y para odiar
y los hace suyos llamándolos sus dioses.
Y así respeta aquello que merece respeto
y teme lo que no se puede dominar
aceptando humildemente los misterios de la tierra,
y del cielo,
y del mar.
el que ha dejado de soplar.
Y si el mar se torna calmo, no es el mar.
Y si florece el olivo, no es al árbol, no es a la flor
a quien debe estar agradecido.
Es a los espíritus de las cosas a los que el hombre clama.
Y les da nombre y lugar
y les da padre y madre
y corazones para amar y para odiar
y los hace suyos llamándolos sus dioses.
Y así respeta aquello que merece respeto
y teme lo que no se puede dominar
aceptando humildemente los misterios de la tierra,
y del cielo,
y del mar.
NOTA: A través de las creencias de nuestros antepasados, este poema quiere evocar el respeto que debemos a la naturaleza.
*Relieve con representación de Júpiter, Plutón, Perséfone y otros dioses. Museo Nacional Altemps. Roma.
**Relieve con figuras míticas. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
Poemas, dioses, respeto naturaleza
Un respeto lamentablemente olvidado en estos tiempos nuestros en los que de manera tan sistematica atacamos a la naturaleza. Lejos de avanzar, hemos retrocedido mucho en eso, dando prioridad a cosas que a la larga conduciran a nuestra propia destruccion.
ResponderEliminarCuanta sabiduria hay en ese "teme lo que no se puede dominar".
Buenas noches, madame
Bisous
Precioso poema para recordar aquellas cosas que quedaron olvidadas en las piedras, con los dioses antiguos. Besos.
ResponderEliminarLa precisa dimensión de lo humano. Su grandeza y sus límites.
ResponderEliminarHermosísimo.
Un beso
Isabel Romana, que no se aplaque Eolo, que sople desde los puntos cardinales; Noto, Céfiro, Boreas, Euro, todos ellos de mofletes como blobos. Así nos despejan el corazón, para convocar, en paz, a los espíritua Manes y Penates, al Genio Ángel de la Guarda.
ResponderEliminar!Una maravilla! Isabel, el universo que nos despiertas, y que estaba como adormecido pero, que siempre es nuestro, o no sabríamos quienes somos.
Beos , salves y Èvoe, amiga. natalí
Làstima que hoy en dìa el hombre ha perdido el respeto por los tiempos de la naturaleza...
ResponderEliminarP.D.:Hoy por hoy el hombre se cree dueño y Dios de todo lo que lo rodea!!
Ojalà amiga mìa èste poema se impregne en el alma de muchos de nosotros...
BESITOS NATURALES :)
Es una belleza ablouta de versos, en su expresión paralelística, en ese polisíndeton rítmico y anafórico. Pero es que el contenido: el espíritu de la naturaleza, al que el hombre le da forma y le atribuye un corazón, resplandece de mística. Me ha llegado al alma.
ResponderEliminarAsí sea, recordemos a través de poemas mágicos como éste y de las creencias de los nuestros en sus dioses el respeto que debemos a nuestro cosmos, a la naturaleza que nos da vida.
Me ha emocionado profundamente.
Un abrazo, poetisa maravillosa.
Precioso poema Isabel , que sabias palabras.
ResponderEliminarBesos
A parte de la belleza del poema, su contenido, su enseñanza estremece.
ResponderEliminarSaludos.
Me temo que hoy no hay respeto por la naturaleza, ni temor a nada, pues todo es, para muchos, susceptible de ser dominado.
ResponderEliminarLuego vienen los desastres que nos ponen en nuestro sitio.
Un abrazo.
Esa naturaleza que se nos está yendo de las manos. Abrazos.
ResponderEliminarLinda composición, querida Isabel.
ResponderEliminarEn efecto, temamos a lo ue no podemos dominar, que gran verdad.
Un enorme abrazo.
Un bonito poema, Isabel, un homenaje sencillo y sincero a lo que nos rodea y nos da sustento.
ResponderEliminarEsperemos que al menos sirva para avivar la conciencia de respeto al medio ambiente.
Un beso.
Soledad.
Nuestros antepasados prehispánicos, si que respetaban a la Madre Naturaleza. Hay que seguir su ejemplo, ¡estamos a tiempo!
ResponderEliminarSaludos desde México.
Oh!!!
ResponderEliminarQué canto de devoción tan bello... Sospecho que estas cosas nacen cuando la vida se revela en todo su esplendor...
Y torna visible lo que el ojo humano no logra ver..
gracias por estas palabras tan claras y sabias...
un abrazo inmenso!!!
Como ya han dicho, sabias palabras
ResponderEliminarBesos
El hombre clásico era más equilibrado y más respetuoso con la naturaleza, porque al fin y al cabo, de ésta partían sus vidas y a ésta regresaban. Los mismo dioses vivían, formaban parte de ella, eran ella misma. La naturaleza era parte de su religión y de su alma.
ResponderEliminarEl hombre actual, incrédulo y materialista, no respeta nada porque se cree el dueño de todo. Así, destruímos a otros seres vivos y a nuestro mundo. Es que no nos respetamos ni a nosotros mismos.
Besos, Isabel
Bella composición! Por muy extrañas que puedan parecer las viejas creencias, no estaban exentas de sabiduría. Se intentaba decir a los hombres futuros -en forma amable- que debían respeto y devoción a la Naturaleza Madre.
ResponderEliminarY bien sabemos lo que ha sucedido y sucede cuando la desafiamos.
Muchas Gracias Isabel! Mi beso Amiga!
Desgraciadamente creo que no nos educan para el respeto. El respeto a todo, a las personas, al medio, etc...
ResponderEliminarQuiero decir que estos valores no están todo lo presentes que deberían estar, o sea, siempre presentes, en la escuela, en la casa, en la sociedad.
Así nos va...
Me gusta el poema!
Un beso
Lala
Esa poesía suena como una oración de agradecimiento en mis oídos.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Besos (gordísimos)
Ese respeto que parece que hemos olvidado en los " tiempos " que nos ha tocado vivir.
ResponderEliminarSensible relato.
Besos
Bellisimo poema, amiga, bellisimo.
ResponderEliminarMe encanto.
Un abrazo, amiga
precioso Poema de un tiempo en que la Naturaleza tenía sus dioses y el hombre la respetaba... el becerro de oro es el actual..y así vamos..
ResponderEliminarbesitos, muchos, mi Romana.
Nuevo curso de Historia, a partir de agosto, los martes a las 11:30 horas.
ResponderEliminarMás información a www.cursosdehistoria.blogspot.com
Vivir también es vivir espiritualmente y toda lucha es antes una lucha espiritual. La humanidad está vencida por el espíritu de la frivolidad. Pero los dioses en su huida dejaron algo de sus enseñanzas, secretos y tesoros que germinan de nuevo en la pluma de poetas y escritores. Este poema es un ejemplo de lo que fue dicho y debe volver a pronunciarse.
ResponderEliminarUn gran abrazo Isabel Romana!!!
Gran lección que recoges, pues gran escritora eres. la del respeto al misterio que rige el mundo.
ResponderEliminarQué preciosa reflexión en tus versos... qué perfecto recordatorio.
Ésa es la clave: aceptar humildemente los misterios de la Tierra. A la Tierra la hemos mondado como una patata, y la estamos friendo en gasoil y rebozando en ladrillo. Al menos, esta crisis nos otorga la esperanza de pensar si este modelo criminal no estará llegando a su fin...
ResponderEliminar¡besos Isabel!!
Y recordar la falta de respeto que hoy tenemos por nuestra tierra y sus fuerzas que de cuando en cuando nos muestra que aún es indomable.
ResponderEliminarAbrazos!
Pues sí, un precioso poema que nos enseña a respetar aquello que más debemos por nuestro propio bien: la naturaleza. Y las fotografías son, asimismo, muy bonitas. Yo también estuve en el Museo Altemps y en de las Termas de Diocleciano durante mi estancia en Roma, hace ya dos años. Y veo que te interesa mucho el tema de la mujer en el mundo romano. Justamente he escrito hace poco tiempo un pequeño relato de ficción, pero inspirado en el personaje histórico de Julia Maesa y lo he colgado hace pocos días como una entrada en este mi nuevo blog. Quizás es que quise emular por unos instantes, (salvando las abismales distancias, por supuesto), a Robert Graves. Por mi parte te sigo leyendo y también me agrego como seguidora a tu blog, puesto que la historia antigua me apasiona y el mundo romano no digamos. Veo que tienes post sobre Dido, una de mis heroínas favoritas. El verano pasado estuve en la Colina de Birsa, en las ruinas de Cartago y recordé a la legendaria reina mientras escuchaba en mi discman la ópera "Dido y Eneas", de Henry Purcell. Nada, Isabel, que me vas a ver mucho por aquí. Un besote y encantada.
ResponderEliminarY más fácil es aceptar un Dios enfadado que la fuerza indomable de la naturaleza... más fácil si, al Dios... uno puede llegar a creer que lo puede contentar...
ResponderEliminarMe gustó esto, es para la reflexión, para re pensar sobre las cosas importantes de la vida.
ResponderEliminarBesos