¿De veras le revelarías a mi señora Corina que has yacido conmigo? ¿No temes que ella, al saber que te has tomado semejantes libertades en su propia morada, se encolerice y ordene a su mayordomo que te arroje de su casa y no te permita nunca más volver a entrar?
Conozco a mi ama y ella me conoce a mí. Desde que ambas éramos núbiles me encargo de arreglar sus cabellos y está tan satisfecha con mi trabajo, que jamás me ha dedicado un reproche. Cuando pasea por las tiendas del foro o va a las fiestas públicas o a las termas, Corina sólo escucha alabanzas acerca de la belleza de su peinado y el perfecto estado de sus cabellos a pesar de los tintes y las tenacillas calientes. Muchas damas de alcurnia la envidian y le han ofrecido comprarme, pero ella se ríe y asegura que antes se desprendería de todas sus joyas que de mí. Con frecuencia me recompensa con pequeños regalos y en su casa gozo de gran autoridad entre mis iguales.
Me hablas así, Publio Ovidio Nasón, porque soy una esclava y, estando mi destino en manos de mis amos, me crees vulnerable. Te equivocas. Yo he sido forjada al fuego y modelada a golpes de martillo, como una espada. O ¿es que crees ser el primero en abusar de mí? ¿No imaginas cuántas veces me he cruzado por el pasillo con mi amo o con cualquiera de sus amigos, me han empujado contra la pared y me han poseído allí mismo? No resultaría grato a tus oídos de poeta el escuchar cómo fue la primera vez, ni cuánta brutalidad he soportado.
Y si tú puedes encontrar a hombres ilustres que te sirvan de ejemplo para justificar tu supuesto amor por mí, también yo puedo ilustrar sus riesgos. Más de una esclava se ha apoderado del corazón de un hombre noble y ha trastornado su vida. La propia diosa Mater Matuta, a quien honran las matronas, fue víctima desdichada de uno de esos amores.
Así pues, no te sientas tan seguro conmigo ni juegues a amedrentarme si no me pliego a tus deseos. No conoces a Cipasis si crees que la asustan tus amenazas. Con todo, no me niego a tus requerimientos. Ven a mí cuando quieras y te enseñaré algunas cosas. La primera de ellas, que en Roma es mucho más difícil encontrar a una buena peluquera que a un amante.
Conozco a mi ama y ella me conoce a mí. Desde que ambas éramos núbiles me encargo de arreglar sus cabellos y está tan satisfecha con mi trabajo, que jamás me ha dedicado un reproche. Cuando pasea por las tiendas del foro o va a las fiestas públicas o a las termas, Corina sólo escucha alabanzas acerca de la belleza de su peinado y el perfecto estado de sus cabellos a pesar de los tintes y las tenacillas calientes. Muchas damas de alcurnia la envidian y le han ofrecido comprarme, pero ella se ríe y asegura que antes se desprendería de todas sus joyas que de mí. Con frecuencia me recompensa con pequeños regalos y en su casa gozo de gran autoridad entre mis iguales.
Me hablas así, Publio Ovidio Nasón, porque soy una esclava y, estando mi destino en manos de mis amos, me crees vulnerable. Te equivocas. Yo he sido forjada al fuego y modelada a golpes de martillo, como una espada. O ¿es que crees ser el primero en abusar de mí? ¿No imaginas cuántas veces me he cruzado por el pasillo con mi amo o con cualquiera de sus amigos, me han empujado contra la pared y me han poseído allí mismo? No resultaría grato a tus oídos de poeta el escuchar cómo fue la primera vez, ni cuánta brutalidad he soportado.
Y si tú puedes encontrar a hombres ilustres que te sirvan de ejemplo para justificar tu supuesto amor por mí, también yo puedo ilustrar sus riesgos. Más de una esclava se ha apoderado del corazón de un hombre noble y ha trastornado su vida. La propia diosa Mater Matuta, a quien honran las matronas, fue víctima desdichada de uno de esos amores.
Así pues, no te sientas tan seguro conmigo ni juegues a amedrentarme si no me pliego a tus deseos. No conoces a Cipasis si crees que la asustan tus amenazas. Con todo, no me niego a tus requerimientos. Ven a mí cuando quieras y te enseñaré algunas cosas. La primera de ellas, que en Roma es mucho más difícil encontrar a una buena peluquera que a un amante.
NOTA: Espero que os haya gustado la respuesta de Cipasis. Respecto a Mater Matuta podéis encontrar un post sobre su culto aquí. Quienes se hayan perdido cuál es el texto de Ovidio al que responde la esclava Cipasis, puede encontrarlo aquí.
Y no olvidéis que tanto este texto de mi autoría como los escritos por Ovidio son ficción.
*Escultura femenina. Museo Anticuarium del Palatino. Roma.
**Cabeza femenina. Museo Anticuarium del Palatino. Roma.
***Detalle de relieve en un gran jarrón. Museos Capitolinos. Roma. Foto: Paco Hernández.
****Flores de buganvilla en la terraza de Isabel Romana.
Esclava, amenaza, amante, poeta, amores
Me encantó la respuesta. Tiene un desarrollo fantástico y un final impecable y rotundo.
ResponderEliminarBravo!
Jejeje, qué buena respuesta... Eso por presuponer que alguien que se dedica a servir, es débil, idiota, o las dos cosas.
ResponderEliminarMe imagino la cara de Ovidio.
Si no arde porque Corina le echa a la pira, casi seguro que de seguir Cipasis, arderá igualmente, pero por combustión espontánea.
Eso por espabilao.
Besicos!
Palabras esculpidas con la calidad que te caracteriza, amiga. Un excelente texto. Abrazos.
ResponderEliminarDesgarradora historia, tú siempre tan elegante escribiendo, un besito!
ResponderEliminarNada como saber realmente "Quien eres" para poder reafirmar tu sitio...
ResponderEliminarGenial Y "Brava" Cipasis... y cómo sabe dejar a cada cual en su sitio :)
Isabel, soberbia repuesta, la inteligencia y la dignidad hacen de la sumisión un descalabro, no una forma de vida.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Sergio Astorga
Excelente.
ResponderEliminarSaludos
Muy bien cerrado el pico al charlatan! Y tambien un escrito con peso propio por el dificil tema social, y lo que debian soportar estas personas.
ResponderEliminarExcelente, Isabel.
Bellísimo relato, con un final que remata las acertadas palabras de la esclava. Lección aplicable hoy, como ayer.
ResponderEliminarBien por la esclava, seguro que Ovidio no esperaba que se enfrentase de esa manera.
ResponderEliminarBicos
Mi querida Isabel.. de unos meses aca me he perdido tus historias: mi ex relacion causo estragos en mi, mi recuperacion que va lentisima, mi hermana de regreso, mis sobrinos, me ha hecho ausentarme, pido disculpas!
ResponderEliminarEs genial la respuesta, jaja!
ResponderEliminarY es que se puede comprar una esclava pero no la sumisión de su interior.
He imaginado la cara de Ovidio y seguramente su frustracion.
Un beso
Lala
Guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!
ResponderEliminarUn final revelador amiga!!!
P.D.:Es verdad que en ROMA es màs fàcil de encontrar una peluquerìa a pesar de la fama de tener los mejores amantes del mundo?? ;)
BESITOS AMIGA
¡Chapó!
ResponderEliminar¿Hay acaso una invitación oculta en tu texto, a que nos cortemos el pelo, ahora de cara a los mayores rigores del verano?
ResponderEliminarGenial, siempre genial.
Beso.
Hola Isabel,
ResponderEliminarMe gusta todo ya sea escrito por ti o por alguien de la antigüedad.
Sobre el comentario que has hecho en "Ni me va ni me viene" del licor de un pueblecito de Asturias se me ha ocurrido que desconocemos mucho de todo el mundo romano. Un buen amigo me regaló hace años L'art de la cuina (El arte de la cocina) d'Apici, de la colección Bernat Metge, muy instructivo por ejemplo las bases de los guisos, sin tomate, con el "garum", mezcla de aceite, vino y jugos diversos.
Un abrazo!
Isabel tuve que caer en la cuenta de que todo era ficción luego de tu advertencia, (!la maga tuvo que recordarme que todo era un truco¡). Bien con los pies ya en la tierra destaco esta conclusión de Cipasis: "...no me niego a tus requerimientos. Ven a mí cuando quieras y te enseñaré algunas cosas. La primera de ellas, que en Roma es mucho más difícil encontrar a una buena peluquera que a un amante." Esta última afirmación sin duda fue la principal fisura del imperio, si la hubiesen esculpido en mármol en el principal templo romano la historia del mundo sería otra. Es que no es la queja de una esclava, ni la queja de una mujer, es la demanda de la energía femenina en ese periodo histórico porque Cipasis conocedora del sentir de esclavas y de nobles y de diosas expresa un reclamo panorámico hasta los mismos cielos ¿dónde están LOS amantes?.
ResponderEliminarVarones de hoy, leed este escrito con la seriedad en la que se sustenta un imperio y en la se cifra el futuro del mundo. Haced bien los deberes y convertiros en los mejores amantes, la tierra os lo demanda.
Isabel Romana sin caer en la crítica directa resentida y regañona, magistralmente llama a la afinación viril y ridiculiza las estructuras del machismo en estos tres escritos divertidos y de suspenso. Es un ejemplo certero de cómo el manejo de la literatura puede explorar y tocar las fibras del desarrollo histórico.
Muy pero muy bien Isabel Romana, un cien!!!
Así se habla, Cipasis. Lástima que no escribieras tú tus versos.
ResponderEliminar¡¡Que respuestaaaa!!!
ResponderEliminarCipasis hizo mil pedazos a Ovidio con sus palabras ¡¡y que final contundente!!!
Isabel, ¡¡¡la felicito!!! pues ha llevado esta trama de respuestas y acusaciones ¡¡de forma magistral!!
¡¡Aplausos, mujer!!
Me ha encantado el texto, y la seguridad que tiene en que su valía como profesional es más alta que la del poeta como amante.
ResponderEliminarAbrazos.
Me gusta mucho lo que escribes, quizá sea ficción pero pudo ser realidad, el poeta puede ser muy fatuo y poco sensible en las relaciones con quien piensa inferior.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lapidaria!!!!
ResponderEliminarJajajajajá! Están tan sabiamente escondidas las sogas y las poleas en esta ficción!!
Demás decirte a estas alturas, lo divertida que estoy pasando estos artículos!
Excelente Isabel! Como verás, estoy descansando, mientras Cipasis golpea!
Besazos Maestra!!!
Terribles vivencias que la de las esclavas, pero Cipasis es una sobreviviente... resistente y es excelente su advertencia..
ResponderEliminarPerfecto Texto, besos, mi Romana.
Llego tarde, querida Isabel. Espero que me disculpes, me ha sido imposible antes.
ResponderEliminarExtraordinario post, como siempre.
Un enorme abrazo...!
Sí, una ficción que me atrapa, y una documentación que me fascina. ¡Bellas esculturas!.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Soberbia actitud!.
ResponderEliminarTus ficciones son tan reales...
Es una belleza esta página!
Besos!
Estupendas respuestas las de Cipasis. La pobre esclava ya soportaba bastantes abusos por parte de los hombres libres, como para además tener que aguantar el chantaje y la chulería de Ovidio. Y bueno, ya nos aclaras que tanto el texto de Ovidio como el tuyo, basado en el suyo, son ficticios, pero hay que reconocer que lo has escrito con tal naturalidad que parece una historia real. Enhorabuena, Isabel. Un besote.
ResponderEliminarGenial respuesta, madame, y ese final de "en Roma es mucho más difícil encontrar a una buena peluquera que a un amante", no podia ser mas brillante. Supongo que tenia razon!
ResponderEliminarYa estamos poniendonos al dia, madame. Feliz domingo.
Bisous
Parece querida Isabel, que en las relaciones interpersonales, amorosas en el caso, nada ha cambiado...
ResponderEliminarSerá cosa propia de la condición humana.
Un abrazo, amiga.
La asimetría social, no lleva inmerso una diferencia de inteligencias.
ResponderEliminarCreo que es un ejemplo de vida para todo caso el que nos entrega tu historia.
Un beso.
Isabel recibe mi más cordial saludo,realmente es tan bueno tu blog,que en cuanto pueda tratare de recorrer algunos de tu extraordinarios textos,demás estar decirte el placer de tu visita,nuestra amiga en común,Susana esta regia en el audio (Manuel Benítez Carrasco.)De hecho me recomendó tu estupendo blog.
ResponderEliminarEn cuanto a la entrada bueno advertencia tanto de la protagonista del relato como el de su autora,magnifico, la ficción adquiere un nuevo valor en tu pluma.
Qué respuesta fascinante, al menos como yo la percibo.
ResponderEliminarAún una mujer 'esclava' puede ser dueña de sí misma...
Y en tiempos aquellos.....
Es todo un drama amiga... Todo un viaje a la psiquis femenina ;)
Me encanta leerte... Si bien los escritos son 'ficción', son tan perfectamente ambientados y revelan tal profundidad en la visión, que todo el mundo psicològico que nos revelan no es ficción... Me parece que trabajas los personajes de manera magistral. Es un gustazo leerte..
besos ;)
La última frase la podriamos utilizar ahora mismo sin ningún desfase.
ResponderEliminarEstupendo texto.
Hermoso diálogo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Bien por Cipasis! Esclava legalmente pero en su interior más libre que su ama y por supuesto que Ovidio. Ni sus pasiones la atan.
ResponderEliminarCreo ver más de ti en ella que en Corina.
Saludos
La fuerza del que ha recibido muchos golpes y no se ha roto, esa respuesta de metal bien templado, lleva detrás muchos peinados hechos... qué buena imagen de la soberbia y el clasismo acorralados por la justicia poética. Es un placer que a veces hay que disfrutar, aunque sea en cuentos;-)
ResponderEliminarEnhorabuena, Isabel.
A mi me ha encantado la historia, tu blog tiene buena pinta, te he enlazado a través de Tèsalo.
ResponderEliminarUn abrazo