Dime: cuando elogias la Ciudad Eterna ¿te refieres a esa Roma cuyas columnas yacen caídas entre la hierba, olvidadas de todos, sombra penosa de lo que fueron? Y cuando luego declaras tu amor por mí y juras que será eterno ¿es esa la eternidad de la que hablas?
*Fragmentos de piezas romanas en la colina del Celio, en un espacio abierto. Roma.
**Detalle de decenas de columnas agrupadas en un recinto cerrado en la colina del Celio, cerca del antiguo Templo de Claudio. Roma.
tan eterno como el recuerdo.
ResponderEliminarEterno es un adjetivo exclusivamente literario, no se puede aplicar a nada conocido. Eterno, eternidad...el amor lo que menos.
ResponderEliminarQue sabias palabras, eterno, ¿cómo puede haber algo eterno si todos somos perecederos? sin embargo suena también "amor eterno", "amistad eterna"...
ResponderEliminarBicos
Ya me gustaría a mi tener un amor que me durara tanto como las piedras que todavía conserva Roma.
ResponderEliminarLos únicos amores eternos, sonrisas eternas, amistades eternas son las que estan reflejadas en el arte...y, aun en su permanencia, serán perecederas.
Mi mas sinceras felicitaciones Isabel, por la gran acogida de crítica de Dido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
.
ResponderEliminar...curiosa alocución de un ser enamorado ke duda de las palabras de su amante...
lo eterno es sólo un tiempo lo suficientemente extenso o largo, como parecernos una eternidad, lo cual ni significa ke sea lo mismo ke lo perpetuo o a perpetuidad jajaja
gracias Isa, te va fuerte el abrazo
.
Romana Isabel, me refiero a tí, al amor que me comunicas a través de esas yacientes columnas, en ellas no exite decrepitud, son huellas dignas de la Ciudad, los gatos dormitan en ellas, los gatos y tú, y yo, amamos a Roma. Bsitos desde el frío quinto pino.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEncaja aquí perfectamente el siguiente poema de Catulo:
ResponderEliminarC a r m e n L X X I I
[ad Lesbiam.]
_____________________________________
Metrum: distichon dactylicum
Dicebas quondam solum te nosse Catullum,
Lesbia, nec prae me uelle tenere Iouem.
Dilexi tum te non tantum, ut uulgus amicam,
sed pater ut gnatos diligit et generos.
5
Nunc te cognoui: quare etsi impensius uror,
multo mi tamen es uilior et leuior.
«Qui potis est?» inquis. Quod amantem iniuria talis
cogit amare magis, sed bene uelle minus.
Texto Latino :
http://www.hs-augsburg.de/~Harsch/Chronologia/Lsante01/Catullus/cat_072.html
LXXII
[A Lesbia]
Métrica: Dístico dactílico
Decías tiempo atrás que tú conocías sólo a Catulo, Lesbia, y que no querías, cambiándolo por mí, ser dueña de Júpiter. Te amé tanto entonces, no como uno a su amiga, sino como ama un padre a sus hijos y yernos. Ahora te conozco: por eso, aunque me quemo con más vehemencia, sin embargo me resultas mucho más despreciable y frívola. "¿Cómo puede ser?", dices. Porque un engaño de esa clase obliga al amante a estar más enamorado pero a bienquerer menos.
Traducción:
http://www.babab.com/biblioteca/books/rosario_gonzalez.pdf
Un beso eterno, querida Isabel,
Antonio
¡Ay, Isabel! La eternidad - y más la de los amantes - suele semejar demasiado a esas columnas arrojadas al suelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues no es mala eternidad la de Roma, madame. Ojala nos aguardara a todos tan majestuosa eternidad, que ni en sus ruinas deja de serlo. Mientras Roma conmueva como aun lo hace, seguira viva.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
Una gran duda de amor, ya lo creo Isabel.
ResponderEliminarUn enorme abrazo.
Isabel, si supieras que estoy navegando mas a vela que la Ingen, te matarias de risa, y encima no me contestas la invitacion. No me gustaria secuestrar tripulantes por las malas como se hacia en esa epoca.
ResponderEliminarTerrible duda que acompaña amantes y la misma Roma desde que descubrimos la palabra eternidad...y coqueteamos con ella.
ResponderEliminarBrillante Isabel!!!
Besos Amiga mía!
Muchas gracias por tu comentario en mi Blog, por supuesto estás invitada a la presentación, (le dí a María una invitación para ti). Tengo ganas de charlar contigo al meno sen persona por una vez....
ResponderEliminarEnhorabuena por tu éxito con Dido...es imparable...
Ya quisieran para sí los mortales que su amor fuera tan eterno como esas piedras desgastadas por el tiempo. En su aparente ruina aún perduran.
ResponderEliminarUn amor para siempre, por encima de las personas e inasible en el tiempo.
ResponderEliminarMe gusta.
Abrazos.
Hablo de la Roma en mayúsculas, la Urbe que yace dormida en el sueño eterno, pero cuyas voces aún resuenan en el foro. Silencio, ¿no escuchas al orador pronunciar su discurso, el bullicio de la gente, las trompetas del triunfo? Yo las oigo, igual que escucho tu voz y la mía, aunque un día no existan.
ResponderEliminarUn besito
Roma sí es eterna. En el recuerdo de todos los que la conocen y la conocerán.
ResponderEliminarMe quedo con lo de tu escritura pausada, tranquila, meditada...
Un saludo.
Que dolorosa comparaciòn al ver las piezas arrojadas cual ruinas...
ResponderEliminarP.D.:Al menos,al ver esos fragmentos se podrìa decir que yacen como vestigios de una eternidad...
MIS BESITOS ISA QUERIDA ♣
Ah.. pues yo creo en la eternidad...
ResponderEliminaren especial en los instantes eternos :)
En esos que duran solo un suspiro jeje
besos miles querida amiga
Argumento engañoso, para que el interlocutor lo deshaga, cuánta falta hace a veces, una respuesta tajante, contundente que ratifique el sentimiento que la otra persona necesita.
ResponderEliminarCuánto dolor para expresar la comparación del amor eterno con las columnas caídas por tierra, pero, ¿olvidadas de todos? No, en absoluto... ¡ Vamos, díselo, dile que que no, que ese amor será eterno más allá de las comparaciones y las metáforas!
Qué sugerente y qué bello.
Besazos, querida Isabel.
Mi enhorabuena otra vez por tu camino imparable y lleno de luz. Dido sigue atrayendo las miradas sobre su fuego, mérito de la extraordinaria escritora, la Maestra Isabel Barceló.
La duda es más que razonable porque es la contradicción del amor-muerte.
ResponderEliminarSaludos.
Me encanta la pregunta, jajaja!
ResponderEliminarMe encantaría conocer las posibles respuestas! Porque la pregunta tiene lo suyo...
:D
Un beso y feliz fin de semana
Lala
sera esa eterenidad...
ResponderEliminarefémera...
abrazo serrano en paris
Declaramos amor eterno con mucha alegría. Cuando llega la ruina, se comprueba esa eternidad.
ResponderEliminarY a Roma, amor eterno, a su plenitud y a sus ruina, querida Isabel.
Siempre dejas en tus textos un motivo para recordar. Pueden que sean otros paisajes, pero hay algo en común: el amor que perdura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es preciosa la historia y cuando contemplo ruinas de la magnificencia no puedo menos que ensimismarme ante un tiempo esplendoroso como este o como el mejor. Un gran abrazo.
ResponderEliminarTodas las ciudades cargadas de historia, como Roma u otras más pequeñas, tienen grandes monumentos que se conservan casi intactos, pero tambien tienen montones de piedras procedentes de ruinas, porque la erosion, los vientos, las lluvias, hacen su efecto.
ResponderEliminarYo he visto esas acumulaciones de piedras en Merida, Evora, Cartago, El Cairo y hasta en los alrededores de la muralla de nuestro Lugo. Las he valorado e incluso reconstruido en mi mente.
Lo único que no concibo es lo que pasó en Sagunto, donde para poner en marcha el teatro, lo rehicieron con piedras historicas y con bloques de cemento. ¡¡¡¡¡¡¡¡Uffff, que horror!!!!!!!!!!.
Un beso
Todas las ciudades cargadas de historia, como Roma u otras más pequeñas, tienen grandes monumentos que se conservan casi intactos, pero tambien tienen montones de piedras procedentes de ruinas, porque la erosion, los vientos, las lluvias, hacen su efecto.
ResponderEliminarYo he visto esas acumulaciones de piedras en Merida, Evora, Cartago, El Cairo y hasta en los alrededores de la muralla de nuestro Lugo. Las he valorado e incluso reconstruido en mi mente.
Lo único que no concibo es lo que pasó en Sagunto, donde para poner en marcha el teatro, lo rehicieron con piedras historicas y con bloques de cemento. ¡¡¡¡¡¡¡¡Uffff, que horror!!!!!!!!!!.
Un beso
cuán orgulloso me sentiría si dentro de 2.000 años alguien volviera a mi lar y exclamase, ¡aquí se amó!
ResponderEliminarVaya cómo estamos con los tiempos. Pues sí, esa debe ser la eternidad. Ojalá.
ResponderEliminarBeso.
Ya quisieran todos los amores una eternidad tan gloriosa.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, mi querida Isabel. Profunda reflexión sobre la eternidad del amor o sobre lo efímero de lo supuestamente eterno...Un beso fuerte y muy feliz finde.
ResponderEliminarRoma siempre será "La ciudad eterna", todos los caminos llevan a Roma.
ResponderEliminarSaludos desde México.
Amiga Isabel Romana, Isabel Barceló,
ResponderEliminarTengo que decirte que me ha encantado y me ha sorprendido muy gratamente tu comentario a mi Clitemnestra, por las observaciones tan agudas y tan atinadas que haces al respecto del tratamiento de la mujer por los profesionales de la Cultura en la Antigüedad que, como sabemos y muy a pesar nuestro, generalmente, con dignas excepciones, eran los hombres, quedando las mujeres marginadas también en este sentido, situación que todos lamentamos, pero de la que muchas veces no somos conscientes.
Como bien sabes, llevo muchos años estudiando Filología Clásica, como alumno en mis tiempos, y como Profesor en la actualidad. Tengo que confesarte que jamás oí, ni leí, un comentario que pusiese en primera línea esa marginación sutil a la que ha estado sometida la mujer en la Tragedia Griega, porque éste es el caso que tratamos.
Si uno observa de cerca, como lo has hecho tú, es muy cierto que los pensamientos y la lógica en la que se mueven los personajes está influenciada, más de lo que uno se imagina, por esa marginación de la mujer.
Me encanta reconocer que, leyendo tu agudo comentario, que comparto en su totalidad sin reserva alguna, he aprendido mucho, pero que mucho, sobre los personajes masculinos y femeninos de la Tragedia Griega.
No me avergüenzo de que yo mismo haya sido incapaz de desprenderme de mi coraza de hombre, porque eso nos pasa a todos, pero lo que sí me sorprende es que ningún profesor, y, sobre todo, ninguna profesora mía de las que tuve en mis Estudios de Filología Griega, que fueron muchas, haya tenido la intuición de poner el ojo en ese detalle que tú tan brillantemente has dilucidado.
Tampoco quiero echarles la culpa a ellas o a ellos, porque seguramente los tiempos no daban para más.
Se me ha vuelto hoy más válida que nunca la máxima de que nunca es tarde para aprender, y, te lo repito, querida Isabel: hoy me has dado una gran, grandiosa lección de Filología Griega. Hoy te has superado a ti misma.
Muchas gracias por enriquecer mis conocimientos, y los de quienes se dignen pasearse por aquí. Tu comentario ha sido una oleada de aire fresco y limpio en este espacio que procuro mantener aireado y limpio en la medida de mis posibilidades.
¡Que los dioses y las diosas de la Mitología Clásica te asignen un lugar de privilegio entre los mortales, o, con más precisión, entre las mortales!
Un beso de verdad.
Antonio
¿Quién puede decir qué es la eternidad? Puede que Roma lo sea, incluso en ruinas.
ResponderEliminarBesos.
Pedírselo a la eternidad es la última razón. Que sigas trayéndonos palabras hermosas de amor, querida Isabel. Muchos besos.
ResponderEliminarEternidad, amor, pasión, deseo...efímera sensaciones para las que hemos inventado palabras que nos engañan.
ResponderEliminarUn abrazo