Graves son los reproches que me haces, amado mío, si me acusas de liviandad y de incumplir mis promesas. ¿Son acaso las tuyas más ciertas, o más firmes, o se cumplen siempre con rigurosidad? En el momento de la despedida, mientras secabas con tus dedos mis ojos húmedos, porfiaste en decir que volverías a Roma apenas hubieras revisado la hacienda de tu padre y ajustado los trabajos de la recolección, y estarías de nuevo conmigo antes del quinto día de los juegos plebeyos.
Mas no encuentro placer en disputar contigo ni en ello voy a perder tiempo. Soy mujer de acción antes que de palabra. Así, ahórrate ordenar a la naturaleza que se pliegue a mis necesidades, pues Amor arde con tal ímpetu en mi pecho, que los caballos de mi carro vuelan ya hacia ti más raudos que Pegaso.
Este texto de Corina es respuesta al de Ovidio, titulado Ven pronto a mi lado
NOTA: Los juegos plebeyos se celebraban en honor de Júpiter y duraban desde el 4 al 17 de noviembre. Pegaso es un caballo alado de la mitología griega.
*Cabeza de Antonia la Menor. Museo Massimo alle Terme. Roma.
**Detalle de relieve en un ara funeraria. Museo Massimo alle Terme. Roma.
el amor se hace más amor cuando lo escribimos
ResponderEliminaruna mujerde acion, más que de palabras...
ResponderEliminarcurioso, me gusta esas mujeres...
el mundo roda por el acion...
abrazo serrano
Corina corre al encuentro de su amado, una buena noticia para Ovidio.
ResponderEliminarBicos
Es magnifico ver que el amor sigue intacto, después de tantas culturas.
ResponderEliminarCada vez que vengo por tu blog, me maravillo.
ResponderEliminarY es que mientras el se queja ella actua, como ha de ser cuando el amor impulsa la necesidad ;)
ResponderEliminarBello, Bikiños para ti Isabel.
Corina le corresponde y le reprende con dulzura. Amante y, por tanto, comida por la impaciencia, vuela al encuentro con su amado.
ResponderEliminar¡Qué bonito, Isabel!
Un día más disfruté en tu Roma.
Un gran abrazo.
Quizás Ovidio no merecía a Corina como expresa la queja de ella por la inconstancia de él.
ResponderEliminarPero Amor no atiende a razones.
Nunca lo ha hecho. Ni entonces ni ahora.
Un placer leerte, Isabel.
Uno agradece la verosimilitud de los escenarios y de los personajes que dibujas con tantísima delicadeza. Ya lo has hecho con Dido, humanizando los gestos heroicos que estuvieron en la base de los mitos que construyó la literatura, pero también lo haces ahora con estos avatares cotidianos tan propios de la carnalidad. Hacía ya tiempo que no veía nada semejante en las palabras....
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y hasta el 22 de abril...
Ovidio, no te quejes, Corina está a tu lado, vuela a lomos de Pegaso tu Musa, ámala no te distraigan palabras.
ResponderEliminarPalabras de suma sensibilidad, Isabel, que parecen pronunciadas con antíguo acento, elegantes y soñadoras. Corina como Dido, mujer de acción y de amor. Bsitoooo.
Así responde Corina... qué maravilla. Un beso, Isabel
ResponderEliminarYa se sabe. Si la montaña no va a Mahoma...
ResponderEliminarEso es amor y lo demás, tonterías.
Un saludo.
Madame, con ese final tan bonito me sorprende que Corina se considere mujer de accion antes que de palabra!
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Interesante mujer, segura de sí misma.
ResponderEliminarFeliz tarde.
Pues qué bueno que los dos sientan el mismo deseo. Tanto como para ponerse en marcha y encontrarse cuanto antes.
ResponderEliminar:D
Un beso
Lala
Amorosa respuesta.
ResponderEliminaresto del amor isable hija es mu complicado!! jajaja, besos artista
ResponderEliminarCuantas veces hemos renegado de las palabras al no ver los actos cumplidos??
ResponderEliminarP.D.:No siendo el caso de la audaz CORINA,aplauso,medalla y beso para su actitud... ;)
BESITOS INTRÈPIDOS
Y es que Corina siempre tiene que poner los puntos sobre las íes, que ya se quería ir de rositas nuestro amigo Ovidio, que no puede ser, hombre. Que te gusta mucho quedar de víctima, y hay que escuchar la voz de Corina, ajustándose a la realidad, ¡ah! no quieras silenciar la voz femenina, que ella es valiente y dirá lo que tenga que decir en honor a la verdad. No obstante, mira que Fortuna te sonría, ¡que ella te ama!
ResponderEliminarLas palabras las haces inmortales, Isabel, al revivirlas con la respuesta y menuda respuesta, a la altura de Ovidio, ¡nada menos! ¿Quién había de llevar a cabo la proeza? ¡Isabel Romana!
¡Hermosísimo, querida amiga!
Besazos.
Apasionada y decidida los requerimientos de su amado también son los de ella,el deseo es mutuo ,precioso texto que me arranca un supuro de cuajo.
ResponderEliminarUn abrazo.
♥
ResponderEliminar¡Ay! Las prisas del amor.
Salud♥s
La fuerza del amor impele a lo sublime del encuentro traspasando fronteras incluso, si hace falta.
ResponderEliminarSaludos Isabel
Y nosotros, torpes, siempre pensando que los antiguos no sabian amar...
ResponderEliminarIsabel, en las cosas del amor: distancia para afiebrar el encuentro.
ResponderEliminarAbrazo que vaya cual pegaso.
Sergio Astorga
Isabel:
ResponderEliminarLa respuesta de Corina a su amado Ovidio es, a la vez que una demostración fehaciente de amor, una muestra de la vitalidad y carácter de una mujer que tiene bien claro sus sentimientos y su papel como ser humano. El amor es el vinculo por excelencia entre Ovidio y Corina y, ambos, sufren el flagelo de la distancia.
Aquí si que hay arte!
Felicitaciones.
El amor es el amor, pero cuando empiezan los reproches es una clara incicación de que esos amores tal vez no terminen bien.
ResponderEliminarBuen fin de semana
Pues yo creo que los reproches son también una muestra de amor, pues amar a otro nos hace muy vulnerables, y la inseguridad nos lleva a los reproches pero, a pesar de estos, también nos pone alas en los pies. Uno quiere estar con quien ama... aunque sea discutiendo;-)
ResponderEliminarBesos, Romana.
Bonito texto.
Esos son amores!!! Abrazos.
ResponderEliminarLa mujer femenina y decidida, con la piel que habla en la voz del amor, qué todo lo mueve, qué todo lo arrastra, hasta la mujer al hombre, faltaría más.
ResponderEliminarHermosísimo amiga escritora.
He iniciado a seguir tu blog, creo que es realmente interesante. Espero que igualmente puedas disfrutar con el mio dedicado al reinado de Carlos II.
ResponderEliminarUn saludo.
Y es que a veces como uno/una no tome la iniciativa no hay nada que hacer.
ResponderEliminarUn placer leerte y un abrazo
Entregada Corina. Y sabia.
ResponderEliminarBellísima respuesta y aclaratoria.
Un abrazo fuerte,
Excelso texto!
ResponderEliminarPara que las palabras si existe la acción.
Un abrazo querida Isabel
Ese tipo de mujer me gusta. ¿Se parecerá,quizás, a ti?
ResponderEliminarBesos, querida amiga
Tuve el placer de encontrar en la red a Isabel.
ResponderEliminarInvito a leer el Libro I de mi novela "La higuera y el apocalypsis" en http://editornoroestino.blogspot.com
Mi cordial saludo.
Excelente blog, tienes un premio bien merecido en el mio.Espero te guste. ¡ Felicidades!. Feliz semana santa.
ResponderEliminarUn abrazo
El amor es ciego, se guia por los sentimientos antes que por la razón.
ResponderEliminarUn abrazo.Hace tiempo que no te veo. Hoy he clasificado las fotos de Valencia y me ha hecho ilusión.
Yo también prefiero la acción a las palabras, que en ocasiones son sólo palabrería.
ResponderEliminarBesos
RomA,AmoR
ResponderEliminarTé. Beso.
M :)
Ay, yo quiero que me escriba Ovidio algo así como lo de Ven pronto a mi lado!!!!
ResponderEliminar"Soy mujer de acción antes que de palabra. Así, ahórrate ordenar a la naturaleza que se pliegue a mis necesidades, pues Amor arde con tal ímpetu en mi pecho" Así es, el amor sólo usa la palabra como un medio, como instrumento, Ovidio tiende a privilegiar los medios, lo que le permite "pensar" mientras el corazón descansa. Corina es elemento puro sin mezclas, cristalina como el agua misma, sin aditamentos, sin caballos, sin naturaleza alguna que la distraiga.
ResponderEliminarTrama fantástica que la Escritora nos presenta a través de su lente artística para no perder detalles ni emociones.
Mi abrazo Isabel Romana!!!
Corina no es mujer que se deje amilanar y responde siempre a su amado de forma franca y sincera. Pero tampoco le agrada discutir y es ella quien se ha de plegar a las necesidades de Ovidio, y no la naturaleza, como él metafóricamente dijera. Los caballos de su carro ya se han echado alas como si fuesen Pegaso, jeje. Precioso texto, Isabel, hermosas estas pequeñas disputas de enamorados de hace dos milenios. Y parece que hubiese sido ayer...
ResponderEliminarEnhorabuena por tu libro, Isabel. Ojalá tengas mucho éxito con él. Tu excelente trabajo lo merece.
ResponderEliminarUn abrazo.