(IX)
Los dioses prodigan a la juventud el don de la alegría y así, Rea Silvia y Palantea se habían reído mientras, escondidas detrás de la cabaña de Kritubis para que ésta no las viese, la pastorcilla trataba de dar apariencia de pastora a Rea. Le dio su propia túnica parduzca en sustitución de la que llevaba de color claro, un color sólo usado por las personas importantes, y ella misma se vistió con otra más vieja que le venía pequeña. Le recogió el cabello en dos trenzas muy juntas que ocultaban la blancura de su nuca antes de caerle por la espalda y luego trató de disimular la delicadeza de la piel de su rostro tiznándola con hollín: con el dedo índice le trazó una línea gruesa sobre las cejas y casi las unió en el centro; también estrechó la frente oscureciendo las sienes a ambos lados y, por último, la manchó un poco junto al nacimiento de las orejas.
Mientras lo hacía, de rodillas y frente a frente las dos, a Palantea se le escapaba la risa y Rea tampoco se podía contener, imaginándose su aspecto espantoso. Como nunca andaba descalza, le era imposible prescindir de las sandalias así que las rascaron con una piedra para deteriorar el cuero y, una vez se las hubo calzado de nuevo, las mancharon de barro, incluyendo los pies.
- Ahora viene lo más importante – dijo Palantea –: debes oler un poco a cerdo, porque de lo contrario nadie te tomaría por una pastora.
- Ya sé cómo lo haremos – anunció muy contenta Rea Silvia –: abrazaré a cada uno de tus cerdos y verás…
Siguieron muchas más risas, porque los cerdos no se dejaban atrapar y Rea dio con su cuerpo en el suelo tantas veces como lo intentó. Y así, entre la tierra y las hojuelas que se le habían adherido a las ropas y al cabello, el roce con los cerdos y el aspecto un tanto desastrado tras los revolcones, Rea pensó que podía regresar a Alba Longa sin riesgo de ser reconocida. Palantea entró en la cabaña, dejó las ropas de su amiga enrolladas junto a la pared, y dijo a su ama Kritubis que iría con los cerdos hacia la ciudad.
De camino se procuraron una vara larga a modo de cayado para Rea y la joven empezó a manejarla con torpeza. Sin embargo, su alegría se había apagado. Aún no le había dicho a la pastorcilla quién era, ni la razón de su huida, ni sus temores. Caminaba cabizbaja mientras Palantea, a su lado, la observaba de reojo. Al fin, cerca de una bifurcación de caminos donde debían elegir cuál de ellos tomar, la pastorcilla dijo:
- En tal caso – dijo Palantea – ¿Entramos por la puerta occidental y atravesamos la ciudad, o prefieres que bordeemos el exterior de la muralla hasta el mercado? Allí suele haber mucho público y se habla de todo...
- Si atravesamos la ciudad nos cruzaremos con mucha gente y será más fácil que alguien te reconozca. Al mercado se va siguiendo este camino o, incluso, campo a través. Una vez allí, según las noticias que oigas, podremos entrar a la ciudad por la puerta de levante o volver atrás.
- Vayamos entonces campo a través – respondió Rea, admirándose del razonamiento de su amiga. Había sido una gran suerte encontrarse con ella. Abandonaron el camino, descendieron por la pendiente y se metieron en un espeso bosque de castaños, manteniendo el camino a la vista, por encima de ellas. La hora del día las favorecía, pues el sol se dirigía ya hacia el oeste y alargaba las sombras de los árboles ocultándolas con una suave penumbra.
Cerca del lago de Nemi y del bosque sagrado de Diana Nemorensis, el origen de cuyo culto se pierde en la oscuridad de los tiempos, había un pequeño poblado. De él nacería con los siglos la ciudad de Aricia, famosa en el Lacio, pero entonces sólo era un puñado de sombrías cabañas junto al camino que conducía a Corioles. Allí llegó a media tarde, tras haber cabalgado en una mula sin descanso desde el medio día, el mensajero enviado por Camilia, la Vestal Máxima, en busca del rey Númitor de Alba Longa.
Los dioses prodigan a la juventud el don de la alegría y así, Rea Silvia y Palantea se habían reído mientras, escondidas detrás de la cabaña de Kritubis para que ésta no las viese, la pastorcilla trataba de dar apariencia de pastora a Rea. Le dio su propia túnica parduzca en sustitución de la que llevaba de color claro, un color sólo usado por las personas importantes, y ella misma se vistió con otra más vieja que le venía pequeña. Le recogió el cabello en dos trenzas muy juntas que ocultaban la blancura de su nuca antes de caerle por la espalda y luego trató de disimular la delicadeza de la piel de su rostro tiznándola con hollín: con el dedo índice le trazó una línea gruesa sobre las cejas y casi las unió en el centro; también estrechó la frente oscureciendo las sienes a ambos lados y, por último, la manchó un poco junto al nacimiento de las orejas.
Mientras lo hacía, de rodillas y frente a frente las dos, a Palantea se le escapaba la risa y Rea tampoco se podía contener, imaginándose su aspecto espantoso. Como nunca andaba descalza, le era imposible prescindir de las sandalias así que las rascaron con una piedra para deteriorar el cuero y, una vez se las hubo calzado de nuevo, las mancharon de barro, incluyendo los pies.
- Ahora viene lo más importante – dijo Palantea –: debes oler un poco a cerdo, porque de lo contrario nadie te tomaría por una pastora.
- Ya sé cómo lo haremos – anunció muy contenta Rea Silvia –: abrazaré a cada uno de tus cerdos y verás…
Siguieron muchas más risas, porque los cerdos no se dejaban atrapar y Rea dio con su cuerpo en el suelo tantas veces como lo intentó. Y así, entre la tierra y las hojuelas que se le habían adherido a las ropas y al cabello, el roce con los cerdos y el aspecto un tanto desastrado tras los revolcones, Rea pensó que podía regresar a Alba Longa sin riesgo de ser reconocida. Palantea entró en la cabaña, dejó las ropas de su amiga enrolladas junto a la pared, y dijo a su ama Kritubis que iría con los cerdos hacia la ciudad.
De camino se procuraron una vara larga a modo de cayado para Rea y la joven empezó a manejarla con torpeza. Sin embargo, su alegría se había apagado. Aún no le había dicho a la pastorcilla quién era, ni la razón de su huida, ni sus temores. Caminaba cabizbaja mientras Palantea, a su lado, la observaba de reojo. Al fin, cerca de una bifurcación de caminos donde debían elegir cuál de ellos tomar, la pastorcilla dijo:
- ¿Quieres ir directamente a tu casa?
- No, no – respondió Rea –. Antes quisiera saber si ha ocurrido algo importante en la ciudad y qué se cuenta por las calles.
- En tal caso – dijo Palantea – ¿Entramos por la puerta occidental y atravesamos la ciudad, o prefieres que bordeemos el exterior de la muralla hasta el mercado? Allí suele haber mucho público y se habla de todo...
- Si atravesamos la ciudad nos cruzaremos con mucha gente y será más fácil que alguien te reconozca. Al mercado se va siguiendo este camino o, incluso, campo a través. Una vez allí, según las noticias que oigas, podremos entrar a la ciudad por la puerta de levante o volver atrás.
- Vayamos entonces campo a través – respondió Rea, admirándose del razonamiento de su amiga. Había sido una gran suerte encontrarse con ella. Abandonaron el camino, descendieron por la pendiente y se metieron en un espeso bosque de castaños, manteniendo el camino a la vista, por encima de ellas. La hora del día las favorecía, pues el sol se dirigía ya hacia el oeste y alargaba las sombras de los árboles ocultándolas con una suave penumbra.
Cerca del lago de Nemi y del bosque sagrado de Diana Nemorensis, el origen de cuyo culto se pierde en la oscuridad de los tiempos, había un pequeño poblado. De él nacería con los siglos la ciudad de Aricia, famosa en el Lacio, pero entonces sólo era un puñado de sombrías cabañas junto al camino que conducía a Corioles. Allí llegó a media tarde, tras haber cabalgado en una mula sin descanso desde el medio día, el mensajero enviado por Camilia, la Vestal Máxima, en busca del rey Númitor de Alba Longa.
Gracias a las amigas que han hablado de esta novela en sus blogs alexandra sotelo faderland , que se ofrece como envenenadora, isabel,del costurero como Marcia, una joven sabina y la pastorcita Palantea que no es otra que freia . Todos estos enlaces os encantarán.
Agotado por el esfuerzo, paró para descansar y beber agua y, por voluntad de los dioses que disponen los acontecimientos a su antojo, al decir que salía al encuentro de Númitor, los aldeanos le informaron que su rey había llegado dos días antes y, sintiéndose repentinamente enfermo, había quedado al cuidado del sacerdote de Diana. A ruegos suyos, lo condujeron hasta el santuario y, una vez allí, a la presencia del rey.
Sobre una yacija de paja, con el rostro ceniciento y empapado en sudor, Númitor parecía dormir. Le acompañaban algunos servidores: uno le colocaba paños húmedos sobre la frente; otro tenía en las manos una bacinilla, cuyo olor dejaba comprender que recogía sus vómitos; y los demás estaban sentados en el suelo. El mensajero, aunque conmovido al ver el estado del rey, preguntó si estaba despierto y podía hablarle. El propio rey abrió los ojos al oírle.
- Traigo una mala noticia, señor. Tu casa ha sufrido esta mañana un ataque por parte de desconocidos. Ha muerto tu hijo y con él todos tus siervos. La reina Aurelia está bien y tu hija Rea Silvia ha podido huir y ponerse a salvo. Me manda la Vestal Máxima a avisarte y pedirte que regreses cuanto antes, porque incluso tu trono está en peligro.
Númitor cerró los ojos. Y aún así, a través de sus párpados cerrados pudo notarse su sufrimiento, palparse su dolor. Al poco, con gran esfuerzo se apoyó sobre su codo izquierdo y se alzó levemente. Sus pupilas eran abismos cuando miró al mensajero.
- Regresa ahora mismo y di a la Vestal Máxima y a mi esposa que mañana al alba partiré. Viajaremos en carro, así que no llegaremos antes del mediodía. ¿Cuándo crees que podrás dar el mensaje?
- Mañana temprano, porque cabalgaré tan rápido como sea posible.
- Hazlo. Contigo va toda mi esperanza. Y vosotros, no perdáis tiempo – añadió dirigiéndose a sus siervos –, empezad a preparadlo todo. ¡Daos prisa, daos prisa! Si vuestro rey ha de morir, que sea en su propia tierra.
El mensajero salió de la estancia mal impresionado y con cierta inquietud. Había percibido algo extraño pero, hasta pasado un buen rato, no logró descubrir qué era. Todos los siervos de la casa de Númitor habían muerto y aquellos que acompañaban al rey ni siquiera habían preguntado cómo.
Misterio, misterio. Los acompañantes de Numitor serán o no de fiar. Ya nos contarás.
ResponderEliminarY en cuanto a esa afición de abrazar a los cerdos. Jejeje. Vaya tufo. Nadie osará acercarse a la buena moza.
Visitaré los enlaces que propones.
Un saludo.
¡Ah, qué gozada leerte! Me veo acompañando a las dos avispadas pastorcillas y retozando con los cerdos.
ResponderEliminarVoy a los links, besos besos
Me imagino el olor de la moza...en cuanto al rey, estará rodeado de traidores envenenadores...siempre se les dió bien el veneno a los romanos.
ResponderEliminar(Podríamos incluso hacer un chiste porno con los polvos venenosos actuales...)
¡Menudo pastor estás hecho tú, cayetano! Si me empiezas con tiquismiquis, no sé qué papel vas a hacer... Besitos, guapo.
ResponderEliminarHola virgi, seguro que te lo hubieras pasado genial con ellas. Besos.
Delicioso entendimiento entre jovencitas, y Kritubis en el ajo, callada con elecuencía de vieja.
ResponderEliminarHe gozado de esta escena exquisita con los lechones, los disfraces, como un juego sin serlo de veras porque esconde el miedo.
Isabel, te superas en cada capítulo, aquí rematas con un misterio en el aire. Ese fiel mensajero se va con una sospecha y yo me quedo como él. No tardes en resolverlo maga de las letras.
Nota: Ya me funciona entrar comentarios, ahora !oh Hados! no me funciona el correo porque no me ha llegado el tuyo, ayyyy crueles dioses, con las ganas que tenía de leerlo.
Ja, ja, mariajesúsparadela, no estoy yo al corriente de esos polvos venenosos... En cualquier caso, todo apunta a que la enfermedad de Númitor no es natural. Besitos.
ResponderEliminarHuy, gracias por adelantarnos una pizca. ¿Tendremos luchas fratricidas? para variar. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarTras el buen rato con mi amiga Palantea, donde he adquirido apariencia de pastora de cerdos, camino en su compañía hacia Alba Longa. Los temores a ser reconocida por los malvados que asaltaron mi casa me hacen caminar con mucha cautela, pero grande es mi deseo de prestar auxilio a mi madre y de hacer todo lo que esté en mi mano por el bien de mi casa.
ResponderEliminarCamino de Alba Longa, un nuevo miedo ha turbado mi espíritu. La narradora de mi historia cuenta que mi padre está enfermo y da datos suficientes para que todos sospechemos del séquito que acompaña al gran Númitor. Algo debo idear para prestarle auxilio a mi padre. Bastante es ya haber perdido a mi hermano y a tantos siervos de mi familia. Con sigilo, intentaré vencer a todos los malhechores, empezando por el mismo Amulio y su despiadada mujer Criseida.
¡Que los dioses me den valor y astucia!
Fdo.: Rea Silvia.
Isabel, delicioso el pasaje donde Palantea me "desmejora" para parecer una pastorcilla. Es fresco y alegre, com la hierba recién mojada.
Creo que la tensión narrativa está muy bien resuelta con ese final que induce al lector a desear saber qué va a ocurrir con Númitor.
Un abrazo, mi Romana.
Hay veces en que las risas de dos crías de 14 años son capaces de iluminar el día más oscuro. Y es que la complicidad es de las cosas más hermosas que existen.
ResponderEliminarEstupendo el capítulo de hoy.
ResponderEliminarBicos
Buena se está poniendo la cosa.
ResponderEliminarYo ya quiero -insisto- leerlo en libro impreso.
Ya me dieron ganas de ser otra cosa, jajaja
Abrazos.
Ay, Romana, Romana, y nos dejas así sufriendo por el contubernio de los siervos de Númitor. Esto es alta traición, propia de la bajeza de espíritus, ¡viles! El rey febril recibe la sacudidora noticia, ya siempre su espíritu estará enfermo.
ResponderEliminarMi niña Rea Silvia, al menos, tiene una divina amiga pastorcilla: alegre compañía. Mujeres y niñas astutas bajo el manto de la humildad. Pero este manto como cualquier otro no es más que un disfraz social, el que imponen los que prejuzgan y se olvidan de la astucia y de la amistad.
Bien Palantea, sigo ayudando a Rea Silvia. Bien, Rea Silvia, levanta el ánimo, eres el sostén de la familia aunque no te lo parezca, y serás el origen de la estirpe de Roma. Ya has aprendido la falsedad de los valores sociales, de los trajes y de sus olores. Estás protegida, Rea Silvia, siéntelo, mi luz te rodea.
Emotivo episodio. Las sombras del dolor no permiten que la risa juvenil se prolongue.
Precioso. Un gran abrazo, querida Isabel.
Tras mi regreso a Córduba, devoro los tres últimos capítulos con la fruición de un viajero deslumbrado por los escenarios, los personajes y la acción que avanza, aderezada con todos los ingredientes (humor, realismo, intriga...).Y unas ambientación y documentación apabullantes.
ResponderEliminarFelicidades, Isabel. Te sigo expectante.
En esta entrega aparece el olfato (los cerdos, la bacinilla con los vómitos)en otras ha habido tacto o vista. Es muy interesante el recorrido sensorial.
ResponderEliminarD.
Ya me lo barruntaba yo !!! Amulio y Criseida lo tenían todo previsto. Me apuesto la melena a que han envenenado al Rey y comprado a sus siervos.... No tengo yo muy claro que Numitor vaya a llegar a su casa.
ResponderEliminar!!! hay que ver que buenas amigas son la maldad y la codicia ... y su además hacen corrillo con la envía .. pá que te cuento !!!
Sigue asi Isabel, nos tienes totalmente enganchados.
Un abrazo
Hay que trabajar desde la sombra, Númitor, mi querido hermanito, está más allá que acá, y de rey ha de durar poco. Mientras, yo, el gran Amulio, me preparo para mi coronación, y espero encontrar al último escollo que queda, Rea Silvia, y acabar con él. Mi llegada al trono es inevitable, y luego...
ResponderEliminar...y es que soy más malo...
Por cierto cada uno tiene el olor que se merece.
Salud y República amuliense
Aqui hay mucho tomate....
ResponderEliminary el olor a gocho es un perfume raro pero eficaz en estos casos
un besin
Aysssssss...otra vez nos dejas con éste sinvivir, jejeje...
ResponderEliminarMaravilloso Isabel.
Bsts.
que horror ser el padre de una hija en peligro.
ResponderEliminarQUERIDA ISABEL...TE COMUNICO QUE ACABO DE SUBIR UNA ENTRADA: ENTREVISTA ENTRE ISABEL Y YO, EN ELLA SE TE MENCIONA Y EL ENLACE A ESTA PÁGINA, LÉELA SI QUIERES.
ResponderEliminarESTOY QUE TRINO!!! NO ME SUBE LA ENTRADA ESA EN NINGUNA ACTUALIZACIÓN DE BLOGS, AYYYY, PENA PENITA PENAAA.
Nota: Sigo sin haber recibido tu mensaje, lo que te digo !UNA CRUZ!
BESITOOOS Y A POR EL X QUE TE TIENES INTRIGADÍSIMA.
Me encanta la rapidez con que la inocencia consolida amistades. He disfrutado con los preparativos de las dos niñas.
ResponderEliminarY... sí... escama que los servidores que acompañan a Numitor no tengan preguntas para el mensajero.
Seguimos pendientes.
Muy, muy pendientes.
Besos!
Pobre Númitor. Esperemos que la voluntad pueda a su enfermedad y llegue a ofrecer su amparo a Aurelia y a Rea Silvia.
ResponderEliminarEn cuanto a estas dos amigas, me encantan. Me imagino a Rea abrazando a los cerdos... :-) Hasta en la desdicha más absoluta hay un resquicio para la sonrisa.
En mi blog he publicado un post sobre esta novela que nos tiene en vilo!
Un beso, querida Isabel
Madame, una fuga muy bien planificada. Hasta tuvieron en cuenta lo del olor a cerdo. Muy buena escena la de ponerse a abrazar a los cerditos para conseguir el efecto.
ResponderEliminarFeliz dia, madame
bisous
ayy...me da a mí que nos vas a hecre sufrir un poquito con la visita de Rea a la ciudad. Estos niños, que no pueden estar quietos!
ResponderEliminarY Númitor, qué clase de criados lo acompañan? Me he quedao con la orejilla tiesa de alarma.
Por dios, esto es un sinvivir, Isabel, jajaja, pero qué bueno!
:D
Besitos
Que conste que mi opinión la he dejado como Cayetano y no como Caius. Así que si hay que dar besos al gorrino porque lo exige el guión, pues se dan y ya está. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Que bien le han venido esos pequeños momentos de alegría a Rea! No sé si tendrá muchos más en el futuro inmediato.
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel. Esto va viento en popa.
Muy buena escena la de los cerdos. Es muy visual y hasta olorosa, jajaja.
ResponderEliminarAhora además saber la situación del Rey, no pinta bien...
Besos.
Los peligros aguzan el ingenio y dan alas a aquellos que parecían no tenerlas. Quién le hubiese dicho a Rea Silvia que un día tendría que abrazar a los cerdos... Por cierto, no creo que fueran tan graciosos como los que nos muestras en la imagen, porque si no la chiquilla no hubiese olido mal, jeje
ResponderEliminarEn cuanto a Numítor, me da en la nariz que nunca llegará a su destino.
Besos
Eso de ofrecerse como envenenadora tiene miga...
ResponderEliminarBesos.
Tras un corto viaje, regresé hoy para leer los dos últimos capítulos que los devoré sin pausas. El suspenso va en aumento. Abrazos.
ResponderEliminarQuerida natalí tarraco, se me ha colado tu comentario entre dos míos y por eso me lo había "saltado". En efecto, Kritubis sabe callar como persona discreta y que no quiere líos. Sí, debe ser sabiduría. Ja,ja, y ahora que te funcionan los comentarios no te va el correo!!! Paciencia infinita. Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola emejota, el mundo está fundado sobre las luchas fratricidas, de eso no cabe la menor duda. Besos.
Querida isabel martínez barquero/Rea Silvia, no te angusties, criatura, que no puedes hacer nada por ayudar a tu padre, bastante tienes con protegerte a tí misma. Y es verdad que, tras la alegría, ha vuelto la amarga conciencia de que tú y toda tu familia estáis viviendo un drama. Con todo, busca protección divina, que eso siempre viene bien. Besos, querida amiga.
Hola freia, compartir con una amiga los buenos momentos tanto como los malos es una de las experiencias que más nos humanizan y nos confortan. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarSaludos, dialida, gracias por tus ánimos.
Hola clarice baricco, pajarito, si has cambiado de opinión, aún estás a tiempo. También a mí me gustaría ver esta novela impresa. Besotes.
Saludos, elena clásica/Silana, haces bien en dar ánimos tanto a Palantea como a Rea Silvia. Tu poder es grande, pero la maldad de los hombres no es inferior. Hay traiciones por todas partes, porque donde la ambición de poder se asienta y hay riquezas de por medio, muchos seres humanos se corrompen. Los corruptores son muy hábiles, no te quepa duda. Un abrazo muy fuerte y sigue iluminándonos en tu bosque.
ResponderEliminarHola miguel cobo, bienvenido después de tu viaje. En cambio Númitor aún está atascado en el camino, con el trono en peligro. ¡Qué diferencia! Celebro que estés disfrutando la novela. Un abrazo muy fuerte.
Saludos, dolors jimeno, no se te escapa nada... Ay, ya estoy impaciente por saber qué pasará. Besos.
Hola loli, ya ves que tus intuiciones se están cumpliendo. Como muy bien señalas, la envidia, la maldad y la codicia son una combinación letal. Besitos, guapa.
ResponderEliminarHola rgalmazán/cruel Amulio, no tienes corazón. Y te lo digo con el mayor cariño, pero eso de ir persiguiendo sobrinas para cargárselas, qué quieres que te diga, me hace perder la fe en la realeza. Por si acaso, me arrodillo a tus pies. Besitos.
Hola eltiempovuela, ya ves cómo está de revuelto el asunto por el sur. Claro que en esa época, por los hielos por donde tu andas no debía haber ni tomate ni nada. Besitos, guapa.
Hola bagoas, a mí no me hagas responsable de ese sinvivir, que eso es asunto de la narradora. Y como decía aquel viejo fandango: "¿Qué culpa tiene el tomate/que está tranquilo en la mata/que venga un tio malaje/y lo meta en una lata". Pues a mi me pasa como al tomate... Besitos.
ResponderEliminarHola gonzalo, es terrible, si. Y tú que eres padre lo comprendes mejor que nadie. Besos.
Hola natalí, ya he leído la fascinante entrevista que os habéis hecho mutuamente elena clásica y tú. Recomiendo a nuestros amigos leerla para que puedan conocer mejor a dos apasionadas escritoras y conocedoras de la cultura clásica. Es una placer. Gracias por mencionar a la reina Dido, querida amiga. Un abrazo muy fuerte.
Hola almena/narradora, tú eres la que más pendiente tienes que estar, desde luego, para poder contarnos fielmente lo sucedido. Si estás intrigada tú, imagínate nosotros... Besos.
ResponderEliminarHola mªantonia moreno, gracias por ese post, es delicioso. En cuanto a las niñas, si, no hay pesar que no exija un pequeño descanso, y eso es lo que ha vivido Rea. Besos, querida amiga.
Gracias la dame masquée, yo creo que el abrazar a los cerdos era una excusa para divertirse un poco más. Beso sus pies.
Hola áfrica, es verdad que los niños no paran quietos, pero hay que comprender a Rea Silvia que, pobrecilla, no tiene ni idea de lo que está pasando en su casa en su ausencia. En cuanto a Númitor... en fin, al pobre se le tuerce todo. Besos.
ResponderEliminarBueno cayetano/pastor Caius, esa actitud tuya ya me gusta más. También tú tendrás que oler a ovejas y ayudarlas a parir. Nunca pude decirse de esta agua no beberé... Besos.
Hola xibeliuss, si algo nos enseñan los jóvenes es, precisamente, la fuerza que tiene la juventud para imponerse a la tristeza. Un abrazo.
Hola elysa, desde luego en Alba Longa está todo muy revuelto y la familia real pendiente de un hilo... Besitos.
ResponderEliminarJa,ja, carmenBéjar/Kritubis, dicen que los cerdos son muy limpios. Otra cosa es que, pobrecillos, no nos guste su olor. Besazos.
Hola pedro ojeda escudero, sobre la sugerencia de personajes te aseguro que podría escribirse un libro. Y a tí te gustaría... Besos.
Hola fgiucich, el suspense va en aumento porque el día transcurre y presiona a todo el mundo, a quienes quieren hacer mal en su propio beneficio, y a quienes se encuentran inermes. Besos, querido amigo.
Desde ya debo aclarar que yo no tengo nada que ver con el estado del Rey. No solo nadie ha dejado la señal de las plumas de gallo colorado en la hornacina de mis dioses, o la flor violeta segun quien lo solicita, sino que peor aun no solo lo han solicitado sino que no lo han pagado. Por lo visto, el trabajo es obra de un chapucero o comida en mal estado. Vayan a encontrarme un rastro de estos a mi? Nunca, jamas.
ResponderEliminarLimpiado ya mi nombre, ahora si tengo clientela que atender.
Mercurio en todos los caminos
Calixto/a
Espero que Diana Nemorensis proteja a Númitor en su vuelta desde Aricia a Alba Longa, y que no tenga piedad frente a viles traidores que se disfrazan de siervos.
ResponderEliminarEste juego de apariencias y disfraces me encanta, porque los Albanos tendrán que ser muy listos para adivinar qué se esconde bajo las túnicas y sandalias, viejas y deterioradas, de pastorcillas capaces de ocultar hasta su propia belleza...
Isabel es fantástico este capítulo.
Bueno, Querida Isabel, tu Refundación de Roma está adquiriendo un interés enorme. Aquí das rienda suelta a tu rica imaginación y nos estás recreando un mundo del que todos disfrutamos. Tiene tanto interés el modo como lo haces que ya pienso en una comparación que, de buen seguro, te va a gustar. Esta Fundación de Roma va a ponerse a la altura de las MEMORIAS DE AGRIPINA de Pierre Grimal, libro que, con toda seguridad conoces, y que es una delicia.
ResponderEliminarTambién tengo mis temores de que, tras la publicación de este libro tuyo, que ahora está todavía en pañales el Libro Primero de Tito Livio corre el riesgo de ser un poco olvidado por la sombra que va a caer sobre él, aunque tampoco hay que preocuparse, porque las pretensiones de Tito Livio y las tuyas son diferentes. Además los temas que tú tratas con detalle no aparecen en su obra más que de pasada.
Te envío un gran abrazo,
Antonio
Nuevamente has logrado entusiasmarme con tus relatos mi querida amiga!!!
ResponderEliminarP.D.:Me da mucha curiosidad saber si podrà REA SILVIA pasar desapercibida o no... ¬¬?
BESITOS EN LA ESPERA DE OTRO APASIONANTE RELATO =)
Palantea ,si no cambia, es mi preferida, es decidida, inteligente, buena persona, aunque tampoco quiero quitarle méritos a Rea S. Me gustan los dos personajes.
ResponderEliminarLo del disfraz, no es por el carnaval sino por el comentario, que hace Palantea de que el mejor lugar para esconder una bellota es estar en un cesto lleno de bellotas"..
Generalizando hay más buenos que malos,
Cuando lleguen todos a Alba Longa, no habrá quien los detenga..
la duda esta en los siervos que acompañan al rey , el mutismo de no preguntar los detalles de las muertes de los que quedaron a cargo de Alba L.
Isabel, siempre nos dejas con un ayyy..
BSS.
Rea Silvia es inteligente, sabrá cuidarse...por algo se nota que ella será...ejem, ejem.
ResponderEliminarEl pobre Rey, hasta él han llegado las malas vibras...esto huele, mal, pero que muy mal, ojala el mensajero llegue con bien y sus temores no sean reales.
Un besiño grande Isabel!!
Hasta un mensajero, presagio de tragedia, llena la escena y cumple con su papel en la historia. Precioso el contraste entre la limpieza de la amistad de las niñas y su "sucio" disfraz.
ResponderEliminarEsto va muy bien! gracias, Isabel
Elena
No os engañeis, incautos seguidores de este relato romano. De nada le serviran a Rea Silvia la complicidad de pastorcillas ingénuas ni sus estratagemas de disfraces y malolientes restregones porcinos para camuflarse y escapar con éxito de la búsqueda de los servidores del gran Amulio. Ellos saben que la recompensa por la captura de la infame muchacha bien vale el riesgo que corren. No olvideis que los hados siempre se ponen de parte del osado que se atreve a torcerle el brazo al destino. Y Amulio arriesga la vida y fama en el empeño de liquidar a la mocosa y lloriqueante chiquilla para que sus mietos hereden el trono de la primera dinastía romana.
ResponderEliminar¡Qué sabia es Palantea!
ResponderEliminarComo la mujer que hay detrás de esa pastorcilla solidaria.
Besos
Rea Silvia parece que se las apaña muy bien con su nueva condición. A ver qué le ocurre al Rey Númitor
ResponderEliminarHola alexandria sotelo faderland, quedas libre de cualquier responsabilidad respecto al estado del rey Númitor. Y no solo porque tu eres más habil en el manejo de los tóxicos, sino porque Criseida desconoce tus habilidades y no ha caído en la cuenta de contratarte... Ya veremos como se las arregla el rey. Besitos.
ResponderEliminarHola ana, también yo espero la ayuda de la diosa Diana. Sobre todo para que me ilumine en el camino de vuelta... Un abrazo muy fuerte.
Querido antonio martín ortiz, ojala consiga hacer, como tú dices, una obra digna de estar en las estanterías al lado de otras tan extraordinarias como las que citas. Del querido Tito Livio - cuya comparación me enorgullece y, al mismo tiempo, me sonroja, porque no le llego ni a la suela de su sandalia - espero que nunca se olvide nada. Es, para mi, un narrador exquisito y sé que jamás podré contar nada con la sencillez y eficacia con que él lo hace.
ResponderEliminarAgradezco tus ánimos y tus elogios y espero estar a la altura...como todos vosotros, cada cual en su papel. Un abrazo muy fuerte.
Ja, ja, gabu, a mí también me gustaría saberlo.... Besotes, guapa.
Querida pilar llorca, las jovenes suelen ser, por regla general, nuestras preferidas. Nos parecen tan indefensas... Sin embargo, ellas aún tienen el consuelo de la alegría, siquiera momentánea, mientas que los/as adultos/as viven la situación con mayor dramatismo y dolor. Ya veremos, ya, lo que pasa, porque no siembre vence la bondad. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola mayte, esperemos que los dioses estén de su parte y los protejan, al menos hasta que se cumpla su destino, y no antes. Besos.
Saludos, elena gallardo/Énule, ese contraste que señalas es muy interesante. No me había dado cuenta de él. Y es que nuestra narradora es muy detallista... Besos.
ResponderEliminarHola opabinia/Criseida, veo que vuelves por tus fueros a desafiarnos a todos, seres divinos y humanos. Pues mira, no seas tan altanera y no te creas a salvo de todos los peligros, no vaya a ser que te muerdas la lengua y tu solita te envenenes... Besotes.
Ja, ja, isabel, eso es jugar con ventaja. Sí, Palantea es tan solidaria como su alter ego freia. Besos.
ResponderEliminarHola anabel botella, aquí todo el mundo tiene necesidad de ayuda. También yo. ¿Has pensado ya en tu personaje? Besos.
¡Qué escena tan deliciosa la de las niñas riendo y correteando tras los cerdos, luego de ensuciar a Rea Silvia! Le has dado a tu descripción un aire inocente, adecuado a los dos personajes.
ResponderEliminarMagnifica idea la de las jovenes embarradas... Veamos que hace ahora el rey...
ResponderEliminarRea Silvia y Palantea hacen una pareja preciosa de amigas,aun cuando se acaban de conocer la solidaridad es vital ,no importa a quien se ayude.
ResponderEliminarPobre Númitor algo me dice que la traicion es ancha.