(V)
Apenas hubo despedido a Tuccia, Anto se acercó al lecho de su marido en respuesta a su llamada. Él tendió sus brazos hacia delante, sonriente.
- He mandado a Cora a por agua – dijo Anto – y aún no ha regresado. ¿Qué te parece si cierro otra vez la puerta? ¡Hoy no es día para recibir visitas!
- Pues acaba de irse una, ¿no? Te he oído hablar con alguien. Y te advierto que tu deber de esposa es estar conmigo todo el tiempo…- respondió Nipace ronroneando como un gato y atrayéndola hacia sí.
Se zafó la esposa entre risas, se dirigió la puerta y la cerró. Quedó expulsada la poca claridad que entraba por su hueco y Anto se detuvo a encender una nueva lucerna. Volvió al lecho con ella en la mano y la colgó de una cuerda en la pared antes de entregarse de nuevo a los abrazos de su marido.
- ¿Qué harías si una persona a quien quisieras mucho estuviera en peligro? – dijo Anto un rato después, con el rostro apoyado en el pecho de Nipace –. ¿Hasta donde la ayudarías?
- Si esa persona fueras tú, hasta la muerte.
- No seas tonto. Contéstame. Imagínate que fuera un amigo.
- Haría todo lo que estuviera en mi mano.
- ¿Desobedecer las órdenes de tu padre, por ejemplo? ¿Empuñar las armas? ¿Desoír a tu rey? ¿Hasta dónde llegarías?
- ¿A dónde quieres llegar tú, Anto? ¿A qué vienen estas preguntas? Ya te lo he dicho: haría todo lo que pudiera. No lo dejaría solo.
- Entonces, ¿puedes comprender que yo haga lo mismo?
Nipace se incorporó apoyándose en un codo y la miró. Los ojos de Anto relucieron en la oscuridad. Estaban húmedos. Comprendió el joven que no se trataba de una conversación de recién casados en un intento de conocerse mejor. Había algo más y, desde luego, era serio. Se sentó entonces e hizo que Anto se sentara también, a su lado.
- Entre nosotros no puede haber secretos – dijo.
- Tampoco puede haber traición – respondió ella.
- Estamos de acuerdo. Confiaremos el uno en el otro y seremos los mejores amigos. ¿Te parece bien, esposa? Vamos a ser un matrimonio raro… - dijo Nipace poniéndole un brazo sobre los hombros y apretándola suavemente –. Y ahora, cuéntame qué ocurre. ¿Quién corre tanto peligro como para hacer llorar a los ojos más hermosos que existen bajo el cielo?
Anto le relató con el mayor detalle posible lo sucedido a Rea Silvia y Nipace comprendió, con una claridad que no tenía su propia esposa, el odio feroz que se ocultaba tras la decisión del rey Amulio de hacerla morir. En los días previos a la boda había empezado a conocer a sus suegros y se admiraba de que hubieran engendrado a una hija tan dulce. Temió que todos los esfuerzos de Anto para salvar a su prima fueran vanos, pero le daría todo su apoyo y ayuda como había prometido.
- ¿Has pensado ya qué hacer? – le preguntó
- Iré a la cabaña real para ver a mi prima y hablaré con mi padre. Aunque grite y se enoje y me llame inoportuna o hija irrespetuosa, creo que al final me escuchará. Eso espero.
Tras una noche de pánico y angustia, sin haber logrado un instante de paz ni de sosiego, al percibir el primer claror del alba Rea Silvia abrió los ojos. Su mirada se perdió en las oscuridades de la techumbre, pero luego giró la cabeza y exploró con la mirada la pared más próxima a su lecho. Reconoció en la penumbra las familiares rugosidades de la superficie, una grieta fina como un hilo de araña y aquel pequeño orificio a la altura de su rodilla. Muchas lunas habían pasado desde que durmiera en ese cuarto por última vez. Y había sido, también, un amanecer amargo. Ese día su hermano había caído muerto a traición, en su propia casa, asesinado por los secuaces de su tío.
Pensar en sus padres y su hermano, aunque con recuerdos tan dolorosos, la alejó de su propio infortunio y tuvo el efecto de calmarla. Aún estaba viva. Se llevó las dos manos al vientre y las dejó allí. Tendida sobre la yacija observaba cómo aquel abultamiento subía y bajaba al ritmo de su respiración, cada vez más lentamente. Bajo las palmas de sus manos, abrigados en aquel envoltorio de carne, ignorantes de cuanto pasaba a su alrededor, se gestaban sus hijos.
“Marte poderoso” – murmuró –, “este es tu fruto, si no me mentiste. A ti te invoco en la dificultad. Tú que resplandeces entre todos los dioses, ilumina mi oscuridad; tú que guías a los hombres cuando empuñan las armas y cuando trazan los surcos con el arado, mantén mi mano firme; dame la fortaleza de los árboles, su resistencia ante la tempestad. Asísteme, Marte, si quieres asistir a tu prole. Despojada de todo, hoy no tengo para ti vino, ni miel, ni tibia leche, sólo tengo la ofrenda de mi vientre.”
Marte la escuchó complacido. Y al instante envió a socorrerla al piadoso Somnus con el encargo de procurarle un descanso reparador. Éste posó sus dedos livianos sobre los párpados de Rea Silvia y, con la mayor dulzura, se los cerró. Luego, apoyando los labios sobre su oreja, le sopló al oído nubes blancas, pájaros, prados, altos picos desde donde se veía el mar y una melodía tan hermosa como las que tocaba Palantea.
La reina Criseida se había levantado al escuchar a las criadas trajinar en la cocina. Pese a haberse acostado casi de madrugada, la excitación producida por los últimos acontecimientos le había impedido dormir. A despecho del cansancio, había saltado del lecho contenta y de buen humor. Los invitados a la boda de Anto habían elogiado la brillantez de los ritos y el banquete y se había demostrado de manera palpable la superioridad de los reyes de Alba Longa respecto al resto de las ciudades del Lacio. Ningún otro monarca los aventajaba en magnificencia y poder. Cuando los invitados regresaran a sus hogares se harían lenguas de la riqueza y poderío desplegados en la boda de Anto. En cuanto a sus parientes de Lavinio, bien podrían decir que ella, Criseida, acababa de regalarle a Nipace una corona.
Sin embargo, y aunque le seguiría sacando provecho en el futuro, ese era ya un éxito pasado. Lo que en ese momento más alborozaba a su corazón, lo que le permitiría vivir en adelante sin preocupaciones, era el haber atrapado a Rea Silvia. ¡El tiempo y energía que había gastado tratando de convencer a su marido para hacerla desaparecer cuanto antes! Y se había demostrado que ella tenía razón, que mientras Rea estuviera con vida persistiría el peligro de que tuviera hijos y éstos pudieran reclamar sus derechos al trono. La prueba era que, aún estando consagrada su virginidad a Vesta, esa infame sacrílega había concebido un fruto en su vientre e incluso a punto había estado de lograr parirlo en secreto. ¡Menos mal que su propia perfidia la había delatado y les había resuelto, a Amulio y a ella, el problema de eliminarla sin provocar desconfianza!
En esos pensamientos se recreaba cuando fue interrumpida por Cora. La primera visita del día. La doncella había entrado en la cabaña real por la cocina, pues la puerta principal ni siquiera se había abierto. Saludó con una inclinación de cabeza a la reina Criseida y le informó que Anto había sido desflorada como correspondía y el encuentro había sido placentero para los esposos. Pero la causa de su visita a una hora tan temprana era llevarle otra noticia: al rayar el alba se había presentado en casa de la señora Anto la doncella Tuccia de una manera muy sospechosa y con algo que ocultar. No podía decirle qué asunto la había llevado allí, pero debía ser grave y secreto, porque no había querido hablar en su presencia. Entonces la señora Anto, contra toda razón y costumbre, y pese a sus protestas, la había obligado a salir de su casa ordenándole ir a por agua. Sin pasar por la fuente, había venido a comunicárselo a la reina.
El rostro de Criseida se había ensombrecido a medida que Cora avanzaba en su relato.
- ¿Estás segura de que era la criada de Rea Silvia? ¿No te habrás confundido?
- Estoy segurísima, mi reina – respondió Cora –. Conozco muy bien a esa Tuccia y, además, la puerta aún estaba cerrada y se la he tenido que abrir, así que la he visto frente a frente.
- ¡Ya me figuraba yo que pasaría algo de esto…! No podían dejar a Anto en paz ni siquiera en su primer día de casada – la reina comenzó a caminar por el salón principal y las lucernas dibujaban en su rostro luces y sombras. No se le ocultaba lo que había ido a contar Tuccia a su hija. Se detuvo y miró a la criada –. ¡Esa se arrepentirá! En cuanto a ti, escúchame bien, Cora: mal servicio me haces si no te enteras de todo lo que se hable en casa de mi hija, de manera que ya puedes arreglártelas para cumplir conmigo. Y no me sirve la excusa de que mi hija te haya ordenado marcharte. Otra vez quiébrate un pie si es preciso. Y ahora vete y que nadie te vea salir.
La reina se sentó en su sitial, pensativa. Anto debía saber ya lo ocurrido con su prima Rea Silvia y no tardaría mucho en presentarse allí. Debía impedirle hablar con su padre. Y tenía poco tiempo para prepararse.
Párrafos de un tiempo en que se sabía qué era lo importante, un tiempo de honor.
ResponderEliminarAtravez de los tiempos siempre a existido el amor y la pasion y hay grandes historias sobre ello este es un excelente articulo sobre las pasiones humanas
ResponderEliminarHummm por mucho que te chusmeen Criseida no te va a salir bien esta. En cuanto a Cora, espero que de verdad se fracture un pie de regreso a la cabaña.
ResponderEliminarVeremos como continua.
Los malos siempre están rodeados de otros malos, mas pequeños, pero igual de traicioneros. Pero los buenos también tienen ayuda, ya ves, hasta del sueño...
ResponderEliminarEste capítulo es especialmnte hermoso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así que tenemos un nuevo aliado, el marido de Anto. Bien, Isabel, esto està muy requetebién.
ResponderEliminarD.
Criseida es tan perfida...y tú maravillosa, logras que den ganas de ponerle el pie(por decir algo bonito).
ResponderEliminar" Luego, apoyando los labios sobre su oreja, le sopló al oído nubes blancas, pájaros, prados, altos picos desde donde se veía el mar y una melodía tan hermosa como las que tocaba Palantea."
Una prosa, poética que me derrite, Isabel.
Un abrazo y buen fin de semana!
Me gustaría pensar que Anto por fin consigue hablar con su padre, el rey, a pesar de su madre, y lo convence para que deje libre a Rea Silvia, pero...
ResponderEliminarInteresantísimos tus relatos, tu manera de contarnos la historia a través de las mujeres romanas.
Cada vez más enganchada.
Coseguirá Criseida parar a su hija en su deseo de hablar con su padre? Esta mujer es terrible.
ResponderEliminarBesitos
En esta ocasión, Isabel, además de su intensidad, el capítulo posee una prosa poética plena de alegorías tan oportunas como sugerentes.
ResponderEliminarHonor y traición siguen su curso y la ayuda solicitada a Marte refuerza el ánimo y la fortaleza mental.
Rea Silvia deberá preparar muy bien todo porque su estado le impedirá pronto luchar con tanta potencia.
Un fuerte abrazo, Isabel.
Hombre, si antes lo invoco, aquí aparece Marte, ¡por fin! además con lo fácil que resulta para un dios procurar descanso y un sueño placentero, bienvenido sea.
ResponderEliminarNo es posible que estando el padre de los divinos gemelos cerca y susurrando dulcemente a Rea Silvia, pueda ocurrirle algo malo a esta. Digamos más malo, porque la racha que lleva tampoco es que sea de lo mejorcito.
Cora es un bicho malo. No, si aquí no te comas de vista a nadie. En cuanto bajas las guardia, ¡zas!, qué discretita y buena servidora, ¡qué pena!
Me parece, Criseida, que por más que impidas a Anto hablar con su padre, y por maquinaciones que trames, contra Marte no vas a poder. Y ya está haciendo acto de presencia.
Bueno, seguimos en la incertidumbre, no obstante.
Precioso. Un abrazo.
Siento que CRISEIDA no podrá arremeter con la valentía y el profundo afecto que unen a su hija,ANTO,y a su prima,REA SILVIA!!!
ResponderEliminarP.D.:Ojalá que a CORA se le quiebre la lengua!!
jajajajajajjaja
BESOTES AMIGA QUERIDA
Y muy buen fin de semana... =)
Resulta un alivio poder contar con la complicidad y el apoyo de Nipace. Rea Silvia ya no está sola. Pero resulta inquietante ese final, con la pérfida Criseida enterada de todo y dispuesta a perturbar sus planes.
ResponderEliminarPreciosa el párrafo en el que Marte envía a Somnus!
Feliz fin de semana
Bisous
me tengo que poner al día
ResponderEliminarun abrazo
Mi amada Criseida está en todo. Hay que parar a mi querida hija. La pobre inocente puede caer en la confusión y la pena y pensar que debe ayudar a su prima. Pero no, por encima de todo y todos están mis órdenes (que son las de Criseida, naturalmente)
ResponderEliminarRey Amulio
Un beso para la novelista,
Salud y República
Me encantaría que me visitara Somnos y que susurrase a mi oído nubes, campos y sonidos de pajarillos cuando no me puedo dormir. Esperemos que Criseida no se salga con la suya.
ResponderEliminarBesos
Un poco de descanso para Rea Silvia que merecido lo tiene,la vida no se detiene en su vientre,las intrigas siguen,el bien y el mal volverán ha entablar un reto , esperemos que Anto se de cuenta de la situación y su intuición la guíe...Sera terrible cuando conozca la realidad de sus padres.
ResponderEliminar(Marte desata tu ira!)
Besos venerable dama.
No todo es maldad. Afortunadamente hay personas que todavía estiman a Rea Silvia, entre otras su prima Anto. Un soplo de brisa fresca en medio del huracán.
ResponderEliminarUn saludo.
De nuevo leyéndote, algo desentrenado pero con ganas de ponerme al día. ¡Qué mala es Criseida!
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto, deb. Tantas cosas han cambiado... Un abrazo.
ResponderEliminarBienvenido auto hotel, ciertamente las pasiones humanas es una de las pocas cosas que no parecen haber cambiado en lo esencial, aunque se hayan adquirido otras formas. Saludos cordiales.
Hola alejandra sotelo faderland, me hacen soreir tus deseos de la pata rota para Cora. Desde luego se lo merece. Besotes, guapa.
ResponderEliminarSaludos mariajesusparadela, el Sueño es un gran amigo, aunque a veces se resiste a acompañarnos. Pero sí, es imprescindible para afrontar todo, lo bueno y lo malo. Un abrazo.
Hola isabel, gracias por tu elogio.
ResponderEliminarHola dolors jimeno, menos mal que cada vez se suman más personas a la causa de Rea Silvia... Besitos.
Hola mayte, mucho me temo que la propia Criseida acabe por odiarme a mí también... Los malos muy malos hacen que en el otro extremo de la balanza los buenos tengan que esforzarse por ser mejores. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola mercedespinto, creo que tarde o temprano eso se conseguirá. Es la eterna lucha entre el bien y el mal, en definitiva. Me alegro de que sigas disfrutando de esta historia. Un abrazo.
Hola elysa, desde luego Criseida es tremenda. Pero ya nos daremos algún gusto a su costa ¿no? Besos.
ResponderEliminarHola antonio campillo, tu intuición es muy aguda. En efecto, te has dado cuenta de que todo este mayor despliegue de atención hacia sus amigos apunta directamente al hecho de que han quedado muy limitadas o casi inexistentes las posibilidades de acción de Rea. Ahora tendrán que ser otros quienes peleen en su lugar. Un abrazo, querido amigo.
Ja, ja, elena clásica, es que no hay nada como convocar a los dioses para que se hagan presentes. Te darás cuenta de que tomo muy en consideración los comentarios que me hacéis, esas demandas sutiles de que aparezca alguien... A mi me provocan un millón de ideas, así que os ruego encarecidamente que sigais compareciendo aquí, porque vuestra participación me resulta de muchísima ayuda. En cualquier caso, el camino del héroe y de las heroínas nunca puede ser fácil, sino, por el contrario, lleno de dificultades que lo fortalecen y lo hacen crecerse por encima de sus propias cualidades.
ResponderEliminarEn cuanto a Criseida, es que la pobrecilla es mala de verdad y, claro, solo puede rodearse de infames como ella. Besitos.
Hola la dame masquée, sí que es un alivio. Todo son presiones desde el mas alto poder, pero también ayuda incondicionales de parte de los suyos. Está claro que fundar Roma no va a ser una empresa fácil... Beso su mano, madame.
Hola tomas mielke, ¡cuantísimo tiempo sin vernos...! Yo también voy atrasada con todo el mundo, no llego a todo lo que quisiera ni mucho menos a lo que vosotros merecéis. Paso enseguida a verte. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarHola rgalmazán, así ya se puede gobernar Alba Longa y lo que te pongan delante. ¡Todo va ordeno y mando y, además, con una esposa que hasta piensa por tí y se te adelanta...! Pero no creas que tu responsabilidad es menor que la de ella. Ya veremos, ya. Besitos.
Hola carmenBéjar, a Somnus también hay que convocarlo con palabras o pensamientos dulces. O ayudándole a contar ovejitas de blanca lana... Un abrazo.
ResponderEliminarHola américa, es cierto que nada se detiene, que los acontecimientos siguen su curso y se dirigen inexorablemente al objetivo que han decretado los hados. Pero ¡ay! para los humanos las dificultades están en el camino. Un abrazo muy fuerte.
Hola gabu, acabo de darme cuenta de que me he saltado responder a tu comentario. Disculpa, guapa. Me sumo a tus deseos de que a Cora se le quiebre la lengua. Besitos.
Hola cayetano, sí, Anto es un soplo de aire fresco y no sólo por su apoyo a Rea Silvia, pues hay otras personas que se lo dan también incondicionalmente, sino porque ella exhala amor, y ese amor tiene el efecto de contrarrestar el odio. Un abrazo.
ResponderEliminarHola daalla, también hace mucho tiempo que no te visito. La verdad es que últimamente tengo la vida un poco complicada, pero pasaré enseguida. Un abrazo muy fuerte.
Querida amiga: hasta aquí he llegado poniéndome al día con esta historia que atrapa y seduce en todos sus párrafos. Te dejo un muy fuerte abrazo y espero que tengas un muy buen viaje.
ResponderEliminarAnto y su marido me ayudarán. Esto alegra mi corazón, no obstante la lengua larga de la malvada Cora.
ResponderEliminarInteresantísimo, querida Isabel. La narración es soberbia y tiene tu sello inconfundible. Es unitaria en estilo y muy amena.
Un fortísimo abrazo.
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ResponderEliminarMe ha encantado que el marido sea cómplice con Anto, que esté a su lado. Y por qué no, me ha encantado que piense que los suegros son...vaya, eso, ajajajaja!
ResponderEliminarCreo que Marte debe ayudar a Rea Silvia. El es el padre de sus hijos, no? Es justo!
Y bueno, Criseida en su linea. Espero que no consiga mucho, ya que Anto será lista y no permitirá que la doncella se entere de mucho...amos, digo yo...
:D
Un besito
Jolín, pues mira que yo no me acabo de fiar de Nipace....será una errónea intuición mía?
ResponderEliminarHermoso, como siempre, todo el texto, pero especialmente el párrafo que habla de Somnus...delicioso!!
Bsts.