Hay prácticas de ocultación de lo nuevo que son tan viejas...
“Hubo sin embargo un artesano que fabricó una botella de vidrio irrompible. Fue presentado al César con su obsequio, luego hizo que el César le devolviera su botella y la tiró contra el pavimento. El César se llevó el mayor susto de su vida. Pero el artesano recogió del suelo la botella: estaba abollada como si fuera una vasija de bronce. A continuación sacó de su cinturón un martillo y devolvió tranquilamente a la botella su debida forma. Con este invento creía disponer de la varita mágica de Júpiter, y más cuando el César le hubo preguntado: “¿Conoce alguien más este tratamiento del vidrio? Piénsalo bien.” Oída su respuesta negativa, el César mandó cortarle el cuello; pues si su secreto se divulgara, haríamos tan poco caso del oro como ahora del cieno.”
PETRONIO.- “El satiricón”
Traducción de Lisardo Rubio Fernández.
*Botella de vidrio. Museo Nacional de Arqueología. Ferrara. Foto: Isabel Barceló
Esto confirma que no existe nada nuevo bajo la luz del sol, pero que cada generación llega con la sensación de descubrirlo todo de nuevas. Bs.
ResponderEliminarY que siempre se busca la manera de acallar a quien presenta inventos que pueden alterar el valor de las cosas. ¡Cuántas patentes de coches que funcionan sin gasolina han sido adquiridas por los grandes fabricantes de vehículos para meterlas luego en un cajón...! Y como eso, tantas cosas. Besos, querida amiga. (Mañana sigo con la fundación)
ResponderEliminar¡¡¿¿Le mandó cortar la cabeza???!!
ResponderEliminarBien podría haber hecho grandes negocios el CÉSAR adquiriendo dicho conocimiento...
P.D.:Que extrañas suelen ser las determinaciones siempre,no??
BESITOS RESTAURADOS AMIGA QUERIDA :)
Ja, ja, gabu, el César tenía mucho oro y ninguna necesidad de saber los secretos de aquel vidrio irrompible. De momento, le interesaba más conservar el valor de sus riquezas. Justo como se hace ahora. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarY las bombillas eternas que gastan poco. Por eso han amenazado de muerte a su creador.
ResponderEliminarLos poderosos siempre se saldrán con la suya...¡ay!
ResponderEliminarBesos, Isabel.
¿Un inventor sabio o necio? Si mentía, morirían los conocedores del secreto; si decía la verdad, moriría él solo. Ante los poderosos solo cabe la hipocresía. Creo que es lo que critica Petronio.
ResponderEliminarBesos, Isabel.
Más le valdría haberse comportado de forma hipócrita, le hubiera quedado la cabeza unida al cuello.
ResponderEliminarBicos
Saludos, mariajesusparadela, desconocía esas amenazas y me impactan. Menudas prácticas. Besos.
ResponderEliminarCierto, virgi, los poderosos siempre ganan. Besitos.
Hola mª luisa arnaiz, en este caso parece que incluso la hipocresía no hubiera salvado al inventor. Aunque hubiera mentido, ya lo veo sometido a horribles tormentos para que dijera los nombres de los conocedores del secreto. El César tenía el poder absoluto y lo iba a ejercer para mal de ese hombre de cualquier modo. Ese poder sin control ni límites es lo peor. Besos, querida amiga.
ResponderEliminarHola dilaida, parece que la sinceridad y honestidad no pueden triunfar nunca en una sociedad corrupta. No estoy segura de que ese artesano respondiera así por sinceridad, probablemente lo haría más por vanidad, por satisfacción y orgullo de haber conseguido algo especial. Así de inocentes somos a veces la personas. Besitos.
ResponderEliminarY cuántos medicamentos se habrán inventado ya, curas, para muchas enfermedades que hoy son crónicas o incurables con tal de hacernos gastar el dinerito? Es que se les jode el negocio...
ResponderEliminarPuajjj!
El maldito interés es lo que gobierna el mundo.
Un beso
Difícil final le esperaba (y le esperó) al artesano. Contestara lo que contestara yo opino que su cabecita peligraba de la misma manera... y más si la anécdota, fuera verdad o no, se contaba en el banquete de Trimalción...
ResponderEliminarUn saludo!!
Ya hace unos cuantos siglos, un escritor de nombre Francisco de Quevedo, lo expresaba de una manera que yo no me atrevo tratar de expresar mejor:
ResponderEliminarMadre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España,
y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
al rico y al pordiosero,
poderoso caballero
es don Dinero.
¿A quién no le maravilla
ver en su gloria, sin tasa,
que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
al cobarde y al guerrero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que aun con estar hecho cuartos
no pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
al gañán y al jornalero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra
(mirad si es harto sagaz)
sus escudos en la paz
que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
y hace propio al forastero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Vaya. Sigo leyéndote. Qué gustazo.
ResponderEliminarSí, más vale la sátira. Me gustó mucho lo que dijo África, cuántos inventos y descubrimientos maravillosos habrán pasado por ser escondidos, silenciados o escarnecidos para que nadie atienda a su credibilidad.
ResponderEliminarHoy en día los medios de comunicación se apuntan a la labor de cortarnos la cabeza: la realidad es la que ellos cuentan, y no sé yo...
Besazos, querida Isabel.