Conversación escuchada al alba en el mercado de las
verduras:
- Mal aspecto tienes, Cándido. ¿Acaso tu amo, el orondo
Craso, no te da de comer?
- Muy poco, amigo Rufo. Me tiene a media dieta, hace más de
un año que no me concede una túnica nueva y ya me ha advertido que me olvide de
mi moneda de bronce en las próximas fiestas Saturnales. Además, me ha rebajado
el estipendio y no me llega ni para ir a los baños públicos. ¡Soy el esclavo
más desgraciado de todo el imperio!
- Ya lo creo que sí, Cándido. ¡Y pensar que fuiste tú mismo
quien te vendiste a él como esclavo! Mira
que te lo advertí: no te entregues a un amo opulento, porque los ricos amasan
su riqueza a costa de nuestra miseria. No me hiciste caso, amigo mío. Y ahora,
por mucho que te lamentes, cada día serás un poco más flaco, más pobre y más
desgraciado.
*Relieve en el arco de Septimio Severo, representando a dos
esclavos. Foto mía.
Está
al alcance de todos la luna secuestrada. Se trata de una historia de intriga y
humor, que afecta al planeta entero, aunque la parte más importante de la
acción se desarrolla en Sax, mi pueblo. La portada es una foto del castillo. Es
una novela disparatada, que pueden disfrutar tanto los jóvenes como los adultos
En
este otro está Amazon España donde el precio va en euros (lo que
ocurre es que aquí, no sé por qué motivo, no se puede descargar el inicio, por
ese motivo he puesto el enlace anterior).
La
aplicación para descargarlo y LEERLO EN EL ORDENADOR, con windows, está
disponible gratuitamente AQUÍ
TOPE
SECRETO. EL SECUESTRO DE LA LUNA está disponible en todas las tiendas Amazon de
España, Francia, Alemania, EEUU y Gran Bretaña. Amazon dispone de
aplicaciones que pueden descargarse gratuitamente para otros dispositivos de
lectura de e-book: iPad, android, Windows (para el ordenador), etc. AQUÍ.
Si
alguno de vosotros lo lee y le gusta, por favor, haced vuestra valoración en
Amazon poniendo un comentario, eso ayuda mucho a la visibilidad del
libro.
¿Ya había nacido la Merkel, en aquella época?
ResponderEliminarQué razón tiene Rufo, pero hay a quienes les gusta la esclavitud. Yo no puedo olvidar el "vivan las caenas" de tantos españoles.
ResponderEliminarBesos.
Concluyo que no debí habber opositado a funcionaria: el Craso que manda seguirá engordando a mi costa mientras se queda con mi extra de navidad...qué sutileza la tuya, amiga.
ResponderEliminarEsa candidez me suena, amiga Isabel, somos todos cándidos esclavos desde siempre, vestimos de cándido blanco nuestra ingenuidad como menores de edad, ni Plauto no hubiera reflejado mejor que tú, Craso el gordo de siempre, ese que quemaba sus casas a bajo precio los alquileres, para construir en los solares y sacar rentas más altas, corrupto Crasus, corruptelas desde la República a nuestros días y antes, en Mesopotamia.
ResponderEliminarLa esclavitud, desengañémonos, nunca ha caducado, se llama venderse a cambio de nada y aguantar y ser despedido con las manos cándidas, en blanco, y soportar hipotecas hasta que nos sacan la cama en la via, no la de la Abundancia.
Los mineros tienen tizne en la cara y el corazón puro que no cándido, todo tiene un límite desde los tiempos de Craso o de Lúpulo o de Rato.
No está el horno para bollos, la cosa arde y en pleno verano. Me voy pronto a despejarme con yodo y espumas, para seguir en las Cruzadas sin perder de vista la realidad, imposible.
Besito y gracias por este símil tan oportunísimo que nos regalas, siempre con letras geniales.
Lo más terrible es que antes la esclavitud era ejercida por un humano sobre otro. Ahora se acude a conceptos abstractos: los mercados, las primas de riesgo, el déficit..., un argot economicista que me tiene muy harta. ¿Cómo van a poder estas evanescencias contra un país? Y así es. Hemos llegado al colmo de la esclavitud. Nos costó asentar que no valemos por lo que tenemos, sino por lo que somos; pero ha llegado el siglo XXI para instaurar lo contrario, y ya no sólo en relación a un individuo, sino a naciones enteras.
ResponderEliminarUn abrazo para ti, querida Isabel, y roguemos a todos los dioses porque este concluya ya, que me temo aún más males.
Vengo de leer el inicio de "Tope secreto". Me ha parecido delicioso, Isabel.
ResponderEliminarTe deseo mucho éxito con el libro.
Un beso.
La esclavitud no tiene limites ni tiempo, no es para los ricos una ofensa y, para los pobres, es una forma de vida muy dolorosa...
ResponderEliminarExistos con tu nuevo libro, Isabel.
Un abrazo.
Rufo tiene toda la razón Isabel.
ResponderEliminarBicos
Pués para muestra un botón...Parece que nos estan echando señales de humo el Rufo y el Cándido(que el nombre le va ni al pelo).
ResponderEliminarUn abrazo Isabel.
Moneda de bronce en fiestas Saturnales...Esto me recuerda la paga extra en Navidades que a los funcionarios por lo visto y leído quieren recortar también...Vivan los paralelismo y qué poco hemos avanzado !
ResponderEliminarUn besazo Isabel
Como siempre, Isabel, crónica acertada y prosa elegante...
ResponderEliminarEstaría bien que Cándido, después de días de ajustarse el cinturón por la hambruna, le metiera bocao al culo del orondo Craso, ya que le sobra la carne.
ResponderEliminarPero es que somos todos un poco cándidos...
Un besito
"...los ricos amasan su riqueza a costa de nuestra miseria.!
ResponderEliminarDe tan pero tan real que es el fragmento amiga mía juro que me dan unas inmensas ganas de llorar de la impotencia... :S
MIS BESITOS REALISTAS (a pesar que me pese) :/
Veo que los recortes no son nada nuevo... Uy, no, perdone, recortes no, reformas.
ResponderEliminarUn besito
Queridos amigos, me ocurre como a Cándido, que con tantas restricciones a mi pc le ha dado un achuchón y he tenido que llevarlo a que me lo curen. De momento, está esperando en un pasillo... Disculpad pues mi parquedad. Besos a todos.
ResponderEliminarTu sabiduría viene de lejos y se convierte en mucho más que actual.
ResponderEliminarNo sé si en realidad hemos avanzado algo.
Besos.
Leí el principio de la novela y me pareció un encanto. A ver cuando me cae un ebook!!!
Estuve en La Olmeda y te recordé...¡qué maravilla de mosaicos!
Y pagamos todos. A saber hasta cuándo...
ResponderEliminaren efecto, querida amiga, fuimos nosotros quienes pusimos a nuestros amos...
ResponderEliminarY es que no aprendemos de la historia, irremediablemente...
ResponderEliminarUn beso grande Isabel.
Pero que verdad más grande, que tremendas son estas cosas, nada realmente está por llegar sino que la historia es la misma una y otra vez…
ResponderEliminarKiss
P.S. Ahora mismo tengo aún un supertrabajo que acabar y lectura pendiente pero me guardo la recomendación por si tengo la suerte de que llegan días de ocio extremo y puedo al menos curiosear el principio y luego… quien sabe
http://www.amazon.co.uk/El-sue%C3%B1o-Calpurnia-Spanish-ebook/dp/B008K4CBHS/ref=sr_1_5?s=books&ie=UTF8&qid=1342293936&sr=1-5
ResponderEliminarHacerse esclavo conscientemente, en Roma era un hecho frecuente. De algo tenías que malvivir.
ResponderEliminarHacerse esclavo porque las llamadas divinas palabras, escritas por quien sabe pero sagaz inventor de una multinacional, ha sido un fin último para estructurar una sociedad de conformistas.
Pero hacerse esclavo sabiendo que "el señor" te machacará en beneficio suyo, es simplemente de necios.
Los parias de la vida deben evitar que les sigan obligando a ser esclavos.
En la actualidad somos los Cándidos de un imperio de ineptos amos que detentan un poder que nadie les dió.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.
Parece que esta historia se va a repetir siempre y en todo el planeta.
ResponderEliminarHabía un viejo dicho: "El 'vivo' vive del 'zonzo' y el zonzo de su trabajo"
Hay que tener cuidado en la jungla humana: los depredadores están al acecho de sus presas.
Me llama la atención el impacto que ha ejercido la crisis en los españoles. En Argentina estamos siempre en crisis de diversas índoles y por la misma causa: políticos corruptos y demagogos que los ciudadanos eligen.
Un abrazo, querida Isabel, y ánimo.
Es triste ver cómo los que tanto vitorean el "Vivan las caenas" ahora lloran y se lamentan. Lo malo de todo ésto es ver que no aprendemos de nuestros errores.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Isabel.