¿Has visto cómo corría el Rex Sacrorum tras haber celebrado el sacrificio esta mañana? Jamás
había presenciado yo una carrera tan desgarbada y falta de vigor: cojeaba de
una pierna, rebajaba la velocidad cada pocos pasos por falta de aliento y aún sonreía
y hacía gestos como para indicar que iba sobrado de fuerzas. Si mi padre aún
viviese, diría: se avecinan cambios.
NOTA
1: El 24 de febrero se celebraba en Roma el Regifugio,
un ritual en el que participaba de manera destacada el Rex Sacrorum o rey de los sacrificios. Éste era un sacerdote a
quien le estaba prohibido desempeñar una magistratura y dirigir la palabra al
pueblo. Su función era exclusivamente sacra, probablemente heredada de los
antiguos reyes. El ritual consistía en celebrar un sacrificio en el comicio
–lugar de reunión de los ciudadanos- tras la cual emprendía una veloz huída
escapando del foro.
Algunos autores, entre ellos Ovidio, pensaban que, con ello, se conmemoraba la fuga del último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio. Estudiosos modernos como Manuel-Antonio Marcos Casquero, en cambio, remontan el rito a tiempos más antiguos, cuando un rey se sometía a esta prueba para demostrar su fuerza y vigor. Así lo hacía cada año hasta que otro rival más fuerte y ágil lo vencía y, seguramente, le daba muerte, tras lo cual se convertía en el nuevo rey. En tiempos históricos ese rito se repetía por costumbre, sin contenido ni efectos prácticos.
Algunos autores, entre ellos Ovidio, pensaban que, con ello, se conmemoraba la fuga del último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio. Estudiosos modernos como Manuel-Antonio Marcos Casquero, en cambio, remontan el rito a tiempos más antiguos, cuando un rey se sometía a esta prueba para demostrar su fuerza y vigor. Así lo hacía cada año hasta que otro rival más fuerte y ágil lo vencía y, seguramente, le daba muerte, tras lo cual se convertía en el nuevo rey. En tiempos históricos ese rito se repetía por costumbre, sin contenido ni efectos prácticos.
Cualquier
parecido con la realidad española actual es pura coincidencia.
Muy interesante y oportuno.
ResponderEliminarGracias por instruirnos.
Besitos
Ja,ja,ja!!!!!Muy bueno Isabel! Sobre todo la última frase de la notas!Un placer y muy lúcida como siempre.Muchos besos.
ResponderEliminarComo siempre, me dejas embobado y/o patidifuso.
ResponderEliminarQué importante es conocer esas historias.
No caerá esa breva en el debate de hoy. No estaría mal que el presidente estuviera callado y después, avergonzado de su pasada gestión, saliera corriendo. Pero eso es mucho pedir a los dioses.
ResponderEliminarUn saludo.
Broche de oro para una realidad de oropel, ésta con la que nos quiere deslumbrar el gobierno.
ResponderEliminarUn saludo
Ya lo puedes decir;parece que en vez de ir hacia delante lo que hacen es repetirse y ademas son cansinos...bla, bla,bla.Siempre el mismo cantar en vez de salir por patas y perderse para siempre...
ResponderEliminarUn abrazo Isabel.
Jajajaja, Isabel, lo mismo vendría bien que se recuperase esa tradición...
ResponderEliminarVale.
Eres genial. ....si es que los fondos de la naturaleza humana permanecen intactos, visto lo visto.
ResponderEliminarSaludos, Lales. Conste que la fecha no la he elegido yo... Ja. ja. Besazos.
ResponderEliminarHola, Yolanda Carrasco, ya ves que hay coincidencias que cabe calificar, como mínimo, de graciosas. Besos.
Tienes razón NáN,si conociéramos mejor historias y costumbres como estas nos conoceríamos mejor a nosotros mismos. Seguimos en la misma estela... Besos, querido amigo.
Hola cayetano Gea, no conviene reprimirse en pedir a los dioses lo que deseamos, podría ocurrir que un día, aunque sea por error, nos lo concedan. Besazos.
ResponderEliminarHola maría josé sánchez vázquez, creo que por mucho que finja ir sobrado, al corredor fugitivo le delata la cojera... Ja, ja. Besos.
Saludos, bertha, no me extraña que los antiguos atribuyeran a una "fuga" la carrera que he descrito, porque es lo que algunos tratan de hacer toooooodo el tiempo: correr y salirse de rositas. Besos, guapa.
Hola dyhego, es buena tu idea de recuperar tradiciones, pero deberíamos exigir que las elegiéramos libremente los ciudadanos. Besazos.
Hola emejota, ya lo creo que fondo humano sigue siendo más o menos el mismo. Siempre acaba por imponerse el más fuerte. Besitos.
ResponderEliminarAlgo parecido a lo que mencionas de Marcos Casquero creo recordar haber leído en "La Rama Dorada". Sin duda, era tiempos en los que la necesidad de demostrar vigor y fuerza eran determinantes para seguir ocupando un puesto en la sociedad.
ResponderEliminarSaludos!
Querida Isabel:
ResponderEliminarSabiduría es lo que nos traes. Todo está ya escrito, bueno es que conozcamos la historia para aprender. Tantas veces como se nos olviden los sucesos del pasado, tenderemos a repetirlos.
Lo que no deja de sorprender es la falta de conciencia y de escrúpulos de algunos, que no se sonrojan cuando hacen una carrera desatinada, antes bien, quieren demostrar con absoluta desfachatez la excelente carrera que están haciendo.
Más de uno escuchando lo sabios consejos de sus mayores ha de decir que se avecinan cambios.
¡Fantástico! Un abrazo, querida amiga.
O sea, que lo del pato cojo viene de lejos. Muy acertada la entrada, Isabel. Gracias.
ResponderEliminarCharles tiene razón. El rito. La repetición idéntica. Luego lo sagrado despojado de su significación, como mera rememoración.
ResponderEliminarMuy interesante