Ha comenzado el mes que Rómulo,
nuestro fundador, dedicó a su padre. Quiso rendirle un homenaje y así, al
ordenar el tiempo, dijo: “el año romano empezará, a partir de ahora, con el mes
que llevará el nombre de mi padre, el dios Marte”. Y con él empieza, también,
la estación de la guerra, la estación del dolor.
Esto dicen algunas mujeres:
“Despierta, amado mío. ¡La gloria que el dios
os concede a los soldados romanos al dirigir vuestras armas en el campo de
batalla nos la quita a nosotras, pues nos priva de la alta victoria de rendir
vuestros corazones armadas sólo de caricias y besos!
¡Ea, abre los ojos, amado
mío, y envuélveme en tu abrazo! Apriétame fuerte contra tu pecho, endulza mis
oídos con palabras de amor. Aprovechemos el tiempo que nos queda antes de que
el viento comience a agitar, sobre la cumbre del Janículo, la ominosa bandera
roja”.
Cuando había algún peligro
grave en Roma o se convocaba a los ciudadanos a enrolarse, se colocaba una
bandera roja en la cima del Gianicolo.
LA MUCHACHA DE CATULO
en WYCO, c/ Governador Viejo, nº 29 de Valencia. Entrada libre.
Empezaban los romanos fuerte el calendario con este dios tan tremendo. Y al ser el primero de todos los meses, cobra sentido que el séptimo, el octavo, el noveno y el décimo, se llamen respectivamente septiembre, octubre, noviembre y diciembre.
ResponderEliminarUn saludo, Isabel.
Me encanta porque "encaja" perfectamente con la realidad.
ResponderEliminarEstoy a 100km. de Valencia y me gustaría saludarte pero con tan poco margen de tiempo no resultará posible, y mira que lo siento. A ver si en otra ocasión.....
Querida Isabel:
ResponderEliminarEl mes de Marte, un dios belicoso, aunque a veces, nos hace falta un poco de su influencia, el arrojo de decir las verdades, como las mujeres que les hablan a sus esposos en estos términos. Que las únicas batallas sean las del amor, y las asechanzas, solo, las de los abrazos contra el pecho amada.
Precioso. "Que sea la alta victoria la rendir corazones con caricias y besos."
Gracias, querida, un abrazo enorme.
Bienvenido sea marzo. Por aquí, los almendros están a punto de florecer.
ResponderEliminarLa estación de la guerra, sí, porque entre otras cosas el buen tiempo empieza a asomar en marzo y es un buen momento para pertrecharse para los conflictos que pueden desatarse cuando la luz del sol se alce fuerte sobre el horizonte.
ResponderEliminarUn beso
Querida Isabel:
ResponderEliminarYa decía yo que me sentía un poco extraño al llegar marzo, me sentía en plan de batalla y de usar el arma, pero, y, en mi caso, me sumo a las mujeres en su ruego que obedece a la flama y al sentimiento y al igual que ellas prefiero que mi amada me susurre al oído y me diga "¡Ea, abre los ojos, amado mío, y envuélveme en tu abrazo".
Recibe mi admiración y un abrazo gigante.
Suerte, Isabel.
ResponderEliminarVale.
Estimada Isabel, son meravelloses les teues histories, m’encanten les trobe plenes de temps. Eixe temps de l’antiguitat tan valuós per a les obres d’art de qualsevol museu, el temps no es pot comprar ni pagar, sols s’adquireix amb la paciència.......
ResponderEliminarImaginat la nostra i estimada Roma, - que seria de ROMA sense el temps?.
BACI CARA.