¡Mirad! Ya vienen por el sendero los Hermanos Arvales a celebrar la fiesta de la diosa Día. Ojalá nos sea propicia un año más, y surjan doradas como nunca las espigas y los campos de mies semejen extensos mares. Que todos los seres humanos que habitan la tierra tengan harina y, tras dorarla al fuego en tiernas tortas, las compartan con sus compañeros de fatigas. Nadie sufra hambre.
Tras
hacer los sacrificios debidos a la diosa, los Hermanos Arvales entonarán su
canto y nosotros deberíamos acompañarlos:
“Lares, ayudadnos (repetir tres veces)
Marte,
no permitas que la ruina caiga sobre muchos (tres veces)
Sáciate,
cruel Marte. Salta más allá del umbral y quédate allí (tres
veces)
Invocad por orden a todos los dioses de las simientes (tres veces)
Invocad por orden a todos los dioses de las simientes (tres veces)
¡Ayúdanos,
Marte! (tres veces)
¡Triunfo!
(cinco veces)”
NOTA: La diosa Dia es una
antiquísima deidad que representaba a la madre Tierra y más tarde se la asoció con
Ceres, diosa de la tierra, de la naturaleza, los campos y los cereales. Su
fiesta se celebraba un año los días 17, 19 y 20 de mayo y al siguiente los días
27, 29 y 30 del mismo mes. Los Arvales constituían un colegio de 12 sacerdotes,
instituido por Rómulo, según se creía. El lucus o bosque sagrado donde se
celebraba esta fiesta llegó a ser un gran complejo, donde había varios templos,
entre ellos uno dedicado a los emperadores, puesto que ellos también fueron sacerdotes
Arvales, lo que da idea de la importancia y prestigio de este culto. El canto
que he puesto procede del Carmen Arvale y es el único canto litúrgico de estos
sacerdotes que ha sobrevivido. Siendo un culto antiquísimo, tanto el
significado de muchos de sus ritos como de sus cantos, ya se había perdido en
época imperial.
En este enlace al blog El jardín de las Hespérides encontraréis una explicación detallada de la
festividad.
Os dejo también un breve
video que muestra dónde estaba el bosque sagrado y muestra algunos de los
restos del templo dedicado a los césares (está en italiano, pero aunque no lo entendáis por completo, merece la
pena ver las imágenes).
No estaría mal hacer una canción con lo que indicas que cantaban. Estoy segura de que las fuentes son fiables. Un abrazo, Isabel.
ResponderEliminarQue todos los dioses nos sean propicios, Isabel, porque este verano se presenta muy seco, por lo menos en nuestras respectivas provincias, Alicante y Murcia.
ResponderEliminarVale.
Qué puesta estás, Isabel. Da gloria leerte.
ResponderEliminarMe descargué tu libro en el ordenador pero tengo poca paciencia para leer en la máquina y tengo que pasármelo a la tablet pero no sé, y ahí ando atascada.
Lo siento, Isabel, pero te tengo pendiente.
Y con ganas de leerte. Te soy sincera.
La vida está llena de TODO y no llegamos.
No obstante, te mando un abrazo con todos mis brazos.
Día, la madre Tierra, la misma que oculta en sus entrañas tantas y tantas maravillas de la antigüedad soterradas ahora bajo catedrales, palacios o simplemente estaciones de tren....
ResponderEliminarQué penica más grande!!
Querida Isabel:
ResponderEliminarMaravilloso canto, que supone una auténtica belleza acompañar y el espíritu agradece cuando nos camuflamos entre los Hermanos Arvales, respetamos a la diosa Día, le rendimos nuestro mejor tributo a Marte, cuya ayuda invocamos para la batalla humana en la que nos comprometemos: "nadie, nadie, nadie sufra hambre".
Que así sea, ayúdanos Marte y que la diosa Día sea honrada como merece por todos los seres humanos a los que brinda sus frutos y que algunos no quieran esconder a los más humildes como si no existieran. En un momento la diosa Día reclamará las voces que también le pertenecen y buscará a los que han sido silenciados y Marte a sus verdugos.
Oh, qué belleza de ritos. Como siempre, un placer, querida Isabel.
Un abrazo, maga.
Gracias por todas estas publicaciones...
ResponderEliminarSolo puedo decir,Apasionante.
Salud.